
032.
La operación en Marley fue un éxito, por lo que la mayoría en Paradis se encontraban felices de que triunfáramos. Sin embargo, yo no podía sentirme del todo feliz, ya que en dicha misión Sasha Blouse y otros soldados han perdido la vida.
Suspiré, comencé a alejarme de la multitud que se encontraba en el servicio funerario y me subí a un carruaje donde se encontraba Zeke Jaeger a la espera de ser llevado a su confinamiento.
—Así que usted es la comandante Ackerman. Yelena me ha hablado mucho de usted —dijo Zeke una vez me senté frente a él—. Dígame, ¿Cómo una persona tan encantadora como usted terminó casándose con aquel temible hombre?
—Mi situación sentimental no es de su importancia, Señor Jaeger.
Zeke soltó una risa ante mi respuesta para luego mirar mi vientre y decir:
—Espero que ese niño no salga igual a su padre. ¿Cómo piensa llamarlo?
—Eso tampoco es de su importancia.
—Entiendo —dijo sin dejar de mirar mi vientre—. ¿Me dejaría tocarlo?
Zeke había comenzado a acercar su mano, pero antes de que me tocara fue detenido por Levi. Mi esposo se subió al carruaje, el cual comenzó a avanzar, y miró fijamente a Zeke con odio.
—Intenta poner un solo dedo sobre ellos y te cortaré en pedazos, imbécil —dijo Levi, quien presionó fuertemente su agarré haciendo que Zeke se quejara.
—Vamos... No estaba haciendo nada malo —se excusó Zeke al momento en que alejaba su mano—. Solo intentaba ser amable.
—Solo cierra la boca.
Zeke volvió a soltar una risa para luego mirar por la ventana, la cual nos mostraba como la gente se encontraba feliz por nuestra victoria en Marley.
—Veo que la noticia de nuestra victoria se ha esparcido —dijo Zeke sin dejar de mirar por la ventana—. Si ahora digo que no sé nada... Habría un caos tremendo, ¿no creen?
—Te dije que te mantuvieras callado —dijo Levi con desdén—. Además, si eso fuera así, te mataríamos y mandaríamos tu cuerpo de regreso a Marley
—No solamente eso. También sacaríamos a la luz tu pequeño complot —dije al momento en que formaba una sonrisa siniestra—. Aquello ocasionaría que tus abuelos sufrieran las consecuencias de tus actos, por lo que ellos serían asesinados. Usted no quiere que eso suceda, ¿verdad?
—Sin duda alguna las personas no se equivocan cuando dicen que usted es una persona encantadora, pero a la vez aterradora.
Me mantuve en silencio y miré por la ventanilla hasta que el carruaje se detuvo en mi siguiente destino. Levi abrió la compuerta, se bajó y me ayudó a bajarme para luego mirarme fijamente.
—Es una pena que debamos separarnos luego de estar unos días separados —dije con un tono de voz insatisfecha—. Ten cuidado.
—Eres tú quien debería de tener cuidado —dijo al momento en que tocaba suavemente mi vientre—. No te esfuerces demasiado. Si te sientes mal puedes hablar con Hange.
—Lo sé —sonreí—. Estaremos bien, así que buena suerte con ese maniático.
Levi acarició suavemente mi rostro con las yemas de sus dedos, luego se despidió de mí y volvió a subirse al carruaje para dirigirse con Zeke al lugar donde estaría confinado.
Comencé a ingresar al cuartel donde se encontraba confinado Eren Jaeger, caminé por unos minutos hasta que me encontré con los soldados que los custodiaban. Me detuve frente a ellos y les indiqué que visitaría a Eren por unos minutos, por lo que esperaba que nadie me interrumpiera.
—Adelante, comandante.
—Gracias —agradecí al momento en que comenzaba a bajar las escaleras que daban hacia el subterráneo, y mientras iba bajando podía escuchar levemente como el chico Jaeger pronunciaba constantemente "pelea, pelea, pelea".
—Pelea, Pelea... —continuaba pronunciando Eren, quien se encontraba parado mirándose frente a un espejo.
—¿Está todo bien, Eren? ¿Por qué estás mencionando constantemente "pelea, pelea..."? —pregunté una vez me detuve frente a su celda, pero él no me respondió y eso me hizo soltar un suspiro—. Entiendo que estés enfadado, pero al menos deberías de responderle a tus superiores, ¿no crees?
—¿Para qué ha venido aquí, comandante?
—¿Cómo que a qué vine? Por supuesto que he venido hasta aquí para hablar contigo —volví a suspirar—. Realmente no logro entenderte... Aquella vez dijiste que debíamos de encontrar otro camino para así asegurar la vida de Historia, pero repentinamente tomas la decisión de abandonarlo todo y dejar las cosas en manos de Zeke... Dime Eren, ¿Acaso ya no te importa la vida de Historia?
—Me comí al titán Martillo —dijo repentinamente, ocasionando mi confusión porque no esperaba esa respuesta—. Ahora poseo otras habilidades, así que no importa cuán profundo me confinan será inútil. Yo puedo salir de aquí cuando me plazca.
—¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? Si ahora mismo haces eso, solo ocasionarás que los de altos mandos desconfíen más de ti. Ellos podrían hasta sentenciarte a muerte.
—Eso no sucederá. No me matarán, porque poseo al titán fundador —dijo mirándome fijamente con seriedad—. No importa cuantas amenazas hagan. Ahora mismo ustedes no pueden hacer nada, comandante.
—Ah... Realmente haces que sienta dolores de cabeza —suspiré al momento en que tocaba suavemente los barrotes de su celda—. Te diré una cosa Eren... Yo todavía guardo una pequeña esperanza de que lo estés haciendo sea lo correcto.
Eren se mantuvo en silencio ante mis palabras, así que luego de dedicarle una pequeña sonrisa comencé a alejarme de él.
—Le daré un consejo, comandante —habló repentinamente cuando estaba por subir las escaleras—. Encuentre el momento adecuado para actuar.
Me quedé confundida con sus palabras, pero preferí no seguir discutiendo e irme de aquí. Subí lentamente las escaleras, entonces, cuando llegué a la cima, me encontré con algunos soldados pertenecientes a la tropa de guarnición esperando en la salida.
—¿Qué es lo que sucede? —pregunté al verlos mirarme fijamente con seriedad cuando se percataron de mi presencia.
—Necesitamos que nos acompañe, comandante Ackerman —habló uno de ellos al momento en que se acercaba para sostener mi brazo, pero antes de que lo hiciera me alejé—. Le pido por favor que no se resista. No quisiéramos que sufriera algún daño.
—No iré a ningún lado hasta que no me expliquen lo que sucede.
—Hemos recibido información de que usted podría estar coludida con uno de los voluntarios de la facción Anti – Marley —explicó aquel hombre sin quitarme la mirada de encima—. Se le ha visto constantemente relacionándose con Yelena, la persona que al parecer interfirió en nuestros principales planes.
—¿Se da cuenta de lo que está diciendo? —pregunté, seriamente.
—Lo sentimos, comandante —se disculpó otro soldado de la tropa—. Hasta que no se descarten las sospechas, deberemos de tenerla bajo custodia.
No volví a mencionar otra palabra. Simplemente, me dejé llevar porque no quería ocasionar más problemas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro