xlviii
Se encontraban sentados en completo silencío, en una de las tantas mesas colocadas fuera de una heladería, cada uno de ellos con un helado de su sabores favoritos entre sus manos.
Jimin siente lo irónico que es que incluso en algo tan tonto como el helado se note la gran diferencia entre ellos, mientras que el suyo es íntegramente de vainilla, Jungkook pidío tres sabores y sí pudiera, habría pedido cuatro.
Esas son cosas que no son recientes, sí bien la personalidad de Jimin se retorcío por completo con el paso del los últimos meses, él siempre había sido un chico tránquilo, de pocos amigos, no tímido más bien reservado, nunca fue de hablar mucho, es muy básico con absolutamente todo, su ropa, su comida favorita, lo único fuera de lo normal en su vida es Oreo, nada más, como sí eso fuese lo único extraordinario que Jimin hizo en toda su vida, adoptar a Oreo.
Por el contrario Jungkook, siempre fue muy extrovertido, alegre, exótico, le encanta probar cosas nuevas, estar rodeado de personas, nunca puede quedarse quieto, vive hablando, todo en él es extraordinario, absolutamente todo.
Es como sí esos dos chicos fueran dos caras de exactamente la misma moneda, opuestos pero necesarios el uno para el otro.
Jimin no puede evitar preguntarse cómo sería todo sí su madre siguiera viva, sabe que todo sería muy diferente, tan diferente que la vida que lleva ahora le parecería completamente improbable.
—Jims...te estas ensuciando.
Avisa Jungkook en un susurro inseguro, habían salido juntos del consultorio, y Jimin era incapaz de calmarse, por ese mótivo al castaño se le ocurrío llevarlo a tomar helado en un intento de ayudarlo a relajarse. Lo cual parecía haber funcionado.
Jimin había dejado de llorar, pero simplemente estaba tan inmerso en sus pensamientos que su mirada parecía pérdida, Jungkook no se atrevía a preguntarle nada, para empezar no sabía sí tenía el derecho a hacerlo ¿Quíen era él para preguntarle sobre lo qué hablo con la psicóloga? La respuesta es simple, nadie.
Ahí esta ese chico pelinegro que logra volverlo loco con tan sólo mirarlo, con el sabor de helado más aburrido que puede llegar a existir derritiéndose para caer entre sus dedos.
Jimin finalmente parece reaccionar ante esas palabras, observa sus manos colocando una expresión de molestia en su rostro, toma su cuchara y empieza a ordenar su helado para que deje de derritirse, y finalmente lo logra para empezar a comer de él luego de limpiarse un poco las manos.
—Estoy un poco distraído.
Jungkook sonríe ante esas palabras y asiente en su dirección, lo había notado, justo ahora parece estar pensando en mil cosas diferentes, aún siente esa punzada en su pecho que lo invadío en cuanto vío a Jimin corriendo hacía él, llorando, para abrazarlo con fuerza, como sí necesitara ser sostenido desesperadamente por alguíen para no acabar desarmado.
—Te quedaron los ojitos rojos.
Advierte con una pequeña sonrisa triste en sus labios, observando con atención esos ojos almendrados, que justo ahora están un poco más pequeños que de costumbre, irritados e hinchados de tanto llorar.
—Cuándo a hable de mi mamá empece a llorar y ya después no pude parar.
Explica brevemente llevando un poco de helado a sus labios, mientras Jungkook por su parte ya se encuentra comiéndose el cono del suyo.
—A mi me gusta llorar, me ayuda a descargar todo.
Afirma Jungkook, tratando de alejar la conversación de la sesión de terapia, no quería presionar a Jimin de ningún modo, bajo ningún punto de vista quería que el chico sienta que esta tratando de sacarle información o algo por el estilo. Sabe que sí Jimin quiere decirle algo se lo va a decir, desde que lo conoce fue así.
—Mmm, tal vez por eso siento que ahora puedo respirar un poquito mejor, desde el funeral de mamá fuí incapaz de llorar.
Jungkook observa a Jimin completamente impactado ante esas palabras ¿Cinco meses sin llorar? ¿Cómo es posible? Él sin falta llora unas tres veces por semana, hasta se pone una alarma para recordar llorar, es como un ritual para él, descarga todo de esa forma, y luego sigue con su vida.
Para él eso es suficiente, llorar y dejar todo atrás y después seguir, teniendo fé en que el porvenir es mucho mejor que lo que ya fue.
—Por dios, tenías los lagrimales tan llenos de agua que seguro te apretaban los pulmones y no te dejaban respirar.
Jimin ríe a carcajadas ante esas palabras tan estúpidas ¿Lagrimales presionando los pulmones? Era estúpido, tan estúpido que lo hacía reír incluso cuando no tenía ganas de hacerlo.
Jungkook siente su corazón haciéndose pequeño en su pecho, en cuanto escucha y observa como la risa de Jimin se apaga de a poco para finalmente ser reemplazada por lágrimas y sollozos.
Ni siquiera lo duda, se levanta de su lugar y se acerca a él para envolverlo fuertemente entre sus brazos, importándole muy poco mancharse con el helado del chico.
—¿Quéres volver al auto, bebé?
Pregunta en un susurro delicado, obteniendo un asentimiento silencioso en respuesta.
Sonríe debilmente, toma la mano desocupada de Jimin, y ambos caminan hacía el auto para finalmente sentarse dentro de él.
—Hablamos de vos.
Esa afirmación de Jimin causa que los movimientos de Jungkook, que estaba a punto de encender el auto, se detengan en seco.
—No tenes que decirme nada.
Advierte el castaño, casi rogando por no escuchar lo que sea que Jimin hablo con la doctora, no quiere saberlo, porque se hace una idea, no es estúpido, entiende que el chico no lo quiere lastimar y es capaz de darse cuenta de que, probablemente, el único mótivo por el cual estan "saliendo" justo ahora es ese.
Porque Jimin lo beso y se esta haciendo cargo de haberlo hecho, eso es todo, y aún así, eso a Jungkook no le importa, es más decide tomarlo como algo positivo, como una oportunidad para demostrarle a Jimin que él vale la pena, para demostrarle todo lo que puede darle, para hacerle ver que a su lado puede llegar a ser feliz.
—Lo se, pero igual te lo quiero decir...
Jimin toma una profunda respiración, incapaz de notar que justo ahora Jungkook tiene los ojos cerrados preparándose para afrontar esa verdad absoluta de la que no puede escapar por más que quiera hacerlo.
—...la doctora Lee me pregunta sí yo te quiero y yo evadí la pregunta hasta que le termine respondiendo que quiero llegar a quererte, me dijo que eso significa que no te quiero, entonces me pregunto el mótivo por el cual estoy con vos cuando no te quiero...
Ahí esta, esa verdad absoluta de la cual no tiene escapatoria alguna.
—...y dije cosas horribles, le dije que te había besado incluso sabiendo lo que vos sentías por mi, y que decidí salir con vos porque no quería lastimarte...
Jungkook suspira con pesadez ante esas palabras tan honestas, tan transparentes, y justo ahora esta siendo cruelmente lastimado, y aún así, se enamora aún más, porque Park Jimin es la única persona que conoce capaz de ser tan directa, no le oculta sus intenciones, no le pinta un cuento de hadas donde todos acaban felices, le dice la verda tal cual es, ofreciéndole siempre poner un alto.
Puede verlo en los ojos de Jimin, que le dicen que sí se quiere ir corriendo es libre de hacerlo, que él no lo va a detener, que no lo va a obligar a afrontar todo eso que debe afrontar sí quiere permanecer a su lado.
Lo sabe, lo sabe todo, su cerebro le repite una y otra vez que tiene que salir corriendo, huír lo más lejos posible, pero su corazón gano esa batalla el día que conocío a Park Jimin y por ese mótivo se queda plantado frente suyo sin mover un sólo músculo de su cuerpo, porque su cuerpo le pedía a gritos que se quede ahí y que no se mueva.
Le repite una y otra vez que va a doler pero no lo va a matar, y que al fin y al cabo es el tipo de dolor que vale la pena experimentar.
—...cuando dije eso, me sentí asqueado, no se sintío correcto, creí que al decirlo en voz alta iba a sacarme un peso de encima y resulto todo lo contrario. Claro, no es así como me siento, esa no es la verdad, por eso te estoy diciendo esto, Jungkook, sí pensas que estoy con vos sólo para no lastimarte...estas muy equivocado...
Es al oír esas palabras que Jungkook abre sus ojos confundido, mira a Jimin y entonces es capaz de notar el nerviosismo del chico, quíen justo ahora se encuentra mirando sus piernas atentamente, como sí estuviese dispuesto a mirar cualquier cosa menos a él.
—...yo también me dí cuenta hoy, si, es cierto, sí no nos hubiesemos besado esa noche ahora no estaríamos juntos, eso te lo puedo asegurar, pero te lo dije, no me arrepiento de como se dieron las cosas y eso es porque...ya empece a quererte, Jungkook...te quiero.
Ahí esta Jimin, habiendo vivído los últimos meses de su vida, convencido de que se había convertido en un recipiente vacío, dándode cuenta de que desde que conocío a Jeon Jungkook, si bien seguía siendo una lata hueca, había empezado a querer a alguíen.
Y sí bien esa parte destructiva que odia de sí mismo, le repite una y otra vez lo arrogante que es al siquiera tener la audacia de intentar querer a alguíen, esa parte que el creo en un intento desesperado de salvarse a sí mismo, esa parte que lo termine encarcelando para apoderarse por completo de él, esa parte que empieza a odiar con todo su ser, esa parte que le repite que no debe enamorarse de de la luz porque lo va a quemar, que no es digno de contagiarse de la felicidad que le transmite Jeon Jungkook, que no debe ser tocado por sus rayos de luz porque va a acabar desapareciendo.
Y si bien esa parte se encuentra torturándolo justo ahora, lo poco que queda de lo que él realmente es, resuena en su interior con alivio, porque al fin opto por hacer algo que realmente siente, que realmente lo hace feliz, porque él realmente se encuentra queriendo a Jeon Jungkook.
No sabe cuán intenso es, no sabe cuanto va a durar, o sí ese sentimiento va a irse junto a la brisa del verano o sí lo va a acompañar durante varias estaciones más.
No lo sabe, no sabe nada, y aún así ahí esta, confesando sus sentimientos a alguíen por primera vez.
—¿Dijiste que me queres? ¿Me queres?
Pregunta Jungkook tomando la manos del chico sin poder creer lo que esta escuchando, cree que la posibilidad de que tal vez escucho más esta ahí, o tal vez simplemente Jimin se esta expresando mal, pero entonces lo ve, cuando su rostro se eleva y esos ojos almendrados lo miran de esa forma.
Lo ve todo, miedo, terror, contradicción, inseguridad, cariño, decisión, puede verlo absolutamente todo.
Ese es el mótivo por el cual sonríe y se acerca a él para besarlo con delicadeza, apoyando su frente en la suya, para mirarlo con amor.
—Cada vez que creo que estas a punto de romperme el corazón en pedazos decís cosas así...estas lleno de sorpresas, Park Jimin, y te quiero con todo mi corazón.
(...)
—Estoy nervioso.
Admite Jimin en cuanto empieza a reconocer las calles por las cuales Jungkook se encuentra manejando, avisándole tácitamente que están cada vez más cerca de su casa...de su abuelo.
—¿Por qué, cariño?
Pregunta Jungkook con curiosidad, sin apartar en ningún momento la mirada de la calle, sabe que Jimin se pone nervioso cuando lo hace, sabe perfectamente que el chico aún tiene dificultades que no quiere hacer ver a la hora de andar en auto.
—La doctora Lee, me dijo que al llegar a casa abrace con fuerza al abuelo y que despues escriba lo que sentía al hacerlo, para leerlo cada vez que sienta odio hacía él.
Responde Jimin, causando que esas palabras logren agarrar a Jungkook totalmente desprevenido, quíen no puede ocultar la expresión de sorpresa en su rostro, pero aún así decide no preguntar, porque el hecho de que su "novio" le haya dicho sólo eso, significa que es lo único que esta dispuesto a decirle por el momento.
Lo que a él le toca hacer en esa situación, es quezarse en silencío, darle palabras de apoyo o cambiar de tema, respetando las cosas que Jimin decide decirle y las que decide callar, sabiendo que el momento en el que le cuente las cosas va a llegar, y sí no llega, es porque considera que él no debe saberlas, tan simple como eso.
—Bueno, mientras vos escribís eso yo me voy a dedicar a llenar de besos a Oreo.
Avisa Jungkook, escuchando una ligera risita de parte de Jimin, risa que se detiene de forma abrupta en cuanto doblan en la esquina y su casa logra aparecer en el campo de visión.
Jungkook estaciona el auto justo en la puerta, se queda en silencío, inmovíl, esperando pacientemente a que Jimin decida bajarse, y cuando lo hace, el imita sus acciones para caminar a la par hacía la puerta de madera.
Observa como su "novio" toma una profunda respiración para finalmente abrir la puerta.
El reloj marca casí las tres de la tarde cuando Jimin observa a su abuelo de pie en la cocina, dándose vuelta en su dirección cuando lo ve entrar.
El amoroso anciano le sonríe y ahí esta de nuevo, el fantasma de su madre que parece vivir en él.
—Hola, Kook, Jimin, hijo ¿Cómo te fue?
Pregunta sin borrar la sonrisa de su rostro, a pesar de que su nieto se acerca a él sin saludarlo de vuelta, notando como sus ojos estan enrojecidos e hinchados de llorar.
—¿Jimin qué pa-
El anciano detiene sus palabras por completo, en cuanto su nieto lo abraza con fuerza, ni siquiera lo duda, corresponde el abrazo envolviéndolo entre sus brazos con cariño.
Recuerda cuando era pequeño, solía abrazarlo todo el mundo y llamarlo su heroe mientras sonreí, pero esa sonrisa había desaparecido junto a los abrazos que solía darle.
—Gracias, abuelo.
Es lo único que dice Jimin para alejarse un poco de él, mirarlo con una sonrisa y correr escaleras arriba.
—¿Lloro mucho?
Pregunta el anciano ignorando el comportamiento extraño de su nieto, invitando a Jungkook a sentarse junto a él en el sofá.
—Por suerte si, bastante.
Responde Jungkook con una sonrisa de alivio en el rostro, porque noto la expresión con la que Jimin miro a su abuelo antes de subir las escaleras, y esa expresión no era la de alguíen que odia a quíen esta mirando.
—¿Por suerte?
Pregunta el señor con confusión.
—Sí pudiera me gustaría desear que no llore nunca, abuelo Song, pero no es realista. Agradezco que haya llorado tanto porque significa que esta empezando a aceptar la situación en la que esta y por ese mótivo le esta empezando a doler. Antes de que una herida sane, primero hay que bancarse el dolor de habersela hecho, va a sangrar, arder, supurar, cuando creemos que esta sanando tal vez la rascamos sin querer y vuelve a sangrar, pero sin todo ese proceso, jamás va a sanar.
El anciano observa maravillado a Jungkook diciendo esas palabras, realmente su nieto había elegido a buen chico.
—Gracias por cuidarlo tanto.
Agradece el anciano sabiendo que cualquier otra persona le hubiese soltado la mano a su nieto, pero Jeon Jungkook no, el sigue ahí, impidiéndole hundirse, convirtíendose en un mótivo por el cual salir a flote, sobrevivir.
—No tiene que agradecerme, no lo hago por él, ni por usted. Lo hago por mi, porque verlo sufrir me rompería el alma en miles de pedazos. Soy egoísta en ese sentido, abuelo Song.
Admite Jungkook causando que el abuelo ría débilmente ante sus palabras.
—En ese caso...gracias por ser egoísta, Jungkook.
Hablan durante algunos minutos de todo lo que están planeando para el festival de la primavera, el abuelo Song le pregunta por qué se llama así y Jungkook se ve obligadona responderle que no tiene ni idea.
Finalmente el anciano se pone a ver su novela y Jungkook decide subir a la habitación de Jimin.
Entra en silencío en ella, encontrándose con el chico escribiendo, totalmente concentrado sentado sobre su escritorio, por ese mótivo decide no distraerlo, y se sienta sobre la cama a jugar con Oreo.
Pasa apróximadamente media hora, cuando Jimin finalmente deja caer el lapiz sobre su escritorio, y guarda lo que acaba de escribir en el primer cajón de su mesa de luz.
—Tenemos que organizar el órden de la presentaciones y los puestos de-
Las palabras de Jimin son silenciadas por Jungkook, quíen, sin levantarse de la cama, lo tira en ella para abrazarlo fuertemente.
—Un sólo día libre te pido, para mimar a mi novio y dormir una siesta con él, sólo uno.
Jimin ríe ante esas palabras mientras niega con la cabeza, sintiendo como el chico empieza a acariciar su cabello con delicadeza, nunca le gusto que le toquen el pelo, pero cuando se trataba de Jungkook, lo único que sentía era paz.
—Todos los días decís lo mismo, ayer no hicimos nada y hasta fuímos a comprar calcio para uñas y me pediste que te las pinte con él.
Se queja Jimin con seriedad, causando que Jungkook empiece a reír y le ensele sus uñas brillantes debido al calcio en ellas.
—Mira que lindas y saludables me quedaron, debería usarlo vos también, altamente recomendado.
Afirma Jungkook con una brillante sonrisa en el rostro, mientras a Jimin se le escapa una pequeña risa, pero vuelve a levantarse de su lugar, sólo para volver a ser tironeado por Jungkook.
—Bueno, con un beso me conformo, pero mañana día libre.
Esa es la propuesta de Jungkook, que causa que Jimin suspire derrotado, no había forma de ganarle a Jeon Jungkook, simplemente no la había.
Es ese tipo de persona que en cuanto la conoces te das cuenta de que lo que sea que quiera lo consigue, de la misma forma en la que lo consiguío a él, y no se refiere a un sentido monetario, poraue económicamente, Jungkook claramente lo tiene todo, se refiere en el sentido de perseverancia, no es una persona que se rinde ante un "no", él sigue intentando y lucha hasta obtener lo que sea que quiere.
Por ese mótivo Jimin se rinde tan fácilmente, porque sabe que tarde o temprano le va a terminar dando lo que quiere.
Jungkook sonríe en cuanto ve a Jimin recostándose a su lado, y sin dudarlo lo besa.
Tenía toda la intención de ser un beso inocente, corto, y dulce, pero es increíble la facilidad con la que se pierde en esos pomposos labios rosados.
Se pierde en la forma en la que Jimin se aferra a su cuerpo, apretando la tela de su camiseta que recubre su espalda, en la forma en la que sus piernas se enrriedan, en el aroma a vainilla y coco en su pelo, en la forma en la que sus labios se mueven sobre los suyos, en como sus lenguas parecen reacias a ceder o alejarse.
Se separan por un instante en el que Jungkook ve esos ojos, esa sonrisa tímida, y simplemente vuelve a reclamar esos labios, sin darse cuenta que en el proceso termina sobre el cuerpo de Jimin, acariciando su rostro con una de sus manos, y con la otra la línea de sus costillas.
Porque son esas pequeñas cosas de Jimin lo que le hacen saber el mótivo por el cuál se esta enamorando tanto, sus sonrisas, sus besos, sus caricias tímidas, sus abrazos, sus risas, sus miradas, todo.
Sienten sus pulmones suplicando por aire, ese es el único mótivo por el cuál vuelven a separarse, y Jungkook puede jurar que se siente desfallecer en cuanto advierte las mejillas sonrojadas de Jimin.
Tan hermoso, tan triste que hasta parece una obra de arte.
—Te quiero, Jims.
El mencionado sonríe, acaricia su rostro y lo mira con esos ojos almendrados que están aterrados del porvenir pero dispuesto a afrontarlo, es por ese mótivo que se atreve a decirlo.
—Yo también te quiero, Guks.
Porque tuvo la audacia de empezar a quererlo, y ahora no quiere tener la cobardía de dejar de hacerlo.
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En unos minutos subo el siguiente de hoy 💛
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