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Consigliere Choromatsu

El beso que jugaban ambos jóvenes se volvía con el pasar de los minutos más intenso que de costumbre, el chico de vestimenta elegante, ajustado y ordenado con solo su cuello sobresaliente de su camisa verde sostenía aún agarrado a su superior de la camisa roja, arrugándola con la presión que le daba.

A Oso no parecía molestarle el agarre tan irrespetuoso del menor, ya que se dejaba llevar por la necesidad del beso que le devoraba la boca, pedazo a pedazo. Ambas lenguas se juntaban, entrelazándose con esfuerzo dejándose llevar mientras unas caricias comenzaban a sobresalir, Choro sentía como iban recorriendo su cintura, bajando con agarres bruscos, su ropa se arrugaba y levantaba hasta sentir un viento frio que dándole un escalofrió recorrer por todo su cuerpo. El abdomen del Consigliere era descubierto dejando ver su tez blanca mientras la mano juguetona del mayor daba caricias frías que sin cuidado bajaron al inicio del pantalón desabrochando con desesperación el cierre entretanto dominaba el beso que había empezado el chico de cargo inferior, Choromatsu habia soltado su agarre convirtiéndolo en caricias que rodearon el cuello de su jefe hasta llegar a su cabello, despeinándolo.

En la habitación semi-iluminada, se devoraban estos dos chicos, el Don ya manteniendo bajo su poder a su Consigliere el cual ya con su ropa desaliñada y espalda apoyada en la puerta exigía la atención que no había recibido en todo el día.

-O-Oso~.. -alcanzo a murmurar entre un suave jadeo que escapo de su boca al sentir la rodilla de su superior presionar bajo su entrepierna. La presión lo hacía estremecer, obligándose a si mismo apoyarse de los hombros del joven quien con una sonrisa en rostro parecía querer más. Choro con su cara completamente roja, evitaba la mirada que lo mantenía bajo imposición, su cuerpo ardía y con su mirada puesta en su propia entrepierna, observando la escena que le provocaba gemir. Oso con su diestra se apoyaba de la puerta mientras obligándose a levantar su pierna daba opresión en su objetivo notando como el bulto sobresalía del cierre desabrochado de su Consigliere.

-Vamos, no tienes porque guardarte esos pedidos. -susurro al acercarse al oido del menor, quien al escucharlo oprimió su jadeos de vergüenza. -Sí que eres obstinado -comento con el ceño fruncido al no seguir escuchándolo, dio una relamida en su oreja provocando un sobresalto del menor.

-B-Basta..

-No pienso detenerme

-¡Tu sí que eres un obstinado! -reclamo al instante el joven preso contra la pared, quien nuevamente fue sorprendido con una caricia que dejo escapar sus gemidos más seguidos. El agarre de su miembro por fuera de su ropa interior lo hizo débil, sus piernas temblaron y en respuesta Oso, río en tono depravado.

-Esta noche no escaparas- las palabras zumbaron por un buen rato en la mente de Choro, quien obligado por sus gemidos se dejaba tocar y acariciar, sabiendo que su cuerpo ya no respondería a sus ordenes si no a las de su jefe que lo tocaba ya introduciendo su mano en el interior de su entrepierna.

-Que terco eres.. -respondió al forzar el acercamiento de Oso, besándole los labios revolviendo nuevamente su cabello negro mientras se dejaba masturbar, produciéndole en su cuerpo los movimientos pélvicos que delataban su necesidad de atención. Los jadeos se resonaban en la habitación, ambos se deleitaban con el sabor que complementaban su bocas al besarse y acompañado del sonido húmedo de la frotación, logrando el ambiente cálido para los dos.

...

Un chico de amplia sonrisa recorría ya el pasillo bastante animado seguido de un joven bastante tierno que con una leve sonrisa, caminaba cegado al estar centrando solo en una pantalla que ocupaba su atención.

-Jyushimatsu-Niisan, ¿no deberíamos estar reclutando? -musito el chico que mantenía su manos ocupadas con el aparato de color blanco.

-¡HAI HAI HAI! ¡¡Necesito autorización de Ichimatsu-Niisan!! -respondió el joven de camisa color mostaza, quien al pasar por fuera de la oficina del Don se detuvo con una expresión de impresión sin quitar la sonrisa de su rostro.

-¿Sucede algo, Capodecime? -dijo al detenerse unos metro más allá, sin haberse dado cuenta que había pasado a su superior. El joven de mirada impresionada mantuvo su silencio para luego sacudir su cabeza y agitar sus brazos, dando distintas poses que Todomatsu no comprendió.

-¡Totty! -intento susurra Jyushimatsu, llevando su manga alargada a su boca en representación al silencio. Ambos jóvenes se quedaron un buen rato en el pasillo hasta en un fuerte grito se escucho detrás de una puerta que sobresalto a ambos jóvenes. -¡Totty! -exclamo Jyushi.

...

El grito que había dado Choro fue bastante evidente y mucho más con el hecho de que Oso, acallara su orgasmo con su mano sucia del líquido pegajoso. El Don ya había notado la presencia los dos chicos que se quedaban en el pasillo. ¿Su plan de llegar al final nuevamente habría fracasado?

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