chapter eighty-three. open your eyes
𝐁𝐘 𝐌𝐘 𝐒𝐈𝐃𝐄 ━━ volumen ocho
capítulo ochenta y tres
❝ open your eyes ❞
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TODO SE SENTÍA DIFERENTE.
Mi cuerpo ardía en fiebre o eso creía, no entendía que me sucedia pero no podía levantarme de la cama, me costaba apenas abrir los ojos para mirar el reloj junto a mi cama.
—Alex, vamos a llegar tarde a la casa de tus abuelos— mi mamá entreabrio la puerta.
Al fondo escuché la televisión pero simplemente no podía.
—¿Alex, cariño?— volvió a preguntar.
Eso fue suficiente para que ella se adentrará a mi habitación y me tomara del hombro con delicadeza.
—¿Todo bien?— inquirió con un tono asustadizo.
Asentí —E-Estoy bien.
Ella frunció su ceño, tomando de mi frente con delicadeza y dándose cuenta de que no estaba bien.
—Estas hirviendo en fiebre— quitó las cobijas de mi —Vamos, iremos con el doctor.
A regañadientes tomé de sus hombros cuando me cargo fuera de la habitación.
ENTREABRÍ LA PUERTA —Cariño, es hora de irse.
No hubo respuesta, lo cual me hizo fruncir el ceño y alarmar todos mis sentidos de madre.
—¿Gracie?— abrí la puerta, viéndola recostada sobre la cama.
—No me... siento muy bien— musitó, cerrando sus ojos —Tengo frío.
Me acerqué hasta ella —¿Qué tienes?
—Mucha... fiebre, quiero vomitar.
Toque su frente, dándome cuenta que estaba totalmente hirviendo, mientras temblaba bajo las cobijas.
—¿Voy a morir, mamá?— se preguntó, provocando que mi expresión se aligerara.
—No, claro que no, vas a estar bien, ¿Vale?— le sonreí —Te llévate con el tío Siddiq a que te revise y te de una paleta de... ¿Dulce o de Chile?
—Dulce, por favor— sonrió a duras penas.
—Bien, de dulce será— me levante para tomarla en brazos.
Solo así pude cargarla y dirigirme hasta la enfermería, encontrándome con Dante, quien era otro doctor de la milicia.
—Hey— salude —Es... Gracie, tiene fiebre, náuseas...—
—Claro, entiendo— se acercó, mientras dejaba a la pequeña sobre la cómoda cama.
—Ha habido algunos casos de infección estomacal— informó —No podemos hacer nada más que mantenerlos hidratados y esperar, lo siento, Alex.
Asentí —Está bien, gracias, yo... uh, me quedare a ayudar si quieres.
—No, no, no te molestes— sonrió —Puedo solo, tú cuida de tu pequeña y yo me encargo del pueblo, ¿Si?
—De acuerdo, si, gracias otra vez— cubrí mi frente con cansancio.
—¿Estas bien?— se preguntó, a lo que asentí.
—Si, si, es que... Lydia se fue, Carl está todavía con Michonne y Judith afuera así que... solo estoy yo.
—Bueno, creo que tengo todo bajo control por ahora— colocó ambas manos sobre su cintura —Si necesito ayuda te hablaré.
Asentí —Está bien, gracias.
CUBRÍ POR TERCERA VEZ a la pequeña rubia bajo las cobijas, revisando su fiebre para darme cuenta que estaba igual que hace cinco segundos.
—Voy a estar bien, mamá— murmuró la pequeña, haciéndome sonreír.
—Lo siento, no quería despertarte.
—Está bien, soy fuerte, dice mi papá que es por ti— abrió levemente sus ojos.
—Creo que es por parte de los dos— me senté a su lado, acariciando su cabello —¿Necesitas algo? ¿Agua, que te lea, un montón de golosinas?
—Las golosinas suenan bien— rió hasta toser.
Alarmándole cuando se inclinó para vomitar, inmediatamente le acerque la bolsa para que pudiese hacerlo ahí y así fue, mientras acariciaba en apoyo su espalda y la recargaba en mi pecho.
—Está bien, esta bien— susurré incontables de veces.
¿Qué se hacia en casos como estos? Podía protegerla de los caminantes, de cualquier malvado que quiera herirla pero, no puedo protegerla de algo que no podía ver, que no podía evitar.
—¿Te sientes mejor o peor?— pregunté.
—Mejor— se acurrucó para volver a dormir.
Baje la mirada, tomando el libro sobre mi regazo para empezar a estudiar esos síntomas y saber que hacer en caso de cualquier otra cosa.
Un baño de esponja cómodamente con agua tibia podría ayudar a bajar la fiebre, en cambio, la fría puede llegar a subirla.
Suspiré un poco cansada, tomé levante el hombro de la pequeña que dormía tranquilamente.
—Te voy a preparar un baño de esponja, ¿Si? Eso ayudará— murmuré, mientras ella asentía débilmente.
—¿Voy a estar bien?
Aswnti —Si, claro que si, te estoy cuidando vas a estar de maravilla.
Ella se mantuvo en silencio, mientras se abrazaba más a sí misma.
—¿Te cuento algo?— le pregunté y ella volvió a abrir sus ojos. Asintió —Cuando era pequeña también era muy enfermiza, me enfermaba en cualquier momento pero hubo personas que me cuidaron, que se preocuparon por mi, ¿Recuerdas quiénes son?
—Tu familia— murmuró y asentí.
—Exacto, ellos me cuidaron y me curé rápido así como te estoy cuidando ahora— intenté sonreír.
—¿Entonces me curare rápido?
—Si, lo harás— besé su frente —Porque te estoy cuidando y siempre lo haré.
EL SONIDO DE LA MAQUINA conectada a mi me hizo abrir los ojos.
—Creí que... creí que no era tan feo— admití al mirar la habitación.
Rápidamente mi mamá me miró, dejando de lado el libro.
—¿Cómo te sientes, amor?— acarició mi cabello.
Asentí —Mucho mejor, ¿Nos podemos ir? Extraño al señor Hamburguesa.
El señor Hamburguesa era mi peluche de gato con traje de hamburguesa que tanto amo.
Ella negó, haciéndome formar un puchero —No nos podemos ir aun, pero le pediré a alguien que te traiga al señor Hamburguesa, tus abuelos ya vienen para acá.
—Creí que el abuelo tenía que verse con el sheriff otra vez— admití.
—No te preocupes tu por eso, ¿Vale? Solo duerme y te sentirás mejor.
—¿Me curare rápido?— inquirí con algo de esperanza.
Una sonrisa se formó en el rostro de ella, aunque fue más como una mueca de preocupación y duda.
—Si, lo harás, porque te estoy cuidando y siempre lo haré.
FRUNCÍ EL CEÑO DEJANDO de lado la cubeta de agua y cuando escuché las burbujas salir del lago, de inmediato me escabullí para quitarme el suéter de lana y lanzarme al agua para ayudar a quien sea que se estuviese ahogando.
Solo pude tomarle de los brazos y jalarlo hasta fuera con todas mis fuerzas, al darme cuenta, Siddiq tosía levemente y se sentaba sobre los escalones.
—¿Qué fue eso?— cuestione sin llevarme una respuesta.
Limpié mi rostro y tomé mi suéter para intentar secarme, pero él solo se quedó en silencio, despertando más mi preocupación al sentarme junto a él.
Suspiré —Escucha, se lo qué pasó.
—No quiero hablar de eso— admitió —Ve a casa, debes cuidar de tus hijos.
—No— le detuve —Habla o regresaremos al agua, para ahogarnos juntos.
—No hay nada que decir— encogió sus hombros —Murió por culpa mía.
Bufé ruidosamente —Dime la verdad, esa que te consume desde hace semanas, habla.
Asintió, titubeando antes de hablar —Siento que aún estoy ahí, todo el tiempo, como si nunca me hubiera ido— finalmente le miré —Pero son fragmentos y están todos mezclados, como un rompecabezas, los gritos y... ese olor, la sangre, y no logró detenerlo, sigue muriendo gente y Cheryl ahora está...-
—Cheryl estaba enferma, Sid, hacemos todo lo que podemos como doctores pero... no estás solo.
—¿Te refieres a Dante?— rió irónicamente, mientras sorbía su nariz —¿Sabes por qué, Alex, me molesta tanto su presencia? Por Enid, porque cuando está aquí, pienso en lo mucho que la echo de menos.
Desvíe la mirada al lago, sintiendo mis manos temblar al recordarla.
Yo también la extraño.
—Pero luego recuerdo como le fallé y entonces...-
—No— negué formando una mueca —No es tu culpa, lo que ella hizo... no es tu culpa.
—Tu no estabas ahí, Alex— me observo —¿Si? Tu... Enid, Tara, personas a las que quería murieron frente a mi.
—Lo se— sorbí mi nariz —Sé cómo se puede sentir.
—Pero tú no revives todo una y otra y otra vez, ¡Y yo no hice nada! No hice nada, ¿Entiendes? No me moví, no los ayude, solo observé— sollozó —Y ahora por mi culpa más gente... no tengo la capacidad para esto.
—Mientes, mientes, tienes que reponerte, tienes que pelear, Sid, por tu hija, por Rosita, Carl, incluso por mi— me señalé —Por esas personas que te queremos, sé que puedes hacerlo y lo harás, porque no estás solo y eres la mejor persona que conozco y la más lista y generosa, pero no más que yo...-
Soltó una carcajada, haciéndome sonreír en el proceso —Aun no entiendo por qué se enfermaron.
Asentí de acuerdo —Lo se, estuve leyendo un par de cosas y me di cuenta que ninguno está relacionado mutuamente, ningún paciente viven juntos, no trabajan juntos ni... ni siquiera comen las mismas cosas, no se relacionan entre sí, quizá hay algo que no estamos viendo.
—Si...—
Recargue mi mejilla sobre mi mano, —Quizá...-
—¿Acaso estas....?
Asentí mirando el lago —Si, lo estoy pensando.
Se levantó, caminando hasta las llaves junto al lago, mientras me colocaba junto a él.
Tomé la palanca y la giré hacia el otro lado, dándome cuenta que estaba al reverso y el agua que se había estado consumiendo todo este tiempo era tóxica.
—Maldita sea— murmullé.
CUANDO LA NOCHE CAYÓ Gabriel dijo que Carl había estado llamando desde Oceanside para hablar conmigo, sabía que no era para arreglar las cosas y en el camino estaba preguntándome la razón.
Primero hubo un silencio sepulcral, en el cual solo podía pensar y pensar, sin parar.
—¿Qué pasa?— hablo de nuevo el pecoso —Alex... estas asustándome.
Maldije internamente —Es Gracie...-
—¿Qué? ¿Qué pasa con ella?
—Hay un virus estomacal en Alexandria, muchos adultos y... algunos niños lo contraen y bueno, Gracie es uno de esos niños— cerré mis ojos al no escucharle hablar.
—Volveré mañana a primera hora.
Negué —No, no, está bien, la estoy cuidando y... estoy estudiando los síntomas, algo para hacer que pueda curarse más rápido.
—¿Qué tan grave es?— se preguntó.
Apreté los labios en un intento de no soltar algún sollozo —Han muerto dos personas hasta ahora... empezó ayer.
Otro silencio sabía que estaba tan preocupado como yo, se entendía, estaba por entrar en desesperación.
—Carl, si ella... si Gracie tan solo...-
—Eso no va a pasar— interrumpió, rompiéndome por completo.
—No puedo, no podemos perderla— solloce, rompiendome por completo.
—No lo haremos— sentenció —Ella es tan fuerte como su mamá, como sus abuelos, ella va a estar bien, es una Ford y una Grimes, recuérdalo.
Sorbí mi nariz —Si, lleva la sangre de un guerrero, ¿No?
No pude verle pero se que asintió —Exacto, es como su abuelo Abraham, no le tiene miedo a nada y... como mi papá, no se rinde tan fácil. Mi mamá... era muy valiente y... tu mamá era la mejor cuando se trataba de luchar contra el mundo.
—Ya nos entendemos— sonreí un poco.
—Cuída a nuestra bebita hasta que vuelva, ¿Si? Intentaré regresar lo más pronto que pueda.
Asentí —Lo haré, te extrañamos, aunque Gracie lo hace más.
Rió —Yo las extraño, a los tres y recuérdale a Gracie que la amo, mucho, mucho.
Tomé todo el valor posible, volviendo a presionar el botón —Carl...-
—Lo hablaremos cuando regrese— se aoresuro a decir.
Sostuve mi mejilla con la palma de mi mano mientras asentía apesar de que no me pudiese ver.
Sorbí mi nariz, volviendo a presionar el botón —Entiendo.
Necesitaba su tiempo, lo entendía totalmente.
Después de aquella conversación, regrese a mi casa, subiendo las escaleras con rapidez y con todo en silencio puesto a que Becca cuidaba de Glenny y de RJ.
Al adentrarme a la habitación me percate de que mi pequeña hija ya no se encontraba ahí.
—¿Gracie?— llamé, asomando mi cabeza al baño pero estaba vacío —¡Gracie!
Pase por los pasillos gritando el nombre de la rubia, asustándome tanto que mis manos comenzaron a temblar.
—¡Gracie!
—¿Mamá?— escuché a la rubia.
Corrí lo más rápido que pude hasta el baño del pasillo, respirando con tranquilidad cuando la vi ahí, llevando su ropa sucia en mano y una nueva puesta.
—Me diste un susto de muerte— le dije, antes de abrazarla, apachurrandola contra mi.
Ella me abrazo a duras penas —Me siento mejor y quise levantarme un rato.
—Te busque por todos lados...-
—Mamá, solo vine al baño por ropa nueva— dijo a duras penas —Me estas aplastando mis órganos.
Me separé de ella, tomando su mano —Vamos, que ya es hora de dormir.
FUE CUESTIÓN DE UNA semana para que me sintiera mejor y para ver a mis abuelos por quinta vez en la semana entrar con un montón de globos y dulces para mi.
—Mira a quien hemos traído— señaló mi abuelo.
Frunci mi ceño —Abuelo, ese no es el señor Hamburguesa.
Negó —No, es el mejor amigo del señor Hamburguesa.
En sus manos llevaba una clase de peluche de gato con rayas blancas y negras.
—Nada que ver con Hamburguesa— admití pero tomé el peluche, era tan suave —Me encanta.
Ambos adultos rieron y la abuela se giró a mi abuelo —Te dije.
Sonreí, luego de que mi mamá llegara junto a mi primo Derek tambien, este se dirigió hasta la camilla y se recostó con la cabeza en mis piernas.
—Deberías pedir una pizza, se me antoja una pizza— me dijo cuando nuestros abuelos fueron por comida y mi mamá firmaba algunas cosas para mi alta.
Quite la mirada del libro —¿Quieres pizza?— asintió —Pues compra.
Él miro el techo, dejando de jugar con su pulsera —Ah.
Sonreí —No te creas, pero no te vayas a comer toda la pizza que yo también quiero.
Derek se levantó —No prometo nada.
Rodé los ojos —Eres un tragón.
Me empujó levemente —¡Oye! La tragona eres tú, siempre te comes la nieve de chocolate del refrigerador de los abuelos cuando ellos están dormidos en la sala.
—¡No me descubras!— sisee.
—¡No me digas tragón!
—Tragón— murmuré y el entrecerro los ojos.
—Solo porque estas enferma no diré nada, pero deja que salgas de aquí y verás.
—¡Me muero del miedo!— fingí ironía, mientras reía en silencio.
Después de eso cuando salimos Derek si me descubrió y me prohibieron abrir el refrigerador tres semanas enteras.
TERMINÉ POR LAVAR LA cocina en un suspiro de cansancio, el reloj marcaba las doce exacto, el sueño mi inundó y también un extraño sentimiento conocido.
Dejé el trapo sobre la mesa cuando escuché una clase de gritos en la casa siguiente y entonces mi mente se despertó.
Rosita.
—¿Qué fue eso?— se preguntó Becca, con su cabello despeinado y los ojos bien abiertos.
La miré, ella seguía a media escalera en busca de su arma.
—Quédate aquí con los niños— ordené —Yo iré.
—¿Y si es un ataque?
Tomé la katana —Quédate aquí, haz lo que te digo, si es un ataque sal y llévate a los niños, nos buscaré en cuanto pueda, lo prometo.
Dije, antes de abrir la puerta y salir rápidamente hacia la casa, abrí la puerta tan rápido como pude y subí las escaleras en busca de Rosita, en busca de alguien.
—¿Ros?— hable en voz alta.
Algo rompiéndose, los gritos de Coco que había escuchado con anterioridad.
—¡Rosita!— grite, alterada, la busque con la mirada.
Al llegar al final del pasillo, un hombre se encontraba atacandola. Corrí tan rápido como pude, empujando a aquel hombre lejos de ella.
—¡Yo me encargo!— dijo ella.
Señaló la otra habitación, suponiendo que me encargaba el bienestar de Coco, corrí rápidamente hasta la bebé.
El caminante que trataba de tomarla se me abalanzó sin previo aviso, haciéndome caer al suelo, sacándome el aire de los pulmones rápidamente cuando caí de espalda.
Solté un quejido en un bufido, tomando al caminante de los hombros cuando intento morderme...
El aire se me fue totalmente al verlo.
Al ver su rostro.
Al ver de quién se trataba.
No podía respirar, tenía los ojos puestos en él, al tan solo cerrarlos un segundo las lágrimas salieron disparadas hasta mis mejillas y los sollozos no tardaron en aparecer.
Todos los héroes mueren solos.
Pero, ¿quién podría quedarse?
Yo no.
En un fuerte golpe termine con el caminante y con la vida de mi único amigo.
El joven que habíamos salvado en la calle, al que Carl y yo habíamos acogido y alimentado.
Siddiq.
Lo hice a un lado quedándome en el suelo, con la mirada en el techo, no podia mirarlo. Él estaba a mi lado.
Fácil vienen, fácil se van.
Dolía demasiado, tanto que no podía moverme, no podía dejar de llorar, se me había olvidado todo, se me había olvidado que seguía viva.
Se me había olvidado todas las cosas que me hubieran gustado decirle.
━━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE: ANTES DE QUE ME FUNEN, les dejo mi ig y mi cuenta de tiktok por si gustan seguirme, subo contenido casi a diario de todos mis fics (en especial bms), también subí otro fic de Carl, se llama "Everlasting" por si quieren leerlo :)
Están listos para ver a Alex en su Reputation era??
Por cierto, recuerden comentaaaaar, últimamente los caps han llegado solo a 6 comentarios y eso me afecta mucho (no es broma, ya he pensando en mandar a borradores el fic y lib esta de testigo)
Ahora si, dejen sus funas aquí >
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