No es nuestra culpa querernos tanto
Amar nunca será malo

Febrero -2024

Max nunca había sido celoso con sus parejas, más bien era todo lo contrario. Sus parejas eran las que tenían celos de él. Mucho antes de que Checo estuviera en la escudería, había llorado en secreto al saber que Checo iba a ser papá. Solo se encerraba y entrenaba en su simulador.

Se sentía traicionado, pero ¿por qué? Si cuando hablaban de él sentía molestia, quería irse. Cuando lo miraba con esa sonrisa, agh, lo odiaba demasiado. Pero entonces, ¿por qué lloraba y se tomó dos botellas cuando se enteró de que se había casado?

¿Por qué siempre estaba serio cuando alguien lo agarraba del hombro o le hablaba de frente? No entendía. Era como si su corazón estuviera luchando contra su mente. No sabía qué sentimientos eran reales y cuáles eran solo una ilusión.

Pero una cosa era segura: Max no podía dejar de pensar en Checo. Y eso lo asustaba.

Ahora entendía, estaba más enamorado que nunca. Nunca había sentido tanto amor, tanto cariño, tantos besos. Checo estaba para él, jugando con su pelo y luego acariciando sus labios, era tan perfecto para él.

Max se sentía como si hubiera encontrado su alma gemela en Checo. Cada momento que pasaban juntos era mágico, y Max no podía imaginar su vida sin él.

La forma en que Checo lo miraba, la forma en que sonreía, todo era perfecto para Max. Se sentía como si estuviera flotando en una nube de felicidad, y no quería que nada lo sacara de allí.