
024.
Nos encontrábamos reunidos en la sala de conferencias del Ejército de las murallas para así darles a conocer a los presentes la información recientemente recolectada.
—Citaré a continuación las peticiones de Zeke Jaeger: Ser aceptado en la isla Paradis para pasar los años que le quedan allí, y que pueda ser presentado ante Eren Jaeger, su hermanastro y poseedor actual de poder del titán fundador —leí tranquila y segura el papel sobre mis manos—. A cambio, nos garantizará la seguridad de la isla. Promete la facilitación de nuevas armas y tecnología; actuar como intermediario entre nosotros y potenciales naciones aliadas y apoyarnos en nuestra lucha contra Marley aportando información, ayudando a planear estrategias, etc. Todo con tal de apoyar a los eldianos en estos tiempos de gran peligro...
—¡Esto es una ofensa! ¡De ningún modo cooperaremos! —exclamó una persona de la conferencia—. ¡Estamos hablando del titán bestia! Él convirtió a los de la villa Ragako en titanes, asaltó los muros y, por si fuera poco, lideró el ataque que acabó con la vida de casi todos los soldados del cuerpo de reconocimiento. ¿Cómo es posible que esté sugiriendo esto, comandante ____? ¡Ese hombre mató a su hermano!
—La meta de Marley siempre ha sido recuperar al titán fundador —habló esta vez Zackly—. Al fracasar usando la fuerza, han decidido probar con el diálogo.
—El enemigo debe haberse dado cuenta de esto —dijo esta vez el comandante Pixis—. Escuchemos primero lo que la comandante ____ tenga que decir.
—Según Zeke, hay un plan secreto que podría solucionar el problema de los eldianos de un solo golpe. Para que dicho plan se lleve a cabo, hacen falta dos cosas: El titán fundador y un titán con sangre real. —informé—. Con esas dos cosas en mano podríamos salvar al mundo. Sin embargo, solo nos dará los detalles de su plan si se cumplen sus condiciones.
—No puedo soportar oír esto —dijo otra persona dentro de la conferencia.
—¿Acaso nos toman por tontos? —se quejó otro.
—Él está diciendo la verdad —dijo repentinamente Eren mientras se levantaba de su asiento para captar la atención de los demás—. Acabo de acordarme de algo. La única vez que fui capaz de usar el poder del titán fundador, fue cuando entré en contacto con un titán con sangre real. Ese titán tenía la misma cara que una persona que aparecía en una fotografía que mi padre conservaba. Su nombre era Dina Fritz, era ella sin duda, así que ese día, de pura casualidad, toqué la mano de Dina y gracias a eso pude evitar morir devorado —informó—. La única esperanza que nos queda a los eldianos es reunir lo que necesitamos para ejecutar el plan que aplastará la tierra bajo el peso de las pisadas de cientos de titanes que yacen inactivos dentro de los muros.
Un gran silencio se formó entre todos al oír a Eren.
—Mocoso, ¿por qué no nos habías dicho nada? —preguntó Levi.
—Porque estaba preocupado por Historia. Me preocupaba que, por esta información sin confirmar, pudiese acabar convertida en un titán por la fuerza —respondió Eren—. Coincido en que fue una decisión precipitada.
—Ya hablaremos después de esto.
—Si lo que dice Eren es verdad, entonces, que Zeke tenga este "plan secreto" tiene sentido —dijo Hange.
—¡¿Están locos?! —preguntó Nile Dock, comandante de la policía militar—. ¡¿Acaso pretenden confiar en esa gente?!
—¡Eso! ¡Quien sabe lo que ocurrirá si dejamos que todos esos soldados enemigos entren en la isla!
—¡Deberíamos colgarlos a todos!
Una gran disputa comenzó a realizarse en la conferencia, por lo que rápidamente golpeé la mesa para hacerlos callar.
—Entendemos sus inquietudes, pero no podemos hacer lo que nos piden —dije firmemente—. Para proteger a esta isla de futuras invasiones navales de Marley, necesitaremos la ayuda de los voluntarios de la milicia Anti – Marley. Debemos obtener esa radiocomunicación que tienen y así planear nuestro siguiente ataque.
Al final, se decidió dejar con vida a los de Marley que capturamos para que así cooperaran con nosotros.
—Ah... —suspiré mientras ingresaba a mi oficina y dejaba sobre la mesa unos papeles. Ser comandante estaba siendo un poco más complicado de lo que imaginaba, así que me sentía un poco agobiada.
—Te he traído los otros papeles —dijo Levi una vez ingresó a la oficina—. ¿Qué sucede?
—Nada. Solo estoy un poco cansada por lo de hoy.
Mi actual pareja dejó sobre la mesa los papeles que me trajo para luego colocarse detrás de mi silla y así finalmente colocar sus manos sobre mis hombros para darme un encantador masaje.
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