Capítulo 2
__🦋••Capítulo 2••🦋__
La plaza se encontraba rebosante en personas de variadas clases sociales, tanto familias ricas vistiendo trajes ridículamente ostentosos a familias humildes con sencilla vestimentas, el pueblo casi en su totalidad estaba allí, en la plaza alumbrada por bombillas de tonos amarillentos, mesas con manteles de tul y finas vajillas con deliciosos─y costosos─platillos que era ofrecidos en el disfrute de todos. Las personas hablando cortésmente degustandode algún bocadillo o copa de vino mientras sus cuerpos eran mecidos ligeramente por la música. Kim Jeo Hwa se había tomado escalofrisntemente en serio su celebración de bienvenida, era una tapadera perfecta para sus genuinas intenciones también.
─¿Que te parece?─inquirió la mujer a su costado, una copa con exquisito líquido carmín siendo acariciada por sus delgados dedos de uñas largas y cuidadas.
─Es un buen ambiente, debo admitirlo, agradable y elegante-condescendió, bebiendo se propia copa para intentar quitarse el mal sabor de boca que le causaba toda la situación.
─Todas las solteras del pueblo están aquí, puedes elegir la que quieras, querido─su sonrisa era tan amplia y brillosa que su cinismo parecía una broma de mal gusto.
─¿Que es lo que desea lograr con todo esto, tía?─examinó Taehyung, sus palabras cuidadosas y su expresión vacía
─Que adquieras matrimonio por su puesto─declaró, sin escatimar ni un segundo en su respuesta─moriré tranquila si mis ojos son capaces de verte antes con una hermosa mujer a tu lado─la expresión fue sincera, esperanza en sus ojos que divagantes evaluaban en desinterés a las jóvenes que bailaban entre ellas y reían animadas.
"Maldita hipócrita,es tú manera menos directa de decir que no me dejarás una mísera libra si no me caso antes"
Apenas se mordió la lengua para no soltar las palabras, su mandíbula apretada y un imperceptible palpitar en su mejilla derecha por la rabia dentro de él, esa mujer, Jeo Hwa era tal cual el abuelo Kim, siendo igual de controladora que su difunto padre, tirando de los hilos discretamente desde las penumbras para de una forma u otra siempre lograr lo que quisiese y que su voluntad prevaleciera sobre la de los demás.
─¡Tía Jeo!
Se escuchó una voz a la distancia causando que ambos voltearan sus cabezas, encontrándose con un castaño de sonrisa encantadora acercándose rápidamente en su dirección mientras esquivaba torpemente algún que otro invitado que terminaba en su camino.
─Oh Jungkook, aquí estabas cariño─habló ella devolviendo otra sonrisa a esa tan brillante que recibía, parecía casi cariñosa. Taehyung se mantuvo callado a su lado, esperando ser mencionando en la amena conversación mientras ataba cabos en su mente.
─Jungkook, Taehyung, han pasado años desde la última vez que se vieron, eran apenas niños en esos tiempos─comentó con una sonrisa nostálgica─mirad lo bien que han crecido ambos, ahora son unos hermosos hombres de bien─señaló y sonaba tan orgullosa que Taehyung casi le había creído.
Casi.
─¿Taehyung?─inquirió con extrañeza el otro chico mientras parecía confuso y fruncía su entrecejo─¡Taehyung!─exclamó finalmente al parecer finalmente recordar, su rostro mostrando pura realización.
─Hola Kook─intervino finalmente sonriendole genuinamente, una de las pocas sonrisas que realmente había querido dar.
─Estas más viejo─expresó sin tapujos Jungkook sacándole una baja risa incrédula.
─Eso es notoriamente cierto─había concordado la tía Jeo volviendo a unirse a la conversación con esa sutileza característica que poseía.
─Señora─en momentos determinado un hombre había llamado a cierta distancia mientras hacia gestos con su mano a la mujer para que se acercara.
─Oh, señor Jung. Chicos me iré ahora─anunció y tal cuál mencionó se desplazó algunos pasos antes de detenerse y voltear a ver a su sobrino─Taehyung deberías mezclarte con los invitados, después de todo está no es solo tu fiesta de bienvenida, la mujer para ti puede estar aquí, mezclate un poco y encuéntrala─sugirió aunque Taehyung podría jurar que no fue más que una orden en tono casual, su porte sutil y relajado pero esos ojos cafés no lo engañaban, no a él cuando no había nada suave en ellos.
Cruzó algunas palabras más con Jungkook y luego de una despedida cordial se encaminó hacia esa multitud fémina frente a él que instantáneamente le aportó miradas exhortativas, algunas lo miraron con añoranza, como si fuera el fruto más delicioso y exclusivo que habían visto jamás, otras lo hicieron con cierto ápice de súplica y recelo, como si internamente rogaran que fuera hacia ellas, otras simplemente eran más descaradas, dando miradas que no se reprimían al barrer todo el pantalón que portaba ese hombre y mostrar sonrisas coquetas.
Todo eso era hasta cierto punto entendible, él era del tipo de hombre que causaba eso, él era Kim Taehyung, un aristócrata dueño de una fortuna y futuro heredero de otra, un hombre poderoso, respetado y conocido a sus 26 años de edad. Su gran influencia unida a sus rasgos firmes y maduros, pincelados y colocados escrupulosamente a las medida correctas, su cabello oscuro iba largo, cubriendo un poco sus orejas y peinado descuidadamente, con algunas ondas ligeras dándole un aire despreocupado y libre que era la combinación perfecta con sus hombros anchos y cuerpo firme, era un hombre sin dudas precioso, sin dudas la más perfecta unión entre lo hermoso y lo intimidante lo cual era fomentado por su rostro en su mayoría serio.
En el transcurso de la noche Taehyung bebió, conversó y bailó con todas esas mujeres, tal cual se esperaba de él, percatándose de las virtudes de algunas y de lo poco agraciadas que resultaron otras, sin embargo ninguna lo cautivó a pesar de su belleza o elocuencia, cada una de ellas lo veían como vería una garrapata a un chucho, con deseo, hambre, también con avaricia por su estatus, eran contenedores de interés bajo una cara bonita, un cuerpo esbelto y un cerebro perspicaz que no les serviría de nada cuando se casaran y se volvieran esas esposas sumisas que se quedan en casa con los niños, idolatras a su marido.
Taehyung era una persona interesada, egoísta e inconforme, sí, lo era y lo tenía lo suficientemente en cuenta para saber que por eso era necesario alguien diferente a él para pasar sus años de vida y no perder totalmente la cabeza en el intento.
Cuando la noche estuvo suficientemente avanzada la hora de retirse a sus respectivos hogares llegó, los invitados se marchaban dejando poco a poco la plaza con menos cantidad de personas, quedando los sirvientes recogiendo todo el desastre que había quedado como resultado de un evento de tal magnitud. Vió a su tía a la distancia, que seguía platicando con el mismo señor y también Jungkook hablando amistosamente con otro hombre.
Taehyung inició su andar dispuesto a retirarse, planeaba irse caminando, no era muy lejos además de que el aire fresco parecía una buena idea para calmar su medida ebriedad.
─¡Taehyung!─lo llamó Jungkook antes de que pudiera alejarse tan solo unos metros y escuchó sus pasos acercándose ─acompáñame a beber─propuso cuando estuvo parado frente a él─Jin trabaja mañana por lo que no puede ir así que espero que venga conmigo, además de que sería una buena oportunidad para ponernos al día con los sucesos de estos años perdidos.
Taehyung se tomó su tiempo para meditarlo, lo único que pedía su cuerpo era tumbararse sobre su cama de sábanas de seda y dormir como un bebé grande pero Jungkook tenía razón, era una buena oportunidad para recuperar pequeñas porciones del tiempo pasado así que terminó por aceptar.
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Sus nudillos impactaron repetidas veces sobre la puerta de roble lustremente pulida, esa tarde Hoseok estaba a las afueras del estudio de su padre, esperando por una respuesta que no había obtenido a pesar de su insistencia. Los minutos pasaron y su osadía salió a flote cuando abrió la puerta y entró a la habitación.
Apenas dió un paso en el interior un vaso voló frente a sus ojos, pasando frente a él como una flecha cristalina e impactando en la pared justo a su lado, peligrosamente a la altura de su cabeza, sino se hubiera movido a tiempo los vidrios seguramente hubieran terminado en un costado de su rostro, aunque sus reflejos no fueron suficientemente eficientes como para salir sin afecciones, pequeños cristales dieron a su costado del torso como si fuera una diana y las pequeños fisuras tornando carmesí su vestido, el ardor quemando debido el líquido alcoholizado del cual había estado bebiendo su padre.
─Papá─llamó bajo, con su voz lastimera, dando temerosos pasos hacia el hombre sentado en su escritorio.
─¡No me llames así!, ¡algo tran grotesco como tú no puede llevar mi sangre!─gritó con cólera en la voz arrastrada.
Los ojos de Hoseok se cerraron con fuerza cuando el señor Jung elevó su voz y lanzó la botella que impactó en una pared detrás de él, por suerte no le habían dado esta vez.
─Papá─volvió a llamar con suavidad, su esperanza de que volviera a su conciencia y vacilara en sus actos era simplemente desgarradora.
─¡Estamos en bancarrota, hemos hecho inversiones de millones que no han dado frutos y todo es tu culpa!─su voz retumbó otra vez, sus ojos inyectados en sangre y su lengua algo dificultosa por el alcohol en su sistema─¡ni siquiera puedo casarte con un hombre poderoso para que nos ayude, ni siquiera sirves para eso, eres solo un marica que me encargo de vestir con vestidos caros!
─Y-yo me casaré, puedo hac-...
─¿¡Quién querria casarse con semejante cosa como tú, eh!?-su voz retumbaba en esas cuatro paredes y había escupido al suelo con su expresion de puro asco al parecer asegurándose de que su repulsión quedara clara-debí desaparecerte de esta familia esa tarde en la que descubrí el engaño de tu madre, ese día donde supe que mi hija nunca existió, solo eres tú que ni siquiera se lo que eres─sus palabras eran tan frías y acentuadas, desgarradoras como cuchillas que rasgaban desde dentro.
─Yo-...
─¿Qué eres tú?, dímelo-exigió- dímelo si puedes, aunque ambos sabemos que no puedes hacerlo porque no eres más que un parásito dentro de esta familia, una blasfemia, un fraude ─odio en todo su ser, eso veía, odio, tanta repulsión dentro de su propio padre, de ese hombre que le había dado la vida que sus ofensas parecían tener todo el sentido del mundo.
Usualmente su padre era cruel, cuando bebía, era peor.
─Yo me iré ahora─dijo con una sonrisa torcida─prometo ayudar en algo, iré al bar esta noche, con lo que gane puede que ayude un poco al menos, papá─la última palabra saliendo tan rota que era hasta doloroso decirlo en esa situación.
Hoseok salió de la habitación casi corriendo y sin esperar respuesta, cerrando la puerta y apoyándose en ella mientras intentaban normalizar su respiración y alejar el pánico. Se casaría, lo haría a pesar de todo lo que dijera su padre, podía hacerlo, podía demostrarle que se había equivocado, todas las chicas encontraban a un hombre guapo, se casaban y tenían muchos niños corriendo por los jardines, era una chica, así que también podía lograrlo ¿cierto?.
Las lágrimas se deslizaton por sus mejillas sin ser capaz de retener el llanto por más tiempo, simplemente era demasiado.
"No lo soy"
El pensamiento era doloroso, a pesar de lo que dijera su madre día a día, a pesar de que intentara mentirse diariamente haciéndose creer que lo era, al final del día cuando se quitaba el gran vestido y la ropa interior, quedaba un cuerpo escuálido, sin pechos y algo más de lo que se suponía en su entrepierna.
Quedaba el cuerpo de un hombre, porque si, Jung Hoseok era un hombre.
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