chapter ninety-four. the same dream
BY MY SIDE
꒰ ۫₊˚ɞ chapter ninety-four .˚ׅ🗡 ຊ ҂
❝ the same dream ❞
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Otra vez.
El mismo sueño de los últimos días me despertó de zopeton, provocando que esta vez saltará de la cama con la respiración alterada.
Sin embargo, al volver a la realidad Gracie dormía tranquilamente, tomando de su peluche con fuerza mientras Glenny seguía dormido.
Pasé mi mano sobre mi rostro mientras intentaba tomar aire y bebía un poco del agua en la mesita de noche.
—¡Entraron, están adentro!— la voz de Jerry me hizo levantar la cabeza.
Los sollozos de Glenny por toda la habitación se esparcieron mientras Gracie se levantaba tallando de su ojo.
—¿Qué ocurre, mamá?— inquirió ella.
Levanté a mi bebé —Cariño, quiero que te quedes aquí y trabes la puerta como lo practicamos, ¿Si?
Ella asintió —Si, mamá.
—Quédate aqui y protege a tu hermano— le entregué al bebé —¿Tienes el silbato?
Lo mostró y salí de la habitación, esperando a escuchar la puerta ser trabada y, cuando fue así, salí con más confianza y con la katana siendo colgaba en mi espalda.
Al llegar todos intentaban terminar con los caminantes y levantar el muro al mismo tiempo, en cuanto estuve lo suficiente cerca, ayude con los caminantes.
Matándolos en cuanto intentaban entrar, cuando finalmente el muro fue nuevamente levantado, noté como Aarón respiraba con pesadez y se tomaba el pecho.
—¿Estás bien?— tomé su hombro mientras él se incorporaba.
Asintió —Si, bien.
—Bueno, es que pensé que te ibas a desmayar— admití —Puedo checarte en la enfermería, apenas iba a abrir.
Él negó esta vez —Estoy bien, gracias, Alex... sólo me faltaba el aire pero ya fue.
Forme una pequeña mueca, aceptando el creerle en esta ocasión cuando él emprendió pasó junto a los demás.
POR LA TARDE, los caminantes eran esparcidos por los muros por varias personas, todos y cada una ayudándose entre sí.
—El muro que cayó esta frágil, la gente está nerviosa— mencionó Rosita, cuando me reuní con los demás.
Suspiré —Y vienen más por el norte— dijo Lydia —Los golpes ayudan a disparcerlos.
—Por ahora, pero van a volver.
Asentí —Si, hay que pensar a largo plazo.
—¿No hay más herramientas?— Carol me pregunto así que negué.
—Ron y el resto todavía no regresan, no se cuando lo harán.
—Y otra vez se agota la conida— mencionó Rosita —Solo queda un poco de carne de caballo.
—Es asquerosa pero, se la devoran— Jerry encogió sus hombros.
—¿Que hay de Hilltop? Podemos encontrar algunas herramientas que sobrevivieron al incendio— propuse.
Carol asintió de acuerdo —Podemos ir a revisar, tal vez atrapemos algo en el camino.
—¿Y si no quedo nada?— Rosita se preguntó —Si no podemos estar a salvo aquí deberíamos buscar otras opciones.
Negué —Este es nuestro hogar, no pienso irme, no todavía, se que se recuperará, podemos hacerlo.
Si, podemos hacerlo, ¿Cierto?
CUANDO LLEGAMOS A HILLTOP, observé como el edificio ya no era lo mismo, estaba de un color gris y negro debido al incendio, todo a su alrededor se encontraba igual o peor y lo único que pensé fue en algo.
Aquellas personas que se encontraban en el pequeño cementerio de aquella comunidad, me preocupaba su estado.
—Vuelvo... luego— retrocedí a paso lento después de avisar aquello.
Saqué mi espada de su funda en cuanto uno de los caminantes se acercaba hasta mi, matándolo en un segundo y siguiendo mi camino. Avance dentro de los muros de Hilltop, el cual se encontraba completamente destruido pero apesar de eso supe a donde llegar.
No sabía cómo empezar.
Todo seguía intacto.
—Pueden regañarme desde... donde sea que estén— miré a mi alrededor para asegurarme de que nadie me escuchara —He... estado muy mal últimamente pero me recupero, lamento no haber venido antes.
Suspiré, por alguna razón hablar con mi padre y Glenn no se sentía triste, más bien como un pequeño peso fuera de mi.
Supongo que lo había superado después de todo.
—No se lo que hubieran querido ustedes pero he perdonado a Negan por lo que les hizo— formé una pequeña mueca —No merece ser perdonado pero tampoco ser odiado así que, supongo que madure.
Realmente quería una respuesta.
—No se lo que hago...— suspiré, doblando mis rodillas para sentarme sobre la tierra —Todo el mundo se ha ido desde la última vez, Sasha, Tara, Rick, Michonne... sin embargo, yo creí que me iría antes que ellos.
Tomé una pequeña roca que se encontraba a centímetros de mi, limpiando los restos de madera quemada que se encontraban alrededor y quitando las rocas sobre el montón de tierra.
—Solo... quería decirles eso, a ambos, y... que espero que estén orgullosos de mi porque si no entraré en una crisis existencial.
Me levanté del suelo luego de dejar un par de rocas alrededor para identificar las tumbas. Sonriendo al suelo y dándome la vuelta cuando Jerry se apresuró a llegar.
—Alex, creímos que habías huido— mencionó él.
Negué —Solo hablaba con unos conocidos.
Asintió —Claro, entiendo, ¿Tus padres?
Sonreí ligeramente —Mi padre y... mi hermano.
Cuando llegamos junto a los otros, caminamos a paso lento debido a que había demasiados caminantes aquí dentro como para ponernos a gritar.
—Atentos— indiqué mirando a dichos muertos.
—Es nuestra gente— Aarón masculló.
—Oigan, es Troy.
Miré a quien Jerry señalaba, haciéndome suspirar al mirar al caminante caminar hacía nosotros.
—Terminemos con esto— susurré, caminando hasta el caminsnte y clavando la punta de mi espada en su cráneo.
Aarón y el resto ayudaron, terminando pronto con varios de los caminantes que se encontraban a nuestros alrededores.
—No es mucho, pero es mejor que nada— dijo Jerry al tomar las herramientas.
Asentí levemente, entregándole a Aarón otra bolsa para que pudiese echar más cosas ahí.
—Hemos perdido mucho— mencionó él.
Fruncí mi ceño —No todo, muchos de nosotros seguimos de pie, recuerda eso.
—Hay más— Carol llamó —Hay que eliminarlos antes de seguir buscando.
Le seguí deteniéndome a medio camino, mi ceño se frunció por un momento
—Esperen, miren, como se mueven... los están arreando— señale.
—Susurradores.
Caminé frente a los demás, hasta llegar al susurrador, el cual empuje hasta hacerlo caer al suelo.
Jerry le quito la máscara y estaba lista para terminar clavandole la espada sobre su cuello cuando Lydia grito:
—¡No, Alex, no lo mates! Lo conozco.
Le miré confundida sin dejar de apuntarle al cuello.
—¿Qué diablos hace aquí?— cuestioné
—Averiguemoslo.
JERRY Y AARÓN SE HABÍAN encargado de aquella situación, pues había vuelto a revivir aquella etapa donde me marche de Alexandria y todo después de eso que decidí no involucrarme.
Estoy demasiado cansada para lidiar con esto otra vez.
—Nombre y no me vengas con el alfabeto griego— pidió Jerry, mientras miraba al susurrador.
—Keith— contestó mirando mi espada —Ese es mi nombre.
—¿Qué haces aquí, Keith?— inquirió Aarón, mientras él se colocaba frente al susurrador.
—No lastime a nadie— negó.
Me crucé de brazos —Contesta la pregunta.
—La horda se disperso...— me miró —Cuando mataste a Alpha, a los que no asesinaste o quemaron aqui huyeron, soy el único que queda.
—¿No has visto a nadie más?
Volvió a negar —No, no.
Aarón frunció su ceño —¿Y para qué los caminantes?
—Protección, comodidad y costumbre.
Jerry titubeo —¿Ustedes qué creen?
—Nunca conocí a un Susurrador que no mintiera.
—¿Olvidas a Mary?— Lydia cuestionó —A ella le creíste, ¿Cómo sabes que miente?
—¿Por qué estás segura de que no?— la observé, mientras ella me miraba incrédula.
—¿Qué tanto le conoces?— Carol inquirió.
Lydia encogió sus hombros —No estaba en el círculo íntimo de mi mamá, le tenía miedo.
—Bueno, eso prueba que es mucho más astuto.
—Lydia... te dí comida a escondidas durante los inviernos a espaldas de Alpha— mencionó aquel susurrador, en un tono desesperado —¿Te acuerdas? Diselos
Miré a la castaña, quien simplemente negó —No... no me acuerdo.
Aarón se regreso a él con una mala mirada, una mirada que curiosamente reconocía.
—Parece que no te conocía tanto— le respondió él.
—Eso no importa, mi mamá murió, él ya no es un peligro.
Negué frunciendo ligeramente mi ceño —No, Lyd, esta ocultando algo.
Si algo sabía es que las personas mentían incluso al fingir que no, incluso al fingir terror.
—¿Crees que sea una trampa?— Jerry me pregunto en voz baja.
Encogí mis hombros —No me seria extraño...-
Pero Lydia me miró suplicante y yo solo pude negar con delicadeza mientras tomaba su hombro.
—Tenemos que estar seguros de que no es una amenaza.
Aarón asintió —Si, bien, llevemoslo al sótano hasta que decidamos qué hacer.
Él negó constantemente entre sollozos de miedo, mientras Jerry y Aarón lo llevaban al sótano, baje las escaleras quedándome quieta cuando vi a todas esas personas.
—Oigan...— llamé atónita.
—¿Qué paso?— Aarón se coloco junto a mi.
Señalé al grupo de personas frente a mi —Nada bueno.
—No está solo...— Aarón miró con obviedad a Lydia y a mi, era obvio que nos mintió —A ver en qué más nos mintió.
Comenzó a esculcar cada artefacto que podía, hasta encontrar una máscara escondida. Jerry tiro al piso a aquel susurrador en lo que Aarón se alejaba.
Titubee tragando en seco y retrocediendo, había una parte de la que no quería acordarme en este momento, esa parte que me quiso volver loca durante meses.
—¿Cuántos más hay?— Aarón cuestionó casi gritando —¿Cuántos más hay ahí afuera?
—¡Nadie más, lo juro!
—¿Esperas que me crea eso luego de haberme mentido a la cara?
—Aarón...— llamé tomando aire.
—Solo míralos— interrumpió Lydia —Intentan volver a ser personas.
—O son una amenaza oculta a simple vista, antes de que su gente nos ataque por sorpresa.
Ella negó —No todos éramos monstruos.
El susurrador siguió rogando mientras se encogía en el piso y no se movía un centimetro, sollozando en si mismo.
—Esto es de Nabila— Jerry señaló la prenda de seda.
Mi ceño se aligero —Jerry...-
—¡No!— me interrumpió —Estuvieron en Alexandria, quemaron nuestro hogar— me miró unos segundos y luego a Lydia —Alguien tiene que hacerse responsable.
Asentí —¿Qué quieren hacer?
Ninguno respondió, al menos hasta que de un momento a otro uno de ellos estuvo apunto de clavarle un cuchillo a Aarón. Sin embargo, este retrocedió antes de que lo tocara pero eso no fue suficiente para que se le echará encima.
Así que, tomé todas mis fuerzas y se lo quite de encima hasta tirarlo al suelo, golpee su pierna con mi pie hasta hacerla tronar y que así soltara el cuchillo con el que tenía pensado atacarme.
Él grito muy fuerte, así que le lance un buen golpe sobre el rostro para que se callará.
Me enderece, observando a Aarón recién incorporarse junto a mi.
—¿Estas bien?— le susurré.
Él asintió, tomando el cuchillo que llevaba yo en la mano, observando a aquel hombre con más coraje que antes luego de aquel arrebato.
—Mi turno.
—¿A DÓNDE FUERON los demás?— cuestionó Aarón una vez mas.
Pues los demás integrantes de aquel grupo de Susurradores habían huido luego de ese ataque.
—¿Dónde están? ¿Cuántos más hay?
El hombre se removió sobre la cuerda en la que se encontraba atado, llevábamos aproximadamente unos veinte minutos intentando que hablara pero simplemente nada.
—¡Contéstame!— exclamó con más fuerza.
Retrocedí dejando que ellos se encargasen y Lydia se me unió para alejarse.
—¡Tus amigos están mejor ahora!— exclamó el hombre.
Un escalofrío me traspaso por todo mi cuerpo al escucharle decir eso, un impulso me hizo querer terminar lo que estaba apunto de hacer en cuanto lo vi, pero simplemente le di la espalda y escuche los gritos hacerse menores, dándome a entender que aquel caminante que Jerry sostenía ya había hecho lo suyo, o al menos con una parte de él.
—No es que este de acuerdo con esto, Lyd, pero ellos nos quitaron todo— me giré nuevamente.
Ella negó —No, te entiendo, lo entiendo pero... no puedo...-
—Aarón, ya déjalo— pedí, al escuchar de nuevo los gritos.
Se giro unos segundos a mi —¡Quiero respuestas!
Negué —¡No, quieres otra cosa!
—No me quedaré a verlo— susurró la castaña junto a mi, mientras se apartaba de nosotros.
—¡Aarón!
—¡Tengo que hacerlo, Alex, nadie te dijo que pararas cuando tú hacías lo mismo que yo hago ahora!
Avancé con el ceño fruncido —Eso era diferente y lo sabes, ahora es diferente así que detén este maldito circo o lo haré yo misma y no te gustará.
Titubeó pero no obedeció así que, miré a Carol y ella lanzó una flecha sobre la cabeza del caminante.
—¿Qué diablos haces?— exclamó dirigiéndose hacia mi de golpe.
—Te salvo la vida, idiota, intento impedir que hagas algo de lo que te vas a arrepentir.
—¡Estoy haciendo lo que debí para proteger a mis seres queridos, como tu hiciste!
Negué —Así no, Aarón, no lo hagas como yo.
—Mira alrededor, estamos sobre las ruinas que dejaron los susurradores— frunció su ceño —¡Tus hijos sufren de hambre por su culpa!
—¿Crees que no lo se?— murmuré entre dientes, podía sentir la ira apoderarse de mi otra vez.
Negó —El mundo está lleno de personas a las que no se puede salvar y no pienso a esperar a que aparezcan en nuestra puerta.
Le tomé del brazo —No, Aarón, lo que le paso a ellos... a nuestros amigos, Enid... a Henry y Tara, a todos ellos y el cómo me sentí después me controlo y deje que me llevara a niveles de los que no me enorgullezco, lastime a Carl y a toda la gente que me importaba y todo para hacer algo que no me hizo sentir mejor, ahora solo cargo con eso, créeme, Aarón, es un camino que no quiero que tu sigas también.
Titubeó mientras su expresión se volvía mas ligera, forme una mueca de dolor.
—Solo déjalo ir, suéltalo....— pedí.
Miró al Susurrador y luego a mi otra vez, hasta finalmente soltarlo, sintiendo un alivio dentro de mi cuando aquel hombre cayó al suelo, sosteniendo su mano con aquella mordida.
CUANDO LLEGAMOS A ALEXANDRIA, dejamos ir a aquellos Susurradores con la condición de jamás verlos. Sin antes curar la mano de Keith luego de que tuviera que cortarla para que la infección no pasara.
Nos habíamos enterado de que Connie estaba viva y, sin dudar, Carol fue la primera en salir corriendo cuando bajamos de la carreta para contarselo a Kelly.
—Lo lamento— la voz de Aarón me hizo mirarlo.
—¿Por qué?— volví la mirada a las pocas herramientas que habíamos conseguido de Hilltop.
—Por lo que dije en Hilltop— suspiró —Fue maleducado haberte echado en cara lo que le hiciste a esos Susurradores.
Asentí —Bueno, tienes tus razones para sentirte así...— le sonreí —Pero por suerte me tienes a mi para guiarte a un camino diferente.
—Por eso me disculpo...— tomó la caja más grande con una sola mano —Lo siento, Alex.
—Estas perdonado— aseguré —Solo asegúrate de conseguirme unos chocolates y te perdonaré más.
Él rió —Cuando volvamos a salir los buscaré, lo prometo.
Comenzó a alejarse, mientras lo señalaba desde la distancia.
—¡Tu dijiste, si no cumples te corto el otro brazo!— le grité, mientras seguía riendose en el camino.
Me recargue entonces sobre la carreta, cruzando mis brazos cuando dirigí la mirada a la comunidad recién levantándose de nuevo.
Había una persona en específico que se encontraban en el porche de mi casa, era Judith, echa bolita sobre su lugar mientras miraba algo.
Me acerqué hasta ella, la cual sollozaba bajito mientras mantenía algo entre sus manos, lo que reconocí de inmediato.
—Recuerdo ese día— sonreí al observar la foto —Eras muy pequeña.
Judth me miró, con sus manos temblorosas al igual que su labio.
—Rick quería pasar un día entero contigo, así que, tomó esa fotografía y la marcó como el mejor día de su vida— añadí.
—Ahora se ha manchado toda y él no está— mostró la fotografía.
La cual, estaba esparcida con pintura y agua sobre el rostro de ambos.
—He perdido a todos, Lexie.
Mi ceño se aligero, avance hasta ella y me recargue sobre las escaleras.
—Yo también extraño a Rick— intenté sonreír.
—¿Se vuelve más fácil?
Negué con delicadeza —Te estaría diciendo mentiras si te dijera que si lo hace.
—Tengo miedo de empezar a olvidarme de él— admitió.
—Judith...— susurré sentándome junto a ella —Mira, yo... nunca conocí a mi papá hasta después de catorce años, y, mi mamá murió cuando tenía tu edad, aún la extraño todo el tiempo, a ambos, durante mucho tiempo estuve sola, ella viajaba muy seguido por el mundo pero siempre se las arreglo para mantenerme con vida, no lo sabía pero, me estaba enseñando a sobrevivir sola, para que estuviese bien cuando se fuera, tu papá y Lori hicieron lo mismo por ti, siempre podrás superar estos momentos, Jud.
No me miró, solo siguió sollozando sobre si misma, obligándome a tomar su mano con fuerza.
—Una fotografía puede dejar muchos recuerdos, Jud, pero no la necesitas para recordar lo mucho que te amaba, además, tengo más fotos de las que te imaginas.
Ella rió ligeramente, haciéndome sentir más tranquila.
—¿Podrías... ayudarme a arreglar esto?— se preguntó.
Asentí —Bueno, la pintura no se puede quitar pero... tengo una fotografía mejor.
Tomé su mano mientras ambas nos adentrabamos a la casa.
—La caja esta sobre este cajón— abrí dicho cajón —¿Ves? Te lo dije— sonreí a Judith mientras sacaba el gigantesco álbum.
—Vale.
—Tiene solo como tres páginas pero te explicaré todas las fotos.
Me senté junto a ella, apuntó de abrir el.
álbum cuando la radio sonó.
—Alexandria, Alexandria, aquí Eugene, cambio.
Mi ceño se frunció, corriendo hasta el radio mientras presionaba el botón y hablaba: —¿Hola? Aquí Alex, ¿Te encuentras bien? Cambio.
—¡Alex! Que alegría oír tu voz.
—A mi tambien, estoy con Judith.
—¡Hola! ¿Están todos a salvo?— inquirió la pequeña.
—Hola, Judith, si, estamos todos a salvo, ¿Cómo está todo por allá?
Miré a Judith y ella a mi, presione el botón nuevamente —Uh, están bien, la guerra termino, Alpha y Beta murieron pero... Alexandria está destrozada y nos estamos quedando sin comida.
—Perdón, no escuche... ¿Alex? ¿Sigues ahí?
Asentí —¡Si! Eugene, ¿Puedes escucharme? ¿Donde están?
—¿Se ha cortado?
Encogí mis hombros mirando a Judith —Lo perdí.
HOY PARECÍA UN DÍA triste para todos pero menos para mi, por alguna razón me sentía más feliz que nunca y creo que lo había pensado antes pero, ver a Gracie llorar este día había sido lo suficiente sentimental para hacerme borrar esa felicidad de mi existencia.
—¿Gracie? ¿Por qué estas llorando?— me adentré a su habitación con rapidez.
La forma en que sollozaba fue impresionante, su pecho subía y bajaba una y otra vez, sus manos temblaban sobre su regazo, había ligero sudor sobre su frente y lágrimas sobre sus mejillas.
—Cariño, te estás hiperventilando, repira conmigo— me coloqué de cuclillas frente a ella.
Pronto note que ni siquiera podía hablar, pues el aire que le faltaba se lo impedía.
—Respira conmigo...— pedí —Lento... inhala y exhala.
Ella obedeció, mientras juntas respirabamos con lentitud.
—Muy bien, lo haces muy bien— sonreí ligeramente mientras ella asentía —Respira, ya pasó, lo que sea que creas no es así, todo va a estar bien.
—¿P-Papá murió?— soltó finalmente, lo cual me hizo confundir totalmente.
—¿Cómo dices?
—É-Él dijo que seguro papá murió tratando de conseguir comida y por eso no ha vuelto, por mi culpa— me miró con los ojos cristalizado.
—¿Quién? ¿Quién te dijo eso?
Negó una y otra vez.
—Gracie, quien sea, tienes que decirme para que pueda ayudarte.
Ahora si estaba asustandome.
—Un niño, con el que Judith se peleó, dijo que mi papá estaba muerto por mi culpa, porque yo necesitaba... necesitaba comer y él se había ido por mi culpa y ahora estaba muerto, ¿él está...?
Negué —Gracie...-
—¿Es verdad, mamá, papá murió y por eso no ha vuelto?
Negué —No, claro que no, bebé, él está bien, volverá con los demás.
—¿Entonces por qué lleva mucho tiempo afuera?— casi gritó entre lágrimas.
—Él sigue afuera porque tiene que recorrer un camino muy lejos para llegar a su destino...— la tomé de las mejillas con delicadeza —Tu padre esta haciendo todo lo posible por traer comida a la comunidad, para salvarnos a todos, ¿Sabes en qué lo convierte?
Ella titubeo —¿En... en un héroe?
Asentí —Si, cariño, él es un héroe y está haciendo lo suyo para ayudarnos, los héroes nunca mueren, ¿Verdad que si?
Todos los héroes mueren solos.
Mi abuelo solía repetirmelo, a mi primo y a mi, al inicio creía que se trataba de un pensamiento muy negativo, pero entonces entendí que no quería que mis hijos crecieran con esa frase.
—¿Él va a volver?— se preguntó de pronto.
—Si, volverá.
Sin más, se abalanzó para abrazarme con fuerza, mientras acariciaba su cabello con delicadeza y tiempo después se quedaba dormida sobre mis brazos en la pequeña cama individual.
━━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE: buenas, comenten... o mato a todos en el fic, no es aviso.
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