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xlvii

—¿Estas listo, cariño?

Pregunta Jungkook rompiendo por completo el silencío que los envolvía.

Miércoles, el día en que Jimin va a tener su primera sesión de terapia en exactamente veinte minutos.

Jungkook se ofrecío a llevarlo y esperarlo en la puerta para luego ser capaz de dejarlo en su casa, el abuelo Song le dijo que no era necesario, pero fue Kook quíen insistío, y dijo que no tenía ningún problema, y que hasta estaba feliz de hacerlo, que de ninguna forma presentaba una carga o algo por el estilo.

El abuelo Song finalmente se rindío, y Jimin no dijo nada al respecto, y es que según él no había diferencía alguna.

El día anterior...había sido un buen día, sus dos amigos estaban en el mismo salón que él, y el resto de sus compañeros no tuvieron problema alguno con cambiarse de lugar para que todo el grupito pudiera sentarse cerca.

Así es como Jimin acabo en su lugar de siempre, en el tercer banco contando desde adelante, justo al lado de la ventana, a su lado, con el pupitre pegado al suyo, Jungkook, en frente de él Namjoon y a su lado Hoseok, detrás Yoongi y junto a él Taehyung, y finalmente detrás de Yoon, Sun y Seokjin al lado de ella, era básicamente ese aréa perteneciente a ese increíble grupo de amigos.

Ese día, para Jimin se sintío como una calma antes de la tormenta, hubo momentos en los que su respiración parecía faltarle, pero se enfoco en otras cosas, o tal vez Jungkook se daba cuenta y tomaba su mano con fuerza para tratar de distraerlo.

Incluso fue incapaz de darse cuenta de que todos parecían haberse puesto de acuerdo para quedarse horas extras trabajando en el festival de la primavera, salieron a las cinco de la tarde de la escuela, caminaron todos juntos hacía un lugar de comidas rápidas donde comieron junto al resto del curso.

Para Jimin fue un día tránquilo, se sintío como sí el universo le estuviese brindando un día de gracia antes de ese momento, el que esta por vivir en tan sólo unos minutos, hablar, lo que tanto destesta, hablar de cómo se siente, de cómo se viene sintiendo hace meses, contar sus pensamientos más oscuros.

No quiere hacerlo, pero sí no lo hace ¿Para qué estaría yendo a terapia?

—Estoy un poco asustado.

Responde con honestidad, apretando con fuerza la tela de su pantalón, mientras observa el paisaje de la ciudad fuera de la ventanilla del auto, Jungkook sabe que el mótivo del silencío es porque Jimin esta pensando en todo lo que esta a punto de pasar, no sabe que decirle, simplemente no sabe que hacer para tránquilizarlo.

Así es como pasa el resto del viaje, hasta que Jungkook estaciona el auto en la calle donde se encuentra el consultorio, ambos se bajan del vehículo en silencío, Jimin camina hacía Kook y toma su mano causando que el chico se sorprenda y le sonría con dulzura.

Caminan juntos hasta la puerta del consultorio, causando que Jimin se sienta temblar íntegramente, no sólo su cuerpo, no, todo su interior, como sí sus órganos se retorcieran en sus entrañas, como sí sus emociones se encontraran volvíendose materia con él único propósito de ser capaz de asfixiarlo desde su interior.

Ese maldito ataque de pánico.

Porque empieza a sentir como el mundo gira debajo de sus pies, como su vista se oscurece, el oxígeno simplemente no llega, se siente asfixiado por sí mismo, y cuando quiere darse cuenta esta nuevamente en ese lugar.

Ese maldito lugar.

Esta sentado en ese asiento trasero, viendo como su madre convulsiona, como la sangre baja por su brazo, y él no puede moverse, no puede decirle lo mucho que la ama y no lo hizo, no puede abrazarla con todas sus fuerzas y fue incapaz de hacerlo.

Eso es lo que lo persigue, que sólo fue capaz de quedarse petrificado, que no pudo decirle lo mucho que la amaba por última vez, que ni siquiera fue capaz de moverse para tratar de tomar su mano, simplemente se quedo ahí, en silencío, quieto, hasta que sus temblores desaparecieron, hasta que ella murio, él todo lo que hizo fue mirar.

—¿Bebé?

Escucha su voz pero no puede salir de ahí, trata de moverse y es incapaz de hacerlo.

—¡Jims!

Lo escucha llamándolo, puede ver su silueta de reojo, detrás de la ventanilla del auto, y aún así no se mueve, la mira a ella, observa la sangre corriendo por su brazo, los temblores de su cuerpo.

—¡JIMIN!

Tal y como paso ese día, la ventanilla del auto fue rota, pero esta vez quíen la rompío, no fue un policía tratando de rescatarlo, fue Jungkook, quíen en el proceso parece haberse cortado todos los brazos para poder abrazarlo.

Es entonces que abre sus ojos con fuerza, y se da cuenta de que todo estaba en su cabeza, como siempre, sus propios pensamientos lo suben a un ring de lucha a la fuerza y lo golpean a su antojo, no hay reglas, no hay tiempo de descanso, no hay nada, sólo él siendo despedazado.

Jungkook esta ahí, con el corazón en la garganta, estaba hablando con Jimin, preguntándole sí debían entrar, estaba demasiado ocupado mirando el interior del lugar con curiosidad, como para notar que su "novio" no estaba ahí realmente, fue cuando no obtuvo respuesta que su atención volvío a él.

Sintío como el mundo caia a sus pies cuando lo encontro casi paralizado, con esa expresión de terror absoluto en su rostro, ni siquiera quiere pensar en que estaba recordando, simplemente lo abrazo con todas sus fuerzas tratando de que vuelva en sí mismo.

—Yo-

—Sí no queres hacerlo nos vamos, Jimin. No puedo verte así, menos cuando se que lo estas haciendo por mi, yo puedo esperar, así que-

—Sí no lo hago ahora...no lo voy a hacer nunca y lo sabes tan bien como yo.

Esas palabras de Jimin logran que Jungkook lo mire con dolor.

Lo sabe, sabe que es parte del proceso, pero saberlo y vivirlo son dos cosas diferentes, se siente un hijo de puta ¿Cómo le va a pedir a Jimin que no ponga esa sonrisa en su rostro con tanta facilidad? Cuando era ese maldito gesto el que lograba centrarlo ¿Cómo se atrevío a hablarle de sus sentimientos como sí nada? Cuando el tratar de corresponderlos lo esta destrozando de esta forma ¿Cómo se supone que le sonría y le diga que esta todo bien, que confíe en el proceso? Cuando ni siquiera él puede ver cómo todo esto puede sí quiera llegar a estar bien.

Apenas habían pasado unos días ¿Cómo va a estar Jimin dentro de algunas semanas? No quiere ni pensarlo, mucho menos vivirlo, y todo por su culpa, porque se atrevío a enamorarse de quíen no debía y por sí fuera poco...se atrevío a tratar de ser correspondido.

Tendría que haber cerrado la puta boca, tendría que haber vivído de la forma en la que lo hizo siempre, tendía que haberse enamorado en silencío, alejarse disimuladamente y de a poco hasta que no quedara rastro de él en la vida del contrario. Porque sí bien Jimin no estaba bien antes...por lo menos estaba mejor de lo que esta ahora.

¿Cómo pudo haber sido tan hijo de puta como para decirle que le iba a poner el mundo de cabeza? ¿Cómo pudo haber dicho algo así, cuando ni siquiera estaba seguro de lo que eso significaba? Desearía volver el tiempo, desearía regresar hacía atrás, desearía jamás haberse encaprichado con el fantasma de su salón, desearía jamás haberse encontrado con esos ojos almendrados que él mismo se esta encargando de arruinar.

—No te culpes, con o sin vos esto es algo que tarde o temprano iba a pasar sí no quiero vivir como un puto infeliz de mierda, Jungkook. Si ibas a culparte no hubieses venido.

Las palabras bruscas de Jimin, logran que el castaño salga de sus pensamientos, lo mira en silencío y asiente con inseguridad para volver a abrazarlo con fuerza.

—Cuando salgas voy a estar ahí sentado para abrazarte con todas mis fuerzas, no me voy a mover de ahí ¿Sí?

Promete Jungkook acariciando su rostro con delicadeza, dibujando en sus labios la mejor sonrisa que puede, Jimin asiente en silencío y finalmente ambos entran en el consultorio con intránquilidad y con miedo.

Ambos se acercan juntos a la recepción bajo la atenta mirada de la chica que los mira con curiosidad.

—Buenas tardes, tengo un turno con la doctora Lee, mi nombre es Park Jimin.

—Buenas tardes, Jimin, la doctora te esta esperando, podes pasar por el consultorio tres.

El pelinegro asiente y da las gracias en un tono de voz apenas audible, mira a Jungkook quíen lo observa tratando de transmitirle calma, pero fallando enormemente.

—Te espero ¿Si?

Dice el castaño acercándose a él, para besarlo fugazmente en los labios, causando que la chica que los atendío los mire sorprendida, no había muchas parejas abiertamente homosexuales, y mucho menos que mostraran afecto en público.

Jimin asiente y sonríe debilmente, para finalmente caminar por un pasillo que parece interminable, se para frente a la puerta número tres, da dos delicados golpes en ella, y escucha una dulce voz detrás de esta que le permiten pasar.

Entra en el consultorio con los nervios a flor de piel, cierra la puerta detrás suyo y entonces la ve.

Una hermosa mujer que parece estar en sus treinta años, con el pelo corto y oscuro, tez clara y ojos grandes y amables, lo mira con una dulce sonrisa en el rostro.

—Es un placer conocerte, Jimin. Soy la doctora Lee Jieun, toma asiento en el sofá.

Pide la doctora, levantándose de la silla de su escritorio para sentarse en el único sofá individual de la sala, indicando tácitamente que Jimin debe sentarse en el gran sofá, lo cual hace, sentándose muy al borde, casi de forma incómoda, mira todo a su alrededor tratando de calmarse, pero le resulta imposible.

—El placer es mío, doctora Lee.

La mujer asiente ante esas palabras, notando lo mucho que tardaron en ser dichas, es capaz de darse cuenta de que el chico frente a ella esta pensando en muchas cosas justo ahora.

—¿Cuántos años tenes?

—18.

La mujer anota en su libreta causando que Jimin la mire con nerviosismo.

—¿Estas en último año?

—Si.

—¿Tenes amigos?

Pregunta con curiosidad a lo que Jimin asiente en silencío.

—Contame un poco sobre ellos.

—Yoongi y Namjoon, son mis mejores amigos, hace años.

—Muy bien, entonces ellos son tus amigos.

Afirma la mujer, observando con atención cada movimiento del chico frente a ella, que parece un cachorrito asustado, sus manos que no dejan de resfregarse la una con la otra, su pierna que no deja de subir y bajar con nerviosismo.

—Mmm últimamente me llevo bien con algunos chicos más.

Aclara Jimin refiríendose al resto de sus amigos, que aún no llama de esa forma.

—Y decime ¿Tenes novia? ¿O novio quiza?

—¿Novio? No se sí decirle de esa forma, estamos saliendo, esta en la sala de espera.

La mujer asiente ante esas palabras y anota nuevamente en su cuaderno, notando que cuando lo hace, el nerviosismo del chico sólo aumenta, es por ese motivo que decide dejar el cuaderno y la lapicera sobre la mesita de café, completamente abierto para que él sea capaz de leer lo que escribío en caso de que quiera hacerlo.

—¿No es tu novio y te esta esperando? Eso dice mucho sobre que clase de chico es ¿Verdad?

—Jungkook es un chico muy dulce, me quiere mucho.

Afirma Jimin sintiendo el ardor en el espacio que hay entre el dedo índice y su pulgar, de la mano derecha que esta pellizcando y rascando con tanta fuerza.

—¿Y vos lo queres?

—Lo conozco hace casí tres semanas, nada más.

—Eso no responde mi pregunta, Jiminnie ¿Vos lo queres a Jungkook?

Se queda en silencío ante esa pregunta, no sabe que responder, no se esperaba esa conversación, se esperaba estar hablando de su madre justo ahora, no de Jungkook.

—Me gusta estar con él, no pienso, me divierto.

La mujer sonríe ante esa respuesta y lo mira con amabilidad.

—¿Pero vos lo queres? Justo ahora, quiero que pienses en él y me digas si o no.

Jimin cierra sus ojos mientras suspira con pesadez, el rostro de Jungkook aparece frente a él, sonríendole con cariño y amabilidad, estirando una mano en su dirección mientras lo llama por alguno de sus apodos demasiado dulces para su gusto, y la respuesta aparece muy clara en su cabeza.

—Quiero quererlo.

—Eso significa que no lo queres, Jiminnie, por lo menos no ahora ¿Por qué estas saliendo con él?

Pregunta la doctora inclinándose levemente en su dirección, sin borrar la dulce sonrisa de sus labios.

—Él dice que me quiere, que esta enamorado de mi, y una noche estaba desesperado por dejar de pensar y lo bese. Elegí hacerme cargo de mis acciones.

Responde con honestidad, pero eso no suena del todo correcto en cuanto sale de sus labios, no suena para nada correcto.

—¿Y esa expresión?

Pregunta la doctora al ver como el chico frunce sus cejas y endurece sus facciones.

–No suena correcto, eso no es lo que siento.

—¿Y qué es lo que sentís por él?

—Paz, quiero estar con él, me gusta verlo sonreír y escucharlo reír. Empece a salir con él porque lo quiero y quiero ser capaz de decírselo, no porque lo bese y tuve que hacerme cargo de eso, de hecho él jamás me pidío nada, yo fuí quíen lo hizo hablar y lo propuso.

En cuanto dice esas palabras, se siente mucho mejor, más correcto, es capaz de darse cuenta de que eso es lo que realmente paso, de que no esta haciendo todo esto sólo porque beso a Jungkook y no quiere lastimarlo. Lo esta haciendo porque el chico fue capaz de meterse bajo su piel, porque empezo a quererlo de a poco, porque lo quiere en su vida.

Porque quiere ser capaz de darle algo a Jeon Jungkook.

—Muy bien, ahora decime ¿Con quíen vivís, Jiminnie?

El mencionado se sorprende ante el repentino cambio de tema, sabe que esta a punto de surgir ese tema que lleva esquivando meses, sabe que esta corriendo en dirección a esa pared a toda velocidad, es consciente de que va a estrellarse contra ella en cualquier momento.

—Con mi abuelo materno.

—¿Y tus padres?

Ahí esta, esa pared esta justo enfrente suyo, lista para recibirlo.

—Mi papá fallecío cuando yo era un bebé.

La doctora asiente, y ante el silencío del chico se da cuenta de que tiene que ser ella quíen pregunte, sabe que acaba de encontrar el mótivo por el cual el chico esta sentando frente a ella, al principio creyo que quiza era algo relacionado con son novio, pero ahora se da cuenta de lo equivocada que estaba.

—¿Y tu mamá?

Confirma esa sospecha en cuantos todos los tics nerviosos del chico se detienen por un microsegundo, para luego reanudarse como sí nada estuviese pasando.

—Ella...mmm ella...

Es entonces que Jimin se da cuenta, jamás dijo en voz alta que su madre esta muerta, nunca, sólo lo penso, u otras personas lo dijeron por él, pero esas palabras jamás salieron de sus labios, y ahora, ahora que tiene que decirlo no quiere hacerlo, porque sólo lo haría aún más real de lo que ya es.

Porque tiene esa sensación de que sí se atreve a decir esas palabras entonces todo eso que se esforzo por armar va a desmoronarse en un instante, sabe que ese es precisamente el propósito de todo esto, pero no esta listo para que todo se desmorone.

—¿Ella?

Insiste la doctora pensando en mil escenarios posibles, observa al chico en silencío y simplemente decide darle tiempo para hablar.

Jimin respira profundamente, por primera vez en meses siente sus ojos llenándose de lágrimas, sabe que tiene que decirlo, y sabe que va a romperse en pedazos en cuanto lo haga.

—Mi mamá...

Suspira con pesadez, siente una lágrima resbalar por su mejilla, es un sentimiento nostálgico, solía llorar todo el tiempo y ahora...pasaron casi cinco meses en que no lo hacía.

—...fallecío.

Lleva las manos a su rostro en cuanto dice esa palabra, se inclina hacía delante apoyando los codos en sus muslos, siente las lágrimas desbordando de sus ojos sin parar, escucha los pasos de la doctora que caminan lejos de él para luego volver a acercarse, en completo silencío, la mujer deja una caja de pañuelos frente a ella.

—¿Hace cuánto fallecío?

—Ci-cinco meses.

La doctora asiente disimulando su tristeza, procura no borrar la sonrisa de sus labios y observa como el chico se endereza frente a ella, para tomar un pañuelo y limpiar su rostro.

—¿Cómo fallecío?

Sabe que volvío a preguntar algo delicado, y se da cuenta de que es mucho más delicado que lo anterior, en cuanto el chico frente a ella sólo se limita a llorar y temblar, como sí estuviese recordando todo.

—Un accidente de tránsito, un camión de mudanzas choco su auto.

Responde con dificultad, causando que la mujer empiece a unir los puntos por su cuenta, y hace esa pregunta, que no quiere hacer pero sabe que debe hacerla.

—¿Vos estabas en el auto, Jiminnie?

—Si.

La mujer asiente ante esa respuesta, sin siquiera ser capaz de imaginar con lo que estuvo lidiando el joven chico frente a ella.

—¿Crees poder decirme como fue?

Jimin vuelve a quedarse en silencío ante esa pregunta, lo piensa detenidamente y sabe que no hay forma de que hable sobre eso, por lo menos no hoy.

—No.

La doctora asiente ante esa respuesta, sabiendo que va a ver al chico frente a ella una vez por semana durante un largo tiempo, porque la heridas de ese tamaño no cierran fácilmente, y es muy sencillo volver a caer en el pozo.

—¿Te sentís deprimido?

—No, tampoco tengo pensamientos suicidas, ni quiero lastimarme.

Aclara Jimin causando que la doctora lo mire con una expresión no muy convencida, y se lo hace saber en cuanto le hace la siguiente pregunta de una sóla palabra.

—¿Pero?

En cuanto escucha eso, Jimin sabe que fue atrapado por completo, ese pero que nunca nadie le había preguntado, ese maldito pero en que ni siquiera él se atrevía a pensar.

—Pero sí cruzando la calle veo que un auto me va a atropellar...no trataría de esquivarlo.

Admite esas palabras en voz alta por primera vez, porque hacía tiempo que las había admitido para sí mismo, cientos de veces.

—¿Cómo sobrellevaste todo durante estos meses, Jimin?

Pregunta la doctora, causando que Jimin, quíen no podía dejar de llorar, la mire con una débil sonrisa en el rostro.

—No lo hice, lo esquive y cada vez que...

Hace una pausa para llorar un poco, toma otro pañuelo para volver a limpiar su rostro, empezando a darse cuenta de hasta que punto se empujo a sí mismo.

Por primera vez esta hablando y no puede hacerlo bien porque es incapaz de dejar de llorar, puede darse cuenta de que esta hecho pedazos, y sólo pensar que este es apenas el comienzo...lo aterra.

—...cada vez que sentía que iba a tener un ataque de pánico, me odiaba a mi mismo, me decía cosas horribles, y pasaba.

—¿Qué cosas te decías?

Otra pregunta que sabe que no va a contestar, por ese motivo se límita a negar con la cabeza, lo cual la doctora toma como una negación.

—Cambiemos de tema ¿Sí? ¿Cómo te llevas con tu abuelo?

—Bien.

Responde con simpleza, siendo incapaz de detener sus lágrimas, siente como sí todo eso que lleva reprimiendo hace meses finalmente se estuviese escapando de él, para luego volver a meterse en su interior y seguir destruyéndolo.

—¿Sólo bien?

—Lo evito.

—¿Por qué lo evitas?

Pregunta la doctora sabiendo que tratando de aligerar el ambiente, acabo encontrando otro tema sensible.

—Porque me recuerda que mi mamá no esta más, porque tiene la misma sonrisa que ella, los mismos ojos, porque él trata de hablar conmigo pero cada cosa que le digo es algo que ya le había dicho a ella.

—¿Por ejemplo?

—Me pregunto sí me gustaban los hombres, yo ya había salido del closet con mi mamá, tuve que volver a decirle todo a él, sólo para que me diga exactamente las mismas palabras que me dijo ella. Amo a mi abuelo, dejo todo para cuidar de mi, para que yo no tenga que cambiarme de escuela ni alejarme de mis amigos, pero odio verlo caminando por la casa, odio cuando sonríe, me siento miserable cada vez que me mira.

La doctora asiente ante esas palabras, mira el reloj en la pared dándose cuenta de que están hablando hace más de una hora, se pasaron quince minutos ya.

—Jimin, vamos a hacer lo siguiente, quiero que anotes cada vez que sentís un ataque de pánico, también lo que los causa y cómo logras calmarte, dónde estabas cuando paso, con quíen, todo lo que puedas sobre eso. También quiero que llegues a tu casa y abraces muy fuerte a tu abuelo, y que escribas lo que sentiste al hacerlo, eso no hace falta que me lo muestres sí no queres, es para vos, para que cada vez que veas su sonrisa y sientas odio, leas lo que escribiste después de abrazarte y te preguntes a vos mismo sí lo que sentiste fue odio o nostalgía. Me temo que hasta acá llego nuestra sesión de hoy, ya te agendo para el miércoles de la semana que viene a exactamente la misma hora ¿Te parece bien?

Jimin asiente en silencío, levantándose al mismo tiempo que la doctora, quíen le da un pequeño paquete de pañuelitos descartables, si, seguía sin ser capaz de dejar de llorar.

—Vamos, te acompaño afuera.

Ambos salen del consultorio en completo silencío, caminan por ese largo pasillo de la misma forma, y la doctora se sorprende en cuanto Jimin empieza a correr lejos de ella.

En cuanto llega a la sala de espera lo ve abrazando a ese chico, que enseguida es capaz de darse cuenta de que se trata de Jungkook, sonríe al ver como se abrazan, la forma en la que ese chico sostiene a Jimin con tanta fuerza y seguridad, como sí estuviera evitando que se desarme por completo.

—Bueno, Jimin, te espero el miércoles que viene, por cierto un placer, soy la doctora Lee Jieun.

—Jeon Jungkook, el placer es mío doctora.

Se presenta el castaño sin soltar a Jimin en ningún momento.

—Vayan con cuidado ¿Si? Nos vemos la semana que viene.

—Nos vemos, doctora Lee.

Es lo último que dice Jimin, para finalmente salir ambos del lugar.

—No sabes, antes de entrar se dieron un beso acá adelante mío, son re lindos.

Asegura la recepcionista del lugar causando que Jieun le sonría con tristeza y asienta en respuesta, es capaz de darse cuenta de que el futuro de esos chicos juntos, justo ahora es incierto.

Le parece irónico cómo alguíen con quíen Park Jimin quiere estar haya aparecido en el peor momento de su vida, casí como la típica ironía de una flor floreciendo en medio del desierto.

Sólo espera no descubrir que Park Jimin esta obligando a florecer esa flor en un lugar donde no debería, con el único próposito de sentir una falsa sensación de salvación.

—Lo son.

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Buenooooo hasta acá x hoy tkm 💛💛

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