Fᴏᴜʀ
Hacía poco que los trillizos se habían dejado terminar de bañar y en lo que ellos estaban en la sala viendo películas animadas, los señores Kang estaban preparando la cena.
Por otro lado, YooNa le había dado un recorrido por toda su pequeña casa (a comparación de la mansión presidencial) a su amigo y finalmente se habían encerrado en el cuarto de la fémina.
YooNa tenía muchos trabajos pendientes que hacer y como había sido dejada a cargo de los trillizos durante las tardes de aquella última semana, apenas había tenido tiempo para sus estudios pues los traviesos chiquillos la dejaban más que exhausta así que ni siquiera en las madrugadas podía dedicarse al estudio.
Por eso mismo YoonGi estaba allí, ayudándola lo más que pudiese. Ni siquiera se había tomado el tiempo de salir a saludar decentemente a los padres de su amiga, pero consideraba que ayudarla a tener un descanso de tantos trabajos era más importante.
Estaban sumidos en el mundo de los libros y la Internet. YoonGi buscando y guardando información desde la laptop y YooNa señalando en sus libros lo que más tarde resumiría.
Tenían armada una perfecta burbuja silenciosa, pero la misma se vió interrumpida por unos toques en la puerta.
-Niños, ya está la cena. Bajen a comer-fue el aviso del señor Kang antes de volver a la planta baja.
-¡Agh! Qué pesado es todo esto-bufó la fémina, colocándose de espaldas al colchón, con los brazos y piernas completamente extendidos.
Por su parte, YoonGi mostró aquella media sonrisa y negó con la cabeza.
-¿Cuándo son tus pruebas de admisión?-preguntó, colocándose de pie y ayudando a la chica a hacerlo-. Supongo que si te están mandando a hacer todos estos trabajos y guías de estudio es para prepararte ¿no?
-Elemental, mi querido YoonGi-YooNa soltó una risilla en lo que ambos iban saliendo del cuarto-. Las pruebas de admisión ya comienzan dentro de cuatro meses. Estaré enviando cartas a varias universidades, nacionales y extranjeras, y ya luego veré cuál me conviene más y ¡listo! Ya comienza mi grandiosa vida de universitaria, nótese el sarcasmo-sonrió con ironía.
-¿Y qué carrera deseas escoger?
-Psicología.
-¡Aigoo! No nos habías dicho eso, YooYoo-la voz de la señora Kang hizo que el par amigo se diera cuenta que, entre palabra y palabra, habían llegado al final de las escaleras, a menos de tres metros de la mesa donde la otra parte de la familia se acomodaba.
-Perdón-fue lo único que dijo la chica mientras bajaba la mirada y tomaba la mano de YoonGi para cuidarlo hasta su asiento, el cual estaba al lado del de ella.
El chico ya suponía el por qué de aquella actitud de su amiga. Sus padres no habían tenido el tiempo suficiente siquiera para preguntarle qué quería estudiar.
Sin embargo, la misma YooNa se recompuso rápidamente y mostró una completa sonrisa, parcialmente verdadera pues de verdad sentía emoción de presentar a su amigo.
-Mamá, papá, enanos-carraspeó, mas no era necesario pues, desde que ella y su acompañante bajaron las escaleras, toda la atención estaba en ellos-; él es Min YoonGi, mi amigo. Por favor, trátenlo muy bien, sin nada de honores porque se estresa y se pone a gruñir como si fuera puma, y no queremos eso-hizo puchero, pero sus ojos delataban picardía.
-Bueno, realmente agradezco que YooNa haya hecho esa aclaración-intervino el chico, mirando a los señores de la casa-. Soy el hijo del presidente, pero no me gusta ser reconocido como tal. Sólo soy Min YoonGi, un chico común y corriente.
La señora Kang fue la primera en sonreírle.
-Es un placer conocerte, chico. Eres el primer amigo que nuestra YooYoo trae a casa...más bien el primero del que nos comenta-corrigió-, así que ya comprenderás lo felices que estamos-movió sus manos, haciendo ademanes de felicidad, cosa que logró sacarle unas risillas al trío menor-. Mi nombre es JiAh y el de mi esposo GaeJun. Puedes hablarnos con completa confianza a partir de ahora.
YoonGi asintió, otra vez con su media sonrisa, y aceptó luego la mano que el señor GaeJun le extendía.
-Gracias por ser amigo de nuestra hija. Si te ha traído con nosotros, es porque eres especial para ella, así que eso es motivo suficiente para estar feliz hoy.
-Hablando de felicidad-saltó JungHee-¿Y las natillas?
-Después de la comida, enano-reprendió YooNa, mas se mostraba plenamente divertida con el puchero de su hermano, así que le sacó la lengua a modo de burla que muy pronto desató una pequeña pelea.
Porque en esa casa, la palabra paz tenía un significado muy diferente.
•°¯'•• - ••´¯°•
Luego de la cena, los trillizos habían pedido que fuera su hermana quien los ayudara a cepillarse los dientes, así que, en lo que los cuatro hermanos se ausentaban, YoonGi, GaeJun y JiAh recogían la mesa y fregaban los trastes.
YoonGi no encontró mejor oportunidad que esa para, así como lo había hecho con YooNa tiempo atrás, confesarle todo a los señores Kang, quienes no podían ocultar sus muecas de asombro y molestia a medida que avanzaba el relato.
-Yo sabía que no debía votar por ese canalla como presidente-gruñó JiAh-. Sabía que algo debía haber tras esa fachada de buen samaritano ¡Ay!¡Ven aquí, criatura!¡Que te voy a dar un abrazo bien fuerte!
A pesar de no estar acostumbrado a ese tipo de muestras de afecto por parte de cualquier persona que no fuera su amada, YoonGi correspondió el abrazo que la señora le daba con un fuerte apretón.
Después de todo, al fin había conocido lo que era el calor materno que sólo aquel tipo de abrazos brindaba.
-Tú no te preocupes por nada, chico-intervino GaeJun, dando palmaditas en el hombro ajeno, regalándole al joven una sonrisa-. Esta es tu casa. Nosotros seremos tu segunda familia si así lo quieres. Te acogeremos como si hubieses salido de muestras entrañas.
-Muchas gracias-sonrió de lado-. Gracias por no juzgarme por la dirección que tomó mi corazón. Gracias por aceptarme como amigo de su hija. Gracias por querer hacerme parte de su familia. Prometo aceptar su cariño y dar lo mejor de mí para devolverles el gesto...Pero ahora mismo nada de eso me interesa.
Por supuesto, aquellas palabras plantaron la confusión en ambos mayores.
-No sólo les conté mi historia para demostrarles que estoy dispuesto a confiar en ustedes, sino también para que, de cierta manera, pensaran un poco al respecto-bajó la cabeza y jugó con sus manos, unidas frente a su vientre-. Desde que nos conocimos, YooNa no hace más que buscar todos los medios posibles para hacerme sonreír...para hacerme feliz, pero ella no lo es del todo-tomó valor y reparó en las pasmadas muecas ajenas-. No se los dice, pero desde la llegada de los trillizos se siente apartada, aunque entiende a la perfección que los niños dan mucho trabajo y no tiene nada en contra de ellos; al contrario, ama con locura a esos traviesos...pero casi reprueba el año anterior por quedarse a su cuidado y como esa, han habido otras ocasiones. Quiere ayudarlos, y se está descuidando a sí misma. De hecho, cuando estábamos en el cuarto la estaba ayudando a hacer unos trabajos que le asignaron y que debe entregar en dos días y apenas los empezó hoy porque en toda la semana no tuvo tiempo entre estar cuidando de los gemelos, ir a la escuela y aún así, dedicarme parte de su tiempo a mí-hizo una pausa para soltar un sonoro suspiro. No debía meterse en asuntos familiares, pero era la felicidad de su amiga la que estaba en juego-. Admito que me desconcertó que ustedes no supieran a lo que su hija se quería dedicar en un futuro...así que supongo que tampoco han de saber que sufre por amor-ahora los ojos de JiAh y GaeJun parecían querer salírseles de órbita-. Yo no tuve la oportunidad de crecer en una familia tan linda y única como esta, y por lo mismo les pido de favor que se replanteen su manera de actuar para con YooNa. Ella merece el mundo entero y más. Sé que hay veces en las que la florería donde trabaja debe hacer turnos dobles-sus ojos se detuvieron en JiAh y luego en GaeJun-; también sé que en el bufete de abogados del cual es parte últimamente están llegando casos muy complicados; pero pienso que esa no es justificación alguna para dejar de atender a sus hijos...más a YooNa, que no porque esté a punto de ser mayor de edad significa que no necesita del amor de sus padres-otra vez suspiraba-. Si el problema es que no tienen con quién dejar a los trillizos, yo puedo resolverlo. Si bien yo pudiera quedarme con ellos a partir del mediodía, también podría contratar una niñera de confianza y si el dinero es lo que les preocupa, pues saldrá del bolsillo del mismísimo presidente, así que no habrá problema.
JiAh y GaeJun se miraron entre sí con apenadas muecas.
-Jamás pensamos que esto sucedería-confesó la mujer, al borde de las lágrimas-. Mi niña está pasando por tantas cosas y nosotros no estamos allí para ella.
-Eso puede arreglarse-se apresuró a decir YoonGi-. Pueden empezar esta misma noche. No tengo problemas en quedarme con los trillizos en lo que ustedes se ponen al día.
Los mayores asintieron y abrazaron de nueva cuenta al chico.
-Gracias, Yoonie. No tenemos mucho para ofrecer, pero creo que las natillas de mis esposa serán una buena paga.
Los tres soltaron una risilla, aunque la de YoonGi fue mucho más bajita y casi invisible.
•°¯'•• - ••´¯°•
A YooNa le sorprendió mucho que sus padres quisieran hablar con ella y ayudarla con las cosas de la escuela; tanto así, que ni cuenta se dio que YoonGi se había quedado con el problemático trío en la sala, "haciendo negocios".
-Este es un tema serio, niños-aclaraba, e increíblemente, los niños asentían seriamente. Ellos de veras estaban diapuestos a acatar las órdenes de YoonGi-. Recuerden que les daré una bolsita de dulces semanal a cada uno, sólo sí prometen que no harán tantas travesuras y ayudarán a sus padres y hermana porque si no, se ponen tristes y yo no los daré dulces y tampoco los ayudaré a hacer sus tareas.
-Es la tercera vez que lo dice, hyung-rió JiKyung.
-Nosotros no queremos que omma y appa estén tristes-puchereó JaHo. Evidentemente esa acción era muy común en la familia-. Noona tampoco.
-¿Qué podemos hacer para ayudarlos, hyung?-preguntó JungHee.
Y allí se podía ver a Min YoonGi, explicándole a tres niños de cinco años cómo debían comportarse, negociando dicha buena conducta a cambio de paquetes de dulces y ayudas para hacer "súper difíciles" tareas.
No le importaba quedar en quiebra (cosa que consideraba imposible) ni perder la paciencia si se trataba de ayudar a que su mejor y única amiga fuera feliz.
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