«Había una vez una dama y un caballero que por deseos de la vida decidieron unir sus destinos, el cariño brotó pero no siempre es suficiente para vivir. Sin embargo, eso brindó felicidad a sus familias y era todo lo que ellos anhelaban... en ese instante»

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B i a n c a
16 de Agosto, 2008

No brillaba el sol como todos los días, en realidad habían nubes oscuras. No cantaban los pájaros como en los cuentos, contrario a eso los gritos de mi madre me despertaron como de costumbre.

Sin embargo, lo que se llevaría a cabo solo sucede una vez en la vida o al menos en mi familia es tradición; sino sería una deshonra para todos, en especial mi padre. No podría permitir otra desgracia de mi parte después de todo lo que le he causado.

Me levanto y me dirijo a lavarme, es lo menos que puedo hacer después de todo.

—Bianca, es hora...

—He escuchado tus gritos madre, ya desperté —le interrumpo desde la ducha

Escucho un largo suspiro, luego se acerca.

—¿Estás segura de esto?

—Totalmente, es la primera cosa en la que concuerdo contigo —digo aunque me siento insegura— no quiero líos, solo que mi padre pueda estar en paz

—Pero no es lo que tu quieres Bian, hay formas de arreglar las cosas y esta no es la correcta...

Suspiro ignorando su relato de estos últimos meses, amo a mi padre y no quiero joder más su salud. Bastante tuvo con la partida de mi hermano y el embarazo de mi hermana menor, al menos intento darle su felicidad merecida.

—Estoy lista —digo alisando el vestido blanco— no quiero retrasar nada.

—Si es lo que quieres, avancemos.

Me arregla el cabello y salimos.

—No es lo que quiero.

Digo mientras caminamos y pienso en todo lo que mi padre hizo para sacarnos adelante, por darnos lo mejor.

Sonrío— Pero debo hacerlo

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Jodida boda.
Jodidos familiares.
Jodidos hermanos.
Jodida vida.

Nunca pensé en casarme, nunca pensé en tener hijos, siempre quise ser libre de toda responsabilidad. Pero no siempre se puede, la vida no son los cuentos que mamá siempre relataba, la muerte existe al igual que los accidentes.

Ninguno se puede evitar.

Jamás.

—Luces espléndida —dice Max detrás de mi— al menos sonríe, finge que te agrada esto.

—Me agradas Max, pero no me agrada este evento

—Podemos divorciarnos en unos meses...

Lo interrumpo:— Tenemos un acuerdo y no pienses romperlo así basta de esta discusión, es absurda.

—Absurdo es que no disfrutes este día, no lo mires como tu boda sino como tu libertad Bian. Saldrás de casa, yo no pienso controlarte ese no es mi estilo y tu padre será felíz el resto de su vida

—Lo dices ahora pero no sabes que cambiará en un par de semanas o meses, no sucede lo que deseas.

Ríe:—Eres la persona mas pesimista que existe, pero eso no me desanima es más, yo siempre quise casarme contigo aunque no de esta manera pero es mejor que nada.

Estúpido. No entiendo como atarse a alguien lo puede hacer feliz y mas si no lo amo.

—Tienes que tenerte amor propio, yo no te amo no se como podrás vivir con eso.

Suspira dándose por vencido.

—Amor y libertad solo puedes dárselos tú, cuando entiendas eso serás feliz.

Termina saliendo de la habitación y me quedo pensado en lo que dice, puede que no sea algo malo después de todo

—Tienes razón, disfrutemos esto Max.

Tomo mi ramo flores, me termino de arreglar el velo y sonrío  de verdad por primera vez en meses desde wue me enteré de este arreglo

—Gracias padre, aún muriendo buscas como hacerme feliz —termino diciendo al viento, mientras abro esa puerta e inicia todo.

No fue tan malo viéndolo desde otra perspectiva, incluso mi sonrisa fue verdadera. De alguna manera no todo sale como se planeó, el acuerdo se rompió porque pasó mas del tiempo previsto.

Quise conservalo mas de lo que esperé, se volvió alguien importante e indispensable.

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Historia corta.
Prohibida su copia.
A.