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"I lose my mind when it comes to you"

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—Todo se ve hermoso en ti, ya decídete de una vez que te pondrás. —Un estresado castaño se encontraba sentado en su cama y no había momento en el que no rezará para que su amigo encontrará al fin un conjunto que le gustará.

Había estado más de media hora probando y eligiendo qué ponerse para la cita con Yoongi; se sentía nervioso y al mismo tiempo tan emocionado.

Le gustaba a Yoongi.

O sea no le gustaba, el pelinegro solo había dicho que sentía atracción por él, pero eso era algo, ¿no?
No quería hacerse ilusiones tan rápido, se lo había repetido a sí mismo un millón de veces, pero por alguna razón era difícil no hacerlo, no cuando un hombre como Yoongi estaba a su lado, siendo tan atento y lindo con él siempre.

— ¿Qué te parece este? —Salió del armario con un vestido en sus manos, se lo mostró a taehyung y este solo pudo asentir con su cabeza.

—Esta lindo, pero estaba mejor el segundo que te probaste. —Con pereza le estiró el vestido a su amigo y le dió ánimos para que se lo probará de nuevo.

Luego de unos minutos acomodándose la prenda frente al espejo se dió la vuelta y miró al castaño.

—Me gusta, es casual, pero también llamativo. —Sacó su propio celular y comenzó a sacarle fotos a su amigo, de esa forma podría verse y sentirse más seguro de su decisión.

— ¿Crees que a Yoongi le guste? —Se sentía tan emocionado, era inevitable no sentirse así y quería verse bonito para el boxeador, quería que esté quedará encantado con su persona.

Estaba seguro que le gustaba Yoongi, no de una manera tan profunda aún, pero mientras más lo pensaba mayor era su atención hacia él. Era un hombre increíble y trataba tan bien a su Woonhak, lo tenía enamorado la forma en que le hablaba y le ponía atención.

Y su Woonie estaba más que feliz con el pelinegro, siempre le preguntaba por él y por sobre sus siguientes prácticas, por primera vez se sentía seguro con un hombre.

Lo asustaba esa seguridad, no conocía en su totalidad a Min, solo habían convivido por poco más de un mes y había mucho más que conocer, por esa misma razón sentirse tan seguro a su lado era algo que le preocupaba a momentos, no quería que todo fuera un sentimiento falso, de papel, algo que solo sentía por lo que veía y no por lo que era realidad.

—Le encantará, estoy seguro. —Le dió una pequeña sonrisa a taehyung y se dirigió a su tocador, debía terminar de maquillarse y estaría listo.

—Mami te ves muy lindo. —Giró su rostro y en el marco de la puerta pudo a ver a su bebé mirándolo con una sonrisa.

—Gracias, cielo. —Volvió a concentrarse en el labial que tenía entre sus manos y terminó de esparcirlo por sus labios. —Tío taehyung te cuidará hasta que yo llegue, ¿te parece? —El infante fue a paso rápido hasta su padre y se aferró a su cintura, posando su cabeza en los muslos del rubio.

— ¿Me dalás besito de las buenas noches? —El corazón de Jimin se estrujó en su pecho y no pudo evitar sentirse culpable por salir sin su hijo, pero debía contenerse a sí mismo, él también tenía derecho a salir de vez en cuando, no es como si lo hiciera a menudo.

—Sabes que si, pollito. —Acarició los castaños cabellos con suavidad. —Debes portarte bien hasta que yo vuelva, ¿podrás hacer eso? —El menor asintió con su cabeza aún escondida y sin querer separarse aún de su progenitor, se quedó unos minutos más allí, sintiendo la calidez que tanto le gustaba y ese olor a flores que desprendía el rubiecito.

El sonido de una notificación distrajo a jimin de las caricias que le estaba proporcionado a su hijo. Miró de que se trataba y al ver el nombre de Yoongi en la pantalla su corazón comenzó a latir con rapidez y los nervios volvieron a su cuerpo.

Había llegado la hora.

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—Sé que te lo dije en el auto, pero te ves hermoso,jimin. —Sus mejillas de tiñeron de un adorable tono rojizo y el pelinegro solo pudo sonreír al saber lo que provocaba en el otro.

—Gracias, tú también estás muy guapo hoy. —Este solo asintió al cumplido y tomó entre sus manos la copa de vino que le habían traído hace algunos minutos.

La movió unos segundos para después llevarla a sus labios, tomando un poco del líquido mientras su vista estaba fija en el caliente y lindo rubio frente suyo. Sin duda no era mentira lo que le había dicho.

Un largo vestido blanco coral con una enredadera de rosas a lo largo se pegaba a su cuerpo como una segunda piel, al igual que el pronunciado escote hacia resaltar más sus pechos, y como toque final dejaba a la vista sus pálidos hombros al ser de tirantes. Le encantaba la vista que tenía y dios sabe lo mucho que tuvo que controlarse a sí mismo para no empujarlo al asiento trasero de su Bugatti y follárselo como tanto había querido.

—Eres tan precioso, no entiendo cómo no tienes pareja a este punto. —Tenía esa duda, era consciente de cómo los hombres miraban a jimin cuando iban por la calle o como se le insinuaban, por la misma razón no lograba comprender porqué no estaba en una relación.

Jimin era una persona amable y atenta con todo el mundo, tan educado y dulce que hacía su corazón latir cada vez que lo tenía cerca, agregando que era hermoso por donde lo vieras. Sus pomposos labios carmesí, sus largas pestañas y aquellos bonitos ojos que siempre estaban brillando tal cual estrella en la noche, su delicado y curvilíneo cuerpo eran un bono adicional.

¿Por qué mierda ese hombre no tenía un anillo en su dedo?

—Bueno, para empezar como ya sabes tengo un hijo, a muchos hombres no les gusta eso. —Puso sus manos sobre sus muslos y comenzó a jugar con sus dedos. —Y esto sonará tonto, pero quiero encontrar al hombre indicado, uno que me ame y cuide, que acepté a Woonie y lo considere como su hijo. —Acomodó su cabello tras su oreja y miró al pelinegro nervioso.

—No creo que sea tonto, es lo mínimo que te mereces. —Dejó la copa de vino sobre la mesa y sin apuro comenzó a subir las mangas de su camisa. —Te lo dije la otra vez, eres increíble, no cualquiera esta a tu altura. —Le dió una pequeña sonrisa y cuando quiso agregar algo más, el mesero llegó a su mesa interrumpiendo su conversación.

— ¿Están listos para pedir? —Una amable sonrisa se instaló en sus labios y se agrandó aún más al ver a Jimin.

De eso era lo que hablaba Yoongi, el rubio atraía miradas en donde estuviese y eso al pelinegro lo molestaba, lo hacía sentir posesivo y tan agresivo.

—Yoongi, ¿puedes pedir por mí?, no entiendo nada de lo que hay en el menú. —Un avergonzado jimin miró a su acompañante con un puchero y el pelinegro quiso besarlo.

—Claro, precioso. —Las mejillas del rubio comenzaron arder una vez más y solo pudo morder su labio inferior ante el repentino apodo por el que había sido llamado.

Sentía un millón de mariposas revoloteando en su interior y amaba la sensación, era tan agradable sentir como otra persona lo encontraba bonito, se sentía en una nube.

Luego de que el pelinegro terminará de ordenar su comida, siguieron hablando sobre diversos temas, sobre cómo iban las clases de Woonhak o el trabajo de ambos. En algún momento llegaron a sentrse ambos en tanta confianza que comenzar hablar sobre sus relaciones anteriores o sus preferencias sexuales.

Todo iba bien y Yoongi no se podía sentir más orgulloso de sí mismo. Sabía que invitar a una cita a jimin  haría que esté bajará sus defensas y le dejaría el camino libre para entrar a su corazón y en consecuencia lo dejaría follarlo como tanto deseaba.

Y aunque eso era lo que tanto había querido, algo en su interior le decía que no estaba bien, que se arrepentiría de sus decisiones y dejará de jugar con el lindo rubio porque no se lo merecía. Pero era un jodido hijo de puta que lo único que conocía era dejarse llevar por sus instintos lujuriosos.

Miró al lindo rubiecito y no pudo evitar sonreír al ver lo lindo que se veía comiendo el plato que el mismo le había pedido.
Algo dentro de él se removió de una forma salvaje cuando jimin le pidió que eligiera que iba a comer, era un sentimiento extraño, que nunca había tenido antes.

Le gustaba eso, le gustaba y ni siquiera sabía qué mierda era lo que sentía.

—Precioso.

—Dime,Yoongi. —El bailarín miró al pelinegro con atención a lo que le iba a decir y de nuevo ese raro sentimiento se instaló en Yoongi.

— ¿Quieres ir a mi departamento después?

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