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|| Capítulo veinticuatro [24] ||


















































|| Narrador omnisciente y omnipresente ||

























La Objetivo parece inquieta a la nueva chica que se ha acercado al grupo. Desconozco por ahora la información de la rubia, parece ser nueva.

Pero aparte de su extraño mechón de cabello teñido de blanco, no parece haber nada sospechoso en ella. Su círculo de amistad, integrado por Hwang Eun Bi, Jeon Jung Kook, Jung Ho Seok, y ahora Choi Yu Na y Kim Ye Won no parecen levantar enormes sospechas. El Cazador de Sombras la ha seguido y ha confirmado esta información. Por ahora no hay más que reportar, conseguiré el perfil de la nueva chica rubia. Fuera.“

Terminó de escuchar el audio-Reporte auspiciado por Irene con determinación, intentando el averiguar cualquier anomalía en ese tajo de aparente cotidianidad. Observó las fotos de la Objetivo, su círculo de amistad y esa nueva chica rubia, presumiendo que Jung Eun Bi, si ocultara algo con respecto a Divergente y estuviera actuando, dicho teatro sería digno de admirar por el mismo Shakespeare.

El Cazador le había seguido a su casa, y con su sigilo y mutismo de espía profesional y poderoso, había acertado en decir que la investigada parecía una chica normal. No había mayores altibajos que escenas sensuales que compartía con la chica rubia, que se percató después que vivía con ella y la hermana de Jung. Pero todo esto, nada fuera de lo común.

El Káiser no estaba satisfecho con tales pesquisas, y encaminó a JB para que siguiera con las investigaciones en extremo hasta averiguar algo incierto que pusiera en tela de juicio a la aparente normalidad de Jung Eun Bi. Si alguien debía de ocultar algo, y tener alguna conexión a Divergente y a la identidad de ellos, debía de ser ella. Los años de indagar y proyectar planes de venganza contra Divergente lo dotaron de un séptimo sentido que se fue agudizando a la llegada de la pelicorta, que pudo atisbar como la pista que estaba buscando en todo esos años.

JB retomó el escuchar el reporte de Irene y el observar las fotos de Jae de nuevo, para trazar el esquema de acción que necesitaba concretar para un posible contraataque. Comenzó a pensar qué hubiera estado haciendo todos esos años el Káiser mientras habían perdido la comunicación voluntariamente por la amenaza de ser descubiertos por Divergente, y consecuentemente, el ser expiados por ellos mismos. No pensó que el revelarse contra una Organización que iba más allá de este plano material excitaría tanto peligro para Convergent, pero suerte que tenían a él y su genial ingenio para poder mantener oculto las identidades de todo Convergent, a saber, el Káiser, Kevin, Irene, Jae y el Cazador, hasta el momento del contraataque.

¿Qué hubiera hecho él en esos años de simular ser un hombre promedio entre todos esos mortales? Integrarse a la Academia de Policía y el ser encargado como Detective en Homicidios. Había disfrutado de las buenas "propinas" que dejaban sus clientes por lo tan agradecidos que estaban del actuar eficaz y rápido de Im Jae Beom en los casos. Pero todo mejoró al ascender en la truncada pirámide de ese quimérico mundo de la "axiología o ética profesional policial", pues pudo hacerse de los casos más jugosos que podía aprovechar como servicio propio para la Operación de contraataque hacia Divergente. Los datos adquiridos quizás no fueron los esperados, pero fue buen fundamento para el plan que estaba realizando.

Ahora, tiempo después, ya estaría sentado en su oficina como jefe en su establecimiento de detective privado, con una muy linda secretaria que consiguió gracias a un contacto de él que agradecería el contratar a una joven que deseaba disciplinarse en el bajo mundo de dilucidar homicidios y misterios. Por supuesto que la ética profesional no hacía falta de evocar, pero vaya que Kim Yoo Hyeon invitaba a la amoralidad.

——Señor Im, el Inspector Park está aquí. Desea constatar los avances del caso de la Calle Transversal.

Y hablando de su linda secretaria, que se había aparecido en la puerta de su oficina.

——Hágalo pasar, y por favor facilíteme el dossier con el expediente del caso. Se encuentra encima de la fotocopiadora.

——En seguida.

El Inspector Park, con un aire más jovial que lo que JaeBeom se hubiese previsto, se hizo notar tras el escritorio de él utilizando alguna extraña maniobra de compensación para mejorar la ya malograda relación que existía entre ambos detectives. Él le siguió el hipócrita canal, al menos así aliviaría la tensión acumulada de tiempos pretéritos.

Mientras, YooHyeon fue al cuarto —si es que un espacio de 40 metros se define como tal— de fotocopiado, en donde, en efecto, se encontraba el dossier que le había indicado su jefe. Lo asió y llevó hasta la oficina del jefe, ya sintiendo algo anómalo en la fachada del documento. A medio camino le venció la curiosidad, y al abrir el dossier pudo casi de inmediato constatar que no era el mismo documento que ella misma había redactado. Y éste nuevo, difería bastante de lo que ella escribió, y más, de la realidad del caso.

Frunció el ceño ante ese no tan pequeño detalle. Echó una mirada rápida a la entrada de la oficina, y comprobó que aún estaba cerrada la puerta y mediante el translúcido cristal se describía la tensión que había entre aquellos dos hombres. Rápidamente fue a su computadora y comenzó a revisar una sección en específico, bajo la atenta mirada de JiU que estaba viendo la TV hasta notar la actitud de su Huésped. Mientras tecleaba algunas cosas, pudo comprobar que el documento original que ella redactó estaba intacto, y que había sido imprimido en horas de la tarde del día de ayer; por lo demás, no sabía el porqué de este nuevo documento que traía en mano. Después de seguir en las pesquisas de desenlace para la interrogante, hizo notar otro no tan pequeño detalle: ella no había sido la última en utilizar la impresora, como asumía con anterioridad, sino que horas después —en las cuales ya había culminado sus horas de trabajo— había sido utilizado por un ajeno...

Y al revisar, pudo comprobar el origen desde dónde se hizo la impresión, la cual era obvia a esas allegadas: la laptop personal de su jefe.






































|| Horas más tarde, en la noche. Los gatos negros se confunden ante la oscuridad ||






























Siempre nuestras madres nos han enseñado no caminar solos por la calle; y menos a altas horas de la noche cuando la imaginación imperativa, excitada por miedos de la infancia, comenzaba a hacer de las suyas. Aunque Kang Daniel había escuchado con anterioridad todas esas vanas repeticiones, las habia roto en tantas oportunidades que dejó de prestarle atención a la sabiduría popular.

Con sus manos en los bolsillos de su suéter, al lado de su más que compañero pelinegro de alianza, había estado caminando en dirección de su casa después de haber celebrado una reunión con el Cazador de Sombras. Éste le había reportado lo tanto que había avanzado al descubrir la ubicación de la vivienda de la Objetivo, pero aún carecía de tentativas para confirmar algo sospechoso en toda la vida de Jung Eun Bi. La niña ésa había resultado ser demasiado inocente como para subir sospechas, pero aún llevaba su designio adelante hasta reportar algo que valiera la pena.

——Te lo estoy diciendo, Kevin. Es una gran actriz, nada más. Pronto la veré caer.

No me atrevo a cuestionarle, Káiser. Es que hemos estado esperando tanto tiempo... Que dudo que la primera sospechosa sea la culpable —respondió con lenguajes de señas.

——Si no estuvieras de mi lado, creería que estás encubriendo a la Objetivo. He visto que te has hecho muy amigo de ella. Me sorprendió que supiera lenguaje de señas —comentó prescindiendo del mecanismo de comunicación que utiliza su contemporáneo, porque, sencillamente, ante los dos no había que disimular el engaño de Kevin ser sordo.

Yo le juré lealtad desde lo sucedido con su padre. Sabe que es toda la realidad. Y si me he ganado la confianza de Jung Eun Bi es solamente por motivo de la Operación. No hay nada encubierto detrás de mis acciones.

——Y lo agradezco, viejo amigo. En este cochino sistema, la lealtad es lo único valioso de por sí —mencionó en tono solemne.

En el trascurso habitual para encaminarse a la casa del pelidorado, debían de atravesar una mediana plaza que les indicaba que su casa sólo quedaba a unas calles. Los alrededores estaban sospechosamente más tranquilos y desérticos que lo que presumían. Se preguntaron seriamente qué hora era.

La sagacidad y perspicacia aguda de Kevin se puso en marcha, pues pudo atisbar entre la oscuridad que se extendía a algunos metros entre algunos árboles, en un punto ciego en donde la iluminación del alumbrado público no cubría, algunos movimientos que no eran propiamente de la naturaleza mecida por el viento. En un espacio de tiempo corto pudo apreciar más de este movimiento en varios puntos a sus alrededores, hasta llamar por igual la atención de Daniel. Momentos después se pudo dilucidar que los movimientos albergaban varias siluetas, que se acercaban a ellos. Se detuvieron al verse bloqueado su paso por la presencia de varios hombres que vestían ligeramente iguales, con rasgos austeros y desagradables en su fisionomía.

Daniel inspeccionó la vestimenta del tipejo que estaba un paso al frente del grupo de 7 personas que habían salido de las penumbras: un pelirrojo que daba aires a alemán, y se cercioró de quienes se trataban.

——Los Whispers —mencionó con una pequeña sonrisa malvada—. Me preguntaba cuándo me toparía con la escoria importada del extranjero.

Una banda delictiva que había causado inseguridad ante la "intachable" seguridad de las calles de la ciudad en los últimos días. Se sospechaba que se tratase de un grupo de extranjeros marginales que utilizaron la violencia para hacerse un nombre en la Capital, y que obviamente la Policía no había logrado desmantelar.

Por lo demás, le pareció genial que hubiesen salido de las sombras a su encuentro; así podía expiar la basura que asediaba a Seúl por sus medios.

——Hey tú: dame tu mochila —amenazó el del frente a Kevin, quien era el único del dúo que cargaba con algo encima.

En cambio, el pelinegro le dio por réplica una sonrisa silenciosa. Daniel ni se inmutó.

——¿No me escuchas, cara bonita? —se acercó con índole ominoso el que suponía ser el líder, blandiendo un arma blanca de desproporcionado tamaño contra el pelinegro.

El dúo ya deducía el movimiento del líder, así que les pareció aburrido el constante proceder de esta clase de personas, cayendo en lo cliché. Por lo mismo, Kevin mantuvo su sonrisa tranquila ante el pelirrojo, aunque éste se viera colérico por lo estoico que se veían ambos. Mientras Daniel inspeccionaba a sus alrededores, confirmando que no había actividad humana a varios metros a la redonda. Le dio un asentimiento a Kevin.

——¿Es que te quieres morir, desgraciado? —Apuntó el arma incisiva a su cuello, ya culminando con su paciencia.

——No te puede responder —comentó Daniel, indiferente a la escena—. Es mudo.

El pelirrojo se vio contrariado al verse con lo inalterable en la faz de ambas supuestas víctimas, hasta exasperarse.

——¿Es que se quieren morir? —Amagó el arma blanca en contra del cuello del pelinegro, pero no llegó a tocarle porque la mano del hombre, junto con el cuchillo, se fue volando por los aires a dos metros de allí.

Éste tomó su mutilada articulación soltando varios alaridos de dolor, mientras sus acompañantes permanecían atónitos por ver cortada la mano del líder así de improvisto... Con aparentemente nada.

Daniel se apartó de ellos para acercarse a un banco próximo y sentarse con indiferencia en éste.

——Por favor, termina con esto rápido, Kevin. Ya quiero irme a casa y mañana tenemos exámenes.

El pelinegro asintió en respuesta. Se colocó en posición dinámica y coactiva, esperando el próximo movimiento de sus adversarios.

Mientras, el grupo atónito no sabía qué hacer.

——¿Qué están esperando? ¡Matenlo! —Vociferó el líder, que aún se quejaba del dolor y trataba como podía de detener la intensa hemorragia.

Y en seguida, medio recelorosos, se colocaron en modo de ataque, blandiendo también armas blancas de diferentes tamaños. El pelinegro agradeció que no portaran armas de fuego, porque eso llamaría mucho la atención y quitaría la diversión al juego. Todos se acercaron a Kevin para darle punto y final a su cabeza.

Cuando uno de ellos se aproximó lo suficiente al pelinegro, se llenó de pavor al constatar que los ojos del tal tenían un brillo violáceo que le daban un porte espectral. Microsegundos después, el tronco del sujeto había sido separado del resto del cuerpo y había volado a hacia un lado de él.

Los demás se detuvieron en el acto ante la tan explícita y sangrienta escena que presenciaron. Cada tramo de sus huesos se llenó de pavor fóbico al visualizar a su compañero tirado en el suelo, separado su cuerpo en dos partes con un charco de carmín que comenzaba a rodearlo. Posaron su vista en los ojos del sujeto, y apreciaron el mismo brillo violáceo en ellos que sólo les hacía recordar a la mismísima muerte. Kevin sonrió, pero no como las otras veces; dándose a ceñir un aspecto macabro que servía de preludio para lo que iba de acontecer.

Mientras la carmín escena daba inicio, Daniel se mantenía indiferente ante los brazos y pies que se desprendían y volaban en diferentes direcciones de repente, sin aparente explicación. Pero él era el único que poseía la explicación de tal macabro fenómeno, pues al ser el Huésped de Kevin, le daban la facultad de poder observar los dos brazos invisibles de tres metros y medio que surgían de la médula espinal de Kevin. Había podido comprobar en el pasado que tales extremidades extras las podía controlar con la zona del cerebro que correspondía al hipotálamo, y que tales brazos tenían una facultad de rapidez e incisión desproporcional, logrando cortar hasta piedras rígidas si era su voluntad. Y comparado a la piel humana... Era sólo papel adelante de sus denominados Vectores, como los había bautizado en honor a un manga en donde la protagonista tenía una habilidad similar.

Después de dejar a la mayoría de la banda con sus extremidades dispersas por el suelo, Daniel se levantó de la banca y se acercó a Kevin. Visualizó al líder en frente, quien estaba arrodillado con temblor violento en medio de todos los cadáveres que minutos antes eran sus amigos. Mantenía la boca abierta y un visaje de horror ante tanta vulgaridad.

——Aish Kevin, mira el desastre que provocaste. Hasta te manchaste el rostro —regañó Daniel, quien tomó un pañuelo de su bolsillo y limpió la sien de su contemporáneo, que estaba repleto de sangre.

El líder hasta se había olvidado del dolor y el cómo articular palabras, pues su nivel de espanto era descomunal.

——¿Q-qué... Q-que... Q-qu...?

——¿Hm? —Se volteó a ver al tercero, que ya asumía muerto—. Oh, sigues vivo. No me alegra. Kevin, acábalo.

——U-ustedes... U-ustedes —siguió balbuceando, hasta finalmente poder articular la frase que el pavor le estaba impidiendo espetar—. ¡U-ustedes s-son unos monst—

No pudo terminar su frase, pues un Vector ya había pasado por su garganta, haciendo que su cabeza rodara segundos después por el pavimento.

Momentos después, los ojos de Kevin dejaron el brillo que los consumía y retomaron al oscuro natural, mientras un gran suspiro se hacía presente en el pelinegro.

——Hacía mucho que no utilizabas tus Vectores, ¿no lo crees? —Inquirió mientras acomodaba su corbata del uniforme escolar.

Aveces los utilizaba cuando quería alcanzar algo o para picar las verduras para la comida, pero no en personas... —respondió con su único mecanismo de comunicación.

Daniel pudo apreciar ese visaje inquieto en el expresivo rostro de su contemporáneo, sabiendo que era algo nuevo el tener que utilizar sus Vectores de esa forma, y más para asesinar personas.

Colocó una mano en su hombro, y con una mirada tranquilizante, mencionó:
——Sabíamos que en algún momento deberíamos utilizar tus Vectores para asesinar a alguien. Ese día llegaría tarde o temprano.

Lo tengo en claro, Káiser. Desde que fundó Convergent me mentalicé que debía de estar dispuesto a cualquier cosa.

——Esos días terminarán, mi estimado amigo. Pero mientras tanto, reserva tus energías para Divergente. Que esto te sirva de entrenamiento para lo que viene.

El contrario simplemente asintió a las palabras de su líder. A ese punto, ya no había vuelta atrás, si es que esa inflexión existió alguna vez al tener una Habilidad prohibida y cazada por Cielo.























































ㄴ@CopyrightSunrise   |   ©07/04/20ㄱ
























No diré mucho. Sólo que el próximo capítulo está casi terminado. Tenganme un poco de paciencia. :)

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