Suspire por quinta vez, aburrido, desanimado, cansado por la actitud del único compañero qué, al verme, salía corriendo, huyendo de mi.

¿Cuánto tiempo debía soportar esto? Ya van dos semanas;¡dos estúpidas semanas en las que no nos hemos visto!, no hemos hablado sobre lo que ocurrió y tampoco hemos hablado sobre lo que pasará con nuestra relación.

Se que no debería presionarlo, pero Atem se tomaba esta situación como si hubiera cometido el peor error de su vida.

— ¿Otra vez huyó de ti?. —

A mi lado se coloca un colega, toma un plumón negro, lo destapa y después escribe en la pizarra que está enfrente de mi escribiendo su próxima cirugía que haría.

— Sí. — Respondí, viendo el tablero, ya no me quedaban cirugías podía retirarme por el día de hoy. — Esto me está cansando, cada vez que quiero hablar con él, sale huyendo. —

—¿Y por qué no lo sigues?. —

—Lo e intentado mas de una vez, pero el tonto es muy rápido, no puedo seguirle el paso. —

—¿Qué hay de acorralar lo?, ¿le has tendido una trampa por lo menos?. —

—Lo hice, pero es muy astuto, además, estamos hablando del capitán de operaciones especiales, Atem está en los mejores rangos de escape, es bueno deduciendo los movimientos de sus enemigos y míos. No tuve oportunidad de atraparlo. —

—¿Has mentido para que te vea?. —

—Sí. Y tampoco funcionó. —Respondí recordando la vez que le dije a una enfermera que solicitará a Atem, pues según yo, me habían pasado algo grave en el brazo, y como lo esperaba Atem no se lo creyó y no vino.

—Si que es obstinado. —Se ríe Kaiba.

— Ya me estoy cansando de esto. Si no quiere hablar, está bien. Pero cuando quiera hacerlo ya no lo escucharé, ni siquiera quiero que se me acerque. —

Con esas palabras me retire del lugar.

×Continuará..