Karamatsu iba caminando por el pasillo cansado con el trabajo de ese mismo día, por la mañana había despertado temprano en preparar el desayuno para los demás en la residencia, gustaba de alimentar a la familia y era ayudado por Choromatsu quien siempre compartía su interés del cuidado en la organización después ayudo a preparar a Ichimatsu para salir en busca del informante, les tomo toda la mañana lo que imposibilito en llegar a la residencia temprano. Al encontrarlo un mal entendido fue causado por parte del informante y unos hombres de negro obligaron a combatir a los dos mafiosos y como la mayoría de las veces que se encontraban ambos jóvenes, termino mal, los hombres con quienes intentaron interactuar fueron brutalmente asesinados por el mismo Ichimatsu quien no soporto la discusión contra el informante, Kara en protección del menor termino por asesinar a los restantes.

Ambos jóvenes salieron levemente lastimados, la información que debían de necesitar para las carreras de esa noche ya era nula y el dinero que debían de conseguir seria cuestión de suerte. El caminar de joven Sottocapo lo delataba, su preocupación no por perder el pedido si no por ver nuevamente en como golpeaban a su compañero, sin poder evitar la brutalidad y el fin de varios hombres.

-Mierdamatsu -escucho el joven levantando su mirada, observando ya en el salón a Caporegime Ichimatsu apoyado en una pared. Su cabello revoltoso, camisa morada, un vest negro doble botón, pantalones negros, zapatos lustrados, una funda con una arma en su muslo derecho y un cigarrillo entre su labios. Solo verlo levanto el ánimo de Karamatsu, la persona a quien había cuidado desde que conoció estaba frente suyo y solo la alegría de tenerlo cerca, animaba el pesado dolor de su pecho, desde hace ya mucho tiempo ha sido su compañero de pelea, de familia y su amante.

-¿Que tienes allí? -pregunto el joven de cabello desordenado al acercarse a Karamatsu tomando los papeles de sus manos y observarlo. -Es el informante, muerto. -levanto su mirada cansada y sonrió- ¿Acaso te he metido en problemas?

-Nom, nom, nom, my Little brother –negaba con el dedo índice y una sonrisa que lograba sentirlo superior y calmante según él. – Tu jamás me meterás en problemas, solo son cosas mías así que no tienes de que preocuparte -respondió Sottocapo, acariciando la mejilla del joven quien sin entender la reacción dio un gesto de desprecio.

-Tsk... No me mientas, Osomatsu te ha vuelto a poner las cosas encima -el comentario hizo reaccionar a Karamatsu, tomando al chico del brazo y abrazarlo, comenzando con unas suaves acaricias de reguardo en el cabello del menor.

-Don't worry my love, no hay problem ya que dinero tenemos de sobra para pagar el encargo -susurro en el oído de Ichi terminando con una lamida que hizo sobresaltar de nervio al menor, rápidamente cubrió su oreja y exclamo al mismo tiempo que agarraba a su superior de la camisa.

-Idiota, esquivas mi pregunta otra vez. ¿¡Nuevamente tienes que encargarte de todo!? -pregunto mirando directamente a los ojos despreocupados de Kara, quien sonrió con agrado.

-Todo está bien, solo estoy ayudándolo -dijo apoyando su mano sobre la de Ichi quien lo mantenía agarrado con fuerza de la ropa casi levantándolo.

-Deja de jugar conmigo Karamatsu, si te estoy metiendo otra vez en líos ¡no dudo en meterme una bala en la cabeza! –reclamo nuevamente usando su mano diestra en forma de pistola sobre su cabeza.

El comentario dejo perplejo al mayor quien ya había recibido anteriormente esas amenazas, su mente estaba siendo recorrida por varios pensamientos que lo devoraban por dentro y solo una sacudida basto para hacerlo reaccionar.

-¡Ichimatsu!¡Cállate! -grito al soltarse del otro, Caporegime miraba con asombro a su superior que nunca antes había respondido con tan brusquedad. Karamatsu lo puso tenso, obligándolo a retroceder volviendo a encontrar la pared en su espalda.

-No lo hagas, no eres un peso para mí.. Sabes que eres lo único que tengo y ¿tú piensas en balearte la cabeza? -comento arreglándose la corbata y la camisa azulada ya arrugada.

El cuerpo del menor estaba rígido mientras desviaba su mirada al suelo, arrepentido. Karamatsu suspiro y con una leve sonrisa se acerco volviendo a abrazar al joven entre sus brazos, Ichi apoyo su cabeza en el pecho de su superior, susurrando..

-Solo no quiero volver a darte problemas, siempre lo hago y tienes que pagar por mi culpa -nuevamente caricias apoyaban al menor y una sutil risa escapo de Karamatsu.

-Te amo -susurro- yo seré el que te mantenga vivo en este infierno, solo déjame tenerte a mi lado.

El salón estaba vacío con los dos chicos abrazados, solo el sollozo del más joven comenzaba tomar presencia pero una suave melodía cantada por el Sottocapo retomo la tranquilidad de ambos.

-Te amo Karamatsu... no me dejes solo, no de nuevo.