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Todo estaba listo, las maletas estaban listas, la casa se encontraba limpia y él se encontraba en la sala.
Miró con melancolía el departamento.
Las fotos de su primera mascota, Yeotan, colgaban en una de las paredes; los pétalos de las marchitas flores del florero caían sobre la mesa.
El aire era frío, el foco iluminaba toda la habitación; pasó su vista por las pinturas que se hallaban exhibidas allí, todas conteniendo dentro de sí, historias. Algunas llenas de amor y otras que prefería ignorar lo que había detrás de ellas.
Vio la de cuando empezaban a ser novios, sus expresiones desbordaban juventud, los sentimientos estaban a flor de piel.
Recordó que, en esa ocasión, él había sido demasiado insistente en que ambos se tomaran una foto; notó las flores que estaban cayendo en aquel entonces sobre el suelo, era primavera, y no sólo los capullos estaban floreciendo.
La sonrisa de Taehyung podía considerarse un sol, iluminaba sus días, aquellos en los que el simple hecho de tenerlo a su lado, era motivo suficiente para sentirse la persona más afortunada del universo.
Continuó observando las fotografías, su mirada se fijó en la que estaba cerca de la mesa. En ese tiempo tenían aproximadamente tres años de noviazgo.
Joder, quién lo hubiera pensado.
La cabeza del menor se apoyaba en el hombro del peli castaño, su rostro cargaba con una ligera sonrisa cariñosa.
Cualquiera que viera la imagen, notaría inmediatamente el gran amor que se tenían entre ellos.
Soltó un suspiro nostálgico.
Se acercó a una mesita, en ella, se encontraba una fotografía enmarcada.
La imagen era interesante, Jungkook recargando su cabeza sobre el hombro de Taehyung; ambos desprendían unas vibras de un amor puro e inocente. Dos sonrisas que irradiaban alegría, dos corazones llenos de gozo, un mismo sentimiento de sentirse dichosos.
Pasó la yema de su dedo, acariciando la foto. Su tacto percibió el cristal quebrado, víctima de una fuerte discusión hacía algunos años.
[...]
-¿A dónde fuiste? ¿Por qué llegas tan tarde? -
Un preocupado y notablemente molesto Jungkook yacía sentado en la silla del comedor, viendo entrar a su pareja a la una de la madrugada.
-Trabajo, Kook -contestó suspirando del agotamiento Taehyung.
-¿Ah, sí? -
Su tono claramente decía que no le creía.
-¿Y qué clase de trabajo estabas haciendo?¿Uno con Jimin?-
El más grande rodó los ojos.
-Y aquí vamos otra vez.-
Pensó en sus adentros.
Seguía sin entender por qué su esposo sospechaba de un amante, y todavía culpaba a su amigo cercano de ser el entrometido de la relación.
-Ya te he dicho que entre él y yo no hay nada -
Le explicó por milésima vez en su vida.
-Deja de pensar y decir tonterías, kook.-
-¡¿Hasta cuándo vas a defenderlo, Taehyung?! -
Estalló de celos, nuevamente.
-¡¿Es que acaso quieres protegerlo?!
-¡Ya basta, Jungkook! -
Gritó desesperado por las actitudes infantiles del menor, mientras se adentraba aún más en su hogar.
-¡Jimin no tiene nada conmigo, entiéndelo!-
El susodicho se levantó furioso, odiaba cuando no le daban la razón, y avanzó enojado hacia su pareja, quien tenía una ceja alzada ante tal acción.
-Escúchame muy bien, Kim Taehyung.- é
Éste abrió los ojos sorprendido de que lo llamara por su nombre completo.
-Quiero que me digas la verdad.-
-¡Por Dios, Jeon! -
Exclamó en alto, harto de la situación y llevando su mano a la frente, calmándose.
-Park y yo no tenemos ni tendremos nada, ¿satisfecho?-
Jungkook apretó el puño de rabia, estaba a punto de estallar.
Agarró la fotografía de su tercer aniversario de casados y la tiró al suelo, para luego estampar su pie contra ella.
Ese día no sólo el cristal de la imagen fue roto, sino también el corazón de Taehyung.
Para cuando su ira desapareció y se cayó en cuenta de lo que había hecho, ya era demasiado tarde.
Miró al mayor, el cual veía con dolor el retrato que continuaba en el piso y siendo aplastado por el zapato de su compañero.
-T-tae, yo... -
Tartamudeó con tristeza.
-¡Ya ha sido suficiente! -
Dijo el mencionado antes de dirigirse a la salida y salir de la casa, azotando fuertemente la puerta
El joven se quedó inmóvil, helado ante las consecuencias de sus acciones impulsivas; se agachó para recoger lo que había tirado y abrazó entre lágrimas a la fotografía.
-¿Qué he hecho? -
Susurró para después dejarse caer en llanto.
[...]
Nada había vuelto a ser lo mismo desde ese incidente.
El castaño comenzó a ser distante con él, las noches nunca habían sido tan frías, las comidas le eran insípidas; su vida cada día se volvía más gris.
Una lágrima salió de su ojo izquierdo, seguida de otra cuyo origen era el ojo contrario. Éstas mojaron el vidrio, mientras más gotas de agua salada recorrieron su rostro.
[Adaptación♤♡]
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