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lxv

Desde que habían llegado a Busan Jungkook no hacía más que estar nervioso.

No le costó acostumbrarse a llevar a cabo las tareas necesarias para ayudar al abuelo Song y el resto de personas que trabajan en el terreno.

Incluso había sido alabado por su fuerza, el abuelo Song le dijo varias veces lo feliz que le hacía que el amigo de su nieto sea tan trabajador a pesar de haber nacido rodeado de facilidades.

Cada vez que escuchaba la palabra “amigos” saliendo de sus labios sentía como su corazón se hacía cada vez más pequeño en su pecho.

No sabe el motivo por el cual Jimin aún no le dijo la verdadera naturaleza de la relación entre ellos, y la verdad es que no quiere pensar en ellos porque cada vez acaba en mal puerto.

Se siente ansioso a pesar de que le había aclarado que al volver a Seúl van a seguir estando juntos, y por ese motivo se siente como un insoportable.

No está acostumbrado a eso, el suele decir todo lo que piensa, todas sus inseguridades las deja a vista de todos, jamás intento ocultar lo que sentía porque hace mucho había decidido que no era esa la forma en la que quería vivir.

Le parece un mal chiste el hecho de haber acabado perdidamente enamorado de la persona con más secretos que se pudo haber encontrado.

Pero la verdad absoluta es que Jungkook no sabe si llamarlos secretos. Le gusta ir de idiota pero no lo es ni siquiera un poco, sobretodo cuando se trata de Jimin, por algún motivo había aprendido la forma de leerlo como a un libro abierto.

Lo que Jimin tiene no son secretos, son heridas profundas que jamás se tomó la molestia de sanar, cada una le duele, cada una lo atormenta y, por lo menos a sus ojos, es evidente que cada una lo avergüenza.

Está avergonzado de ir por la vida hecho pedazos, sin saber que de alguna forma todos lo estamos.

Es algo normal, todos los hacemos, nos enfrascamos en nuestro propio dolor cuando todos nos supera, nos avergüenza el hecho de no ser capaces de lidiar con ello por nuestra cuenta, porque vemos al resto del mundo y cada quien parece ser capaz de arreglárselas a la perfección, la vida de todos esos desconocidos parece tan perfecta que logra asfixiarnos.

Cuando la realidad es que a veces el resto también se avergüenza de ir por ahí con piezas faltantes, por eso deciden fingir, es irónica la forma en la que ponen exactamente la misma sonrisa que nosotros y aún así no somos capaces de darnos cuenta.

Tal vez porque nos consuela que la vida no sea tan horrible para todos, tal vez porque queremos creer que nuestra forma de fingir no es tan obvia como para ser descubierta tan rápido.

Las personas como Jungkook son pocas, quienes se atreven a ir de frente, demostrando casi con orgullo las piezas faltantes, asumiendo con honestidad que sabe perfectamente donde perdieron algunas, mientras que otras simplemente se desprendieron en algún momento. Quienes salen al mundo con su verdadera cara porque no tienen nada que fingir, porque al contrario...fingir es lo que les daría vergüenza.

Ese es el motivo por el cual, desde un principio, Jimin no supo como reaccionar ante él, porque esos ojos lo miraron siempre con la más pura honestidad, con el más sincero miedo a ser despedazado vivo, con el más genuino apoyo incondicional, con todo eso a lo que siempre estuvo profundamente aterrado...todo eso que recibe el nombre de honestidad.

Siempre odio las mentiras porque él se considera el mayor mentiroso de todos, pero en ellas se refugio cuando sintió que se venia abajo.

Jungkook no tiene idea de a dónde están yendo, solo sigue a Jimin sin dudarlo, observa su espalda a algunos metros de él, la seguridad con la que parece dar cada paso, como si supiera perfectamente a dónde se está dirigiendo.

No se dicen ni una palabra, simplemente caminan alejándose más de la casa, adentrándose en el denso bosque que parecía empezar a rodearlos a pesar de las advertencias del abuelo Song para que no fueran demasiado lejos.

No tiene idea de cuanto tiempo caminan, pero en cuanto llegan a un gran tronco, que es lo único que parece quedar de lo que solía ser un majestuoso árbol, y Jimin se queda allí, completamente inmóvil mirándolo en silencio es que lo sabe, llegaron.

—En este árbol estaba trepado cuando apareció mi mamá corriendo desesperada a buscarme mientras la vida se le iba en lágrimas.

Esa afirmación causa que a Jungkook se le hiele la sangre de inmediato, jamás había oído a Jimin hablar sobre su madre, ni siquiera sabía que su voz podía volverse aún más delicada de lo que ya era.

—Estaba jugando como cualquier día, y en la noche estaba parado frente a una foto de mi padre rodeada de flores y familiares llorando. Fue como cualquier noche, ni siquiera la recuerdo bien.

El pelinegro solo guarda silenció para dar algunos pasos más y ser capaz de colocarse junto a Jimin, observando lo mismo que él, esa única prueba de que ese árbol existió.

—No entendía lo que sucedía, solo sabía que mi mamá estaba triste y no dejaba de abrazarme mientras lloraba y las personas susurraban la lástima que sentían por nosotros, casi como si no nos creyeran capaces de escucharlas.

Jungkook siente su piel erizándose al observar la sonrisa amarga en los labios de su novio, la forma en la que sus ojos se elevan al cielo que es cubierto por la copa de la inmensa cantidad de arboles que los rodean.

—Es estúpido decirlo, pero perdí la cuenta de la cantidad de veces que me encontré pensando que tal vez si hubiese jugado en un árbol diferente las cosas habrían resultado de otra manera, casi como si esa idiotez hubiese sido un factor decisivo en la muerte de mi padre.

Si cierra los ojos...Jimin se siente completamente capaz de volver a sentir ese olor a incienso que a una edad tan prematura llegó a odiar con todo su corazón.

—Mamá estaba triste todo el tiempo y ahí fue cuando empezó, o mejor dicho, cuando yo empecé. Cuando reír se volvió una obligación para ser capaz de levantarle el ánimo, cuando ocultar la tristeza que parecía querer consumirme se volvió una costumbre, porque ella ya parecía lo suficientemente miserable por ambos. Siempre me decía lo mismo “Sos el motivo por el cual puedo levantarme de la cama cada día, Jimin” y nuevamente me encontré a mi mismo deseando hacer las cosas diferentes, para que no se levante, para que no salga de la casa, porque soy tan idiota como para pensar que quizá de esa forma ella seguiría acá.

Jungkook no se atreve a pronunciar ni una sola palabra, solo escucha en silencio cada palabra que Jimin se sienta capaz de decirle.

—Era solo un día más, estábamos hablando de que por primera vez había quedado en un salón diferente a Nam y Yoon, recuerdo haber visto su sonrisa por el espejo retrovisor y después todo se nublo, incluso antes del impacto.

Jimin se coloca en cuclillas para ser capaz de acariciar el tronco que sigue clavado en la tierra casi con tenacidad, ya no existe, no entiende como es que nadie lo arranco aún.

—Se que había muchos ruidos alrededor pero solo era capaz de escuchar como se ahogaba, se que podría haber visto para cualquier lado, pero solo era capaz de mirar la sangre brotando de ella y deslizándose por su brazo, no fueron más de cinco minutos...después me enteré de que había sido más de media hora, eso es lo que ella agonizó y durante todo ese tiempo yo solo miré.

Jungkook siente como las lágrimas empiezan a caer por sus ojos, sabía lo que había pasado, el abuelo Song se lo dijo una vez, pero escucharlo directamente de los labios de Jimin era otra cosa.

Sentir la tristeza en cada silaba, observar su perfil mientras lo hace, saber perfectamente que no hay nada que pueda decirle en un estúpido intento de consuelo ¿Cómo se atrevería a si quiera intentarlo? ¿Cómo consolas a alguien que se encuentra contando la forma en la que su madre murió delante suyo mientras él no podía hacer nada para evitarlo? ¿Que palabras son las que debería decirle?

No se le ocurre otra cosa que no sea arrodillarse a su lado y acariciar su espalda en un silencio de rendición absoluta, porque ahora se da cuenta de lo que hizo. Justo ahora empieza a darse del esfuerzo inhumano que Jimin tuvo que hacer para sobrevivir, solo ahora es que entiende la dimensión de la herida. No es el tipo de herida que puede sanar y si lo llega a hacer tardaría toda una vida en lograrlo.

No es el tipo de cosas que se supera cuando un día te despiertas y mágicamente elegís mirar las cosas desde otra perspectiva.

Ahora entiende lo que le pidió a Jimin que enfrente para ser capaz de estar con él, y el entenderlo lo hace sentir como el mayor hijo de puta que existe.

—Si hubiese reaccionado para ayudarla ella estaría viva.

Un susurro perfectamente audible llega a sus oídos, haciéndolo temblar íntegramente, haciéndolo comprender a la fuerza la culpa que la persona que tanto amo lleva en su corazón.

—Si hubiese salido por mi cuenta, si me hubiese anotado en otra escuela. Si hubiese reído menos para que ella no sienta que hay motivos para pararse de la cama, si hubiese fingido ser menos feliz de lo que fingí serlo para que ella no encontrará razones para salir de la casa y buscar formas de darme una mejor vida de la que ya me daba. Y yendo aún más atrás...si tal vez hubiese trepado un árbol diferente...ella seguiría viva.

Lo sabe perfectamente, no tiene nada que ver, pero esa es su forma de seguir cargando con todo, atribuirlo a cada una de sus acciones, culpándose cuando en realidad podría haber culpado a otra persona a la que ni siquiera quiso verle la cara porque sabía muy bien que tampoco era el culpable.

¿Por qué lo sería? Los frenos fallaron, no es como si ese hombre hubiese salido de su casa con el objetivo de matar a su madre ¿Entonces a quíen debería culpar? ¿A los frenos? ¿A quien se que haya programada el semáforo para que cambiara a verde justo en ese momento?

Cuando no tenemos a quien culpar solo existen dos opciones, o te culpas a vos mismo o culpas al resto del mundo, y Jimin ya estaba demasiado cansado como para ponerse al mundo entero de enemigos imaginario.

Porque era mucho más fácil tener su reflejo al alcance de la mano cuando quisiera culpar a alguien, y todo eso cambió por culpa de quién se apareció mirándolo con una sonrisa que los destruyó todo.

Fue catastrófico.

Un día llego a su casa y al verse en el espejo...lo primero que se le ocurrían no eran insultos o culpas, era esa sonrisa.

Fue caótico.

Un día se despertó y dejó de maldecir por hacerlo...lo único que pensó fue que otro día más iba a ser capaz de ser maravillado por esos ojos.

Fue liberador.

Porque un día por primera vez desde que tiene memoria se dijo a si mismo que tal vez no era tan horrible como se creía, porque si esa honestidad le podría sonreír de tal forma...tal vez había algo más que solo desesperación.

—No se de detalles porque jamás les presté atención, solo me encerré en la habitación privado, donde me encerré en mi cabeza y ya no quise salir. Huí de todo, Jungkook. No quería ver risas, no quería ver sonrisas, no quería sentir abrazos, saludos o halagos, no quería tener conversaciones triviales, ni siquiera quería silencio, solo nada, cuando ni siquiera sabia bien lo que eso significa, la nada es simplemente nada, y el quererlo significa que deje de serlo.

El mencionado siente que se asfixia en cuanto Jimin gira el rostro en su dirección para ser capaz de verlo a los ojos por primera vez desde que había iniciado a hablar.

—No quería luz, no quería honestidad, no quería ser observado, no quería que me sonrieran, que me quieran, que me presten atención, no quería nada y llegaste...y entonces me di cuenta de que tal vez lo quería todo ¿Cómo me atrevía? ¿Qué es lo que debía darte a cambio de todo lo que me diste sin que te lo pida?

—Jamas quise que me des algo a cambio, Jims. Yo-

—Se perfectamente quien soy, Jungkook.

Esas palabras causan que el pelinegro, quien había iniciado a hablar debido a la desesperación que esas preguntas le provocaron, se calle de forma abrupta aceptando lo que sea que el destino tiene para él.

—Desalentador, desesperante, deprimente, mentiroso, sombrío, trágico, lúgubre, insignificante, amargo, insuficiente, deplorable, lamentable, y por si fuera poco decidí sumar ser un egoísta porque incluso sabiendo lo que soy no quiero dejarte ir. Tal vez debería demostrar el amor que te tengo liberándote, pero cada vez que lo intenté solo me acercaste aún más. Me canse de buscar ser un infeliz de mierda cuando te tengo enfrente tentándome a esa felicidad de la que tanto huí porque sabía que en cuanto la mirara a los ojos no querría dejarla ir.

Solo se escucha la brisa sacudiendo las hojas en la cima de las copas de los árboles, pero Jungkook puede jurar que justo ahora Jimin es perfectamente capaz de escuchar su corazón, que le pertenece, latiendo desbocado en su pecho.

—Me preguntaste si al irnos de acá íbamos a seguir juntos, Jungkook...esto es lo que soy, lo que voy a continuar siendo tratando de cambiar cada día o por lo menos aprendiendo a vivir con ello...quien decide si seguimos juntos o no sos vos, no yo.

Jungkook no puede creer que realmente está escuchando esas palabras.

Sabe el motivo por el cual las está diciendo, porque Jimin es una cuchilla afilada y el debe decidir si quiere arriesgarse a ser cortado.

Le está dando la elección porque considera que la tristeza no tiene derecho a opinar, porque de todas las cualidades que menciono...siente que se olvidó de todas las positivas que el se encuentra repitendo como un santo credo.

Había decidido a salir de allí absolutamente destruido y no irse jamás.

Estaba dispuesto a que esa tristeza lo haga un lado en cuanto quisiera.

Jamás se le ocurrió que Jimin también estaba aterrado de que el se cansará y lo hiciera a un lado.

Porque debe admitir que desde la primera vez que lo vio a los ojos sintió ese miedo que se instaló hasta en sus huesos.

Ese miedo de que había conocido al amor de su vida, y que por ende se estaba arriesgando a perderlo.

Ese miedo a qué tal vez había aparecido demasiado tarde en su vida.

Por primera vez decide dejar ese miedo de lado, decide sacrificar el ultimo instinto de supervivencia que le quedaba, y había guardado en caso de que todo acabara de forma catastrófica.

Decide tomar su rostro entre sus manos con una delicadeza que jamás había utilizado, decide unir sus frentes mientras observa esos ojos que, sabe perfectamente que sin importar en qué momento del futuro los vuelva a ver, van a significarlo todo.

Decide compartir esa luz que siempre había llevado consigo, porque la de Jimin se había extinguido, y si debe elegir...entonces prefiere brillas un poco menos si eso significa que puede compartirla con él.

—Yo de acá me voy a tu lado o no me voy, Jimin.

—¿No querés pensarlo?

—No lo necesito.

Un aleteo de pestañas que cubren esos ojos avellanados logra que el aliento lo abandone por completo, el cielo se tiñe de colores del atardecer y ellos no son capaces de notar el hermoso fenómeno de tonalidades rojas y violetas que hay sobre sus cabezas.

—¿Estás seguro?

—Ya te lo dije una vez, entendí cuales eran las consecuencias de haberte conocido el día en que te vi a los ojos por primera vez. Empecé a amarte cuando aún me creía incapaz de amar a alguien, no me importa si es complicado, jamás vengas a mirarme a los ojos con una sonrisa falsa en los labios porque sabes que se diferenciarlas, eso es lo que me haría miserable. No me importa si venís con tu peor cara de amargado y me decís lo infeliz que te sentís, te voy a seguir amando, y yo no tengo ningún problema en compartir toda la felicidad que tengo...y te juro que alcanza para ambos.

Ahí están, esas lágrimas pesadas cayendo por esos finos ojos, la desesperación en su tacto en cuanto se aferra a la espalda de Jungkook en busca de ser sostenido por esos brazos de los cuales sabe que jamás va a caerse.

Simplemente libera todo, todo lo que no lloro cuando sin darse cuenta perdió a su padre, todo lo que no lloro por estar muy ocupado fingiendo sonrisas para su madre, todo lo que no lloro cuando perdió a su madre frente a su ojos, todo eso que se guardo en lo más recóndito de su alma prometiéndose, jurándose en nombre de cada una de sus creencias que jamás iba liberar.

Eso es Jeon Jungkook, un desastre que llegó con la naturalidad que solo el destino posee.

Un desastre que aunque suene como algo catastrófico acabo por salvarlo.

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en unos minutos subo el siguiente de hoy 💛💛💛🫂

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