Felix siempre había sido el tipo de persona que prefería dejar los problemas en manos de otros, específicamente en las de Hyunjin, su alfa y pareja desde hacía dos años. Su relación funcionaba así: Hyunjin, con su naturaleza protectora, absorbía los conflictos y los solucionaba, mientras que Felix mantenía una distancia segura, fingiendo escuchar y participando lo menos posible. La fórmula había funcionado hasta ahora, y ambos parecían cómodos con esa dinámica. Sin embargo, la vida tenía otras ideas.

Aquella mañana, Felix se despertó con una sensación extraña en el estómago, una mezcla de ansiedad y náuseas que no pudo ignorar. Al principio, lo atribuyó a algo que había comido la noche anterior o al estrés acumulado de los últimos días. Pero cuando las náuseas no desaparecieron, sino que empeoraron, una idea perturbadora cruzó su mente. Se obligó a no pensar en ello hasta que, sin más remedio, decidió confirmar sus sospechas.

El test de embarazo que había comprado en una farmacia cualquiera apenas reveló una línea rosada que se fue intensificando hasta ser inconfundible. Felix se quedó paralizado, mirando el pequeño objeto como si se tratara de un enemigo al que no sabía cómo enfrentar. La realidad golpeó con fuerza: estaba embarazado. Él, el omega que siempre había dejado las situaciones difíciles en manos de otros, ahora se encontraba con la mayor de todas las responsabilidades, y no tenía ni idea de cómo manejarla.

-¿Qué voy a hacer? -murmuró para sí mismo, sintiendo cómo la desesperación comenzaba a inundar su pecho.

La primera persona en quien pensó, por supuesto, fue Hyunjin. El alfa siempre había sabido qué decir y cómo actuar en momentos de crisis, pero esta vez, Felix sentía que no podía simplemente dejarle la situación en sus manos. Esto era algo que él mismo debía afrontar, pero ¿cómo le diría a Hyunjin que iban a ser padres? ¿Cómo le confesaría algo tan grande cuando él mismo estaba al borde del colapso?

La única respuesta que se le ocurrió fue buscar ayuda, y rápido. Quizá si alguno de sus amigos lo escuchaba, podría obtener algún consejo, una idea de cómo abordar la conversación con Hyunjin. Sin pensarlo mucho, tomó su teléfono y comenzó a marcar el número de Jisung, su hyung, uno de los primeros a quienes solía acudir cuando necesitaba una distracción. Pero en esta ocasión, no buscaba distracción, sino apoyo.

-Felix, ¿qué pasa? -la voz de Jisung sonó despreocupada al otro lado de la línea.

-Jisung, necesito verte ahora mismo -dijo Felix con una urgencia que no pasó desapercibida-. Es importante.

Un par de horas más tarde, ambos estaban sentados en el sofá del apartamento de Felix. El omega estaba inquieto, retorciendo sus manos mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas.

-¿Qué es tan urgente, hyung? Me asustaste un poco con tu llamada -comentó Jisung, arqueando una ceja.

Felix respiró hondo antes de soltar la noticia de golpe.

-Voy a tener un bebé, Jisung. Estoy... estoy embarazado.

Jisung parpadeó, sorprendido, pero la reacción que Felix esperaba no llegó. En lugar de eso, su amigo adoptó una expresión de ligera incomodidad.

-Eso... es una gran noticia, Lix, pero ¿qué quieres que haga? -dijo Jisung, intentando mantener la compostura-. Cuando yo te pedí ayuda con un problema similar, ¿recuerdas lo que me dijiste?

Felix sintió un escalofrío recorriendo su columna. Sabía exactamente a lo que Jisung se refería. Había sido frío, casi indiferente, diciéndole que intentara solucionarlo por sí mismo, que no siempre podía depender de otros.

-Jisung, lo siento, pero ahora realmente necesito que me escuches... -rogó Felix, sintiendo cómo su voz temblaba.

Pero Jisung negó lentamente con la cabeza.

-Lo siento, Lix, pero creo que deberías seguir tu propio consejo. Intenta solucionarlo tú mismo -respondió con un tono firme antes de levantarse-. De verdad lo siento, pero no puedo ayudarte esta vez.

Y con eso, Jisung salió del apartamento, dejando a Felix solo con sus pensamientos, más perdido que nunca.

Desesperado, Felix decidió intentar con Minho, su otro hyung, alguien en quien siempre había confiado para situaciones complicadas. Minho lo recibió con una expresión seria, ya informado por Jisung de la situación.

-Minho, por favor, dime que me ayudarás -imploró Felix, sintiéndose cada vez más vulnerable.

Minho, sin embargo, apretó los labios, incómodo. Antes de que pudiera responder, Jisung, quien había regresado, intervino.

-¡Y mi alfa no te ayudará! -dijo Jisung con determinación, mientras tomaba la mano de Minho-. Cuando él te pidió ayuda, le dijiste que buscara en Internet. Ahora, haz lo mismo.

Felix sintió cómo sus esperanzas se desvanecían al ver que la única opción que le quedaba era Yang Jeongin, el beta del grupo. Se dirigió a él casi con resignación, como si ya supiera lo que iba a suceder.

Jeongin lo miró con una expresión neutral, pero había un brillo de rencor en sus ojos. Después de unos segundos de silencio, se levantó de su asiento y caminó hacia la puerta.

-No me gusta ser cruel, pero lo fuiste conmigo, Felix. Y yo no olvido esas cosas.

Cuando la puerta se cerró tras Jeongin, Felix soltó un suspiro largo y tembloroso. Estaba solo, sin amigos que lo apoyaran, y con la noticia más importante de su vida que aún debía enfrentar. Pero, en el fondo, sabía que había sido su propia falta de empatía la que lo había llevado a esta situación. No era que sus amigos no quisieran ayudarlo, era que él nunca les había dado razones para hacerlo.

Con el corazón pesado y la mente nublada, Felix se dejó caer en el sofá. Por primera vez en mucho tiempo, se dio cuenta de que tendría que enfrentar las consecuencias de sus acciones. Y, más importante aún, tendría que encontrar el valor para hablar con Hyunjin. Solo esperaba no arruinarlo todo en el proceso.

Read you soon...
-Mimi 🦋