Y más que carta, es un rezo
Para pedirte que te acuerdes
Que nosotras nos conocimos en cautiverio

Lo recordaba muy bien el día que lo conoció. Estaba posando la foto anual del 2015 ,  cuando lo vio. Era un joven de cara fría, con acné y esos ojos azules tan profundos que destellaban pasión y entrega.

—Me llamo Max Verstappen, soy el nuevo de Red Bull —dijo en un tono alto debido al ruido.

—Sergio Pérez — respondió — Bueno Checo , y yo bueno,  no soy tan nuevo   — rió

Max le siguió la risa y se miraron por unos segundos fijamente , notar esa sonrisa y esos labios tan rosas que parecían brillar.

Al terminar la foto todos caminaban para sus escuderia.

—¿Qué edad tienes? — preguntó el compañero de Checo , de nombre Nico.

—17 — respondió el joven tímidamente.

—Wow , tan joven , bienvenido a la formula uno Max —Checo le dio una palmada en su hombro en forma de apoyo.

Pero entonces, un sonido de carraspeo por parte del padre holandés hizo que se fuera lo más pronto de ahí.

—Es un niño, Checo; no te le arrimes —dijo Nico.

—¿De qué hablas? —preguntó Checo, mirándolo fijamente.

—Pues solo digo — alzó los hombros su compañero.

—Por Dios, cómo se te ocurre decir esas cosas. Mejor vamos a ver cómo va el auto.

Ambos pilotos caminaron, pero Checo giró un poco su cabeza para mirar a Max, sentado en silencio, escuchando música de sus audífonos. Tal vez jamás olvidaría su nombre.

Max...

Máxine...

Maximiliano...

Güerito...