Cacería de omegas XIX
Chin Hwa ya se esperaba el grupo de alfas que estaba frente a la puerta del cuarto donde SunHee reposaba. Su hija no iba a dejarla sin protección antes de partir a la guerra, no la había criado como una idiota. Ella sabía cómo proteger a los suyos. Jamás pensó que usara eso en su contra. Aunque lo bueno de ser uno de los alfas más fuerte, era que podía con ese grupo de mocosos que cuidaban el lugar. No iban a poder con él.
Se transformó en lobo, uno grande y negro que pasaba en tamaño al de ellos. Les gruñó y recibió varios gruñidos en respuesta. Eso no lo intimidó para nada. Parecían cachorritos jugando a ver quién daba más miedo. Comenzó el ataque saltando hacia ellos. Derribó a uno pero pronto tuvo que alejarse ante el ataque de otro. Chin Hwa les gruñó enojado y volvió a abalanzarse. Sus dientes se incrustaron en una pierna y pasó luego a uno de los brazos. El metálico sabor de la sangre rápidamente llegó a su lengua. Más que asquearlo, un retorcido placer lo recorrió. Matar a alfas inferiores siempre había sido algo que amaba. El sentimiento de superioridad, su ego, se elevaba a alturas insospechadas.
Los demás alfas siguieron luchando contra él, pero terminaban heridos por sus dientes. Transformarse tampoco era una opción para ellos, su tamaño fácilmente los derrumbaría. Eran inteligentes al seguir con su semi-transformación en vez de la completa. Pero eso demoraría el destino de SunHee, no lo evitaría. Tal vez sería una pena que su hija perdiera parte de su ejército, pero ellos no le estaban dando opción.
Tardó unos minutos en dejarlos a todos heridos en el suelo y en ingresar a la habitación de SunHee. Su esposa, Jin Kyong, se encargaría de matar a los alfas que estaban en el pasillo usando el arma o bien los dejaría desangrarse, a ella le gustaba ser sádica y ver la vida escapar lentamente de los ojos ajenos.
SunHee estaba dormida, conectada a unas máquinas y una bolsa de sangre. La maldita tendría que haber muerto. En realidad, ni siquiera tendría que haber nacido. Desde que Hee Sook la conoció, cambió rotundamente. Ya no era la alfa lógica que había criado, la guerrera sin sentimientos que aceptaría un matrimonio arreglado para el bienestar de su familia. No. Se convirtió en una alfa rebelde que marcó a su omega, una mugrosa corredora de autos. Si hubiera tenido otro hijo alfa, Chin Hwa la hubiera desheredado y lo hubiera colocado al poder a él o ella. Pero no, solamente pudo tener una hija alfa. Los otros tres hijos que tuvo con Jin Kyong habían sido asesinados tras nacer y saber que eran omegas. Los omegas no podían proteger al país, un alfa sí. Pensó que Hee Sook sería la alfa indicada, que ignoraría a su pareja destinada y la asesinaría como él hizo antes de que su corazón cayera enamorado. Pero no, se dejó envolver y engañar por amor. El amor no mantenía al país en pie, el amor no daba de comer a los ciudadanos, el amor no aseguraba la descendencia fuerte. Y las parejas destinadas menos. Él no creía en eso a pesar de que su padre sí.
Para Chin Hwa, las parejas destinadas eran una piedra en el zapato.
Se acercó a SunHee, quien no se veía bien. Lo sabía, la había dejado casi muerta antes de que su nieto interviniera. Ahora nadie iba a detenerlo.
Abrió la boca y se acercó para hincarle los dientes en el cuello. Sin embargo, antes de siquiera rozar su piel, un lobo marrón saltó y lo tumbó. No lo había visto ni tampoco lo olió. Supo que se mantuvo oculto y que había usado el fuerte olor a sangre para camuflarse. Había sido un lobo inteligente.
El lobo marrón se puso frente a la camilla de SunHee y le gruñó amenazante, mostrando sus largos dientes. Chin Hwa se recompuso y le gruñó también. Superaba al lobo por bastante, era un alfa común, no pertenecía a ninguna de las cuatro familias importantes de Corea. Era un soldado más que caería como todos sus compañeros.
Se lanzó hacia el pequeño lobo pero este se giró y clavó sus dientes en su cuello. Chin Hwa gruñó y se sacudió para lanzar al lobo marrón lejos. Este gruñó adolorido pero se levantó para volver a saltar hacia él. La lucha de dientes y garras comenzó. Luchaban por ver quien desgarraba la garganta de quien. Chin Hwa tenía la ventaja, por su tamaño y su fuerza. Pero este lobo tenía la fuerza de voluntad suficiente para levantarse sin problemas y seguir luchando.
-¡Chin Hwa!-lo llamó asustada Jin Kyong al ver que un solo alfa común le estaba dando trabajo.
Él le dedicó una mirada que ella supo interpretar. La omega sacó el arma y apuntó. Él se alejó y cuando tuvo la oportunidad, Jin Kyong disparó. El lobo marrón se había movido para ese momento, por lo que la bala que viajaba a su cabeza dio en una de sus patas. Lloriqueó por el dolor, lo que Chin Hwa necesitó para tomarlo del lomo con sus dientes y azotarlo contra la pared. Se alejó unos pasos al ver que apenas podía hacer un intento por levantarse. Jin Kyong tenía una oportunidad.
Pero cuando su esposa iba a disparar, apareció una mujer gritando y dándole con un florero en la cabeza a su omega. Le resultaba familiar la mujer, pero no pensó demasiado de dónde la conocía, solamente gruñó y se lanzó a atacarla cuando su esposa cayó inconsciente.
Jamás llegó. El lobo marrón se había levantado a tiempo para tumbarlo contra la pared, buscando desgarrar un trozo de su carne. No pudo, era demasiado obvio, Chin Hwa había logrado girarse e hincarle los dientes en el cuello, un movimiento y le rompería el cuello. Casi al mismo tiempo escuchó un grito y un objeto punzante incrustarse en su carne, cerca de su columna. Gruñó soltando al lobo. La mujer que había desmayado a su esposa le había clavado uno de los trozos de vidrios del florero. Iba a matarla junto con el lobo marrón que se transformó en una mujer que se desangraba del cuello mientras la mujer del florero intentaba detener el sangrado. Bien, le daría una muerte rápida si eso quería.
Un lobo oscuro y grande saltó sobre ellas y cayó encima de él. No fue difícil reconocer a su hija, furiosa y casi escupiendo espuma por la boca. De haber tenido rabia no tendría dudas de que así hubiera sido.
Intentó sacársela de encima pero no pudo. Ella lo mantenía contra el suelo, gruñendo tan amenazante que cualquier alfa hubiera bajado la cabeza en señal de sumisión. Si el orgullo de Chin Hwa no fuera tan grande, seguramente hubiera bajado las orejas.
Hee Sook acercó sus dientes a su cuello pero él la evitó comenzando con la lucha. Era más difícil con ella porque igualaba su fuerza y su tamaño, someterla no era sencillo y vencerla comenzaba a complicarse demasiado. Tenía que pensar en algo rápido antes de que ella lograra hallar la manera de matarlo.
Tal vez, si hubiera tenido unos segundos más, hubiera conseguido un buen plan. Pero Hee Sook no estaba dispuesta a darle ningún segundo para pensar. Cuando ella tuvo la oportunidad, lo tomó del cuello y lo sacudió. Los huesos al romperse resonaron en todo el cuarto, retumbando entre las paredes. Los ojos del lobo se oscurecieron y tras morir volvió a su forma humana.
***Cacería de omegas***
Cuando Hee Sook volvió a su forma humana, tomó rápidamente el abrigo que Dong Yul le pasó. Chung Hee intentaba detener el sangrado del cuello de Jennie mientras JiSoo lloraba en brazos de su hijo quien intentaba retener las lágrimas.
-Jennie... ¿por qué?-preguntó acercándose, la alfa seguía consciente pero no sabían por cuánto tiempo sería.
-Ella...-habló con dificultad, a pesar de que su esposa y Chung Hee le pedían que no-salvó a...mi cachorro...y mi nieta...se lo...debía...
-Gracias...muchas gracias-dijo la alfa tomando la mano de Jennie antes de mirar a Young Soo-¿Llamaste a la ambulancia?
-En cuanto llegamos aquí. Vamos-el alfa ayudó a cargar a Jennie.
JungKook cargaba a HyunAh con un TaeHyung llorando al ver a su hermana tan malherida. JiMin estaba en una situación similar al ver a ChanYeol herido en brazos de YoonGi. Cuando BaekHyun se enterara se pondría histérico. ChaeRin, HoSeok, y Dong Yul ayudaron con los demás para sacarlos de ahí, tenían que ir a un hospital por sus heridas. Eran demasiadas graves y la sangre era demasiada.
Una hora más tarde, todos estaban en el hospital salvo Hee Sook, quien se había quedado con SunHee.
JungKook abrazaba a JiSoo quien no dejaba de llorar desde que había visto la forma en que Chin Hwa mordió a su esposa y al saber que su hijo había sido herido. JiMin estaba en una situación similar, consolando a ChaeYoung y Bom. TaeHyung la tenía más difícil ya que no solo tenía que lidiar con su mami Suni, sino también con la histeria de BaekHyun al saber lo que le había pasado a su pareja. Todavía no tenían noticias de nadie. No sabían si era tan grave o los médicos eran unos jodidos hijos de puta que los dejaban en suspenso.
YoonGi estaba sentado a su lado, mirando hacia donde JiMin estaba. A pesar de que la herida de Jin no era tan grave como la de los alfas, aun así nadie vino a decirle cómo estaba su omega.
-Me comuniqué con Fer-dijo YoonGi de repente dirigiéndose a él-Los niños están bien. SoMi comenzó a preguntar por ustedes en cuanto despertó de su siesta. Le debe parecer extraño que Jin no esté ahí cuando despertó.
-Está acostumbrada a verlo. O a verme.-suspiró acariciando el cabello de JiSoo-Lo único bueno de todo esto es que mi familia ya no está en peligro. Ya nada malo puede pasar.
-Al fin se acerca un tiempo de descanso-dijo YoonGi apoyando su cabeza contra la pared.
JungKook no respondió, simplemente asintió y volvió al silencio.
Tuvieron que esperar cuarenta minutos más al doctor. Cuando llegó al menos trajo buenas noticias. Todos estaban bien, aunque los más graves se quedarían unos días en el hospital hasta que se recuperaran. Solo en ese momento suspiraron aliviados. Todo había terminado bien.
Al menos todo había salido bien después de todo. La paz volvería a ellos.
El siguiente es el último. Nos vemos, besos :D
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro