Cuando lo vio, sólo divisó a un diminuto niño llorón. Una cosa frágil, un bebé.

¿Qué más podía ver superficialmente un hombre rudo en un niño pequeño que andaba asustado por la vida? Por más que analizara, ante sus ojos seguía siendo un cachorro con quien nunca conectaría. No había interés por parte de Daryl.

Pero, en el momento en el que lo conoció a fondo, sintió como si algo, en algún lado, le hubiese sucedido; algo que no podía ver.

El niño carismático que había sido destrozado en un abrir y cerrar de ojos por el trauma que le estaba tocando vivir lo conmovía; en el fondo, no era su culpa. Aún se estaba adaptando.

Sentía un impulso de querer protegerlo, de querer brindarle el amor que no recibía; ¿pero cómo podría acercarse a él de esa manera? Eran muy diferentes ante los ojos de sus conocidos.

Por la otra parte, Carl se mostraba asombrado al ver a un hombre como Daryl y al ver las cosas que hacía un hombre como Daryl, pero lo dejaba pasar.

Simplemente era una relación imposible desde todos los puntos de vista posibles e imposibles, existentes y por existir; así que ambos continuaron alejados del otro sin siquiera intercambiar alguna de las frases que realmente querían decirse.