Tú me enseñaste a no ser una escapista
A observar cómo los gatos viven su dolor

Julio  -2024

E

ra mitad de temporada y Max se sintió más alejado que nunca de Checo. Obvio fingía en las cámaras, sonriendo y bromeando, pero luego se iba, sin mirar atrás.

Poco a poco, esa fuerza se fue perdiendo y con eso también la alegría de los dos pilotos de Red Bull.

—Max, todo bien? —preguntó Checo, notando que algo estaba mal.

—Claro, Sergio —respondió Max, con una sonrisa forzada.

Checo lo miró, sorprendido. Sergio el no le decía Sergio, le decía "Pecas", "Pequitas", como un término cariñoso que solo ellos entendían. Pero ahora, Max lo había llamado "Sergio", como si fuera un extraño.

Checo se sintió confundido y un poco herido. ¿Qué estaba pasando con Max? ¿Por qué se estaba alejando de él?

En el hotel, le mandaba mensajes a Checo, pero este le respondía con monosílabos: "Bien", "No", "Tal vez", "Adiós". Ya no recibía esos buenos días que solían intercambiar, esos mensajes que lo hacían sonreír. Eso lo preocupaba.

Sergio se sentía como si estuviera perdiendo a Max, como si estuviera alejándose de él sin poder hacer nada para evitarlo. Se preguntaba qué había hecho mal, qué había cambiado. Pero no tenía respuestas. Solo sabía que lo extrañaba, que lo necesitaba.

Pero, entonces un día de descanso, Max tocó su puerta y lo besó tan apasionadamente que se entregó a él sin más. Luego Max le dijo que estaba demasiado triste porque este no era su año, Checo en su apoyo le dijo que estaba bien, y le dio un corto beso.

Solo fue un pequeño susto...

Un susto que cambió su vida para siempre...