El nacimiento de mi hijo con Levi había hecho que los demás sintieran una breve tranquilidad, pero desafortunadamente esa tranquilidad duró hasta cuando el sol hizo su aparición. Ahora mismo nos encontrábamos dirigiéndonos al puerto de Paradis para así utilizar el dirigible de los Azumabito y así perseguir a Eren.

—¿Realmente podemos confiar en los Azumabito? —preguntó Magath, quien se encontraba sentado a un lado de Hange.

—¿Tenemos otra opción? —preguntó Hange, quien miraba cariñosamente a mi hijo.

—Pieck está regresando —volvió a hablar Magath—. Parece que algo sucedió, así que mejor detengámonos.

La portadora del titán Carguero nos informó que los Jaegeristas habían tomado el puerto, por lo que no teníamos más opción que pelear contra ellos para proteger el barco y a los Azumabito.

—¿Crees que ellos estarán bien? —le pregunté a Levi mientras miraba a lo lejos como mis compañeros charlaban con los de Marley—. Enfrentarte a quienes una vez fueron tus amigos debe ser difícil.

—No hay otra opción —dijo Levi, ocasionando que lo mirara—. Ellos deben de tomar una decisión. Enfrentarse a sus antiguos camaradas o dejarle vía libre a Eren.

—¿Qué haremos si les ganamos a los Jaegeristas? —pregunté al momento en que acariciaba suavemente el rostro de mi hijo—. Hemos dicho que detendríamos a Eren, pero no sabemos exactamente en dónde se encuentra.

—La única persona que sabe de su paradero se niega a hablar —dijo, refiriéndose a Yelena—. Ni siquiera torturándola haremos que nos diga la verdad.

Me mantuve en silencio mientras continuaba acariciando el rostro de mi hijo, entonces, en ese momento, recordé unas palabras que me había dicho Yelena cuando pasábamos el tiempo juntas en Paradis.

—Tal vez ella pueda decirnos dónde está Eren.

—¿Cómo?

—Solo espera un momento.

Levi me miró confundido y sorprendido cuando le entregué a nuestro hijo para luego bajar de la carreta y así comenzar a acercarme hasta donde se encontraba Yelena. Al llegar con los demás pude notar los rostros de angustia de los de Marley cuando oyeron a Hange mencionar que los titanes colosales habían llegado al continente de Marley.

—¿Dónde está Eren Jaeger? —preguntó Magath, quien miró fijamente a Yelena. La chica se negó a responder, por lo que el general se acercó a ella y sostuvo fuertemente su brazo con las intenciones de romperlo.

—Deténgase, Señor Magath —dije, firmemente—. No logrará nada torturándola de esa forma.

—¿Cree que ella mencionara algo con solo pedírselo? —me preguntó con desdén—. No sea ingenua, comandante Ackerman.

—Por favor, aléjese —dije, tranquilamente mientras me iba acercando—. No quisiera romper esta pequeña unión que hemos formado entre todos.

Magath se mantuvo en silencio mirándome con seriedad, pero luego soltó a Yelena y se alejó de nosotras para luego rogarle a mis compañeros que cooperaran con él. Al final, todos ellos aceptaron en ayudar y es debido a ello que se alejaron de aquí para enfrentarse a los Jaegeristas.

—¿Por qué me ayudaste? —preguntó Yelena una vez los demás se fueron—. Todo lo que he hecho ha sido por el bien de Zeke... Deberías de odiarme.

—Yelena. ¿Recuerdas lo que me dijiste cuando te dejaron a mi cargo? —pregunté, ocasionando de esa forma que ella se sorprendiera—. ¿Lo recuerdas?

—"Eres de las pocas personas que me agradan, así que no me importaría entregarte mi vida"

—¿Eso también ha sido un engaño? —pregunté mirándola fijamente—. Todo el tiempo que pasamos juntas... ¿Todo fue mentira?

—No... No lo ha sido —respondió al momento en que agachaba su mirada—. Yo realmente no mentía cuando te dije que me agradas.

—Me alegra oír eso —dije formando una pequeña sonrisa sin dejar de mirarla—. Dime, Yelena... ¿Aceptarías ayudarme en conseguir un buen futuro?

Yelena se me quedó viendo con sorpresa, pero no tardó en soltar una pequeña risa para luego mencionarme que su vida ahora me pertenecía.