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chapter nineteen. without say goodbye


𝐁𝐘 𝐌𝐘 𝐒𝐈𝐃𝐄 ━━ volumen dos
capítulo diecinueve
❝ without say goodbye ❞

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—ENTONCES... INTENTASTE cantarle a Judith— repetí frunciendo mi ceño.

Carl asintió —Pero solo lloro más.

Reí cuando el pecoso formó un puchero —Esta acostumbrada a que solo Beth y yo le cantemos.

—Ya me di cuenta— colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja —¿Sabes donde esta Hershel?

Pensé, —Salió con Michonne a quemar los cuerpos, volverán pronto, ¿Por qué?

—Quería agradecerle— sonrió —Por salvarte.

—Estuve apunto de leer tu carta— recordé apunto de levantarme para tomarla pero Carl se adelantó entregándomela.

—Por favor no la leas si estoy aquí— pidió cubriendo su rostro con vergüenza.

Fruncí mi ceño —¿Por qué no?

—Es muy cursi, te reirás de mi.

—Claro que no— bese su mejilla —Carl, jamás me reiría de ti.

—¿Y qué hay de la vez que me caí?

—Fue muy gracioso— me justifique riéndome al recordarlo.

Sin previo aviso, tomó mis mejillas dejando besitos por todo mi rostro mientras reía.

Se detuvo cuando alguien aclaró la garganta detrás nuestro, era Glenn quien se sostenía con ayuda de Maggie, ambos los miramos con una sonrisa avergonzada.

—Cinco metros alejado, Grimes— señaló Glenn, si las miradas mataran, Carl ya estaría bajo tres metros.

Reí cubriendo mi boca cuando Carl se alejó hasta la otra esquina de la cama.

—Tú tampoco eres un pan de Dios— dije a Glenn.

—Déjalos, Alex tiene razón— defendió Maggie, llevándose una mala mirada de su esposo.

—¿De qué lado estás?— le cuestiono.

La castaña me miró —Si te contesto te vas a enojar, mejor vamos a fuera y deja a los adolescentes— le empujo fuera antes de que pudiera protestar.

Y una vez que Glenn y Maggie se alejaron, Carl volvió a atacarme con besos en todo mi rostro hasta que su nariz me pico el ojo y solté un quejido.

—Lo siento— se burló el ojiazul mientras cubría mi ojo —¿Quieres ir afuera también?

Negué con la cabeza —Mejor me quedo aquí contigo.

Sonrió levemente —Si no sana hoy, sanará mañana— sobo mi pobre ojo.

—Gracias— le agradecí sonriendo.

—Eres muy bonita— dijo de pronto, haciendo mis mejillas teñirse de rojo —Muy, muy bonita— canturreo haciéndome reír.

Me deje caer en su pecho, con la mirada fija a la puerta, entrelazando nuestros dedos mientras él dejaba besillos en mi cabello.

—¿Ya lo puedo decir?— le escuche preguntar.

—¿Qué cosa?— inquirí confundida, levantándome para tener una mejor vista de él.

—Las palabras mágicas— recordó —Es que no puedo esperar más y como dijiste que querías que fuera especial bueno, para mi cualquier momento contigo es especial.

Sonreí levemente asintiendo con la cabeza, tomé sus manos, por unos segundos junto nuestras frentes y cuando estuvo listo me miró a los ojos.

Sonrió nervioso —Alex... se mi novia, por favorcito.

Tomé aire sin poder hablar, las manos me temblaban y mi estómago se revolvió, no podía dejar de sonreír y mi corazón latía muy rápido.

, acepto— fingí elegancia.

—Este es el mejor día de mi vida, novia— sonrió levemente.

—Tienes muchos de esos, novio— señale frunciendo mi ceño.

—No— contestó rápidamente —Solo el día que nos conocimos.

Sonriendo levemente, al igual que él, fue como su todo se detuviera por unos segundos.

Ahora solo éramos Carl y yo, en un mundo apocalíptico y del cual uno de los dos no saldría vivo.

Mi cabeza ni siquiera se tomó la molestia de hacerse hacia atrás cuando acercó su rostro más al mío, siendo más específicos, cerré mis ojos esperando aquel beso, dejando que mientras nuestras respiraciones se combinaran un poco, nuestras narices rozarán y disfrutando de aquella poca distancia.

En un movimiento rápido, cerré aquella maldita distancia para así unir mis labios con los suyos, siendo primero un beso sin movimiento alguno, pues estaba más nerviosa de lo que imaginaba poder estar, sabía que él también lo estaba ya que no se movió a lo que, separándome un poco de él para buscar reacción alguna, me sorprendí cuando tomó mis mejillas para unirlos nuevamente pero esta vez mejor que la anterior.

Mientras nuestros labios bailaban con tal delicadeza que se me erizó la piel, por pura falta de aire nos separamos, juntando nuestras frentes y sin decir palabras alguna pues, ninguna palabra hacía falta para demostrar lo que sentíamos el uno por el otro.

Eso me saco un sonrisa —¿Qué me hiciste Carl Grimes?

—¿Yo? Nada— sonrió cómplice.

—Debí haber visto la amortentia en ese jugo— entrecerré mis ojos.

—¿Hablas del embrujo? Bueno, no me costo tanto— bromeo haciéndome reír.

—¿SERÍA BUEN MOMENTO para decir te quiero?— mire al pecoso.

—Siempre es buen momento— conteste haciéndolo sonreír.

Me abrazo de los hombros sin antes colocar su sombrero de sheriff en su cabeza, suspire cuando la luz del sol dio a mi rostro.

—Extrañaba esto— mencione respirando aire libre.

—Con cuidado— Carl me sostuvo cuando titubee un poco.

—Me maree, lo siento— dije aferrándome a él.

—Ve más despacio, apenas es el primer día de recuperación— asentí ante su petición.

—Miren quien se ha levantado— mire a mi mejor amiga y la vi fruncir su ceño cuando nos vio más cerca de lo normal —Espera, ¿Ya se lo dijiste?

Mire a Carl cuando asintió —¡Vivan los novios!— gritó ella abrazándonos a ambos.

Se separó de golpe cuando una explosión nos hizo fruncir nuestros ceños, mire confundida a mi alrededor cuando un montón de autos y camionetas se acercaban.

—¿Qué demonios?— cuestionó Sophia en voz baja.

—Debo buscar a mi papá— dijo Carl —Ve adentró, busca a Judith y cuídala si me pasa algo.

Mire a Carl cuando me di cuenta que me hablaba a mi.

—¿Y qué hay de los demás? Si es un ataque debo ayudar— me sostuve de Sophia cuando me tomó del brazo.

—Ve adentró— insistió corriendo lejos.

Sophia me dirigió de nuevo a las celdas cuando más explosiones atacaron la prisión.

—¿Y Carol?— pregunte de pronto.

—Se fue, Rick no me ha querido decir por qué— contestó Sophia con tristeza —Voy con los demás, quédate aquí, veré que sucede y volveré en unos minutos.

Asentí viéndola irse, más tarde, las voces de Maggie me hicieron ponerme de pie a duras penas.

—¿Qué pasa?— inquirí confundida.

—Aún no lo se— contestó Maggie, dejando a Glenn a mi lado —Cuídalo por mi.

Acepte viéndola correr fuera de aquí.

TENGO QUE ir— insistió Glenn, levantándose de la cama.

Jale su camisa haciéndolo caer de nuevo —Que no, Maggie dijo que te cuidara y eso haré, además hicimos una promesa.

—Pero si necesitan ayuda...-

—¡Que no!— grite volviéndolo a jalar de la camiseta.

Este refunfuño y se levantó, me canse así que solo le puse el pie para que cayera al suelo de boca.

—Te dije.

—Por eso me caes mal— se quejó sentándose junto a mi.

—Tú me quieres y yo también— pase una mano por mi rostro.

—Cállate, no digas verdades— me dio un zape en la cabeza.

Estuve apunto de devolvérselo cuando escuche los disparos a las afueras de aquí, mire a Glenn con paranoia a lo que ambos intentamos salir de la celda al mismo tiempo, mientras me sostenía de todos lados Maggie llego a nosotros.

—Al camión, ya, los dos— ordenó ayudándonos a caminar.

—Primero debo buscar a Judith— dije intentando detenerme pero ella era más fuerte que yo en estos momentos.

Ella no escucho, solo siguió caminando y no entendía el por qué.

—¡Maggie...!— la detuve, sus ojos estaban cristalizados —¿Es el gobernador?

Ella titubeó pero asintió, mire asustada, con los ojos bien abiertos y la seguí fuera.

Era como un campo de batalla, me sobresalte cuando uno de los hombres que luchaba con su arma a lado nuestro cayó al suelo sin vida.

Con su ayuda subí al camión, sentándome en el primer asiento que vi libre.

—¡Beth!— gritó Maggie —¿Dónde esta Beth?

—Fue a buscarte— le contesto una mujer.

—¿A donde?

Ella señaló y Maggie estuvo apunto de correr de no ser por Glenn.

—La encontraremos— dijo él y le seguí asintiendo, dispuesta a ayudarles.

—No, quédense aquí— empujó a Glenn, quien cayó encima de mi —Volveré enseguida.

—Maggie— llamó el coreano a duras penas.

—¡Glenn me estás aplastando!— me quejé golpeando su espalda.

Este se levantó disculpándose pero no contaba con que aprovecharía el momento para salir huyendo detrás de Maggie.

—¡Glenn!— estuve apunto de seguirle pero el camión avanzó antes de que pudiera poner un pie fuera del camión —Carajo, ese hombre me va a sacar canas verdes.

Corrí a la parte trasera del camión, mientras a la vista tenía la prisión, mi hogar, ser destruido, completamente lleno de humo y sin reparación alguna, más importante es que ni siquiera pude ver a Carl una última vez.

TENGO QUE volver— insistí al chofer.

—Si me detengo, los caminantes nos alcanzarán.

—Solo será un segundo— pedí nuevamente —Si no me deja bajar, me lanzare con el autobús arrancando.

Me miró paranoico al darse cuenta que hablaba en serio, a regañadientes detuvo rápidamente el camión y baje de un brinco, mala idea, cerré los ojos sosteniéndome del suelo y respirando hondo para evitar desmayarme.

Hasta que el autobús desapareció de mi vista fue cuando pude volver a la prisión, esta estaba llena de caminantes, con fuego encendido en sus torres de vigilancia.

Suspire cerrando los ojos y encaminándome dentro, evitando hacer el mayor ruido posible por el bosque hasta llegar a tomar un caminante y llenar un poco mi ropa de su sangre para evitar que los demás me olieran, en cualquier caso.

Tuve el mango de la katana a la mano en caso de necesitar usarla, con la mirada rebusque lo primero que se me vino a la mente: Carl y Judith.

Me detuve en seco cuando vi el porta bebés de la última mencionada, estaba ensangrentado y vacío, tuve que cubrir mi boca y me quede estática en mi lugar, luego sería momento de llorar.

DESPIERTA— piqué su mejilla —Glenn despierta o te voy a cachetear.

Refunfuñe cuando no lo hizo, dejándome caer me acerqué un poco a su oído.

—¡Despierta!— le grite haciéndolo despertar atareado y cubriéndose su oído —Buenos días bello durmiente.

—¡Alex!— se lanzó a mi para abrazarme, me queje cuando comenzaba a dejarme sin aire —¿Cómo subiste hasta acá?

inquirió, viendo los caminantes debajo del puente partido y los otros que se encontraban a nuestro alrededor.

Encogí mis hombros limpiando la sangre en mi rostro y chaqueta.

—¿Y Maggie?— preguntó de pronto a lo que también encogí mis hombros.

—No la vi salir— admití, no queriendo preocuparlo más —Tampoco a Carl o Sophia.

—Mierda, mierda— se quejó en voz baja.

—¡La boca!— regañe.

—¡Pero que bueno que estás bien!— volvió a abrazarme, haciéndome fruncir mi ceño.

—Glenn— llame pero me ignoró debido a que musitaba cosas que no lograba reconocer —¿Por qué estás raro? ¿Sigues enfermo?

—¿No te das cuenta?— cuestiono y negué levemente —Pudimos haber muerto, pero al contrario de eso, tú me salvaste y ahora podremos salir de aquí.

—Que raros somos, Glenn.

Tomé el arma adentrándome de nuevo a la prisión, cerrando la puerta detrás nuestro, Glenn encendió una linterna y caminamos por el largo pasillo sin hacer ruido.

Mientras sostenía el arma y Glenn me tomaba de brazo como gato asustado.

—Tengo que volver por algo primero— dije mientras Glenn me seguía confundido.

—Debemos salir lo más rápido, estar aquí es peligroso— insistió.

Me adentre a mi celda y busque por todos lados hasta encontrarlo.

—¿Un suéter?— cuestionó incrédulo.

—No es cualquier suéter, es un regalo de Beth— me quite la chaqueta para ponérmelo, volviéndomela a poner por encima.

—También tengo que buscar algo— dijo separándose hasta la celda que compartía con Maggie.

Rebusque entre mis cosas cuando algo golpeó mi mano, era el cuadro con la fotografía de Carl, Rick y Lori en ese restaurante donde con ayuda de Michonne logramos conseguirla.

Sería difícil aceptar el hecho de que probablemente ellos ya no estaban.

—Mira lo que encontré— mencionó Glenn, sosteniendo el uniforme de policía.

Asentí sorbiendo mi nariz y tomando la mochila que se encontraba colgada en la litera.

—Póntela— casi me la lanzo.

—¿Por qué? La encontraste tú— recordé.

—Si, pero no quiero que te pase nada así que póntela.

Acepte a regañadientes, dejando la katana de lado y colocándomela por encima.

UNA VEZ QUE SALIMOS de las celdas, con un poco de provisiones que encontramos en las mochilas casi vacías, empujaba los caminantes lejos de Glenn ya que no llevaba nada de protección mas que el casco.

Partiendo por la mitad los cráneos de unos cuantos caminantes, cuando me di cuenta ya tomaba del brazo al coreano, escondiéndome en el mismo, me detuve cuando lo hizo.

Había una chica de cabello corto frente a nosotros.

—Espera— pedí cuando el asiático estuvo apunto de irse —No podemos dejarla ahí.

Este titubeó un poco sabiendo que tenía razón.

Abrí la reja cuando mató al caminante que nos impedía el paso .

—Está lleno— señaló el arma, mientras quitaba el casco de su cabeza.

—¿Ni siquiera disparaste una vez?— le pregunté confundida a lo que ella negó.

Mire a Glenn sin saber que hacer con ella en realidad.

—Bien, vamos— indicó y asentí —¡Vamos!— hablo más alto al ver que la chica no se movía —¿Te vas a quedar aquí? ¿Y solo morir?

Nos miró —Fui parte de esto.

—Lo sabemos— encogí mis hombros.

—¿Entonces qué hacen?

—Necesitamos tú ayuda— admití.
































¡Viernes de actualización!

Soo desde el acto pasado vi que muchas querían que Alex y Carl fueran novios así que ¡Aquí lo tienen! Y con todo y besito.

Espero les guste, escribí este capítulo con mucho amor :')

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