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Ataque


Mientras ajustaba unos guantes de cuero entre sus manos, Consigliere Choromatsu observaba con atención a su jefe esperando una respuesta inmediata a su comentario -Don, todo está listo. – Afirmo el joven de camisa verde.

Osomatsu se encontraba apoyado del carro negro y elegante, manteniendo en su boca un cigarrillo que había sido consumido con el pasar de los minutos y con el cual fue envuelto por una nube de humo. Tras escuchar tranquilo la advertencia, escupió el pedazo de papel incinerado al suelo. - Va bene il mio amore. (De acuerdo, mi amor.)– Contesto al llevar el auricular a su oído.

-¿Por qué me dices de esa forma en este instante? Estamos trabajando. – Suspiro Consigliere acompañado de un ligero rubor en sus mejillas. 

Osomatsu saco su lengua en forma de burla mientras le hacia un pequeño guiño al muchacho quien sin pensarlo dos veces solo pudo poner un gesto irritado en su rostro.

Choromatsu sin pensarlo dos veces llevo su mano diestra al auricular en el cual comenzó a transmitir la señal de ataque – Bien chicos, vamos a acabar con ese idiota.

Karamatsu y Jyushimatsu fueron los primeros en actuar, ambos ingresaron por la puerta trasera de la fábrica donde todo estaba oscuro y húmedo, aquel lugar abandonado era demasiado amplio para ir solo sin saber que estaba tramando Tougo en su interior. Básicamente podría considerarse suicidio si alguien sin experiencia se adentrara a una pelea con aquel malhechor.

Sottocapo Karamatsu desenfundo su arma acompañado de un silenciador, tomando la delantera mientras pedía en susurro al menor el resguardo de su espalda. En respuesta Jyushimatsu asintió junto con una sonrisa leve, sin decir ninguna palabra desenfundo una katana que le había sido otorgada por su jefe. 

Poco a poco se adentraba en los pasillos de aquel horroroso lugar ya carcomido por la vegetación, las paredes rayadas, los cuartos destrozados y los barandales sueltos por la oxidación de las goteras. Sus pasos eran cuidadosos en su andar mientras todo estaba calmado por unos cuantos minutos hasta escuchar un pequeño sonido que llamo la atención del Capodecime.

-Nissan –murmuro tomando la atención de su superior quien se giro para observar los ojos color miel de quien le llamaba.

Karamatsu comprendió en el instante que algo estaba por suceder. Ansioso respondió con una leve sonrisa acompañada de una afirmación para el joven que lo miraba con una sonrisa mucho más amplia y emocionada.

Más adelante se encontraba un cruce bastante extenso entre pasillos de donde aquel sonido había provenido. En el sector, cinco hombres armados se encontraban apegados a la pared, pacientes al asomo de algunos de los mafiosos quienes ya sabían su ubicación. El ambiente era tenso para aquel grupo pues a pesar de haber un silencio no falto mucho para que unos estruendosos golpes empezaran a retumbar el suelo proveniente del pasillo donde se encontraba su objetivo. Dos de aquellos hombres se descubrieron, dando presencia a sus ametralladoras las cuales empezaron a disparar por el pasillo oscuro. 

Jyushimatsu corría desenfrenado con su katana desenfundada podía observar como varios puntos de luces al final del pasillo, acompañados de fuertes sonidos que arrasaban por su lado.

Aquellas balas que eran provocadas por cada disparo de las armas que sin objetivo atravesaban el aire. 

Capodecime lograba resonar en el pasillo el estruendoso sonido que hacía con sus pisadas amenazadoras. Los espantosos sonidos se escuchaban cada vez más cerca y la visión para aquellos hombres era cada vez más clara pues la figura del joven acelerado comenzaba a ser presente en la oscuridad.

Uno de los hombres sonrió abrupto fijando por fin su puntería pero aquella sonrisa desvaneció al instante de ver una delgada luz roja posar sobre su pecho, recibiendo el impacto de solo una bala pasar en su interior. Aquel hombre herido se desplomo sobre el suelo retortijándose de dolor, llamando la atención de sus compañeros. 

Aquellos que aún estaban apegados a la pared observaron con sorpresa el intenso clavado que recibió el siguiente hombre que había estado disparando. El cual fue ensamblado con la katana de Jyushimatsu, quien había tomado el suficiente vuelo para atravesar el abdomen ahora burbujeante y envuelto en sangre del hombreque grito sin cuidado.

-Los encontré -comento el Capodecime con aquella sonrisa enloquecida y ojos asesinos.

...

Al otro de la fábrica, Choromatsu no dudo ni un segundo en prestar atención a aquellos disparos descontrolados que resonaban por todo el lugar hasta dimunuir poco a poco.

-Karamatsu y Jyushimatsu están siendo precavidos, deberíamos a hacer lo mismo. –Propuso el muchacho de camisa verde observando al descuidado mayor que caminaba por delante de él sosteniendo en cada mano una pistola (glock 19).

-No necesitamos precaución, necesitamos acabar con ese idiota antes de que acabe con nosotros uno por uno. – contesto Don en un tono brusco y desesperado. Consigliere solo lo observo apenado conteniendo en su garganta aquellas palabras que podrían enloquecerlo. 

Comprendía el hecho de que su superior había sufrido bastante con aquel hombre llamado Tougo, desde muy pequeños. Aquel día que se vieron por primera vez, Osomatsu no era más que un simple muchacho delgado con ropas sucias, rostro cansado y con su cuerpo marcado por varios golpes de anterioridad.


...Flash-back...


-¿O-oye estas bien? ¿¡Qué fue lo que te paso!?– Pregunto Choromatsu al muchacho con la mirada perdida en el suelo, quien se encontraba escondido entre las basura de un sucio callejón. Pero el joven no contestaba. -¿Quieres que vaya por ayuda?

-No, no lo hagas. Él me encontrara. - demoro en responder entre dientes aquel chico con los labios rotos y cicatrices frescas en su rostro.

-No comprendo, ¿de quién estás hablando? –pregunto de inmediato aquel chico de camisa verde.

-Del hombre que me secuestro- murmuro nuevamente el muchacho con una voz seca y sin sentimiento alguno. – Esta vez tuve la oportunidad de apuñalarlo, pues ya no podía soportarlo más. Ahora no tengo la fuerza para seguir huyendo y solo tuve la idea de esconderme aquí pero al parecer ha sido el peor escondite del mundo, ya que un niño tan simple como tú pudo encontrarme. –rió crédulo ante sus finales palabras.

El cielo estaba oscureciendo, cerrando ese color anaranjado con nubes grises a su paso mientras las suaves y frágiles gotas comenzaban a caer sobres estos dos muchachos escondidos en el callejón.

Choromatsu frunció el ceño, pues era la primera vez que alguien lo llamaba simple, que falta de respeto bufo para sus adentros antes de hablar. -Pues este niño simple puede ayudarte a que ese idiota no vuelva a hacerte daño. –Las palabras seguras e impulsivas de aquel chico llamaron la atención de Osomatsu, quien levanto su rostro descuidado para observar aquellos ojos cristalinos color jade que demostraban el aguante de un regaño directo. Osomatsu dudoso, solo rió de aquella expresión para compartir unas cuantas palabras.

– Que niño más mimado.

-¡No soy un niño mimado! No tienes idea lo difícil que es intentar destacar en un orfanato y cuidar de dos hermanos.

- ¿Tienes hermanos?- pregunto sorprendido Osomatsu mientras olvidaba el descuido de su escape.

-Si, son menores que yo. Así que ya tengo experiencia de cuidar a pequeños indefensos. –Comento orgulloso aquel muchacho de camisa verde.

Osomatsu lo miro por un momento en silencio para luego burlarse de aquellas palabras para respuesta de Choromatsu, quedo sorprendido e indignado.

-¿¡Qué te da tanta gracia en un momento así!?

-Ah, lo siento –comento aguantando la risa- Es solo que ¿has pensado que yo puedo ser mayor que tú? –Choromatsu lo pensó por un momento pero no encontró ninguna importancia ante aquella opción.

Osomatsu con dificultad se puso de pie, su ropa sucia y enlodada decían que había corrido, tropezado e incluso arrasado por distintos objetos tras su huida. Alzo su mano y sonrió. –Mi nombre es Osomatsu. 

Choromatsu observo aquella acción tan desprevenido que al escuchar el nombre, supo responder por cortesía.

-Choromatsu.

-Está bien niño mimado, desde ahora sé que puedo contar contigo.

-Te dije que me llamo Choromatsu –replico tras ser ignorado, inhalo un poco de aire y suspiro-Eres un idiota.

-¿Eh? Que cruel eres, soy un chico herido. Mínimo deberías tener algo de piedad. –Excuso Osomatsu mientras sonría con cuidado.

-Eres un idiota por dejarte raptar también. Ya vámonos de aquí, no tengo más remedio que cuidarte desde ahora.

- Grazie, Choromatsu.


...Fin del Flash-back...


Las notificaciones eran recibidas desde el auricular por el cual la reacción de Caporegime Ichimatsu era de seguir a sus superiores desde la altura. Su mira estaba puesta en aquellos quienes daban ordenes a distancia, era más fácil distinguir a los suyos por el color de sus camisas y ropas elegantes de vestir.

-Ichimatsu, ¿puedes ver algo? – se escucho aquella pregunta proveniente de su Consigliere.

El joven de cabello despeinado, suspiro aborrecido pero sin rechistar hizo una barrida del sector en general, para luego re enmarcar con la mira de su francotirador a una sombra cerca de los dos jóvenes de camisa verde y roja.

-Que molestos –susurro al unisonó que apretaba el gatillo.


...


Al instante de invadir la entrada de la fábrica, un disparo rebaso por el costado de Osomatsu, impactando en un hombre quien estaba listo para una pequeña emboscada.

La sorpresa tanto de Osomatsu como la de Choromatsu fue interrumpida de inmediato pues aquel hombre caído no estaba solo y los disparos de un lado a otro comenzaron a emerger.





//Han pasado 84 años, I know. Gracias a todos por leer esta historia, me alegra de que aún haya gente que le guste mi historia y les pido perdón por la demora//

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