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Algo de Rutina

           Miró en ambas direcciones con un deje de preocupación, más no lo vio por ningún lado.

            Emitió un pequeño gruñido casi de forma inconsciente que, por supuesto, debido a su agudo tono de voz, sonó más bien como un quejido.

            Consultó la hora en su reloj, eran las seis y cincuenta de la mañana.

            «Ha pasado mucho tiempo ya››, pensó mientras se mordía el pulgar de forma inconsciente. ‹‹Parece que hoy no viene a clases»

            Sayaka siempre había sido una chica muy educada y cumplida.

            Desde pequeña se le había inculcado que los modales y principios eran muy importantes, además de otras costumbres, como saber hacer las cosas con antelación. Incluyendo el saber llegar temprano a cualquier lugar.

            En su clase, el primero en calificaciones era Akutsu. Pero, la primera en llegar todos los días al salón de clases era ella.

            Era un título a veces considerado como sin sentido e insignificante para algunos, pero para ella era motivo de orgullo.

            Como siempre llegaba muy temprano y, por ende, debía esperar a que llegaran el resto de sus compañeros, adoptó el hábito de pararse junto a la puerta a esperarlos.

            ¿Con qué finalidad?

            Bueno, además de ser la primera en llegar, también quería ser la primera en saludar a todos y cada uno de sus compañeros. O esa era la excusa que se había auto impuesto para ocultar la realidad de éste comportamiento.

            Porque sí, había otro motivo para lo que hacía.

            Como tal, ser la primera en saludar a sus compañeros no era precisamente su prioridad, claro que no.

            Para que algo así fuera cierto debía tener, por lo menos, una base para que se apoyara. ¿Verdad?

            Por ejemplo, si esa era su intención, entonces: ¿Por qué salía del aula sólo a una hora específica?

            Siempre se asomaba a la puerta a las seis y cuarenta y cinco de la mañana. Ni un minuto más, ni un minuto menos.

            O mejor; ¿por qué ignoraba al ochenta por ciento de sus compañeros de clase, exceptuando a Yoshiko, Akutsu y las "Gals"?

            No es que quisiera hacerlo, o que no lo hiciera, sino que siempre había sido muy tímida. Por lo tanto, eso de saludar, a pesar de su buena educación, no iba mucho con ella.

            Y lo más importante: ¿Por qué solamente le importaba decirle un muy animado "Buenos Días" a un estudiante en particular?

            Uno que, contrario a todo lo que se acaba de decir, no era precisamente de su aula de clases.

            Un chico alto, rubio como ella y que pasaba justamente a las seis y cuarenta y seis por el pasillo dónde se encontraba su aula, precisamente cuando se hallaba "casualmente" parada frente a la puerta.

            En eso radicaba todo.

            Eso de ser la primera en llegar al salón con la finalidad de saludar a sus compañeros no era más que una pobre excusa que su mente había creado como una especie de autodefensa.

            Llegaba temprano, todos los días y salía del salón a esa hora solo para saludar a Ryuuichi Kurosaki, su amigo y atracción secreta. Todo lo demás eran simples tonterías que se decía para convencerse de lo contrario.

            Ahora estaba allí, fuera del salón de clases, perdida en sus pensamientos y con una expresión decepcionada en el rostro debido al retraso de su rubio favorito.

            «¿Será que le pasó algo?››, ladeó un poco la cabeza, distraída, también miraba hacia algún punto del salón. ‹‹¿Y si se enfermó? ¿O será que se dio cuenta de lo que hago y le incomoda encontrarme aquí todos los días?»

            Éstas y otras preguntas inundaron su mente, causándole malestar. Se hallaba tan metida en ellos que en ningún momento notó a los dos jóvenes que se le acercaban.

            —¡Parece que Ryuuichi te dejó plantada hoy, Sayaka-chan! —La tonta y enérgica voz de Yoshiko la sacó, de forma abrupta, de sus cavilaciones.

            Junto a ella, Akutsu emitió un suspiro reprobatorio.

            —Tan indiscreta como siempre —murmuró el peliazul.

            La pequeña rubia solo atinó a enrojecer mientras abría un poco la boca al verse descubierta.

            —¡N-no es lo que ustedes creen! —tartamudeó, moviendo las manos con frenesí para dar más peso a su pobre excusa—. Yo no…

            —¡No disimules! ¡Lo sabemos todo! —Yoshiko levantó el pulgar con energía y Sayaka palideció— ¡Quiero que sepas que cuentas con todo mi apoyo!

            —¡N-no, estás equivocada, Yoshiko-san! —Intentó defenderse nuevamente, sin éxito alguno.

            —Escucha, Sayaka-chan —comenzó Akutsu—. Debes entender que, si alguien como Yoshiko, cuyo coeficiente intelectual es ridículamente inferior al de un chimpancé, llega a notar algo como esto —señaló a la rubia con la mirada y luego a la dichosa puerta—. Entonces. ¿Qué puedes esperar de los demás?

            —Yo...

            —No sé qué acabas de decir, Akkun —intervino Yoshiko—. La verdad es que no entendí nada, pero por un momento me pareció que estabas insultándome o algo así.

            Akutsu ignoró su comentario y se dirigió a Sayaka nuevamente.

            —Lo sabemos todo, ya no te excuses, Sayaka-chan —Akutsu miró su reloj—. De todas formas, no te preocupes, entramos en unos diez minutos —miró hacia el final del pasillo—. Así que aún tienes tiempo para saludarlo, ya debe de venir cerca. —La rubia lo miró con interés.

            —¿Y cómo sabes eso, Akkun?

            —¡Yo, yo! —La de ojos carmesí levantó y agitó una mano mientras saltaba— ¡Yo le digo, yo le digo!

            —Sí, sí, ya qué —masculló el peliazul con desinterés.

            —¡Sayaka-chan, la razón por la que Ryuuichi no ha podido llegar a tiempo hoy es porque... —hizo una corta pausa, quería dar algo de suspenso a lo que iba a decir—. ¡Por amor!

            Todo quedó en silencio después de eso.

            Suminoe la observó sin decir nada, tenía el rostro en blanco.

            —¿Eh?

            —Te golpearía —manifestó el peliazul—, pero es técnicamente cierto. —Dijo sin más.

            Sayaka los miró con más curiosidad, al parecer, Akkun había amanecido de buen humor porque le había tenido mucha paciencia a la más tonta del instituto.

            —¿Cómo así? —Sayaka pareció entristecer en ese momento—. ¿Está enamorado de alguien? ¿Le gusta alguien? —Miraba hacia cualquier lugar, menos a sus dos amigos. Era una señal de que estaba preocupada y triste, esperaba lo peor.

            Akutsu suspiró mientras ponía sus brazos en su cintura, adoptando la postura del jarrón.

            —A estas alturas, me importa un soberano comino lo que sea que haya entre ustedes, tampoco soy armario de nadie y no me han pedido guardar silencio. Así que seré lo más honesto posible. —Pareció meditar un poco lo que iba a decir—. El tonto de Kurosaki tiene una importante evaluación el día de hoy, como sabes, el no es muy inteligente que se diga. Así que fue ayer a mi casa a pedirme que lo ayudara a estudiar...

            —¡Y yo entré a la habitación de Akkun por la ventana! —interrumpió Yoshiko.

            —Sí, así fue como ésta tonta se enteró que Kurosaki estaba practicando para hoy —continuó él mientras rodaba los ojos.

            —¡Luego me dijiste "Fuera de mi cuarto" y después me golpeaste!—Hizo un puchero tras rememorar lo sucedido.

            —Sí, lo recuerdo —afirmó, satisfecho—. Y fue muy agradable. —acotó él con una sonrisa siniestra.

            —Etto... —intervino Sayaka— ¿En qué parte de todo esto es que entra el amor? —Aunque trataba de no parecer muy interesada, era más que evidente sus ganas de saber más.

            Le importaba demasiado y eso no se podía ocultar así como así.

            —Oh, cierto. Se quedó estudiando hasta tarde bajo mi tutoría. —Aclaró— Lo dejé que durmiera en mi casa, en el sótano hay buenos catres, tenían algo de polvo, pero sirven para dormir con relativa comodidad y ni siquiera hay tantos insectos.

            —¡Eso fue muy cruel, Akkun! —Le reprochó Yoshiko—. ¡A ninguna persona se la deja dormir en tan malas condiciones, y menos si es un invitado! —A pesar del regaño y los argumentos de su amiga, Akutsu no pareció afectado en lo más mínimo.

            —Primero, él no fue mi invitado. Llegó solito a pedirme ayuda. Y, segundo, es mi casa y hago lo que quiera en ella. Además, lo estaba ayudando a estudiar. Y no es por quejarme o hablar mal, pero ese imbécil no entendía nada y parecía que no quería entrarle nada en esa cabeza dura. —Gruñó, cruzándose de brazos.

            —¡Pero eso no te da motivos para mandarlo a dormir al sótano, insensible!

            —¡¿Por qué mierda me llamas insensible, tonta?!

            —¡Porque lo eres! —El aire se estaba calentando—. ¡Insensible, insensible, insensible!

            —¡¿Ah, sí?! ¡Pues, prefiero que me digan insensible a ser un idiota cómo tú!

            —¡Oigan! —intervino Sayaka en lo que parecía ser el inicio de una discusión. Ambos pararon un momento para centrar su atención en ella—. Todavía no me dicen en qué parte de todo esto entra...el amor en lo que hizo Ryuuichi-san. —Se dedicó a mirar al suelo—. ¿Qué no es normal que alguien estudie para aprobar?

            —De hecho, yo no estudio porque es aburrido. —Dijo Yoshiko. Akutsu se tomó el puente de la nariz con el índice y el pulgar.

            —Tú no cuentas porque eres tonta y no se te da la gana. Pero Kurosaki, que también es tonto y nunca estudia, decidió hacerlo esta vez —miró a Sayaka un momento antes de sonreír de forma poco tranquilizadora—. En realidad, tú le importas mucho y él no encontraba una forma de llamar tú atención y que te fijes en él. Así que, lo hizo por una sola razón —hizo una pequeña, pero dramática, pausa antes de continuar—. Y fue para impresionarte, Sayaka-chan.

            Suminoe enrojeció por enésima vez ese día.

            —¿Lo hizo... por mí?

            —Sí y, en mi opinión,  pienso que fue una estupidez de su parte, ya que se supone que estudiamos es por nuestro futuro, no para impresionar a nadie. Además, si estás interesado en alguna persona, lo mejor sería que se lo dijeras personalmente en lugar de estar haciendo locuras. Bueno, no es que estudiar sea una locura, pero ustedes entienden.

            —¿Ah sí? —De repente, Yoshiko se veía bastante molesta, cosa que descolocó a la rubia, que solo observaba en silencio— ¿Así que, si estás enamorado, debes decirle tus sentimientos a ésa persona y no hacer locuras? Akkun... —Akuru se tensó— ¿Cómo fue que nosotros llegamos a nuestra relación? —Akutsu carraspeó para espantar la tensión.

            —Eso no viene al caso ahora, Yoshiko —murmuró el más alto mientras se aflojaba un poco el nudo de su corbata de uniforme.

            —¿Ah no? ¡Qué raro! —Cruzó los brazos, mientras adoptaba una expresión acusadora—. Que yo recuerde, tú no me dijiste nada, sino que me besaste sin previo aviso cuando Yuichi-san¹ nos esperaba en una esquina para ir a la escuela.

            —Yoshiko, callada te ves más linda.

            —¡¿Enserio, Akkun?! —Por un momento tuvieron la impresión de que se derretiría a causa de las palabras del joven.

            —Por cierto, allí viene —comentó Akkun mientras señalaba hacia un extremo del pasillo, de ésa forma, consiguió desviar, exitosamente, el incómodo tema de conversación.

            Las chicas se giraron y vieron como el aludido se acercaba mientras bostezaba y se estiraba un poco.

            No pareció verlos desde su posición.

            —Como dije —retomó Akutsu—. El idiota se retrasó por estudiar hasta muy tarde, yo estoy acostumbrado a trasnochar pero él no y mucho menos está acostumbrado a utilizar su cerebro. —Se dispuso a entrar al aula, tomando a Yoshiko del brazo y arrastrándola con él—. Vámonos, tonta. Aquí sobramos.

            Finalmente la dejaron sola en el pasillo.

            Sayaka, por su parte, se dedicó a observar detenidamente a Ryuuichi  por unos segundos.

            Tenía la mirada opaca y bajo sus ojos podían apreciarse unas muy marcadas ojeras.

            Sonrió de forma inconsciente. Estaría mintiéndose a sí misma si no aceptaba que se sentía bastante halagada al pensar que ella fuera la causa de su trasnocho.

            Su sonrisa creció un poco más tras confirmarse que sí, si que le gustaba ese idiota. Ryuuichi cayó en cuenta de la presencia de Sayaka sólo cuando la distancia entre ellos se redujo a dos metros.

            La vio parada en el mismo sitio de todos los días, tenía las manos entrelazadas encima de su falda escolar y una gran sonrisa en el rostro.

            —¡Muy buenos días, Ryuuichi-san! —Saludó ella con una pequeña reverencia. Kurosaki también sonrió mientras le devolvía el saludo—. Un poco tarde hoy, ¿no?

            —Eh, sí. Me quedé dormido. Pero ya estoy aquí. —se miraron por unos segundos antes de apartar la mirada uno del otro.

            Sayaka decidió hablar.

            —E-espero que tengas suerte c-con tu examen. —dijo ella sin mirarlo— ¡Esfuérzate mucho! Me haría muy feliz que pudieras eximirlo. —Finalizó ella con la cara roja como un tomate.

            —¿Es enserio, Sayaka-chan? —la miró con ojos brillantes—. ¿De verdad te haría feliz qué yo pasara mi examen? —ella sólo asintió en silencio. Kurosaki sonrió.

            —¡Muchas gracias, Sayaka-chan! —Agradeció el rubio con una sonrisa, Suminoe le devolvió la sonrisa—. ¡Te prometo que lo pasaré con el mejor puntaje! ¡Cueste lo que cueste!

            —Estoy segura de que así será, Ryuuichi-san —dijo ella con dulzura.

            Se quedó mirándola un momento.

            —Sabes, Sayaka-chan, estaba pensando... Si...eh...—de repente había comenzado a sudar—. Si después de clases, si no estás muy ocupada... podríamos...eh... —las palabras se le atascaban en la garganta.

            Al verlo en aquel predicamento, decidió ayudarlo un poco.

            —Me gustaría mucho salir contigo después de clases. —Ryuuichi respiró con alivio al escuchar esto.

            —Entonces, hasta después de clases —dijo él, con intenciones de reanudar su marcha

            —Hasta después de clases. —Murmuró ella, ocultando la emoción que sentía.

            Sin decir más, la más baja se metió en su salón luego de agitar la mano en señal de despedida.

            Ryuuichi, con renovadas energías, y ahora completamente despierto, se encaminó a su clase a paso ligero.

            Cuando estaba cerca del aula, se detuvo en seco, abrió un poco más los ojos de lo habitual.

            Estaba feliz. Él no le había dicho que tenía un examen. Y sin embargo, ella lo animó a que se esforzara y sacara la mejor nota.

            Al parecer, Akkun si le hizo el favor. El día anterior, mientras estudiaba con el peliazul, le había manifestado el verdadero motivo de sus repentinas ganas de estudiar y cómo quería hacérselo saber a Sayaka pero no podía por su timidez a hablarle. 

            Flashback

—Yo se lo diré —dijo Akutsu como si nada.

            Ryuuichi lo miró con sorpresa.

            —¿Enserio lo harás, Akkun-sama? ¿Le dirás qué lo hago por ella?

            —Sí, sí claro. —Sacudió la mano para restarle importancia—. Pero que conste que sólo lo hago porque ya no soporto ver qué ustedes dos se gustan y no se animan a decir nada por idiotas. —Leyó una línea del texto que Ryuuichi redactaba—. No es que deba importarme lo que ustedes hagan o dejen de hacer. Tampoco me gusta meterme en la vida de los demás. Solo lo hago porque ya me aburren —masculló con sorna—. No lo hago porque seamos amigos o algo así —aclaró para después continuar con la lección—. Muy bien, escribe más rápido, de ésa forma no aprenderás a tomar dictado como yo. Vamos, copia esto: En la antigua Roma...

            Fin del Flashback

            Y ahora estaba allí, a punto de entrar al salón a presentar el examen para el que tanto había estudiado, cómo podía ocurrir sólo unas pocas veces cada milenio.

            Además de que, después de clases, tendría una cita con su enamorada. Pero, lo importante en ese momento, el primer y más importante paso era pasar ese examen.

            Había hecho una promesa y debía cumplirla. Todo sea por ella y por él también. Después de todo, se lo merecía.

            Tras darse palmadas en el rostro, decidió entrar al salón. Se sentía más que listo para afrontar cualquier prueba que se le presentara.

            Fin.

            Notas Finales: Disculpen el título tan simple y raro. Sorry. ¡Saludos!

            ¹: Referencia al One Shot de mi otra obra de Aho Girl: ¿Celoso?

            Jejeje, Yoshiko lo menciona, lo que da a entender que éste shot se encuentra en la misma línea temporal que el otro. Solo que esto se desarrolla un tiempo después.

            ¡Saludos!

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