Sandy

Estoy en la casa de Ulysses, me muevo de un lado para el otro, nerviosa ¿Cuánto puede tardar en arreglarse un celular? No debería ser mucho.

—¿Ya terminaste? —le pregunto por tercera vez a mi amigo, el cual está sentado en su silla, revisando parte por parte, en una gran mesa—. ¿Terminaste? —insisto.

—Para, que sé un poco, pero no tanto —expresa exasperado—. ¿No puedes esperar callada? No soy técnico, solo estudié un poco y luego lo dejé.

—Ay, pero si eres bueno en eso.

—¡Sí, pero me desconcentras! —Mueve pequeñas partecitas del aparato—. Alguien que me dé paciencia.

—No te enojes conmigo ¿Entiendes que le robé el celular mientras descubría que su hermano estaba muerto? Me siento una desalmada.

—Ni lo sabías cuando agarraste este cacharro.

—¡Sí, pero...

—Amor ¿Por qué tanto grito? —Visualizo a Eitana bajar por las escaleras, ella toda elegante y linda con su cabello cobrizo—. Oh, hola, Sandy. —Me sonríe—. No sabía que vendrías, pediré que traigan té.

—¡Ah, no hace falta! —grito nerviosa, agitando las manos.

—¿Qué haces? —Se acerca a ver lo que hace Ulysses y este le sonríe—. Ese no es tu celular. —Luego me mira a mí—. Ni el tuyo.

Qué observadora.

—A mi nuevo huésped se le rompió y lo estamos arreglando antes de regresárselo.

—Ya veo. —Hace una pausa, luego se gira hacia su esposo—. Uly, espero que no te estés metiendo en nada raro.

—¡Lo regresaremos! —Alza la voz Ulysses—. Lo arreglaré y quedará como nuevo.

—Si ese hombre no tiene para pagarse un nuevo celular, solo cómprale uno y ya, no gastes tu tiempo en estupideces.

—Cariño, ya casi termino, seré rápido.

Ella se queda mirándolo fijo, pero no le responde, luego se gira hacia mí.

—Sandy, me preocupa que te lleves a mi marido en las noches —aclara y me sobresalto.

—Yo... yo... —expreso nerviosa—. Lo de la otra vez fue...

—Sí, Uly me dijo que están investigando a tu nuevo huésped, no le di mucha importancia, pero la verdad espero que mi marido esté en mi cama temprano, no jugando a los espías, ya están grandecitos para esas cosas.

—Eitana...

—No terminé —me reprende—. Sé que son como hermanos, no estoy pensando nada raro, pero esto debe acabar ahora.

—¡Lo logré! —grita Ulysses, levantando el celular—. ¡Y dice lo del cargamento! —expresa animado, luego reacciona al mirar a su esposa—. Eity, no te enojes, solo queremos un pueblo seguro.

—Que se encargue la policía de eso, ya estás grande para andar jugando a la ley.

—¡Pero...! —chillo, sin embargo Ulysses me calla en una seña, luego se acerca a su esposa, dándome el celular a mí al mismo tiempo.

Toma sus manos.

—Mi amor —exclama Ulysses coqueto y algo serio—. Quizás parezca un juego, pero si alguien extraño llega a este pueblo, deseo al menos saber si es seguro para ti, yo quiero protegerte.

Eitana se sonroja y deja su actitud fría.

—Ulysses, no delante de Sandy. —Ella hace una risilla, avergonzada.

—¡Es que quiero gritarle al mundo nuestro amor!

Ya me dio cosa.

—Gente, me encanta su romance, pero se nos hace tarde. —Empujo a mi amigo para irnos.

—Regresa temprano —le dice la esposa—. Tengo camisón nuevo. —Revolotea las pestañas.

—¡Uy! Regresaré muy rápido —expresa él.

—¡Ya vámonos! —chillo avergonzada—. ¡Dejen su coqueteo!

—Tú porque eres una envidiosa —aclara cuando cruzamos la puerta.

—Qué envidiosa ni que nada, cochinos, dejen su coqueteo para el cuarto.

—Sandy, no se coquetea solo en la habitación. —Se ríe.

—¡¡No me importa las costumbres de la gente actualizada, ay!!

Maldita sea.

Ulysses se sigue burlando en todo el camino, por suerte nadie nos ve, es muy temprano para eso. Nos dirigimos al lugar del cargamento y esta vez nos escondemos mejor, nos metemos en unos arbustos. La anterior vez no lo hicimos porque a mi amigo le picaban los mosquitos y no nos dio tiempo de ocultarnos. Igual en esta ocasión traje repelente.

Derrick

"Hermano, yo la amo, es mía, la quiero solo para mí. No sabes lo que me encanta escuchar sus gritos cuando la tengo en la cama, la necesito".

"Dominick, olvídala, esa mujer es tu perdición. Entiende que esa obsesión te llevará a la ruina, ella no te quiere ni en figuritas".

"No puedo aceptarlo, es mía".

Oigo el golpe que le doy en mi recuerdo y despierto de manera abrupta. Estoy transpirando. Dicen que hay que hacer un duelo, pero no tengo tiempo para eso. Le pego al reloj que sigue sonando y me levanto de la cama mientras respiro con agitación.

Me miro al espejo, entonces observo las cicatrices de mi torso. Me gané mi lugar en el mundo de la mafia, no voy a perder los estribos por culpa de mi hermano muerto. Ya no tengo que arreglar ni ocultar sus errores, ya no existe, ya no hay fallas, solo estoy yo.

Mi hermano falleció por obsesionarse con una mujer, estoy seguro de que el amante de ella fue quién lo mató. Esa mujer sabía cómo destruirlo, sabía cómo salvarse de él. Dominick cometió muchos errores, era un sádico, un descontrolado, nunca mantenía la compostura. Era todo lo contrario a mí, por eso no llegó a nada. Solo tenía poder gracias a mi persona, le tenían miedo porque yo lo puse en una buena posición. Yo no caería en algo tan bajo como perder por una fémina. No perdería, pues mi destino es ganar.

Me doy una ducha, me visto y salgo de la casa de los Miller.

Esta vez sí, en esta ocasión haré que entre ese cargamento al pueblo, no importa como sea, lo lograré.