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•Capitulo 32•

~Mikaela•~

El sonido de la calle y la gente hablar rodeaba mis sentidos de forma abrumadora. Miraba hacia el piso perdido en lo más profundo de mí cabeza, el otoño se hacía presente en la cuidad y el viento frío golpeaba mí cuerpo hasta invadir entre mis ropas.
Estaba cerca de la casa de Krul, vivía casi a las afueras de la cuidad en un lugar sin duda alguna de primera clase, y en donde las casas costaban más de lo que yo podría ganar en un año. Dudaba en si llamarla o no, esta visita a su casa fue inesperada en mí plan del día, vestía aún el uniforme del instituto ya que salí corriendo hasta aquí apenas tocó el timbre de salida, no quería atrasarme y hacerla esperar cuando claramente avisó de la hora en que quería que estuviera allí.

Me acerqué a la puerta de una casa donde era la ubicación exacta de dónde me había dicho que era su hogar. Toqué y esperé unos minutos a esperar una respuesta.
A el poco rato, salió una señorita que me invitó a pasear.

–Krul-sama podrá atenderlo en unos minutos, por favor, espere aquí– señaló la sala de estar con una pequeña sonrisa en su rostro– adelante, siéntese–.

Obedecí y me acerqué a la sala, observé el lugar y oí como la chica se retiraba y se perdía entre las paredes de la casa, me senté en uno de los sillones de cuero y el olor a frangansias  se sentía sutilmente, un olor dulce y agradable.

Era una casa realmente bonita, las grandes ventanas dejaban que la luz natural entrara en cada rincon del lugar, me gustaría poder tener una casa así.

–Hola Mikaela, es un gusto volver a verte– los tacones de la mujer resonaron en el lugar, dirigí mí vista hacia ella levandome del sillón por educación para saludarla–.

–Hola Krul, me alegro de que hayas llegado con bien a Japón– le di un pequeño abrazo en saludo, sonreí al ver lo bien que se veía, realmente me sorprendia lo bien que cuidaba su imagen-.

–Fue un viaje agotador, pero bueno, sigueme- me sonrió y camino entre unos pasillos, me dediqué a seguirla hasta dos plantas arriba, cuando llegamos, lo primero que noté fue una mesa con algunos aperitivos y dos sillas una delante de la otra–.

Me envito a sentarme y obedecí.

–Como sabes tengo que hablar contigo de algo que ha estado despertando mí curiosidad– se sentó delante mio sin dejar de observarme ni un segundo, jugué con mis manos por debajo de la mesa nervioso y incómodo a la vez–.

–¿De que se trata?– le pregunté con cierto pesar en la boca del estómago, estaba muy impaciente por saber que era lo que quería–.

–Mikaela Shindō, ¿verdad?–.

Todo se congeló en ese momento, abrí los ojos completamente sorprendido, dudando en si había escuchado bien o no, tragué saliva sintiendo como mí pecho se hundía recordando las cosas que traía ese apellido por detrás, pequeños flashbacks que recorrían mí mente atormentandome.

–¿D-disculpe?– mí voz se quebró notablemente, delatando lo nervioso y extrañamente dolido que estaba por eso–.

–Asi te llamas ¿Verdad? Ese es tu verdadero nombre– su fría y sería mirada penetraba mí alma con tan solo verme, bajé la mirada desmoronandome emocionalmente en segundos–.

–¿C-como...?– susurré con las lágrimas al borde de mis ojos, luchando en mí mente para tratar de contener todo lo que sentía–.

–No fue difícil encontrar información, y la verdad es que lamento mucho todo lo que pasó–.

–¿Que otra cosa sabe? – con firmeza le pregunté, estaba un poco molesto por haber tenido que buscar información sobre mí hasta tal punto en donde se hundió en mí vida privada–.

–Tus padres están desaparecidos del mapa en Japón, nadie responde a su apellido, no has contado a la policía porque razón te abandonaron y como fue que lo hicieron, vi tus expedientes médicos, la mayoría son clasificados por que eras menor de edad, y que te escapaste del orfanato a los 16 años y nadie pudo dar contigo– comentó seria–.

–Es cierto, espero que esté orgullosa por ser tan buena encontrando información– levanté la cabeza y la miré con furia – sin embargo confío en que todo esto no sea para preguntarme el porqué de que mí vida haya sido una mierda desde que era muy joven, porque al igual que con la policía, no diré nada–.

Me miró muy sorprendida por mí forma de hablar, estaba realmente molesto y no iba a callarme nada.

–Hice esto para ayudarte– su mirada se suavizó al hablar, quiso tomar mis manos pero me aparté de golpe, debía entender que no podía meterse así en mí vida, y con más razón el que ella y yo seamos unos desconocidos, esto me dejaba muy claro la persona que era– quiero que me comprendas, si nunca planaebas contarme nada jamás podría haberte ayudado–.

–Pero eso no le daba derecho a meterse en mí vida– la enfrenté, dejando las lágrimas de lado y mostrándome firme ante ella– agradezco que se preocupe, pero esa no era la manera de ayudarme – una presión invadió mí pecho dejándome sin habla, con fuerza, escupí las últimas palabras que tenía por decir– todo lo que ahora sabe fue un tormento por muchos años cuándo viví en el orfanato, me costó callarme y enterrar mí pasado en lo más profundo de mí cabeza. Tratar de seguir adelante me costó mucho más y usted no tenía porque encararme toda esa mierda– me miraba sorprendida, no encontraba las palabras para responderme, pero ella misma sabía que tenía razón y que no había otra cosa que mejor pudiera hacer que guardar silencio– espero que no tenga nada más que decirme, porque yo tengo que irme, necesito volver a mí departamento, disculpe–.

Me levanté de la silla y empecé a caminar por dónde había venido, llegue a la puerta y salí a la calle, sentí el aire fresco golpear mí rostro y las lágrimas salieron por si solas y me derrumbe.

Limpiaba las lágrimas pero no podía calmarme, jadeaba y era algo que no podía controlar, me había dolido muchísimo, ella había tocado aquella herida que me lastimaba desde hace mucho tiempo y estaba derrumbandome de nuevo.

Caminé por mucho tiempo, lejos de todo a mí alrededor, estaba muy mal, me ardía el pecho de solo respirar. Llegué a un pequeño parque y me senté en una banca, de mí mochila saqué mí móvil y marqué su número, no contestó a la primera, marqué otra vez y su voz se escuchó al otro lado de la línea.

–Yuu...¿puedes venir?...

—❇—

Hola!!
Como están todos?
Lo siento por la demora, estaba un poco abrumada por todo lo que está pasando actualmente, la cuarentena es aburrida pero hay que acatar las órdenes del Gobierno 😔✌
Espero que les haya gustado, sacaré el próximo capítulo en poco tiempo, para que tengan algo que los entretenga en esto esto.
Para las personas que están pasando una fea situación en sus países, mis condolencias, espero que todo mejore, para todos.
Muchas gracias por leerme, nos vemos pronto.
Adiós~

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