(Henry)

Era una noche común cuando lo conocí en el Night Club, acababa de bailar mi tercera ronda de la noche, cuando me avisaron que alguien solicitaba mi presencia, así que me dirigí a su mesa con una sonrisa seductora y acomodándome el traje de brillos resplandecientes que me acaba de quitar en la pista.

No pensé encontrarme con un tipo tan bien parecido y bien vestido en un lugar así.

Así que tomé asiento y lo saludé amablemente.

— ¡Hola guapo !, ¿ En qué puedo servirte ?.

— Solo necesito algo de compañía, acabo de romper el compromiso con mi prometida... — me dijo con la vista en el suelo.

— Oh entiendo...

— Pide lo que quieras de beber, ¿Cómo te llamas?.

— Henry, mucho gusto, ¿ Y tú? — pregunté.

— Mi nombre no importa ahora...

Me dió igual que no me diera su nombre, al final de cuentas yo tampoco le había dicho mi nombre verdadero y solo era un cliente más.

La noche transcurrió entre copas y uno que otro beso, pero muy poca plática, lo observaba entre las luces de neón y la penumbra del lugar, a pesar de la poca visibilidad notaba que era un buen chico y eso que yo sabía de hombres, tenía bastante tiempo dedicándome a esto que casi podía reconocer un alma buena y una corrompida.
Él sólo quería aliviar el dolor que llevaba, pero no me decía exactamente lo que le sucedió.
Se quedó hasta terminar mis cinco bailes reglamentarios y después de ahí pagó mi salida para irnos a un lugar más privado.

Estábamos por irnos cuando Hermione - la única amiga y familia que tenía en el mundo - me detuvo para pedir que tuviera encendido el GPS para así poder localizarme.

— No te preocupes linda, sé tomar mis precauciones — dije tranquilamente para que no se preocupara y me despedí con un beso.

Apenas llegamos al hotel él se abalanzó sobre mi con una lluvia de besos ávidos y caricias desesperadas que no me quedó otra más que corresponder, al final de cuentas él había pagado para ello.

Ya con la luz clara de la lámpara pude observarlo mejor, era bastante bien parecido, de rasgos finos, cuerpo delgado pero marcado, cabello negro y de piel clara, y más alto que yo aún con tacones - ante eso, hice un leve luchero -.

Nos deshicimos en besos y caricias hasta llegar a la cama, tenía algo salvaje que me gustó, no era nada tierno, no tenía porqué serlo solo era un trueque en el que ambos salíamos beneficiados a nuestro modo. Así que dejé de pensar para empezar actuar. Lo desnudé con habilidad mientras me desnudaba yo al mismo tiempo, besé todo su cuerpo y engullí su miembro que ya me esperaba duro, grueso y palpitante. No me dejó hacerlo mucho tiempo, cuando poniéndose el preservativo me embistió con coraje mientras me preguntaba si me gustaba así, yo le decía que si y gemía, pero el parecía poseído, lleno de odio, como si materializara en mi, el dolor que sentía o lo que le había pasado, hicimos varias posiciones hasta que terminó y quedó dormido en la cama, estaba ebrio y yo algo cansado así que decidí recostarme un momento y me quedé dormido, me despertó el sonido de mi móvil, era Hermione preocupada por mi.

— Todo esta bien linda, ya salgo para allá — le respondí conteniendo un bostezo.

Estaba por salir de la habitación cuando él me detuvo. Parecía otro ya sin esa expresión de odio en la cara. Se disculpó por haber sido algo agresivo y por su comportamiento si es que me había parecido malo, pero realmente no, podía entender más de lo que la gente - en especial los hombres - imaginaban.

Estaba despechado eso era evidente, todos días llegaban hombres así al Night Club, como si una bailarina pudiera curar su mal de amores o al menos ser un aliciente a su dolor.

— No tienes nada que disculparte. No te preocupes — le dije para tranquilizarlo.

— Mi nombre es Neville, por cierto.

— Ha sido un gusto Neville — le dije y me fui.

Pero al llegar al apartamento tarde me di cuenta que había olvidado mis pendientes de chapa de oro, en forma de diamantes...

En la habitación del hotel...