Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5 MESES Y MEDIO ANTES DEL MOMENTO PERFECTO

Era un mediodía cualquiera de primavera. El viento soplaba con ligereza, el calor abrazaba con vigor a la población de Brondball, todos parecían usar menos ropa y pasar menos tiempo dentro de sus casas, y Thamara y Caballo no eran la excepción.

—Agggh, ¡Hace mucho calooor!— Gritó Thamara, mientras agitaba sus manos en forma de abanico.

—¿Quieres?— Caballo le extiendó una botella de agua fría.

—Ohh, si. Graciaaas— Tomó, abrió la botella rápidamente y le dio un sorbo.

Estaban en el parque, en su pequeño lugar secreto, un escondite entre los árboles en lo más profundo del parque. Así se podían estar un poco más frescos que en un lugar cerrado y evitaban las multitudes. Pero el calor en esa temporada los atormentaba incluso en el lugar más fresco de todos.

Caballo leía, sin mucho interés, una revista de las que te dan gratis en los centros comerciales y Thamara veía el cielo recostada en el pasto. No habían quedado para verse ese día, simplemente, sus caminos coincidieron y decidieron pasar el día juntos.

No estaban diciendo mucho, tal vez porque no era necesario, su sola compañía y amistad era suficiente para sentirse mejor. Pero Thamara quería más que solo una amistad, quería poder abrazar a Caballo con todas sus fuerzas ese momento y no separarse hasta que la noche los hiciera partir, pero no sabía como decirle lo que sentía, pero tenía una idea de como lo haría, a su manera. Improvisando.

—Hay que ir por helado, tengo hambre y calor—  Dijo Thamara repentinamente, Caballo volteó a verla, convirtiendo sus miradas en una sola. Así Thamara supo que la respuesta de Caballo era un sí.

—Claro, ¿Por qué no? También tenía en la mente uno— Caballo sonrió, tranquilizando a Thamara, haciéndola sentir especial.



Ya estaban fuera de la profunda zona olvidada del parque, y para Caballo eso no era bueno. Las multitudes no lo hacían sentir muy cómodo, cuando perdía totalmente el control podía llegar a desmayarse, pero no esa vez, Thamara estaba a su lado... ella lo hacía sentir seguro, feliz y en paz, como si en ese abarrotado parque todos desaparecieran y solo quedaran ellos dos, caminando juntos en instantes eternos.

Caminaron por el sendero de piedra con pasos ligeros y tranquilos, dejando que todo fuera parte de ellos; el aire rompiendo en sus rostros, el canto de las aves armonizando el ambiente, las conversaciones inaudibles, las hojas cayendo en los pequeños estanques, el sonido de sus pisadas, la fragancia de las flores abrazándolos y ellos mismos.

—Hace un buen clima hoy, ¿No crees?- Dijo Caballo, aún mirando al frente, en un tono calmado, el habitual.

—Sí, pero hay demasiadas personas.

—No me reclames, tú fuiste la que dio la idea de ir por un helado— Caballo ahora miraba a Thamara, hablando con el mismo tranquilo tono.

—Por eso no me arrepiento, por un helado, lo que sea.

Caballo se rió sutilmente, sin querer burlarse, solo lo hizo porque no sabía que otra cosa podía continuar el tema.

Por fin encontraron un puesto de helados. Era un carrito ambulante con una sombrilla de colores, estructura de metal con pintura algo gastada y varios sabores de helado. No había fila para comprar, así que solo se acercaron al puesto.

—Buenos días— Dijo Caballo en un tono amable, pero tanto Thamara como él fueron conscientes de la mirada extraña que el vendedor de helados le lanzó a Caballo, así que Tham intervino.

—¡Buenos días! —Saludó Thamara en un tono energético— Emmm, ¿Puede darme un helado de chocomenta y uno de pistacho?

—Marchando— Dijo el vendedor de helados.

Caballo y Thamara se voltearon a ver, esta vez no sabían lo que trataban de decirse con sus miradas, trataban de averiguarlo mirándose fijamente, pero no lograban descifrarlo y, para su mala suerte, el dependiente los interrumpió.

—Se me acabó el de chocomenta.

—Pero... —Thamara podía ver el helado de chocomenta a travéz de la ventanilla, quería reclamarle eso al vendedor, pero sabía lo incómodo que eso ya estaba siendo para Caballo, todo empeoraría si empezaba a pelar con el señor de los helados— Bueno, pues, deme uno de té con leche.

El ambiente era evidentemente tenso. Thamara no resistía las ganas de golpear a Ese Señor* en la cara, pero por el bien de Caballo tenía que controlarse. Sabía que era capaz de hacerlo, solo tenía que esperar un poco.

—Aquí está— El vendedor les entregó los helados y Thamara los tomó.

—Gracias.

Thamara dio un giro y caminó hacia una zona que se veía algo vacía, Caballo la siguió.

—El tuyo es del pistache— Dijo Thamara dándole el helado de color verde.

—Oh ¡Gracias! — Caballo lo tomó y enseguida empezó a comerlo— ¿Cómo sabías que mi favorito es el de pistache?

—No sé, es que tienes cara de que te gusta el helado de pistache.

—Jajajaja ¿Y cómo es ese tipo de cara?

—Bueno, corrigo. Te vez del tipo que le gusta el helado de pistache.

—¿Y cómo son esos tipos?

—Pues, compran comida orgánica y de soya, tienen bolsas de súper que dicen "Hecho con materiales 100% reciclables, cuida el planeta", llevan sus propios platos en los puestos de comida para llevar y les gusta escribir. De ese tipo.

—Creo que no tengo objeciones jajaja.

Llegaron a una zona en la que solo habían unos chicos escuchando música, más específicaente "The feels" de twice*, no parecían tener intención de molestarlos, parecía una buena opción para pasar el rato, así que se sentaron en una banca de metal a unos metros del grupo de jóvenes.

—Hmm... estoy casi segura de que esa chica de ahí es la mesera de la cafetería— Dijo Thamara al poco tiempo de haberse sentado.

—Parece serlo— Le dio una mordida a su helado— Es muy amable, un día hablamos sobre como sería una balacera en una escuela.

—Que random, ayuda, ya no volveré a verla como lo hacía antes.

—Pero deberías hablar con ella, te aseguro que se llevarían bien— Caballo le dio otra mordida a su helado.

—¿¡Pero qué te pasa!? ¿Muerdes el helado?— Thamara se dio cuanta del extraño acto de Caballo, generando una acción algo inesperada.

—Jajajaja. Dientes de caballo, ¿recuerdas?

—Oh... cierto.

Empezó a sonar la siguiente canción. "Todo de tí". Por alguna razón Thamara sintió un impulso repentino, decirle a Caballo lo que sentía, pero no sabía como hacerlo. Pero igual de repentino que ella, las palabras empezaron a salir de su boca.

—Caballo... h-hay algo que he querido decirte desde hace un tiempo...

—¿Si? Dime.

—Pues... Quiero que seamos algo más que amigos— No sabía que otra cosa decir.

—Oh, claro, mejores amigos entonces— Sonrió Caballo.

—N-no, no es eso, es un poco...

—¿Entonces?— Caballo no entendía nada de lo que estaba pasando, así que siguió comiendo de su helado.

—Es que me haces sentir tan bien y tan feliz, y tan especial que... — Caballo la miraba con atención, algo confundido por el espectáculo que estaba montando Thamara— ¡Que creo que me gustas!

Caballo se quedó bastante sorprendido por lo que acababa de pasar, y Thamara hasta unos segundos después fue consciente de lo que hizo. Tenía los ojos cerrados y, cuando los abrió, Caballo estaba justo en frente de ella.

—Tú también me haces sentir bien, feliz y especial... y también me gustas mucho— Caballo se acercó a Thamara y la besó por unos segundos, pero para ambos, fueron años que disfrutaron demasiado, después de un rato se separaron y se quedaron viendo a los ojos.

—Jajajajaja, ¡sabes a pistache!— Thamara sonrió ampliamente, algo sonrojada, pero tremendamente feliz.

—Y tú a té con leche— Caballo sonrió demasiado también, estaba muy feliz, se sentía bien y especial. Ambos se sentían así.

Thamara se recargó en el hombro de Caballo, y se quedaron viendo los árboles danzar al ritmo del viento, el momento se sentía bastante irreal que incluso Caballo se pellizcó para tratar de despertar de un sueño, pero solo sintió un poco de dolor, la brisa primaveral y la cabeza de Thamara en él. No estaba soñando, lo que lo hizo más feliz aún.

Cuando estaban juntos parecía que todo lo demás dejaba de existir.

—¿Puedo preguntar por qué? Además de lo que me dijiste— Dijo Caballo muy relajado, solo tuvo un poco de curiosidad por saber todas las razones por las que Thamara se enamoró de él.

—Pues...

Thamara sabía la respuesta, pero no como expresarla. Si lo hacía podía aburrirlo o incluso hacer que nunca más le volviera a hablar. Solo se limitó a escuchar la letra de la canción que estaba sonando en el fondo, y ahí encontró la respuesta.

—Es que... me gusta todo de tí.









Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro