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boy with luv (a poem for small things)

Aquel día no podía ser mejor, Jungkook lo supo ni bien pusieron un pie dentro del club. Primero la exhibición, que había salido mejor de lo que había imaginado, y luego la celebración en la que se encontraba en ese momento y prometía un montón. Todo sobre esa noche cálida de viernes era perfecto, hasta la más pequeña de las cosas; Jungkook no cambiaría ni un solo detalle. Las luces de tonos fucsia y azul de neon que iluminaban todo el lugar, los sillones de ese terciopelo oscuro y la mesa redonda llena de bebidas en el rincón que habían acaparado por completo sus amigos de la universidad y Jackson Wang, el vaso con aquel líquido rosado misterioso con un delicioso sabor frutal, la música que movía a Seokjin y Hoseok en la pista de baile, los taburetes altos pegados a la barra en la que se habían sentado Jimin, Yoongi y Taehyung y en los que solamente los pies del último llegaban a tocar el suelo en lugar de colgar en el aire como los de los otros dos...

—¿En qué piensas?

Y, por supuesto, lo mejor de todo lo que existía en el universo entero, Kim Namjoon. El chico se encontraba parado a su lado en aquella esquina del club desde la que podían observar todo lo demás, en ese instante estaba pegado a él para poder hablarle al oído sin tener que gritar, tal vez sin tener en cuenta que tenerlo tan cerca causaba estragos en Jungkook. Aún así, nervioso como se ponía cuando se trataba de Namjoon, Jungkook sonrió.

—Pensaba en que esta noche es perfecta —respondió, también hablándole al oído—. Estoy muy feliz.

—¿Qué de todo lo que pasó en tu día te puso tan feliz? —volvió a preguntar Namjoon, el aliento cálido causándole escalofríos al chocar contra su cuello—. Cuéntame.

—Literalmente todo, hyungie.

—Te escucho. Bueno, más o menos —bromeó el mayor, haciendo un gesto con la mano para señalar el lugar—. ¿Salió todo como esperabas?

—Mejor —admitió él—. La gente veía mis fotos y me felicitaba, me hacían preguntas también.

—Eran fotos muy bonitas —aseguró el mayor—. Te dije que no tenías que preocuparte por eso.

—Es la primera vez que hago algo así, fue muy especial. Además...

—¿Además...?

—Estaban todos ustedes —confesó, un poco tímido—. Hasta hace dos meses pensaba que nunca más iba a volver a verlos a todos juntos y hoy están todos aquí, conmigo. No termino de creerlo.

—En el fondo todos queríamos volver a estar juntos —dijo Namjoon, se oía con culpa como cada vez que el tema de los siete salía en la conversación—. Pero incluso si ese no era el caso, sabes que todos haríamos cualquier cosa por ti. 

—Lo sé, pero igualmente me parece demasiado bueno para ser cierto. Siento que en cualquier momento van a decirme que es una cámara oculta o algo.

—No digas eso —reclamó el mayor, dándole un codazo—. Esto es real, te lo prometo. Y fue todo por ti.

—En realidad fue por ti, hyungie —refutó él—. Si no era por ti, no íbamos a volver a hablarnos. Yo iba a seguir en mi burbuja con Jiminie y Jin... y los demás ya sabes.

—Y yo volví a hablarles a todos por ti, Koo.

Jungkook no pudo luchar contra la sonrisa. Se sentía un poco irritado, pero no de una forma negativa, sino que de esa forma cursi que podría sentirse al estar peleando con la trillada frase de "cuelga tú", "no, cuelga tú" o "yo te amo más", "no, yo te amo más". Estaba volviéndose algo habitual entre Namjoon y él tener esas clase de discusiones sin sentido. Claro que Namjoon nunca le ganaría, pues para Jungkook era la persona más increíble del mundo y nunca perdería la oportunidad de hacérselo saber. Jungkook jamás sería el primero en dar el brazo a torcer, mucho menos cuando se tratase de ese asunto. 

Por mucho que Namjoon se culpara por haberlos separado en el pasado y sin importar el motivo por el que les volvió a hablar a todos, fue por él que todos terminaron haciendo las paces. Más allá de estar completamente enamorado, Jungkook sabía que estaría eternamente agradecido con Namjoon porque logró reunirlos a todos de nuevo. Gracias a él, Jungkook tenía a todos sus amigos en su vida de nuevo después de años deseándolo más que nada.

—Oí que ofertaron por algunas de tus fotos —dijo Namjoon luego de unos pocos minutos en los que ninguno de los dos había hablado. 

—No te hagas el tonto, estoy seguro de que fueron ustedes.

—¿Así de obvios somos?

—Un poquito, sí. 

Con su declaración ambos se rieron.

—Se vendió una de las fotos, de hecho.

—¿De verdad?

—Sí, Begin, la que estaba al final de todo. —Jungkook dudó un poco, no quería sonar como un presumido o algo así, pero Namjoon colocó una mano en su brazo, como si pudiera intuir que necesitaba aquel pequeño incentivo para seguir hablando—. Es mi favorita, creo. Son ustedes seis caminando por delante de mí, se las saqué en Busan la última vez que estuvimos los siete juntos...

—¿Y por qué le pusiste ese nombre? —inquirió Namjoon, llevando lentamente la mano hacia la de Jungkook.

—No lo sé, cuando estaba organizando todas las fotos supe que ese era su nombre —explicó él, entrelazando los dedos de sus manos juntas—. Antes de ustedes no era nadie realmente... siento que me convertí en mí mismo cuando los conocí. Ustedes fueron mi inicio, si eso tiene sentido.

—Tiene sentido, sí —aseguró el mayor, dándole un suave apretón en la mano.

—¿Quién de ustedes la compró?

Namjoon solamente atinó a reírse ante la pregunta acusatoria de Jungkook. Sí había pensado en la posibilidad de que se vendieran sus fotos, pero sabía que no podría haber sido nadie más que uno de sus amigos. Ante la falta de respuesta del contrario, Jungkook se apartó lo suficiente para mirarlo sin tener que soltarle la mano (porque ahora que la tenía, no quería dejarla ir nunca más). El chico lucía levemente avergonzado, como si hubiera sido descubierto haciendo algo indebido. 

—Está bien, yo la compré. Espero que no te parezca raro o que te moleste que la haya comprado sin preguntarte antes, no pude evitarlo —continuó hablando Namjoon, admitiendo la verdad—. Creo que esa noche fue la última vez que fui auténticamente feliz en mucho tiempo y ahora que me estoy sintiendo así otra vez... siento que hay algo muy simbólico en todo esto, ¿no? Como si estuviéramos empezando de nuevo los siete juntos o algo así.

—Esto es muy de película, tengo escalofríos —murmuró él, todavía procesando las palabras de Namjoon. Aunque se lo imaginaba, no dejaba de estar un poco sorprendido.

—Ahora que lo dices, casi estaba esperando que hubiera alguna foto mía que nunca noté que tomaste o algo así —admitió Namjoon, riéndose—. De forma creepy, digo. Como el tipo que solamente había grabado a la chica durante la boda en Love, Actually y se supone que es algo romántico.

—Hice algo así, más o menos —reflexionó él, agradeciendo la oscuridad del club, que ocultaba el rubor en sus mejillas—. No se veían sus caras pero en casi todas las fotos están ustedes, ¡toda la exhibición era sobre ustedes!

—Pero fue tierno, estoy seguro de que a los demás los conmovió tanto como a mí —le aseguró el mayor, riéndose mientras soltaba su mano para apoyarse de nuevo contra la pared—. Aunque... me gustas tanto que todo lo que haces me parece tierno, no puedo ser imparcial si se trata de ti. Cada hábito tuyo, todo lo que dices o haces... todo me gusta, todo sobre ti es especial.

Las palabras de Namjoon le causaron cosquillas en el estómago y en todo el cuerpo, como un hormigueo recorriendo todas sus extremidades, y a Jungkook le tocó ocultar la enorme sonrisa de tonto enamorado que se le había formado sin control con la bebida. Namjoon también bebió un sorbo más de su propio vaso, llevando la atención hacia la pista de baile, donde Hoseok y Seokjin parecían estar pasándola de maravilla. Jungkook lo imitó y observó a sus amigos, que bailaban abrazados y se reían a carcajadas mientras daban vueltas y, suponía él, cantaban a todo pulmón la canción que retumbaba en todo el lugar. Luego desvió la vista nuevamente para buscar a los demás, que seguían sentados en el bar. Aunque estaban lejos, Jungkook llegaba a ver con claridad cómo Jimin y Yoongi tenían los pies apoyados sobre las piernas de Taehyung, que estaba sentado en el medio; Taehyung, además, estaba recostado sobre Yoongi y tenía una mano en la nuca de Jimin, despeinándolo y enredando los dedos en su cabello. Todos parecían estar metidos en su propio mundo, como si no existiera nadie más.

—Todos ellos se ven muy enamorados, ¿verdad? —comentó Namjoon de repente, apoyando la cabeza sobre su hombro.

Jungkook nada más asintió con la cabeza, incapaz de evitar la reacción automática de su cuerpo al escuchar la palabra "enamorados". Sin detenerse a pensárselo dos veces, ya se había girado para mirar fijamente al chico parado a su lado. Cuánto deseaba poder tocarlo de esa manera, abrazarlo, reírse juntos como si no hubiera nadie más que ellos dos, tal como Seokjin y Hoseok hacían. También deseaba esos momentos más simples e íntimos, como poder recostarse sobre él, jugar con su cabello, mirarlo y escucharlo mientras Namjoon hablaba sobre las cosas que más le interesaban, como Taehyung, Jimin y Yoongi. Jungkook quería todo con Namjoon, para siempre.

Casi como si Namjoon pudiera sentir el anhelo de su mirada encima, se volteó hacia Jungkook y al encontrarlo viéndolo con tanta intensidad no es espantó, sino que le dedicó una sonrisa de esas tan bonitas que no dejaban ver sus dientes pero mostraban aquellos hoyuelos de ensueño en toda su gloria, haciendo que Jungkook se derritiera por dentro. Esa noche, bajo esas luces y con esa música, luego de todo lo que habían pasado y lo mucho que había esperado por vivir algo así, Namjoon se veía radiante, más perfecto que nunca, tanto que Jungkook no podía pensar en nada que no fuera él, se le había nublado la mente por completo. ¿Era por el alcohol o por la cercanía con Namjoon que Jungkook se sentía con la cabeza en las nubes, como si gracias a él pudiera volar así de alto? ¿Era posible estar así de enamorado, poder sentir tanto amor por alguien?

Al diablo, pensó, y terminó su trago de un único sorbo para armarse de valor. Acto seguido, se giró hacia Namjoon y le quitó la bebida de las manos para dejar ambos vasos en el suelo.

—Hyungie —habló de pronto, antes de darle oportunidad al mayor de cuestionarlo—. Quiero decirte algo.

—Dime.

—Tengo muchísimas ganas de besarte ahora mismo.

Por la exagerada mirada de sorpresa en el rostro de Namjoon, Jungkook temió haber sido un poco brusco. Incluso él estaba sorprendido por aquel arranque de honestidad brutal, pero había esperado por tanto tiempo, había soñado tanto con Kim Namjoon... desde que lo conoció hasta esa noche, se había pasado prácticamente media vida deseando algo así. Ahora que tenía esa oportunidad de hacer realidad el sueño, ¿por qué perder el tiempo y desperdiciarla?

—¿Puedo? —agregó, decidido.

—Puedes, sí —aceptó Namjoon entonces, al parecer saliendo de su propio trance. Con una sonrisa enorme, se acercó un poco más—. Por favor.

No hacía falta que se lo dijera dos veces, Jungkook estaba preparado. Lo había estado por mucho tiempo, tal vez desde otra vida; tanto así que su cuerpo parecía haber reaccionado por cuenta propia, casi como si ya hubiese hecho eso miles de veces antes. Primero pasó un brazo por la cintura de Namjoon, luego apoyó la mano libre en su cuello y terminó de acercarse al mayor, que con un movimiento más bien tímido había apoyado las manos a medio camino entre su cuello y sus mejillas para acunarle el rostro. No podía haber nada mejor, nada más correcto, nada más perfecto que estar así con Namjoon. Con certeza y sin ninguna duda, Jungkook cerró los ojos y por fin lo besó.

Mariposas, cosquilleo, fuegos artificiales, como en los libros. Los giros de cámara como si todo el mundo diera vueltas, la música intensificándose, todos los sonidos deteniéndose por completo, como en las películas. Todas las descripciones que solían hacerse de los besos empalidecían en comparación con lo que provocó dentro de Jungkook aquel roce entre sus labios. Las manos de Namjoon acariciándole el rostro con los pulgares, la piel cálida y tersa bajo sus manos, el sutil aroma a jabón al que se había vuelto adicto, los labios suaves de los que no podía saciarse, el sabor dulce de la bebida de frutas que habían estado bebiendo los dos hasta segundos atrás. Los suspiros ahogados, la respiración acelerada, los latidos fuertes del corazón, la urgencia con la que los dos entreabrieron los labios un poco más para profundizar aquel beso. El calor de ambos como un fuego, volviéndolos uno solo. Besar a Namjoon era como una lluvia de estrellas en su interior.

Entonces se separaron en busca de aire y apoyaron las frentes juntas. Jungkook mantuvo los ojos cerrados para saborear el momento un poco más. El corazón le latía muy fuerte y muy rápido, Namjoon respiraba con dificultad justo en su rostro y Jungkook sintió que en ese instante entendía todo un poco más. Ahora sabía con certeza que esa noche era perfecta, o, al menos, ese momento lo era. Nada sería mejor que ese momento, Jungkook podía jurar que era el chico más enamorado y feliz del universo.

Oh, my my my —murmuró Namjoon, sus labios todavía pegados—. Eso fue... wow. Sólo wow. Deberíamos hacerlo de nuevo.

—¿Acaso me morí? —preguntó él—. Siento que morí y estoy en el cielo ahora mismo. Flotando, bailando entre las nubes, no sé.

—Yo siento que estoy volando hacia el sol —susurró Namjoon, luego soltó una risita—. Aunque si lo piensas eso no es algo bueno, en realidad. 

—Vuela hacia mí, entonces.

—Eso haré, sí.

Namjoon comenzó a apartarse lentamente y Jungkook estaba a punto de protestar porque era muy pronto para alejarse y quería besarlo por un poco más de tiempo, pero antes de que llegara a reclamar algo, Namjoon lo abrazó por los hombros. Sintiéndose valiente por el movimiento repentino del mayor, Jungkook le rodeó la cintura con los brazos, pegándose aún más a él, justo a tiempo para recibir un sorpresivo beso en la punta de la nariz. Totalmente fascinado, no pudo hacer más que reírse como un tonto.

Claro que la risa le duró poco, porque al estar así con el chico de sus sueños lo único que quería era acortar la distancia que los separaba y volver a probar uno de sus besos. Y parecía ser que a Namjoon le pasaba lo mismo, porque de repente sus narices estaban rozándose de nuevo y las manos de Namjoon recorrían su cuello y su nuca de una forma que le hacía temblar las piernas, y sus labios ardían por ir en busca de los de Namjoon, como si tuvieran un imán que les impedía estar lejos por tanto tiempo. Así que simplemente cerró los ojos y buscó unir sus labios una y mil veces, disfrutándolo cada vez más. Con cada beso sentía que su corazón se llenaba un poco más, tanto que  podría explotar de un momento a otro por tanta felicidad. Namjoon estaba convirtiéndolo en un chico tan lleno de amor que no terminaba de creerlo. 

—Nunca pensé que iba a estar así contigo —admitió cuando volvieron a separarse, acariciando las mejillas ajenas con la nariz—. Ni en mis sueños más locos me lo imaginé.

—Algún día vas a tener que acostumbrarte, Koo —dijo Namjoon entre risas—. ¿O vas a ponerte así cada vez que te bese? Porque pienso hacerlo muy a menudo.

—Voy a volverme loco cada vez que lo hagas —aseguró—. Voy a volverme loco con todo lo que hagas, siempre. 

—¿Incluso cuando haga cosas totalmente ordinarias?

—Hyungie, tú harías que todo se sienta como algo extraordinario.

—Eres asquerosamente cursi, Jungkookie.

—Así te gusto, ¿o no? Mira que estamos muy cerca ahora mismo, podría morderte y lastimarte si dices que no —amenazó, ganándose una carcajada de parte del contrario.

—Ah, ya estabas tardando en decir algo psicópata —se burló Namjoon—. Pero tienes razón, así como eres me gustas. 

—Entonces no llamo al calamar esta noche, muy bien.

Namjoon soltó una carcajada que pronto contagió a Jungkook. No estaba seguro de por qué se reía así, si por propio su chiste terrible, por el alcohol que lo había puesto muy alegre o si era por la pura euforia que lo había tenido en éxtasis durante las últimas horas. Fuera por el motivo que fuera, le encantaba sentirse de esa manera.

—¿Sabes qué deberíamos hacer ahora? —preguntó entonces el mayor, apartándose para mirarlo al hablar.

—¿Besarnos de nuevo? —sugirió él, tratando de acercarse de nuevo.

—Eso también —respondió Namjoon, sonriendo, soltándolo para ofrecerle una mano—. Pero pensaba en ir a buscar a Jackson. Tenemos un asunto pendiente los tres, ¿no?

—Kim Namjoon, eres el hombre de mis sueños —soltó él, aceptando la mano ajena—. Guíame, yo te sigo a todas partes.

—Muy bien. Pero antes de eso, necesito ir al baño. 

—Anticlimático...

—¿Discúlpame por tener una vejiga funcional? —dijo con sarcasmo el mayor, dándole un golpe en el hombro—. Espérame aquí, ya vuelvo.

—Está bien.

—Ah, y mientras tanto, así no te aburres...

Jungkook miró con curiosidad a Namjoon, que repentinamente estaba rebuscando algo dentro de todos sus bolsillos. Ante su mirada atenta, el mayor sacó un papel del bolsillo de la camisa y se lo ofreció sin darle explicaciones ni tiempo de hacer preguntas al respecto, pues se escabulló hacia el baño ni bien Jungkook tomó el papel y antes de que terminara de entender lo que estaba sucediendo. Confundido, Jungkook desdobló la hoja para encontrarse con un montón de garabatos que con las luces del club no llegaba a leer muy bien, pero con un poco de esfuerzo y con ayuda de la linterna de su celular pudo descifrar la primera línea:

Un poema para (las) pequeñas cosas.

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