•Capítulo 23•
~•Mikaela•~
El clima se habia vuelto calido, el aire frio había desaparecido por completo de la cuidad, las personas que pasaban por las calles se les notaba cierta comodidad a tan buen clima de esta tarde, y no tendrían por qué quejarse, era un ambiente acogedor y refrescante a comparación de esta mañana.
La cafetería estaba repleta, no esperaba ver tanta gente un dia lunes, pero las predicciones habían fallado, hoy no era un dia de suerte para nadie, todos estábamos ocupados, de aquí para ayá sin tiempo para un descanso, era sumamente agotador.
– ¡Mikaela! ¡Por el amor de Dios! ¿¡Puedes concentrarte en tu trabajo!? ¿¡Que no ves que necesitamos apoyo!?¿¡¡Que no ves!!? – la irritante voz de uno de mis compañeros gritarme hizo que casi muriera del susto, a pesar de la bulla cotidiana de las personas hablar, el grito se escuchó por encima de todo aquello, captando la atención de más de uno –.
–A-ah...s-si, perdona – dejé de soñar despierto y traté de recoger la mayor cantidad de pedidos posibles y entregarlos a las mesas correspondientes, pero no era una tarea fácil, no con tanto alboroto y mi falta de concentración–.
Caminé rápidamente a las mesas que me correspondían, deje los pedidos, e iba a las demás mesas tomando ordenes y recogiendo los servicios usados.
Vi a Lacus por lo lejos, hace dos días que no nos dirijiamos la palabra, no habia razón de ello, simplemente nuestro trabajo y el cambio de hora en la escuela nos lo impedía, poco a poco lo perdí de vista, se notaba extraño, tal vez...mas sonriente de lo normal.
Ignore mis pensamientos, y busque mas cosas de las cuales pudiera hacer, asi que continúe con lo mio cumpliendo con mis responsabilidades.
Horas mas tarde, la multitud habia disminuido notablemente, estaba ordenando unos cubiertos en la barra a un lado de las mesas, no tenía prisa asi que lo hacia con calma.
–Hey, Mikaela – una voz femenina llamó mi atención al pronunciar mi nonbre, sentí una mano agarrar mi hombro suavemente, voltee en mi mismo eje encontrando a una de mis compañeras de trabajo – Alguien te busca –.
Me quede en silencio, analizando silenciosamente sus palabras, sintiendo una especie de presión en la boca del estomago, algo en mi me decía que aquella persona que me buscaba era por alguna razón importante, porque tenia la opcion de buscarme personalmente, ya sea en el trabajo o en la escuela.
–¿Quien me busca? – pregunté con una notablemente incógnita en mi voz impaciente por saber a que se debia todo esto –.
–No lo sé – la chica delante mío desvió la mirada a un punto detras de mí, señalando con esta misma un lugar en específico – pero lo que sé, es que te espera en la zona Perla –.
Mi compañera se retiró cuando habia terminado de hablar dejándome totalmente sorprendido ante esa declaración.
La zona Perla de la cafetería es la mas lujosa del lugar, eso también quiere decir que era sumamente costosa, pedir un simple café era un dineral gastado en solo un producto, era un lugar que los trabajadores de la zona Plata (donde trabajo yo) no tenían permitiendo entrar, no sabia cuáles eran las razones de eso, pero eran órdenes y no queria desobedecerlas.
Caminé en dirección al lugar notablemente nervioso, nunca habia intentado entrar allí, me sentia como esas películas de misión suicida, literalmente.
Asomé mi cabeza a la puerta de cristal por una de las esquinas del lugar, habia un señor parado allí, toqué varias veces para captar su atención, cuando este volteó, abrio la puerta y al instante me preguntó.
–¿Eres Mikaela Hyakuya? – sujetaba un pequeño papel entre sus dedos donde aparentemente estaba escrito mi nombre, por lo que asenti repetidas veces –.
–Ve a las mesas privadas que están ahi – señalo a unos aparentes cuartos con números en estas marcando su diferencia escritos en tinta dorada, realmente llamativo – a la 12, específicamente –.
Agradecido, continúe caminando por donde me habia indicado, busqué con la mirada el número 12 y lo encontré un poco apartado que los demás, me acerque a este y toqué dos veces avisando de mi presencia y entré.
–Hola Mikaela – su inolvidable voz se escuchó en la pequeña habitación, sus ojos bañados en un rojo vivo me miraban curiosos esperando alguna palabra por mi parte, pero yo no podia moverme del umbral de la puerta consumido por la sorpresa, podia esperar cualquier cosa menos lo que estaba delante de mis ojos –.
–¡¿K-krul Tepes?! – la sorpresa era notable en mi voz, no esperaba encontrarme con aquella mujer nuevamente, mucho menos en mi trabajo –.
Rió suavemente al oir lo exaltado que me encontraba con su presencia en este lugar, cruzó los brazos sobre la mesa mirándome desde su lugar.
–¿Te sorprende mi presencia? – preguntó con un tono burlón algo sutil, agrando su sonrisa dejando ver unos perfectos dientes blancos asomarse por sus labios pintados con labial –.
–B-bastante – respondí con inseguridad ante su intensa mirada, hizo un seña para que me sentará delante de ella, obedecí torpemente –.
–Te debes estar preguntando para que te cité aquí ¿Verdad? – preguntó pronunciando mis pensamientos en voz alta, asentí tímidamente al darme cuenta que habia descifrado la evidente incognita que tenia desde que la vi aqui –.
–Verás...desde la primera vez que nos vimos en el restaurante me llamaste la atención – sus palabras obviamente me sorprendieron, me quedé callado esperando a que continuara, no queria crear malos pensamientos antes de escucharla por completo – tal vez te suene extraño y de mala educación, tal vez me tomes por loca pero detesto los rodeos así que iré al punto – hizo una pequeña pausa tragando saliva liberando así su garganta, suspiró suavemente como mentalizado lo que estaba a punto de decir –tu...me recuerdas a mi hijo...¿Sabes? –.
–¿Que? – fue lo único que dije instantáneamente antes de detenerme a pensar en mis palabras, la mujer a mi delante agachó la cabeza apenada por lo que habia dicho anteriormente, pero aun asi continuó hablando –.
–Sabia que te parecería extraño, pero no te miento Mikaela – su tono de voz habia cambiando notablemente, pasó de uno seguro a uno tranquilo y pacífico, incluso me atrevería a decir que parecía vulnerable –.
– Y...¿Donde está el? – me atreví a preguntar a pesar del incómodo ambiente que nos rodeaba desde que saco el tema del parecido de su hijo conmigo, pero cuando las palabras salieron de mi boca cualquier brillo existente en los ojos de la peli rosa desapareció –.
–Él...murió –.
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Salia de la cafetería después de que mi turno terminara hace aproximadamente quince minutos, vestido con ropa adecuada me dirigía al departamento como normalmente hacia, pero esta vez era diferente, esta presión en el pecho que me hacia querer llorar era de lo peor, desde que hable con la de cabellos rosados, mi mente estaba mas que distraída, sus palabras de algun modo dolieron, aunque no eran agresiones a mi persona, movieron algo en mi que me lamentaba de sentir pena por la mujer, y lo desgraciada que fue la vida para ella, realmente desearía poder hacer algo, pero no se lo pude preguntar.
–¿Por qué tan distraído Hyakuya? – la voz masculina que tanto deseaba escuchar esta mañana se presenció a mis espaldas despejando al instante mis pensamientos –.
Voltee y nuestros ojos conectaron, parado frente a mi con ropa distinta al uniforme, sonrío con un brillo especial que lo hacia ver realmente atractivo.
–¡Yūichirō! – sonreí olvidando cuales eran mis pensamientos hace unos segundos, me acerque a el a paso rápido queriendo verlo mejor –.
Cuando estuve cerca, me abrazó gentilmente, le correspondí el abrazo sonriendo tontamente, pronto nos separamos.
–¿Como estás? Te veías muy concentrado en tus pensamientos – su mirada se veia preocupada, estaba consciente de mi falta de atencion y lo imprudente que fui, no lo negaré –.
–Estoy bien, no es nada importante –no creo que esté bien contarle sobre Krul, él no la conocía, no venía al caso – y...¿Por que faltaste a la escuela? ¿pasó algo? – le pregunté impaciente, este agrando su sonrisa al escuchar mis palabras y al instante me respondió –.
–Nada de lo que debas preocuparte, Mika – me regaló una mirada tranquilizadora asegurando que no habia razón para inquietarse – Falte por esto – me entregó un papel doblado en cuatro, lo volvi a poner en su forma original y desde arriba podia ver unas letras grandes escritas en negras que llamaban la atención –.
–No puede ser...– lo que habia en ese papel me dejo anonadado, en ningún momento pude imaginar que el haria tal cosa para cumplir la promesa que me hizo ayer en la noche –.
–Podremos vernos por mas tiempo – me observaba de una forma que no podia descifrar, pero sentí como mis mejillas se pintaban de color carmín, especialmente por los sentimientos encontrados que estaba teniendo en ese momento gracias a lo que estaba haciendo por mi – Y así podré, quizás reemplazar aquellos recuerdos, con los próximos momentos que viviremos ¿No crees?
Sonreí tontamente escuchando sus palabras, sentí como lagrimas picaban en mis ojos, pero las elimine de mi visión antes de que estas rodaran por mis mejillas.
–Si...Yuu-chan –.
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