
018.
Rod Reiss había sido derrotado e Historia Reiss fue proclamada como la nueva reina de los muros. La legión de reconocimiento finalmente tuvo una razón para castigar al establecimiento derrotado en la guerra civil, los cuales fueron acusados de poner en peligro el futuro de la humanidad debido a sus intereses personales. Los concejales y su personal fueron privados de sus títulos junto a varios prisioneros. La clase noble que se quedaron se dividió en personas que colaboraron con la legión de reconocimiento; después de todo, su unidad fue disuelta.
Tras la purga de los regimientos, la humanidad perdió a gran parte de sus fuerzas, pero a pesar de eso, se obtuvieron otras cosas, como el mineral resplandeciente que había bajo tierra. Y gracias al poder endurecedor de Eren, se pudo crear una nueva arma anti – titanes.
—Lamento la demora —dijo Zackly, mientras ingresaba a la oficina y se sentaba—. ¿Sabemos algo del contenido de la jeringuilla?
—Nuestra tecnología no está lo suficientemente avanzada como para eso —respondió Hange—. Tal como dijeron Eren e Historia, parece ser que su contenido proviene de la médula espinal.
—Intentamos analizar el líquido, pero este se evapora tan pronto como entra en contacto con el aire —dije mientras miraba la jeringuilla que Levi había logrado obtener—. Sin duda alguna esto es algo que nos supera.
—¿Cómo es que la familia Reiss pudo crearlo? —se preguntó Hange.
—En ese caso, nosotros no debemos hacer nada precipitado —dijo el comandante Pixis de la tropa de guarnición—. Solamente lo utilizaremos para nuestra meta original.
—¿A quién se lo podemos confiar? —preguntó Zackly al momento en que miraba a Erwin—. ¿Qué tal usted?
—No. Yo ahora mismo soy un soldado herido —respondió mi hermano mientras tocaba la extremidad que le faltaba—. El contenido de aquella caja debe estar en manos de un soldado con las mayores probabilidades de sobrevivir.
—Alguien como Levi, ¿no? —hablé, ocasionando que todos miraran a mi compañero—. ¿Qué tal lo ves? ¿Te encargarías de esto?
—Si es una misión, ordénamelo —respondió con seriedad—. ¿Por qué me lo preguntas?
—No sabemos en qué circunstancias tendremos que usarlo. Tendrías que tomar una decisión en el momento —habló esta vez Erwin—. Según el caso, deberás elegir quién lo usa. ¿Estás seguro de aceptar esta misión?
Levi se mantuvo en silencio, pero terminó por aceptar. Las demás personas que se encontraban en la oficina comenzaron poco a poco a abandonarla porque tenían otras cosas que organizar, así que al final Levi y yo habíamos quedado a solas.
—¿Estás enfadado? —pregunté mirándolo de reojo—. No era mi intención colocarte en una situación complicada.
—No estoy molesto por esto —dijo señalando la jeringuilla—. Solamente me molestó el hecho de que insinuaras que tú no tienes probabilidades de sobrevivir.
—Solo estoy siendo realista —suspiré al momento en que comenzaba a mirar al exterior de la ventana—. Mi hermano está herido, así que es muy probable que me toque guiar a los soldados en esta misión.
—No morirás —dijo seriamente—. Porque yo mismo me encargaré de que eso no suceda.
Luego de mencionarme eso, Levi abandonó la oficina. Solté un suspiro y continué mirando hacia exterior mientras pensaba sobre la misión que se nos aproximaba.
Apoyé fuertemente las palmas de mis manos sobre el escritorio de mi hermano mientras lo miraba con gran seriedad.
—Olvídalo. Tú no irás en esta expedición —dije—. En tu estado actual no podrás moverte como solías hacerlo y solamente te pondrás en peligro.
—Es cierto que la operación será complicada, pero será la más importante para la humanidad —dijo, ocasionando que me molestara más de lo que ya me encontraba—. Yo elaboré esta operación y si yo no estoy al mando, tendrá menos posibilidades de tener éxito.
—Tienes razón. La operación podría fallar si no estás al mando, pero de todos modos fallará si mueres —dije—. Deja que yo me encargue de todo. He estado junto a ti durante mucho tiempo, así que puedo saber perfectamente cómo piensas.
—Lo mejor para un soldado herido es evadir las líneas del frente, lo sé —dijo mirándome fijamente—. Aun así, yo debo estar ahí cuando descubramos la verdad sobre este mundo.
Al ver la mirada determinada de mi hermano me hizo entender que nada de lo que dijera lo haría cambiar de opinión.
—No tengo más remedio que continuar apoyándote —suspiré—. Después de todo, te prometí que cumpliríamos tu sueño, cueste lo que cueste.
—Gracias.
Como ya no tenía nada más por decirle, abandoné su oficina para así comenzar a prepararme para nuestra expedición en el muro María.
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