T E R C E R O
—¡Estoy asustada!
—¡Yo también!
Bien, creo que no debí de decir eso. No fue la mejor idea para que se reconfortara, a pesar de que compartía su emoción.
Sentí como la de menor estatura se aferró a mi vestido con fuerza. Su cuerpo temblaba.
La había salvado de unos muertos vivientes que con anterioridad la habían rodeado, mas, seguían apareciendo.
Yo también tengo miedo.
Ellos avanzan con ímpetu. Al parecer no pensaban en nada más que atacar a los pueblerinos.
Apegué a la niña a mí.
Está bien que les haga daño. Son el enemigo.
No importa que acabe con ellos. Ellos ni siquiera sienten.
Ellos nos están atacando. Tengo que defenderme.
Después de tratar de convencerme me decidí.
Han caído.
—Dark magic, invocación de trampa: ¡Portal de oscuridad!
Un agujero negro se abrió debajo de los no vivientes que nos rodeaban, estos desaparecieron dentro de él dejándonos el camino libre.
Respiré agitada, con cada ataque mi energía se agotaba.
Estar afuera es complicado, al mismo tiempo que liberador.
Quisiera observar el alrededor. No me hes posible. Quizás en otra oportunidad.
Sentí los sollozos de la rubia. Todavía no había dejado de temblar. Creo que no debí dejar que se acercaran tanto, eso debió aterrorizarlos.
Me agaché a su altura acariciandole el cabello, acto que solía hacer mi padre para tranquilizarme cuando tenía la edad de ella.
—G-gracias, seño-orita —agradeció forzando las palabras para que salieran de su boca.
—¿Estás bien?
—¡No! ¡No sé dónde está mamá! ¡estoy perdida! ¡Tengo miedo! —exclamaba mientras las lágrimas recorrían su rostro—. ¡Estas criaturas son horribles! ¡Necesito otra ropa interior! ¡Y... si no hubieras llegado yo, yo!
Su voz fue cortada. Cambiada por un llanto.
Suspiré con pesadez. Al menos la pequeña había sido sincera.
El lugar es un desastre, a pesar de que los caballeros mágicos están afuera antes de recibir la noticia ya los monstruos habían arrasado.
—Estarías muerta —terminé, ella asintió repetidas veces—. Pero no lo estás, llegué a tiempo, no dejaré que nadie te haga daño mientras yo esté a tu lado —sonreí intentado calmarla, ella levantó su mirada, me miró con sus ojos llorozos—; lo prometo, ¡te protegeré!
Extrañamente mi grimorio otra vez volvió a brillar, con la misma luz, la misma intensidad. Otro hechizo que no me molesté en leer fue escrito en el libro, nacido por mi fervor y mis ganas de proteger a la niña.
Supongo que se han creado dos hechizos en tan poco tiempo por haber experimentado tantas emociones debido a mi pequeña aventura. En mi tiempo con el grimorio no lo he usado muchas veces.
La niña me miró con añoranza.
—¿Eres un caballero mágico?
Dudé en contestar. No tengo el título, sin embargo siento el mismo deseo de proteger al reino, las ansias de ir en busqueda de aventuras, las ganas de volverme más fuerte.
—Yo... sí, lo soy.
—¿Cómo? ¡No digas mentiras!
Esa no fue la reacción que esperaba.
—¡Pero si tú preguntaste!
—¡Sí pero...! ¡Es imposible que lo seas!
—¿¡Eh!? ¿¡Por qué lo dices!? —inflé mis mejillas con indignación, encaré a la niña.
Me recordó a las palabras de Nozel.
—Mamá dice que los caballeros mágicos deben de tener más de quince años porque a los quince se les da el grimorio.
—¿A qué te refieres?
—¿Eres tonta?
Me caía mejor cuando me agradeció.
—¡No, sólo qué...! —suspiré—. Eso ya lo sé.
—¿Entonces?
—¡Tengo quince años!
—¿¡Qué!? —la sorpresa en su semblante me ofendió—. ¡Pensé que eras un niña!
Abrí la boca tapandomela con una mano en un gesto de exagerada sorpresa. Cierto, mi cuerpo no estaba tan desarrollado como otras de mi edad, soy algo plana, no soy alta y las facciones en mi rostro hacen que me vea más infantil. Mi voz igual suena como la de la niña que tengo enfrente, a parte mi actitud influye en todo eso. Es algo que le encanta a mi padre ya que él no quiere que madure.
Aveces he llegado a pensar que esto es culpa de la magia de tiempo de mi padre.
—¡Qué mala eres! —me quejé—. ¡No deberías de decirle eso a tu mayores! ¡Mira que te salvé! ¡Deberías de respetarme!
Entonces noté que la niña tenía razón, en un momento como este me encontraba discutiendo con una infante de unos diez años. Me reí a carcajadas.
Quizás no quería crecer. Tal vez tenía miedo de hacerlo, por eso no lo hago.
El estar encerrada me dio curiosidad por salir e investigar el mundo exterior, descubrir todo lo que pueda, ir de aventura. Al mismo tiempo hizo que dentro de mí se creara un miedo a tener que ser independiente, tener que lidiar con todo yo misma, sin que nadie me apoyara.
Paré de reír dejando que el color rojo abandonara mis mejillas. Cada vez que me río, emociono o alzo la voz me sonrojo; es algo que detesto de mí misma.
Noté que la niña me miró con confusión y horror.
—¡Deja de reír! —me ordenó—. ¡Esas criaturas podrían volver! ¡Quiero encontrar a papá y mamá!
Mamá.
¿Dónde estarás, padre?
—Perdón —me disculpé negando—. Te dejaré en un lugar con demás personas, en una clase de refugio y buscaré a tus padres.
—¡Pero...!
—Estarás bien —aseguré sonriendo—, confía en mí.
Ella asintió dejándome un último recado. Le indiqué por dónde ir, el lugar donde estaría a salvo. Me encargué de que se encontrara con otras personas antes de marcharme.
Intenté correr, aunque el vestido entorpecía cada uno de mis pasos, ya me había acostumbrado. Cuando pequeña solía huir de clases hasta donde mi padre o incluso en el patio.
En un mal paso tropecé cayendo al suelo. Respiré con dificultad, mi vista se nubló.
Justo lo que temía era esto, pero es demasiado tarde. Ya me decidí, no puedo simplemente darme por vencida.
Apoyé el peso de mi cuerpo en mis brazos, separé mi rostro de la tierra.
Jadee sentandome.
Sentí mi rostro calentarse.
Negué.
—¡¡No es momento para eso!! —grité al aire apoyándome a mí misma—. Estoy bien, estoy bien, estoy bien!
Levanté la vista encontrandome con un no viviente. Justo en mi momento de impotencia.
Trataba de controlar mi estado siendo positiva, mas, ¿acaso es posible? ¿cuál es el lado positivo de mi enfermedad?
Logré girar esquivandolo. "Eso" rasguñó mi vestido junto a mi piel. Me paré echando a correr.
¡Maldición!
Ni siquiera puedo ver por donde corro, estoy siendo víctima del terror. Uso mis fuerzas para seguir.
Mi tiara se cayó en algún lugar. Intenté romper mi vestido pero la tela es lo suficiente gruesa como para que fallara, pensé que lo podía hacer.
Estaba tan llena de ánimos, eso sólo había sido la adrenalina del momento. Soy tan débil.
Es tan notable.
Estoy sucia, descalza, lastimada, cansada ¡Y perdida!
¿En qué pensaba? Ni que supiera andar por el reino.
Planeaba ir donde los caballeros mágicos mas, ni siquiera sé dónde están ¡si Nozel me ve estaré acabada!
Tomé aire. No puedo creer que lo perdí.
Pasé una mano por mi rostro para espabilarme. ¿Por esto papá no quería que saliera?
Alejé todo pensamiento negativo de mi mente. En el suelo visualicé un arma, tal vez de algún caballero caído.
La tomé, una espada. He visto con anterioridad como Yami utiliza como recipiente de su magia una espada. Tenemos el mismo tipo de magia, entonces ¿yo podría...?
Si no me equivoco si concentro mi poder en el arma; esta...
Intenté hacerlo. Cerré los ojos sintiendo el maná recorrerme.
Mas, sólo sentí decaerme, abrí los ojos soltando un suspiro. Sólo vi como un destello oscuro desapareció de alrededor del arma que sostenían mis manos.
No es como si todo me fuera a salir bien sólo por escapar. No tengo su habilidad. No por tener el mismo tipo de magia tenemos los mismos hechizos.
¿Por qué todo es tan difícil?
Cerré mis párpados suspirando.
—¡¡Maldita espada!! ¿¡Por qué no puedo soltar mi poder!? ¡Se supone que soy de la realeza! —grité con histeria—. ¡Funciona!
Agité mi espada como si eso fuera a funcionar y que lanzara algún hechizo. Gruñí.
La dulce princesa también puede enfadarse. Aunque es cansado también puede relajarme.
Otro más, otros seres no-vivientes. Y son seís.
Sentí impotencia, no puedo utilizar mi magia, ningún hechizo. Y creo que si lo hago acabará conmigo
¿Qué hago? ¿Qué puedo hacer?
Eres sólo una pequeña princesa indefensa.
Agarré la empuñadura de la espada que encontré. ¿Podría rebanarlos?
¿Ellos de verdad... no están vivos?
Al percatarse de mí se abalanzaron hacia mi lugar. Abrí los ojos.
No puedo huir, no tengo fuerzas.
Tampoco puedo defenderme.
Ni esconderme.
¿Y si grito? ¿Alguien me oirá?
¿Vendrán a recastarme?
¿Soy una damisela en apuros?
¿Yo no soy una guerrera?
Eres una poderosa guerrera, cariño.
Fruncí mi ceño.
Ayuda.
Te ayudaré.
Una ventisca apareció de la nada llevándose consigo a mis enemigos y, por poco, a mí con ellos. Antes de que saliera volando sostuvieron mi cintura.
El que había causado ese contraataque estaba detrás mío. Fui salvada.
¡Yo pude hacerlo sola!
No, en realidad estoy mintiendo. Si moría padre me reviviría para matarme nuevamente.
—¿Chiara?
Giré mi rostro con algo de rigidez. Formé una gran sonrisa.
—¡Yuno! —me colgué de su cuello—. ¡Te acordaste de mí! ¡Qué felicidad!
Él soltó mi cintura.
No sentí que correspondiera mi abrazo, tal vez sólo sepa mi nombre. Me despegué un poco para ver en su rostro un gesto que me confundió, su mirada delató una cosa pero en todo su rostro llevaba escrita otra.
—¿Tú me llamaste?
—¿Llamarte? —ladee el cuello.
—Escuché tu voz —ambos estábamos confundidos—. Eres la chica de la vez anterior, ¿no?
Él no me recuerda, ¿cierto?
—Hmp —afirmé—. ¿Acaso no me recuerdas?
Él se fijó en mí.
Sus ojos dorados me miraban sin decir nada, yo no aparté mis orbes de los de él. Cuando traté de leer sus ojos pero los apartó.
—Asta me preguntó lo mismo —sonrió de lado—, éramos algo pequeños así que no te reconocí—sonreí—. La niña que se caía de árboles ahora se cae de ventanas.
—¡Nunca me he caído!
—No —me miró—, siempre te atrapábamos —sentí cómo él seguía siendo el mismo Yuno—. Aunque una vez sí me aplastaste.
Reí, pensé que estaba bien. Pero no, él era un caballero mágico de la primera orden, conocía su deber.
—¡Yo..!
—Nunca pensé que serías la princesa —continuó bajando la voz, un semblante serio se depositó en su rostro—; la hija del mago emperador —remarcó, sus ojos tenían un tono de obviedad—. Quien no debe salir del castillo por su enfermedad —en el fondo sabía que diría eso—. ¿O me equivoco?
—Estás en lo correcto, Yuno —admití, sonriendo.
No dijo nada más, sólo me dio la espalda.
—Sigueme —pidió—. Tengo que encontrar la fuente de todo esto; pero no puedo dejarte sola.
Suspiré.
Y eso fue lo último que hice antes de desmayarme.
Tal vez sólo sea un estorbo.
Cuando desperté desgraciadamente la situación no había cambiado.
Pensé que mi egoísmo se volvería menos en cuanto yo creciera, pero estuve equivocada. Salir sin pensar las consecuencias, fue igual a aquella vez cuando conocí a los del orfanato, irresponsable y egoísta.
—¡Princesa!— exclamó Mimosa al ver como desperté —Tranquila, aún no se cura del todo.
Noté que ella estaba utilizando su magia de plantas en mí, nosotras y los aldeanos nos encontrábamos algo alejados de los otros caballeros mágicos que luchaban contra los no-vivientes.
Ya me siento menos agotada. Pero no sé cuando volveré a estar mal.
—¡Ah!
Rápidamente me senté en el piso. Me siento menos agotada.
—¿Qué... sucede?
Pregunté, mis ojos no se apartaban de la pelea. Los caballeros unidos ante esta amenaza, es épico.
Entre ellos destaqué a Yuno y Nozel.
—Yuno salió corriendo de la nada, y luego te trajo hasta aquí desmayada —contó la de pelo anaranjado—. Dijo que sintió que lo llamaban —Mimosa me miró curiosa—. En el palacio me pareció que ya los conocías.
—¿A Yuno y Asta?
—Hmp.
—Se podría decir que desde la niñez.
Iba a preguntarme algo más pero, un aldeano le pidió que sanara sus heridas.
Estaba alejada del centro de batalla, junto con los aldeanos. Las personas los alababan.
—¡Son increiblemente fuertes!
—¡¡Estamos a salvos!!
Los guerreros mágicos eran sus héroes, los héroes del reino. Uno de las razones por las cuales quiero volverme uno de ellos.
Pero... ahora que lo pienso no creo poder serlo. Sólo soy una princesa. Una dama en apuros.
Alguien que no puede salvarse sola. Una inútil. Como todos dicen a mis espaldas.
Con facilidad acabaron con los seres no-vivos. Pero fue demasiado fácil.
Digo, ¿quién está detrás de esto? ¿Dónde está?
Extrañamente me sentí ansiosa. Ahora que lo pienso lo pienso ¿dónde están los del equipo Black Bulls?
Me distraje; y cuando volví a mirar vi como los caballeros mágicos eran tragados por una obscuridad. De inmediato desaparecieron creando pánico.
—¡¡Han desaparecido!!
Esto está mal.
Muy mal.
—¿Qué... pasó?
Si ellos no están ¿quién protegería a las personas del reino?
—¿Han sido teletransportados?
—¡No puedo creer que cayeran en la trampa! —una bruja—. Ahora, puedo tomar libremente algo de maná joven.
¡Una bruja! ¡¡Las he visto sólo en libros!!
No, no ¡no!
¡El maná de las personas está siendo absorbido!
—¡No hagas eso! —grité arrojándole una piedra que no estuvo ni cerca de tocarla—. ¡Para, por favor, para! —supliqué cerrando mis puños.
—Oh, que veo aquí —sólo logré llamar su atención—. Una adorable niña —se acercó a mí tomando mi barbilla—. Dime, ¿soy hermosa?
Parpadee confundida por su pregunta.
—Físicamente eres preciosa —admití, eso pareció gustarle—. Pero estás haciendo cosas horribles, lo que te hace una espantosa persona.
Ella sonrió.
—A mí sólo me importa mi físico, pequeña.
—¿De qué te sirve ser hermosa físicamente si por dentro estás podrida? —cuestioné—. Hay manzanas que son muy rojas y brillantes por fuera, pero por dentro están putrefactas y llenas de gusanos, ¡eres igual!
—¿Eso fue un insulto? —preguntó mientras reía—. ¿Sabes qué me haría más bella? Tu maná ¡¡quiero tu joven y valioso maná!!
Notablemente intentó tomarlo pero no pudo, se molestó.
—No puedes tomar mi maná, tengo un sello un protector que te lo impedirá.
—¿Hm? ¡Lo quiero y lo tendré! ¡¡Aunque tenga que matarte!!
Si echaba a correr sería en vano. Mantuve mi frente en alto y el ceño fruncido, aunque temblaba.
Una falsa valentía.
En cuanto ella gritó "muere" un pequeño remolino de viento me rodeó.
Era la segunda vez que me salvaba hoy.
—¿Yuno?
—Siempre te estás enfrentando al peligro, ¿no es así?
Sonreí.
—Así qué, tenemos a uno que ha podido escapar —la bruja le dirigió una mirada hostil.
—Vete de aquí, pero no vayas muy lejos.
—Bueno.
Me moví de ahí. Yuno abrió su grimorio. La mirada de la mujer cambió.
—¡Oh Dios mío, eres espléndido! ¡Exactamente mi tipo! —parecía encantada con la apariencia de Yuno, y cómo no, él es atractivo he de admitir—. ¿Qué te parece si vamos a un lugar privado?
—Alejate de estas personas —exigió Yuno ignorando la petición anterior—, bruja.
Lo último pareció enojarlo mucho.
—¡¡¡Estás muerto!!! —zanjó—. ¿¡Quién te crees que eres para llamarme así!?
—¿No es usted una bruja?
Mi pregunta la molestó aún más. ¿Cómo iba a saber que lo dije en voz alta?
Dirigió un ataque hacia mí, Yuno me cubrió.
—¡Vete!
Ante la petición eché a correr dejándolos atrás. Corrí lo que pude alejándome de aquella batalla.
Paré de correr cuando me sentí exhausta. Levanté mi vista.
Me alejé de una pelea sólo para encontrarme otra.
¿Qué tanta suerte tengo?
Al ver levemente la escena no entendí lo que sucedía, pero aún así noté una sola cosa: Fuegoleon Vermilion está gravemente herido y le falta un brazo.
¿Quién fue capás de herir de tal forma al capitan de el Crimnson Lion King?
El hermano de Leo, quien es como un hermano para mí también.
Instintivamente di un paso al frente. Una mano me tocó el hombro, una persona encapuchada salió de la nada.
—¿Eres la hija del mago emperador?
No respondí.
Me lanzó al medio de un círculo que habían formado más personas encapuchadas.
—¡Chia! —exclamó Asta acercándose a mí.
Cinco de ellos. Hay cinco de ellos. Cinco personas encapuchadas y otro sujeto extraño que se ve herido.
¿No puedo alejarme del peligro?
—Esa niña de ahí —uno de ellos me señaló— es la hija del mago emperador.
—Tarde o temprano vendrá por ella.
—¿Hm? ¿Su objetivo es el mago emperador?
¿Mi padre?
—¿Qué hay con eso? —cuestionó Asta—. ¡No dejaré que le pongan un dedo encima! —se puso firme, se golpeó con sus espadas... ¿¡Por qué se golpeó!?—. Por mi parte ¡he estado enfrentando la adversidad desde que nací! ¡No importa cuanto vengan o lo que pase! ¡¡Los superaré!!
Asta es asombroso.
—¿Te has vuelto loco?
—No importa, va a morir pronto de todas formas.
Entré en pánico cuando intentaron atacar todos a la vez. Pero el ataque nunca llegó.
—¿Un campo protector? —inquirió Noelle.
—¡Ah, he visto esto antes!— exclamaron Leopold y Asta a la vez.
—Este fue el primer hechizo de mi grimorio— recordé —“black shield”.
Estábamos dentro de mi hechizo. Un escudo bastante fuerte ¡y dentro hay 5 personas! ¡Voy mejorando!
—¡Gracias, pero, rompe tu escudo, Chiara!— pidió —. ¡Voy a acabar con ellos!
—¿¡Qué dices, idiota!? ¿¡Te das cuenta en la posición que estamos!?
—Hm —pensé—. Ellos son bastante buenos, pero, no son tan poderosos—dije—. Y, ustedes y Yunos son de los caballeros mágicos que quedan en el campo de batalla.
—¿¡Dónde están los demás!?
—Fueron teletransportados.
—Agh.
—Chiara —me llamó Leo—, quita tu hechizo, ¡no me quedaré sentado viendo a mi hermano de esta forma!
Asentí, dudando de hacerlo.
—Mantengan la calma.
—¡Por supuesto! ¡¡Enloqueceré calmadamente!!
Sonreí quitando mi hechizo. De inmediato Leopold usó su magia de fuego atacándolos. Asta y Leopold se unieron atacando a los sujetos, con la protección de Noelle de vez en cuando.
—Noelle.
—¿Hm?
—¿Puedes usar magia de curación?
—No...
Suspiré. Me preguntaba si la oscuridad podía ser sanativa. La verdad me gustaría tener la magia de Mimosa, entonces podría ser de ayuda; podría hacer que Fuegoleon pare de sangrar.
—¡Ah!
Volví mi vista al frente; Leopold y Asta habían sido noqueados por un ataque enemigo.
—Ahora, acabemos con esto.
El mismo ataque de torbellino fue dirigido hacia nosotras. De pronto sentí un gran poder mágico acercándose, reconocí de inmediato la magia. ¡Es Nozel! ¡Junto con los demás caballeros mágico!
—¡Los caballeros mágicos!
Inmediatamente se pusieron a la defensa.
—Gracias por el viaje gratis al culo del mundo.
Las 9 órdenes estaban allí. No pude evitar emocionarme, después de todo soy fanática de los caballeros mágicos.
Contaron que tuvieron que unir sus poderes para poder volver lo más rápido posible. Esas personas intentaron huir así que Nozel invocó una lluvia de mercurio, pero, uno de ellos apareció una clase de salamandra de gel.
La salamandra absorbió a Asta. Y después...
—¡¡Princesa!!
Me absorbió a mí.
ˎ₍•ʚ•₎ˏ.
¿Apoco la princesa no sale de una?
Aiñ, pobre de mi ñiña.
Aprovechando la cuarentena para actualizar, osi
Reiko~.
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