7- Cabos sueltos.
Maggi
Irrumpo a través de la puerta primero con Mihai y Nikki detrás de mí. Anton, un viejo amigo de Mihai y al cual yo odio por ser un idiota, se dirige al patio trasero de la casa.
Lágrimas de rabia y venganza llenan mis ojos. La casa está totalmente oscura excepto por una pequeña luz en algún lugar en el pasillo, el olor a café quemado permanece fuertemente en el aire.
Hubo un forcejeo aquí; dos de las sillas alrededor de la mesa de la cocina han sido derribadas, el mantel halado de la mesa junto con la canasta de fruta real como centro de mesa. Bananas, manzanas y naranjas están esparcidas en el suelo de baldosas color caramelo.
—¡Tia! —grito y corro por el resto de la casa con mi arma en las manos y mi
dedo en el gatillo—. Gyeong, ¡¿estás aquí?!
Sin respuesta.
—Ella no está aquí, Beth—dice Nikki detrás de mí.
—¡Gyeong!
—Beth…
—¡Cállate! —Giro rápidamente en el pasillo, pero luego me detengo y me calmo cuando me doy cuenta de que había sido Mihai quien gritó mi nombre la segunda vez.
Nikki nos deja solos y desaparece a través de la entrada de la sala de estar para revisar el resto de la casa.
Mihai se acerca a mí, con una pequeña luz LED nocturna conectada a la pared al final del pasillo brillando débilmente contra un lado de su cuerpo; una sombra cubre
el resto.
—Escúchame —dice ahuecando la mano sobre un lado de mi cuello—, no está muerta. Mírame.
Mis ojos se alzan del piso y hago lo que él dice, las lágrimas rodando por mis
mejillas.
—¿Cómo lo sabes? ¿Eh?
—Porque ella no está aquí —dice Mihai—. Quien sea que se la llevó quiere algo de nosotros y no va a matarla. Ella es su garantía.
Recuerdo cuando una vez fui la garantía. Cuando Jana fue la garantía allá en Woh Hum.
Me seco las lágrimas de nuevo, pero la rabia arde en mis ojos. A quien quiera que hizo esto, quien quiera que encontró a Gyeong, la única madre que realmente he conocido alguna vez, y se la llevó de esta casa de seguridad en Hanok, lo mataré. ¡Lo mataré, maldita sea!
Una luz brillante se derrama en el pasillo proveniente de la sala de estar, tras el clic en una lámpara.
—Hay otra nota —dice Nikki en voz alta.
Me abro paso más allá de Mihai y me apresuro hacia la sala de estar,
arrebatando una ficha blanca de 8x13 de la mano de Nikki. Está escrito en lápiz. Lo leo para mí primero y luego en voz alta.
ENCUÉNTRAME EN EL EDIFICIO DE LA CALLE 66AVA Y TOWS ST. A LAS 2:00 AM.
Mihai y Nikki intercambian una mirada.
Miro de ida y vuelta entre ellos, la
tarjeta doblándose entre mis tirantes dedos. Noto por el rabillo del ojo, el cuerpo de Vadim tendido en el suelo detrás del sofá, una bota negra en el extremo de su pierna larga sobresaliendo en el suelo.
Pero no digo nada porque Nikki y Mihai ya lo han visto.
Ellos saben que es el guardia que enviaron aquí para vigilar a Gyeong y no hay nada que necesite ser dicho aparte de lo obvio: quien quiera que secuestrara a Gyeong lo mató cuando irrumpieron y se la llevaron.
—¿Entonces fue el hermano de Apollo? —digo—. ¿Él hizo esto? —Miro a Mihai—. Sacó a Apollo de mi sótano delante de tus narices, Mihai. Estoy segura que fué Osiris.
Mihai toma su teléfono celular del bolsillo de su saco y pasa el dedo índice sobre la pantalla de cristal.
—¡Mihai!
Él levanta su mano hacia mí cuando quien quiera que esté al otro lado del
teléfono responde, probablemente Ronin, y capta su atención.
Aprieto los dientes tras labios cerrados y espero con impaciencia.
—Sí, había otra nota —dice Mihai en el teléfono y luego le lee de nuevo la nota a su interlocutor habiendo recordado palabra por palabra—. ¿Tienes noticias de Osiris?
—Ponlo en el altavoz —interrumpo urgentemente, dando un paso más cerca de Mihai.
Sin dudarlo, Mihai desliza su dedo pulgar sobre el icono del altavoz y la voz de un hombre se canaliza en la habitación.
—Fue una carnicería, jefe —dice Ronin—. Cuando pisamos territorio Stone, encontramos a Osiris muerto y…—Él parece haberse sorprendido hasta quedar en silencio.
Mihai, Nikki y yo nos miramos entre nosotros.
—¿Ronin? —habla más alto Mihai.
Le toma un momento, pero finalmente dice:
—Déjeme devolverle la llamada enseguida,jefe—y cuelga inmediatamente, sin siquiera darle tiempo a Mihai de decir nada si hubiese pretendido hacerlo.
—¿Qué diablos está pasando? —dice Anton distraídamente entrando por la puerta corrediza.
Da un paso alrededor del sofá en sus botas de motorista de cuero negro y se
agacha junto al muerto, con su arma sobresaliendo de la parte de atrás de sus pantalones. Luego enciende un cigarrillo.
—¿Qué estás haciendo, idiota? —Me acerco resueltamente y de un manotazo le arranco el cigarrillo de la mano. Éste golpea el piso de madera; motas de brasas ardientes chisporrotean desde el extremo y se consumen cuando tocan la madera—.
¡Esta es la casa de mi tia, Anton! ¡Ella no fuma y no vas a fumar en su casa!
Las manos de Mihai se pliegan alrededor de la parte superior de mis brazos desde atrás y me aleja cuidadosamente.
—Controlate, mujer —dice Anton, con su acento alemán. Él gruñe y toma el cigarrillo de nuevo en sus dedos.
Luego gira la cabeza en ángulo para verme y dice—: Sé que estás enojada en este momento, cachorrita, pero no te desquites conmigo.
—No me llames así.
—Anton, cierra la boca—ordena Mihai.
Nikki susurra cerca de mi oído:
—Luchar con Anton no va a ayudar a encontrar a la Sra. Gyeong. Cálmate. Pon a un lado tu odio por Anton y céntrate en lo importante.
Fulmino con la mirada al alemán que sigue agachado delante del cuerpo.
Él apaga el cigarrillo en el lado de su bota, me da la espalda y comienza a revisar los bolsillos del muerto.
—Te has vuelto blando, amigo mio —dice Anton, de espaldas a nosotros—. Dejando que una mujer te diga qué hacer.
Él se pone de pie y mira a Mihai a los ojos.
—Antes que ella apareciera no era el tipo de cosas que hacíamos—prosigue—. Salvar a las ancianitas. Recibir a una cachorrita sin la vacuna contra la rabia. Qué viene después… ¿gatos en los árboles?
Levanto la barbilla, pero no digo nada.
Mihai mantiene fácilmente la calma
porque Anton es su amigo y para este momento está más que acostumbrado a su comportamiento.
Nikki pasa como una exhalación junto a nosotros.
—¡Dios mío!— grita con voz aflautada sujetando un mini Peanut Butter Cups de Reese en sus manos— ¡Son mis favoritos!
—Nikki, no es momento para…
Nikki abre el paquete.
—Oh, estoy seguro que a la Sra. Gyeong no le importará.
Me siento en la mesa de café junto a él, apoyando los codos en la parte superior de mis piernas y colocando la cabeza en mis manos de forma exhaustiva.
La luz de la pantalla del teléfono de Mihai comienza a brillar en su mano.
Él contesta y pone a Ronin en el altavoz de nuevo.
—Tenemos a uno, jefe. Está muy golpeado pero vivo —dice Ronin, sus palabras llenas de emoción—. Lo haremos hablar.
—Estaremos con Nikki allí pronto. Espera por nosotros.
Cuelgan.
Todos estamos pensando lo mismo, incluso Anton.
—Sin Osiris vivo. ¿Qué crees que quieran?—pregunta Nikki con la boca llena.
—Podría ser un montón de cosas —responde Mihai.
Da un paso a mí alrededor para comprobar el cuerpo por sí mismo, agachándose junto a él tal como lo hizo Anton.
—No estamos escasos de enemigos, me temo. Quien quiera que sean —dice Mihai deslizando su teléfono de nuevo dentro de su chaqueta.—, no son aficionados. —Suspira—. Sabían dónde encontrar a la Sra. Gyeong aunque la hemos mudado tres veces en el último año. —Él señala el cuerpo de Vadim—. Y dudo que él tuviera algo que ver con eso.
—Pero ¿por qué llevarse a mi tía? —pregunto.
—No lo sé—dice Mihai—, tienes un pasado, Beth. Mucho más peligroso que el nuestro.
—Es una posibilidad—dice Nikki—. Supongo que puede tratarse de algún cabo suelto.
Miro entre Mihai y Nikki.
Anton niega con la cabeza, manipulando sus labios hacia un lado de su boca.
—Esto es lo que sucede cuando eres un novato con aires de asesino—Él mira hacia mí cuando dice esto.
Le sonrío con suficiencia y miro el reloj de la mesita.
—Bueno, tenemos seis horas para averiguarlo.
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Mihai
—Es todo suyo, jefe — me dice Ronin a la vez que termina de sujetar a uno de los hombres de Osiris en la cama.
Empieza a despertar cuando le corto la corbata. Le doy la vuelta y le ato fuertemente sus muñecas, luego hago un trabajo rápido con el resto.
—¿Qué está pasando? —pregunta el hombre, aturdido.
—Quédate quieto —le dice Nikki—. Tus muñecas están atadas para tu propia protección. Si te mueves, tratas de escapar, la atadura alrededor de tu polla se ajustará con fuerza. Cuanto más te muevas o luches, más tenso se pondrá. —Retrocede unos pasos—. Entiendes la idea.
—¡Puto cabron!— sisea con rabia— ¡Voy a matarte!
Nikki sonríe y luego se sube a horcajadas sobre el pecho del hombre y éste maldice.
—Ah, dímelo otra vez… me pone cachondo cuando me insultan.
—Puto cabron de mierda.
—Ya me estoy enamorando de ti…
—¡Puto de mierda!
Nikki se mueve encima de él y chilla de dolor cuando la atadura de plástico alrededor de su polla hace lo que le dijo que haría.
—Otra vez… —alienta Nikki moviéndose un poco más.
—Puto… cabron…
—Otra…
—¡No! ¡No! ¡Basta! Por favor… deja de moverte.
Nikki se encoje de hombros.
—Es un progreso.
Nikki se inclina, lo toma de la cara y le pasa la lengua por la comisura de su boca. El tipo se remueve como loco enajenado y maldice mientras el movimiento lo hace estremecerse.
—Hoy hemos tenido una noche entretenida, ¿no crees Ronin?
Ronin se ríe y asiente.
—Cielos, me encanta tu cabello—dice Nikki enredando su dedo en un mechón de su pelo rizado—Supongo que no te irán las pollas, ¿no?
—¿Qu… qué?
—Igual si aceptas una cita conmigo, te perdono la vida.
—Nikki… no te desvíes— replico.
—Venga ricitos de oro, háblame de tus parafilias—dice Nikki acariciando su mejilla—¿Qué te gusta? ¿Qué es lo que te pone? Hoy vengo cargado de amor.
El tipo lo observa con desdén pero al ver que Nikki le devuelve la mirada con una sonrisa diabólica, responde:
—Me… me gustan las mujeres. No tengo ningún interés en los hombres a menos que...
Nikki da una palmadita en el aire, animado.
—¡Oh, hay un "al menos"! ¿Oíste eso, cielo?
—Nikki…—le advierto.
—Bien, bien. Ronin, el cuchillo—ordena estirando su mano con la palma hacía arriba.
Ronin le extiende un cuchillo a Nikki y éste le presiona el filo en su garganta.
—Hay otra forma en que esto puede terminar aún más rápido — digo pateando la cama. Él gime de dolor.
Nikki inserta la punta lo suficiente como para sacar un poco de sangre y que sepa que hablo en serio.
—¿Quién se llevó a la señora Gyeong?—Pregunto.
—¿Eh?
Nikki inserta más el cuchillo.
—¿Quién se la llevó?
—No tengo idea que hago aquí, ni de quién están hablando pero…
Nikki tapa su boca con la mano y pregunta con tono inocente:
—¿Mihai?
—Dime, amor.
—¿Qué tan lejos puedo llegar para que me suelte quien liberó a Apollo Stone y se llevó a Gyeong antes de que desgarre su garganta?
Ronin se voltea a verme.
Tomo asiento en la mesa que está a un lado de la habitación, cruzo las piernas y miro al techo pensativo. Luego, sonrío.
—Haz lo que te dé la gana, mi amor…
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¡Hola bellezas!
Lo sé, lo sé... Dije maratón y solo hay dos capítulos pero déjenme contarles que enfermé luego de publicar aquello en el tablero de este perfil.
¿Vivo enferma? Si.
Por lo tanto estoy intentando seguir escribiendo en los ratos que me siento un poco mejor. Esto significa que iré subiendo los capítulos a medida que los vaya terminando para cumplir con ustedes.
Por otra parte, quería pedirles amablemente a aquellos lectores que están releyendo la trilogía o respondiendo comentarios que por favor lo hagan sin spoliers.
La razón es más que obvia.
Agradecida como siempre a esos lectores que se toman el tiempo en leer, votar y comentar.
¡Nos leemos pronto!
• Ciao.
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