Caporegime Ichimatsu
La boca del Consigliere estaba siendo suprimida de sus quejidos mientras aun miraba sonrojado al chico de buen vestir presionándolo contra la puerta, percibía el pegajoso liquido que obligaba mantener su boca cerrada al mismo tiempo que la presión en su entrepierna se aliviaba al compas que su cuerpo agitado se estremecía del cansancio.
-Shhh.. -susurro Oso al mirarlo con seriedad poniendo más atención al ambiente dando una leve sonrisa. El bullicio del Capodecime Jyushimatsu era inigualable pero sin importancia al igual que Soldato Todomatsu, que al rato de no escuchar nada continuaron por su camino en completar su trabajo. Oso se mantenía al margen, apoyado de la puerta y entremedio Choro quien aun con rostro cubierto, pedía un respiro. El Don percatado y ya
diluido de su alrededor, mira el rostro de su protegido alejando su mano de su boca dejando a su vista el mentón y labios sucios tras el esparcir del esperma producidos por el mismo Consigliere. La mirada de Choro solo insinuaba cansancio e excitación de la adrenalina que recorría su interior ya en el instante que Oso lo había hecho callar.
-¿E-es que acaso me vas a dejar con las ganas?.. -musito de entre sus labios pegajosos, el tono que a su superior lo hacía enloquecer. Oso lo miraba con recelo y una sonrisa que no era difícil de reconocer, todo iba por un buen camino y las caricias que a poco comenzaban a desvestir el cuerpo sudoroso del Consigliere que provocaba la ansiedad de Oso.
-Siéntate en el escritorio, ahora. –Ordeno el Don a soltar sin dificultad el cuerpo de su servidor, el joven desnudo asiente y avergonzado se dirige al lugar señalado con un problema en su caminar. Oso al girarse no evitaba mirar el trasero de Choro quien ya intentaba sentarse, el joven de camisa de roja comenzó por desabrochar su pantalón y al desordenar su cabello tratando de tranquilizar sus impulsos se abalanzo sobre el indefenso Consigliere, mordió sin piedad el labio, cuello y hombros del joven que jadeaba de dolor.
Choro no evitaba dejarse llevar por el momento, le agradaba sentir la necesidad que su superior le tenía, apoyaba ambas manos sobre el escritorio haciendo resistencia del peso que tenia encima devorándolo. Oso deseoso acariciaba los muslos desnudos, sus manos estaban inquietas y sin conciencia de sus acciones separaba las piernas del joven aun mordiendo y besando. El menor desnudo se mantenía al margen de la situación siguiendo el juego complacido y dedicado a que su superior hiciera lo que quisiera con su cuerpo, al sentir un suave beso en su glande comienza por estremecerse y un jadeo inesperado fue escapado de su boca que rápidamente fue seguido por más en respuesta a la introducción de miembro completo en la boca de Osomatsu.
Consigliere solo dejaba que su gemidos se escucharan por toda la oficina mientras se dejaba llevar por el momento con su mirada en el techo oscuro y su cuerpo agitado, disfrutando cada felación que recibía, evitando mirar al joven quien se mantenía entre sus piernas.
-¿Te agrada?- pregunto el joven jefe quien volvía a introducir entre sus labios la mojada erección.
-Ahh ~ S-si, más ~ -comentaba entres sus gemidos mientras comenzaba a acariciar el cabello del Don insinuando su petición a más.
-¿Más? –Sonrió levemente al sentir las temblorosas manos de Choro en su cabello- Entonces déjame darte más.
El comentario de Oso hizo que el joven de rostro sonrojado se estremeciera de solo escuchar esas palabras sabiendo que era lo que sucedería a continuación.
-Ya estas completamente dilatado con mi saliva, deberías compartir este placer conmigo. –musito el mayor alzando ambas piernas del Consigliere que recostado en el escritorio se encontraba agitado pidiendo más.
Oso se levanto con su pantalón desabrochado, su miembro ya se encontraba fuera erecto mientras que su actitud ansiosa lo hacía actuar más rápido de lo normal, posicionaba ya sin cuidado su miembro en la entrada del joven que rápidamente comenzó a quejarse por la introducción brutal.
-¡AH!
El joven desnudo buscaba desesperado una manera de aferrarse al escritorio, sentía como su abdomen era recorrido por caricias que intentaba calmar su agobiado dolor a acostumbrarse en su cuerpo agitado. Al dejar que sus quejidos se convirtieran en silencio, Oso llevo las manos a la cintura del menor, sujetándolo y comenzar con su deseado momento. Las penetraciones no habían sido suaves, la habitación tomaba nuevamente los gemidos dolorosos y placenteros de hace ya un rato, con dos voces agitadas y desesperadas por más. Embestidas salvajes no dejaba más que jadeos intensos de ambos y el sonar del choque entre ambos cuerpos hacían disfrutar a cada uno a su manera.
Era inevitable que después de varios minutos, ambos jóvenes se dejaran llevar por el tiempo y al igual que la resistencia de ellos mismos, su clímax se hizo presente. El menor volviendo a salpicar en variadas direcciones el liquido blanquecino mientras que el Jefe llenaba el supuesto vació del interior de su amante.
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En un callejón de la ciudad baja caminaban dos jóvenes tomados de la mano uno más adelantado que el otro, Caporegime era llevado por su superior Sottocapo quien parecía más alterado después de haber salido de la residencia. El joven de cabello desordenado parecía más tranquilo después haber sido calmado por su superior que logro convencerlo de ayudarlo en su trabajo requerido.
-No te preocupes, nos tomara poco tiempo. Sé que el informante que buscamos nos sacara de este aprieto –comento el subjefe al tirando en su impaciencia a su compañero de la mano. Caporegime continuaba su caminar con un dolor en pecho, su miraba había bajado hacia sus pasos que no se lograban ver por completo en la noche oscura con las calles poco iluminadas. Su dolor era común para él, solo lograba calmarlo de una forma y si, era estando con el mismo joven que lo arrastraba por las calles en busca de la solución del problema que le había puesto encima. Tenía en claro que su compañero no estaría tan alterado si él no hubiera cometido el error de matar su principal comunicador, le era inevitable sentir la culpa pero allí se encontraba ayudando a quien lo soportaba todos los días, el joven quien no lo conocía lo había ayudado, al único que respetaba por tratarlo como tal y quererlo a pesar de todos sus defectos, él era una basura que nunca fue comprendido pero a pesar de decirse eso todos los días aun seguía los pasos de su subjefe, quien lo hacía valer. Su amor no resaltaba en comparación a la de Karamatsu pero comprendía su inadaptación en darle tantos problemas a su compañero amante.
-Lo lament...- su comentario no logro finalizar al solo sentir que la mano que lo sostenía, lo dejaba. Ichi levanto la mirada de golpe, estaba inmóvil al observar a su tan preciado amante alejarse por encontrarse con un joven de baja estatura, el informante que tanto el Sottocapo Karamatsu buscaba.
Una charla amistosa parecía haber entre el joven quien a oscuras no se lograra reconocer, Kara no trataba de disimular sus problemas al hablar buscando la solución que lo tenía tenso esa noche.
Caporegime con su postura encorvada estaba a unos cuantos metros de los dos hombres a discusión, el informante se encontraba intimidado al percatarse de una mirada de odio que jamás habría presentido en medio de la oscuridad, detrás de Karamatsu le incomodaba y su nerviosismo ganaba en culpa de los escalofríos que recorrían su cuerpo.
La solución fue rápida y un pequeño papel doblado le fue entregado al joven Sottocapo inquieto.
-¡BINGO!–exclamo Karamatsu al ver correr a su informante sin despedirse, Ichi miraba como el intranquilo joven que tenía hace un rato en frente se giraba con una amplia sonrisa de encanto que le calmo la sed de sangre que había sentido ya hace unos segundos.
El trabajo está cumplido.
Ichimatsu se encontraba acorralado contra la pared de unos de los callejones antes recorridos, de un segundo a otro cuando volvían a la residencia, Kara quien parecía tranquilo lo ataco pero no manera asesina como había visto antes al asesinar individuos si no de la mirada de deseo que de un momento a otro logro controlar sus acciones, terminando por ser acorralado y besado con satisfacción. Sin dudarlo Ichi correspondió al beso, que hace ya bastante tiempo necesitaba, era lo que calmaba su dolor de pecho que había mantenido todo el día guardado, sería el momento adecuado para tener una aventura a esas horas de la noche y en medio de la calle en madrugada. No había duda, la desesperación de Kara hacia presencia, su lengua intentaba en cada momento introducirse en la boca de Ichi quien evitaba con recelo de darle gusto.
Sus labios se separaban y la mirada que tanto le gustaba a Ichimatsu le recorrió el cuerpo con un escalofrió que le asusto.
-¿Qué es lo que pasa ahora?- pregunto Kara al relamerse los labios.
-Tsk.. –la mirada de Ichimatsu se desvió de la vergüenza y sin pensarlo tanto respondió. –No es de importancia. –Por un momento hubo silencio, el joven de cabello alborotado y mejillas rojas no pudo evitar volver a mirar a su superior pero la mirada había cambiado, ojos de comprensión predominaba ahora en el rostro de su amante.
-Claro que lo es, eres importante para mí –respondió Karamatsu al acariciar la mejilla del menor, quien al escucharlo no dudo en sujetar la camisa azul, acercándolo de un tirón. Le beso bruscamente e introdujo su lengua en la boca del mayor como tanto anhelaba él después tanto tiempo.
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