No esperaba volver a abrir mis ojos en este mundo, pero por sobre todo no esperaba que Eren se disculpara conmigo por todas las cosas que me hizo pasar y tampoco que dijera que había hecho desaparecer a todos los titanes del mundo.

—Realmente das problemas, Eren —musité al momento en que veía como Levi caminaba hacia mí con una expresión de inquietud—. ¿Qué sucede, Levi?

—Realmente se ha terminado —mencionó en voz baja mientras se agachaba a mi altura y me abrazaba de manera repentina—. Todo ha acabado y tú estás aquí conmigo.

—Te dije que estaría siempre a tu lado, ¿no? —dije mientras soltaba una pequeña risa y correspondía cariñosamente a su abrazo.

—Sí. Lo hiciste.

—¿Quieres que lo dejemos? —pregunté de manera repentina, ocasionando que Levi se alejara brevemente y me mirara confuso—. Hablo de dejar el servicio y dedicarnos a nuestra vida familiar.

—Está bien. Yo aceptaré lo que sea que decidas.

—Por un momento has pensado que me refería a lo nuestro y te has asustado, ¿verdad?

—No lo hice.

—No estás siendo honesto.

—Realmente no lo hice —dijo al momento en que me miraba fijamente con una expresión tranquilizante—. Sé perfectamente que no puedes vivir sin mí.

Escucharle mencionar eso causó que mi rostro se sintiera un poco caliente y que mi corazón latiera rápidamente.

—Eres tú el que no puede vivir sin mí.

—Tal vez.

—Uh... Será mejor que nos pongamos en marcha —mencioné intentando calmar a mi corazón—. Tenemos a un niño esperándonos.

—¿Has pensado en algún nombre?

—Había pensado en ponerle Erwin, pero con lo que sucedió con Hange ya no lo sé.

—¿Qué tal Harwin? —preguntó mientras me miraba fijamente—. Si juntamos sus nombres formaría eso, ¿no?

—Tienes razón —dije al momento en que sentía una gran felicidad—. Entonces se llamará Harwin.

Ambos nos hemos mirado de forma cariñosa para luego levantarnos y comenzar a caminar lentamente hacia donde los demás se encontraban. Habíamos derrotado a nuestra mayor amenaza, así que era momento de concentrarnos en otras cosas.

Han pasado cuatro años desde que Eren decidió dejar este mundo en nuestras manos. Este es el lugar en el que ahora vivimos; un mundo sin titanes.

—¡Ah! ¡Si continúas corriendo de esa forma te vas a caer, Harwin! —exclamé mientras veía a mi hijo correr felizmente por las calles—. Te lo dije —mencioné cuando lo he visto caerse.

—¿Dónde te has hecho daño? —preguntó Levi cuando el pequeño niño se acercó a nosotros con los ojos llorosos.

—Me he golpeado la pierna —dijo mientras limpiaba sus lágrimas y me miraba con tristeza—. Lo siento, mamá. Ensucié el traje que la tía Yelena me regaló.

—La próxima vez no corras de esa forma —le dije seriamente mientras limpiaba la suciedad en su rostro y su ropa—. Siéntate en las piernas de tu padre. Pronto llegaremos a casa.

—Papá... ¿Mamá está enojada? —preguntó suavemente esperando que yo no lo escuchara, pero aun así logré oírlo.

—No. Solamente está preocupada porque no quiere que te hagas daño.

—Ya veo.

—Dile que no lo volverás a hacer y verás como su expresión cambia.

—¡Mamá no volveré a correr de esa forma! —exclamó fuertemente haciendo que formara una pequeña sonrisa—. ¡Ah! ¡Mamá ha sonreído, papá!

—Te lo dije.

Nuestro hijo soltó una pequeña risa mientras se subía a la silla de ruedas para así acomodarse en las piernas de de su padre.

—Mamá. Puedes volver a contarme la historia del tío Erwin y la tía Hange, por favor.

—Por supuesto. Te la contaré las veces que quieras.

Comencé a arrastrar la silla de ruedas mientras le iba contando a Harwin todo lo que habían hecho mi hermano y mi mejor amiga para llegar a esta situación.

Finalmente, todo había acabado y podríamos tener una vida pacífica junto a nuestro amado hijo.

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N.A: Este es el final de la historia. Les agradezco demasiado por leer hasta aquí, también agradezco por sus votos y comentarios que han ido dejando. ♡

Si les gusta el personaje de Eren, pronto estaré publicando una historia sobre él.