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𝒖𝒏𝒊𝒄𝒐

pov's hai

NamJoon ha estado extraño, a penas me habla. El tiempo que pasamos juntos se centra en él leyendo en la biblioteca, o en su casa, o a veces en el parque que está cerca de nuestra heladería favorita. Honestamente, no entiendo la razón de su distanciamiento, quería poder reír más veces ahora ya que cumplimos dos años juntos, me gustaría preguntarle si es que ya no me ama. Antes, solía leerme, su voz siempre me resultó muy relajante, me ayuda a dormir. Ahora, ya no leé en voz alta, se guarda todo para si mismo.

Pensé que no dudaría mucho, en algún momento volvería a hablarme, pero creo que me equivoqué.

Al entrar a la cocina, nuestros rostros no se ven, el apartamento se siente sombrio, sin una pizca de luz, las flores que ambos regabamos se han marchitado. Eso es prueba del desinterés, de como la relación no perdura y los motivos para seguir se pierden con el paso del tiempo. El ruido de la cafetera me hace girar a verlo, hay ojeras bajo sus ojos, su cabello esta más largo y desaliñado.

—¿Por qué no te haces un corte? —dije, y nuevamente, él se fue. Salió de la cocina con su taza de café ahumeante, camino al sofá donde se dejo caer, abrió el libro que dejo a la mitad y prosiguo con su lectura. Yo suspiré, avanzando hasta él—. Me gustaría obtener una respuesta.

No hubo nada más que silencio, acepte que así seria durante un largo tiempo. Por más que yo tenga la posibilidad de irme, no quiero hacerlo, no antes de escuchar su voz dirigiéndose hacia mi una última vez. Frustrada caí en la cama, sin darme cuenta las horas comenzaron a pasar y al abrir los ojos era un nuevo día. La Universidad es una responsabilidad que se ha llevado la mayor parte de mi aburrida vida, me levanté de la cama escuchando la puerta siendo abierta en la entrada.

Corrí hacia allá, y antes de que sea cerrada sali por esta. Mi novio tiene una mochila en su espalda, usa el abrigo que le di para que no sufra del frío de esta época. Sonreí por inercia.

—Hay nieve afuera. —comente, solos en el elevador.

El ruido de la máquina funcionando es lo único que yo escucho. Cuando las puertas del ascensor se abrieron comenzamos a caminar hacia la salida del edificio, el portero nos saludo amablemente, deseandonos un lindo día. Él es un hombre mayor de unos sesenta años, desde el primer día que nos mudamos aquí no ha parado de sonreímos, dice que le hacemos recordar a cuando era joven junto a su amada esposa. Me hace feliz, quisiera durar tanto con NamJoon. Ser abuelos, frente a una chimenea y chocolate caliente.

Si él me hablara, podría comentarle de mi idea. Aunque sé que esto ya no es posible.

—¡Ten cuidado con la nieve! Dicen que va a hacer mucho frío hoy.

NamJoon asiente, y avanza por las calles llenas de personas. Todos usan abrigos, ¿Debería usar algo de eso también? Solo estoy con la misma ropa, a NamJoon le preocuparía verme así, él dice que me enfermo muy rápido ante las bajas temperaturas. En Navidad del año pasado –o sea, hace meses– estuve con una fuerte gripe, este año fue diferente, no recuerdo mucho de ese día pero sé que mi madre me envió una carta.

Me gusta cuando mamá envía cartas, por más que la tecnología de ahora sea mucho más avanzada, recibir palabras escritas a mano propia me da la sensación de calidez, ella se preocupa por mi, y me llena de cariño. Recuerdo haberle dicho esto a NamJoon cuando a penas comenzábamos a salir, luego de eso se dedico a escribirme cartas siempre que podía. La última vez que me escribió una carta confesando sus sentimientos fue hace tres meses, es la última que recibí. Y la leí tras la de mamá.

No debe querer volver a escribirme, lo entiendo.

En la entrada de la Universidad mostramos nuestras credenciales, estas confirman que somos estudiantes de aquí desde hace unos tres años. Es donde nos conocimos por primera vez, fue en nuestro primer año, yo era nueva en la ciudad y él también, fuimos de ayuda el uno para el otro. Me resultaba asombroso conocer a una persona con mi mismos gustos, la lectura y la música son mis cosas favoritas en el mundo. ¿Y él? Absolutamente lo mejoraba todo, porque era a quien yo amaba. Pese a que el día es nublado, para mí es lindo estando caminando a su lado.

Entramos al salón de clases, todas las miradas fueron a nuestra dirección. Murmuros comienzan a escucharse, es incómodo. Me aferre a la espalda del moreno.

—NamJoon.—su mejor amigo YoonGi se acerca, él no me saluda— ¿Cómo estas?

—Bien.—aquella profunda voz hace que mi cuerpo se estremezca, suspiré sentándome en uno de los asientos vacíos al final del salón. Ellos están adelante, a solo un asiento.

—Escucha, HaYoung te está buscando.—bajé mi vista— Dice que quiere ir a una cafetería hoy, ¿Te apuntas?

—No lo sé...

—Oh vamos, ¿Hace cuanto no sales? No te hará daño, ella no muerde.

—Sabes que no fue hace mucho, YoonGi. Debo respetarla.

¡Sí! Respeta nuestra relación. Sonreí, alentandolo en mi mente. Pese a todo y a nuestro difícil momento no parece querer recurrir a otras personas.

—Esta bien, lo siento. Pero habla con ella, explícale.

—Lo haré.

Luego de eso, el profesor llegó y todos nos sumergimos en un inquietante silencio del cual yo comenzaba a cansarme. El feo rostro del profesor Park hace que quiera huir de aquí, estando pegada a la pared donde se ubican los ventanales, observé hacia afuera en busca de despitarme. Esta lloviendo, odio la lluvia.

Terminando la primera clase del día, los estudiantes empezaron a salir en fila hacia afuera, y aunque el campus es imposible de usar debido a la lluvia y nieve, todavía está la cafetería donde se vende el mejor cappuccino existente de todo Seúl. Me levanté entusiasmada.

Volteé a ambos lados de la habitación. «Anímate, Hai.» me dije a mi misma, pues mi novio se fue sin esperarme. Estando completamente sola fui en busca de él, no tarde mucho, lo encontré cerca de la cafetería hablando con HaYoung, es una chica alta y pálida, usa lentes y su cabello es negro. Con su descripción previa podrían pensar 'No es muy linda.' Están equivocados, ella es la persona más atractiva que jamás hayan visto en su vida, por eso mi estómago se cierra al verlos juntos, hablando. Se sonrien mutuamente antes de darse un fuerte abrazo.

«—Eres fuerte, Joonie.» esas son las mismas palabras que mi madre le dijo el día después de Navidad a mi novio, y son las mismas que hoy le dice ella.

Mi cabeza duele, y sigue de esta forma hasta el final del dia. Sigo de atrás al moreno a medida que las actividades cotidianas transcurren, saliendo de la Universidad vamos en busca de los ingredientes para hacer la cena. No hay nada definido, solo toma lo primero que ve.

—Oh, NamJoon. ¿Qué harás hoy para cenar? —la señora Ji es la dueña de la verduleria cerca de nuestro apartamento.

—Mmmh... no lo sé, creo que sopa. No tengo mucha hambre últimamente.

—Debes comer sano, cariño. Mentente fuerte.

—Lo haré, Señora Ji. Muchas gracias.—extiende el dinero.

—Adiós, Joonie.

—Adiós.—agita su mano.

No pasa mucho hasta que volvemos a ver al amable portero.

—Hola, NamJoon. ¿Qué tal la Universidad hoy? ¿Te has mojado por la lluvia?

—Paro de llover antes que saliera, por suerte.—dice, entrando al elevador— Buenas noches, Señor Im.

—Buenas noches, hijo.—se despiden.

Entrando a casa, suspira con fuerza. Deja las bolsas sobre la mesada y camina al sofá, su libro permanece ahí cerrado. Todo está en oscuras, las fotos fueron quitadas de la pared, las platas se marchitaron, y yo lo miro sin hacer nada, la triste realidad me choca. Me engañé tanto a mi misma que... ahora es donde comienzo a pensar. Dicen que los muertos no descansan en paz hasta cumplir su propósito en la Tierra de los vivos. Es mi razón de estar aquí.

Antes de morir tuvimos una fuerte pelea, fue tan estúpida... yo quería pasar Navidad en casa de mi madre en Busan, y él en casa de sus padres en Ilsan. Al final, él se fue y yo quedé en nuestro apartamento sola pensando que vendría. En la noche abrí dos cartas, una de mi madre y otra suya. «Mi egoísmo hizo que las palabras de amor se vieran cortadas por las de un enojo absurdo...» me obligué a mi misma a recobrar la conciencia. Una hora más tarde estaba subida a mi auto, marque su número en la autopista y espere ser atendida.

La nieve junto a la lluvia hizo que las llantas se descarrilaran. Y su voz ni siquiera llegó a mis oídos, porque el pitido fue más fuerte.

Me siento avergonzada de haber muerto hace tres meses de la manera más estúpida posible. Y sin ni siquiera haber arreglado las cosas con mi novio.

—Debería descansar en paz, pero no puedo. —admití, sabiendo que él no me escucha, lo he estado sabiendo todo este tiempo— No hasta obtener tus palabras, NamJoon. Y sé que es imposible, ya no pertenezco aquí.

Necesito su despedida. Mi 'lo siento' ya no puede ser dicho, y su 'adiós' no es pronunciado para mi.

Se sienta en el sofá, y comienza a leer. Yo estoy a su lado, recargando mi cabeza sobre su hombro, cierro los ojos e imagino que puede sentir mi calidez en esta fría típica noche.

De esta forma, los días se vuelven a repetir.

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