ecos en la oscuridad
En la penumbra de un cuarto cerrado,
donde los sueños se desvanecen,
un adolescente busca su reflejo,
pero el espejo solo devuelve sombras.
Las risas de afuera son ecos lejanos,
un mundo vibrante que no puede tocar,
mientras el peso de un silencio abrumador
se asienta en su pecho, como un mar en calma.
Las horas se deslizan, lentas y pesadas,
cada minuto un ladrillo en la muralla,
que construye un castillo de soledad,
donde el sol no entra, donde el aire pesa.
Las redes sociales brillan con promesas,
sonrisas pixeladas que ocultan el llanto,
y en cada notificación, un susurro frío:
“¿Por qué no puedes ser como ellos?”
Las expectativas son cadenas invisibles,
que aprietan el alma y ahogan el ser,
un grito ahogado en un mar de dudas,
un corazón que late, pero no sabe por qué.
Las noches son largas, llenas de pensamientos,
un torbellino de miedos y anhelos,
y en la penumbra, la mente se enreda,
tejiendo historias de un futuro incierto.
Los amigos, a veces, son luces titilantes,
pero el miedo a ser visto, a ser juzgado,
hace que se esconda tras una máscara,
una sonrisa que no siente, un alma cansada.
Y en el fondo de su ser, una chispa lucha,
un deseo de ser, de encontrar su voz,
pero la depresión es un monstruo voraz,
que devora la esperanza, que apaga la luz.
A veces, un libro, una canción, un verso,
pueden ser el faro en la tormenta oscura,
un recordatorio de que no está solo,
que hay otros que sienten, que hay otros que luchan.
Así, en la penumbra, un rayo de luz,
una mano extendida, un abrazo sincero,
puede romper las cadenas, puede sanar,
puede ser el comienzo de un nuevo despertar.
Porque la depresión no define el ser,
es solo un capítulo en la historia de uno,
y aunque el camino sea largo y tortuoso,
hay esperanza en el horizonte, hay vida en el sueño.
Así que, adolescente, escucha tu voz,
no temas al llanto, no temas al dolor,
pues en cada lágrima hay fuerza y valor,
y en cada amanecer, la promesa de amor.
El viaje es difícil, pero no estás solo,
hay manos que esperan, hay corazones abiertos,
y aunque hoy sientas que todo es oscuridad,
recuerda que siempre hay un nuevo amanecer.
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