Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15. No ofendas a mi ángel

Derrick

Se puede oír la música. Hay una larga y grande mesa al aire libre con muchas, no, bastantes personas. No diría que es todo el pueblo, pero se distingue una cantidad considerable de gente. Hay magdalenas con la droga, camufladas entre la comida normal. Los pueblerinos comen con confianza sin sospechar absolutamente nada. Mañana veremos si alguien desea más, curiosos por el dulce milagroso. Bebo mi vino mientras Sandy se encuentra sentada a mi lado, masticando una galleta. Ulysses y su esposa bailan cerca de la fogata y el señor Miller tiene algunas charlas de negocios.

Tomo otro sorbo de mi bebida, entonces noto que Sandy agarra un moffin.

—No comas eso. —Pongo mi mano sobre la suya.

Se sonroja, así que deja de masticar la galleta, acto seguido la traga. Se queda tildada un segundo y luego reacciona, aparta su mano rápido.

—¿Por qué no? —Frunce el ceño.

—No sabía que comías tanto. —Intento cambiar el tema.

—¿Me llamaste glotona?

—En absoluto.

—Entonces permiso. —Agarra el panqué y cuando lo va a meter en su boca, se lo quito, tirándolo dentro de mi vaso, por eso termina todo mojado—. ¡No! ¡¿Qué hiciste?! —se queja.

—Me voy a bailar. —Me levanto de mi silla.

—¿Qué? ¡¿Con quién?!

Sandy procede a pararse de su asiento, cuando ve que me aproximo a Eitana y Ulysses.

—¿Me permites? —digo sin importancia y el moreno, algo aturdido, termina cediéndome el baile con su esposa—. Quiero hablar de negocios, ahora te la regreso.

—Señor Lamarck. —Se ríe la mujer—. Esas no son maneras.

—Dicen que usted es la mujer más rica del pueblo, tiene plantaciones y hasta una industria de muebles en la ciudad, incluso se dedica a la ropa en sus tiempos libres, pero ni sale de su casa, así cómo puedo negociar, ni entiendo por qué Miller es más poderoso que usted.

—Deje los halagos, señor Lamarck, agradezco que haya ayudado a mi esposo, pero para hablar de negocios ya tengo a mis empleados. Solo salgo de mi hogar para complacer a mi marido, estar entre mucha gente me agobia, así que no conseguirá nada de mí, no voy a trabajar con usted.

Ulysses es estúpido, pero su esposa no es para nada fácil.

—Piénselo, por favor, y si es por ser un desconocido, podemos ser amigos también —susurro en su oído y se estremece.

Espío por sobre su hombro, viendo como Sandy le dice algo a Ulysses, entonces el tonto se vuelve bruto, se acerca a nosotros, nos separa de forma ruda y me observa muy furioso.

—Aléjate de mi esposa —declara el moreno—. Distancia, distancia —repite, moviendo la mano, luego se la lleva, tomándola de su muñeca.

Sandy se aproxima hasta mí, despacio, no dice nada, pero yo sí.

—¿Qué le inventaste a Ulysses? —pregunto y se sobresalta.

—Na... nada.

—Estás celosita y le metes tus inseguridades al otro, eso no está bien, pequeña.

—¡Yo no tengo inseguridades y no soy pequeña! —se queja—. ¡Y mojaste mi moffin! —cambia de tema.

Sí, casi te comes la droga, aunque no debería ser un problema para mí, pero por alguna razón lo es. También terminé yendo hasta Eitana, para que la rubia no pensara en comerse otro panqué que estuviera en buen estado y así mandar sus pensamientos a un lugar distinto, lejos de ese dulce perjudicial para ella. No solo fue por los negocios. Además, soy tan seguro de mí mismo que Sandy reaccionó justo como creí que lo haría.

—Así que tú eres la famosa Sandy Miller. —Se aproxima mi cómplice a nosotros—. Un placer, soy Lorenz, trabajo con Derrick. —Alza la mano, para saludarla, lo observo de mala manera, así que la baja—. Derrick me ha contado mucho de ti, estoy tan feliz de conocerte.

—¡¿De verdad?! —expresa emocionada ella, luego me observa a mí toda ilusionada, acto seguido se pone tímida—. ¿Hablaste de mí?

Voy a responder, pero soy interrumpido por el comentario de Lorenz.

—Todo un angelito —susurra mi secuaz, así que lo vuelvo a observar de mala manera.

—¿Quieres decirme algo? —le consulto.

—Claro, vamos —exclama tranquilo.

—Ahora vengo, Sandy. —Le doy una palmada en el hombro a la chica.

Mientras avanzo, agarro un café de la mesa, luego sigo a Lorenz detrás de la casa de la reunión, en el patio.

—Dime —acoto, para luego tomar de la taza caliente.

—No es por malo, pero yo tengo que decírtelo, vi tus actitudes desde que llegué a esta reunión, se notan a leguas tus intenciones con ella y sinceramente hay mujeres que no son para eso, Sandy no te sirve como potencial pareja, quizás sí como prostituta, pero hasta ahí.

Creo que lo único que escuché es "prostituta", porque apenas lo oigo, le tiro el café caliente a la cara y el hombre chilla como estúpido, cayéndose al suelo.

—¿Cómo te atreves? No vuelvas a llamarla así, Sandy no es ninguna trabajadora sexual de ningún tipo, me das asco.

Me voy indignado, luego aviso muy tranquilo, a la gente que pasaba por ahí, que un hombre se ha quemado con el café y que deben llamar a un médico. Aunque calculo que no va a poder salvar su feo rostro y la verdad ni me importa. Debió pensarlo dos veces antes de comentar algo así. Parezco calmado, pero me encuentro muy furioso. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro