
012.
He mirado fijamente como la chica Smith ayudaba a Mikasa Ackerman a colocar el inconsciente cuerpo de Eren sobre una carreta para así llevarlo de regreso a la muralla. Fue en ese momento en que me percaté de que ella se había tambaleado, pero intentó disimularlo sosteniéndose brevemente de la carreta para luego comenzar a acercarse al último caballo que quedaba disponible para regresar.
—Levi. ¿Quieres compartir conmigo? —preguntó una vez me vio acercarme—. Supe que te has herido, así que puedo guiar y...
—Yo guiaré.
Ella no protestó o me regañó por haberla interrumpido y eso me hizo darme cuenta de que algo estaba mal, pero no quería que lo notaran. Entonces, cuando comenzamos a avanzar hacia la muralla, he sentido como ella apoyaba brevemente su cabeza en mi espalda.
—¿Estás bien? —pregunté sin despegar mi mirada del camino.
—Solo me he sentido un poco mareada —respondió sin dejar de apoyar su cabeza en mi espalda—. Estará todo bien. Lo único que necesito es descansar.
Sus palabras no me tranquilizaban para nada, por lo que me dije a mi mismo que la llevaría directo con un doctor una vez llegáramos a las murallas. Estuvimos avanzando por varios minutos hasta que finalmente se logró ver la gran puerta de la muralla e incluso se llegaron a oír las campanadas que anunciaban nuestro regreso.
—¡Capitán Levi y Capitana Smith! ¡Quiero agradecerles por cuidar de mi hija! —exclamó alegremente un hombre mientras avanzaba entre la multitud para acercarse a nosotros—. Mi hija me envió una carta. Ella me ha contado que obtuvo el gran honor de ser miembro de vuestro equipo, por lo que iba a dar su mejor esfuerzo para alcanzar vuestras expectativas, bueno, ustedes entienden. ¡Ah! Por cierto, soy el padre de Petra.
Pude sentir como el cuerpo de ____ se tensaba al oír al padre de Petra mencionar alegremente que su hija es alguien joven y con una gran vida por delante.
—Lo lamento mucho, Señor Ral —habló finalmente la chica Smith cuando el hombre comenzó a preguntar por su hija—. Petra dio su mejor esfuerzo... Ella luchó hasta el final.
—¿Qué quiere decir con eso, Señorita Smith? —preguntó con un tono de voz a punto de romperse—. ¿Dónde está mi hija?
Ante nuestro silencio ha caído en cuenta de lo que sucedía, así que no tardó en caer de rodillas mientras sollozaba el nombre de su adorada hija ya fallecida; continuamos avanzando mientras ignorábamos las palabras de desprecio de los civiles.
Habíamos sido convocados a la capital imperial para responder ante los tribunales ante el fallo de nuestra expedición, pero no solamente debíamos de hacer eso, sino que también debíamos de entregar a Eren Jaeger.
—Erwin nos está haciendo esperar demasiado. A este paso, la policía militar llegará primero —dije seriamente mientras dejaba mi taza de té sobre la mesa—. Quizá se ha atorado en algún lugar.
—Hoy está muy hablador, Capitán —dijo Eren mientras miraba fijamente su taza.
—Sí, claro. Tiendo a nunca saber cuándo cerrar mi boca.
—Lo siento —se disculpó repentinamente—. Si yo no hubiera tomado la decisión equivocada en aquel entonces... Las cosas jamás hubieran ido de esta manera y usted junto a la capitana Smith no habrían sido heridos.
—Nadie podría haber predicho estos resultados.
Un silencio se formó entre nosotros, pero se rompió cuando hemos oído la puerta abrirse; se trataba de Erwin, su hermana y los amigos de Eren.
—Hemos descubierto la identidad del titán hembra. Esta vez la atraparemos —comenzó a hablar Erwin mientras extendía un mapa sobre la mesa—. Cuando la policía militar venga a escoltarnos, Eren escapará en Stohess y actuará como carnada para llevar a nuestro objetivo hasta un túnel. Si logras hacer eso, entonces, aunque se transforme, no podrá utilizar su poder correctamente, pero si por alguna razón se transforma antes de llegar, tendrás que hacer algo.
—Está bien, Señor. Pero ¿Estamos seguros de que nuestro objetivo está en Stohess?
—Sí. Ella es parte de la policía militar—respondió, ocasionando que Jaeger se sorprendiera—. Fue Armin en deducir la verdadera identidad del titán hembra y también fue él quien propuso este plan. Yo solamente he decidido seguir con esto.
—De acuerdo con la hipótesis del chico Arlert, existe la posibilidad de que el titán hembra se encuentre dentro del escuadrón de entrenamiento N.° 104 —habló esta vez ____—. Se trataría de Annie Leonhard.
—¿Annie es el titán hembra? —preguntó incrédulo Eren—. ¿Cómo podrías pensar en algo así, Armin?
—El titán hembra no solo conocía tu rostro, sino que también reaccionó cuando me referí ante ti como "el buscador de la muerte" —respondió Armin—. Aunque la pista más que me hizo sospechar ha sido cuando asesinaron a los dos titanes que habían capturado, ya que la persona que los asesinó debía tener habilidades avanzadas con el equipo de maniobras.
—¿Así que por eso nos hicieron revisión? Pero Annie no fue atrapada.
—Eso es porque ella mostró el equipo de Marco.
—¿Qué? ¿Qué tiene que ver Marco con todo esto?
—No lo sé...
—Solo hablas de alguien de quien piensas que es el titán hembra —hablé mirándolo fijamente con seriedad—. ¿No tienes alguna otra prueba?
—En mi opinión, el titán hembra luce como Annie —respondió Mikasa Ackerman.
—En otras palabras... No tienen más pruebas, pero de todas formas seguiremos con este plan.
Ante mis palabras se formó un silencio, pero luego Erwin habló de que prepararíamos lo necesario para que todo vaya según lo planeado, por lo que los presentes comenzaron poco a poco a abandonar la habitación.
—¿Cómo te encuentras? —pregunté cuando he visto a ____ levantarse de su asiento.
—Estoy mejor gracias a que alguien me obligó a estar todo un día en cama.
—El doctor ha dicho que descansaras, pero conociéndote de seguro no hubieras hecho caso.
Ella soltó una pequeña risa, luego se acercó y tomó suavemente mi mano para así finalmente colocarla sobre su cabeza.
—¿Puedes verlo? Ya no me duele.
—Eso es bueno —dije tranquilamente—. Aun así, no te fuerces demasiado en este plan.
—No lo haré —respondió con calma al momento en que se alejaba—. ¿Cómo se encuentra tu pierna?
—De vez en cuando duele, pero puedo soportarlo.
Smith se me quedó mirando fijamente sin decirme nada, pero luego se acercó y me extendió su mano mientras me dedicaba una cálida sonrisa.
—Ahora que lo recuerdo —dijo cuando sostuve su mano—. Nosotros tenemos una charla pendiente, ¿verdad?
—¿Quieres que hablemos de ello en este momento?
—Bueno... Ahora mismo tenemos un rato libre —dijo sin dejar de sostener mi mano—. Quien sabe hasta cuando podremos hablar de esto.
—¿Estás segura? —pregunté mirándola fijamente—. Las cosas podrían cambiar luego de hablar.
Ella se mantuvo en un pequeño silencio, pero luego me miró fijamente y estuvo a punto de mencionar algo; sin embargo, en este momento Hange abrió la puerta para hablarnos sobre la situación que se aproximaba.
La conversación, que sin duda alguna cambiaría todo, tendría que esperar.
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