7. Presentaciones y camiones
Derrick
Sandy sale corriendo del granero mientras yo me quedo observando como se aleja. Esta cita ha sido un total fracaso, no hay mucho que me sirva para tenerla distraída. Con lo poco que conseguí, deberé inventarme algo.
Llega la noche y me dirijo a supervisar el cargamento de droga que está oculto entre las ropas del camión, y además maté dos pájaros de un tiro porque esos trapos fueron hechos con mano de obra barata. Ya inicié y ya estoy explotando a la gente, soy bueno en esto.
Lorenz, mi nuevo socio, aunque no tanto, más bien es un viejo conocido, un colaborador que se mueve por la plata y no está en ninguna banda. Diría que un cómplice ahora. El hombre baja del enorme vehículo, entonces le pago con la pequeña recaudación que he conseguido en este tiempo.
—¿Cómo va todo en la ciudad? —consulto mientras cuenta el dinero.
Satisfecho, sonríe y me mira.
—Se andan matando como siempre, haces bien en quedarte, te siguen buscando y prefiero tenerte desaparecido, para que me pagues estos preciosos montos.
—Siempre hacemos buenos negocios. —Hago una pausa, pensativo, antes de preguntar—. ¿Sabes algo de mi hermano?
—No mucho, quizás se está escondiendo como tú.
Me río.
—No digas bobadas, no es tan inteligente.
—Si sé algo te diré. —Mueve su cabello negro de costado—. Mientras más me pagues, más averiguaré.
—Tenlo por seguro. —Levanto el dedo a modo de silencio—. Sube a tu camión y da la vuelta —aclaro despacio.
—¿La policía? —expresa sorprendido—. ¿Cómo te diste cuenta?
—No es la ley. —Sonrío mientras bajo mi índice, lento—. Pero sé cuándo me están vigilando. Apúrate, antes de que se me vaya la paciencia.
Asiente y se sube al camión, golpeo varias veces la chapa, entonces el vehículo avanza. Camino hasta el árbol a la otra calle, me acerco a mi objetivo, entonces visualizo a Sandy con alguien más, supongo que su amigo.
—Muchachos ¿Quieren comprar ropa? —pregunto y se sobresaltan.
—Ho... hola —dice la rubia de trenzas, nerviosa—. Él es mi amigo Ulysses —lo presenta, sacándose la responsabilidad de la conversación.
—Un placer. —Miro al chico, luego a Sandy—. ¿Cómo estás? ¿Te dijo algo tu padre? —refiriéndome a nuestra situación de la mañana.
Se estremece mientras su rubor empieza a aparecer.
—N... no.
—Me alegra —expreso sonriente, después vuelvo a Ulysses—. ¿Sabías que tu amiga se emborracha con solo una copa?
—De hecho sí, es desesperante. —Se ríe el moreno.
—Vaya, conoces sus andadas —opino.
—Uly y yo somos muy buenos amigos —recalca Sandy por una notable razón, quiere que sepa que tengo el terreno libre—. Y está casado con una de las mujeres más ricas del pueblo —exclama con orgullo.
—¡Wow! —proclamo con interés—. Raro, no la conozco todavía.
—Ah, es que a Eitana no le gusta salir mucho —aclara el moreno.
—Tendré que ir a conocerla.
Sandy frunce el ceño, no le salió la acotación como esperaba. Mejor, así no piensa en mis camiones. Suficiente con que tuve que mandar a mi socio a largarse por su culpa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro