Hemos podido volar en el hidroavión y llegar hasta donde se encontraba Eren, gracias al sacrificio que Hange había hecho por todos nosotros. Ahora mismo nos encontrábamos peleando contra los titanes de tiempos antiguos para poder recuperar a Armin, quien fue devorado por un titán de cabeza de cerdo para así evitar que explotara todo a su alrededor.

—¡Levi! —exclamé su nombre cuando lo vi escupir sangre una vez evitó el ataque de uno de los titanes.

Pensaba dirigirme hacia él para ver cómo se encontraba, pero en ese momento he visto como Connie se desmayaba y quedaba colgado de su equipo de maniobras. El chico estaba a punto de ser devorado por uno de los titanes, así que he tenido que dirigirme hacia él con rapidez para evitar que eso sucediera. Corté el cuello de aquel titán, sostuve el cuerpo de Connie y choqué brevemente contra uno de los huesos de Eren; mi pierna crujió levemente en ese momento.

—¡Comandante! —exclamó Connie una vez se despertó—. Gracias por salvarme.

—No me agradezcas tan pronto —le dije al momento en que veía como los titanes comenzaban a rodearnos—. Solo mira a tu alrededor... Esto está siendo muy complicado.

—¿Qué es lo que haremos?

—Te daré una oportunidad para que salgas de aquí —dije firmemente, ocasionando que él se sorprendiera por un momento—. Cuando lo hagas irás donde Levi y...

—No. Seré yo quien le dará esa oportunidad —dijo, interrumpiendo mis palabras—. Necesitamos algún plan. Usted y Armin son los que mejor piensan en situaciones como estas, pero él no se encuentra, así que solamente podemos depender de usted, comandante.

Pensaba mencionar algo, pero en ese momento llamó mi atención un titán que volaba por los alrededores recogiendo a los demás del escuadrón.

—Al parecer ninguno de nosotros deberá quedarse —le dije a Connie, mientras miraba como aquel titán se acercaba a nosotros—. Salta, Connie.

Ambos hemos saltado, entonces aquel titán volador nos atrapó por lo que habíamos evitado morir en ese momento.

—¿Cómo es que están aquí? —pregunté con un tono neutro mientras me sostenía fuertemente de la cuerda para no caerme—. No. Mejor respóndanme que sucedió con el barco.

—El barco de los Azumabito se hundió —respondió Annie sin titubear—. No resistió a la transformación de Falco.

—¿Se hundió? —pregunté al momento en que sentía una opresión en mi pecho al pensar en mi hijo.

—No se preocupe, Señorita Ackerman. Su hijo se encuentra muy bien —dijo Gabi, captando por completo mi atención—. Yelena me pidió que le dijera que ella se encargaría de protegerlo tal como se lo prometió.

—Ya veo. Eso me deja más tranquila.

—Así que... ¿Cuál es la situación aquí? —preguntó Annie.

—Nuestro plan A y B han fallado, así que no hay más opción que planear otra cosa. Escuchen bien. Tal vez lo que les voy a decir no les vaya a agradar... Especialmente para ti, Mikasa —mencioné con total seriedad mientras sentía la inquietud de la chica—. Nos dividiremos para hacer dos cosas a la vez. Un grupo rescatará a Armin para que así use la explosión del titán colosal, mientras que el otro irá tras Eren y atacará su nuca con los explosivos que Pieck dejó a su alrededor.

—Un ataque simultáneo —dijo Levi con un tono neutro al momento en que veía a Mikasa con ganas de protestar—. Ya no estamos en una posición donde podamos preocuparnos por Eren. No, nunca la tuvimos.

—Pero...

—¡Mikasa, todos nosotros hubiéramos muerto si no fuera por este milagro volador en el que estamos! —exclamó Connie con total desesperación—. ¡La verdad es que no quiero hacer esto! Pero... ¿Te das cuenta de lo que tenemos alrededor? ¡Estamos luchando contra el titán fundador!

—Lo siento, Mikasa —se disculpó Jean—. No hay otra opción... Debemos de matar a Eren.

Mikasa se quedó en silencio mirándonos con inquietud sin saber si aceptar o no, pero luego de oír las palabras de Annie terminó por aceptarlo. Así que, todos nos pusimos en posición para iniciar este plan improvisado.