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—Buenos días, papis.—dijo la pequeña Hwasa y le sonreí mientras besaba su mejilla.
—Buenos días, princesa.—dijo Jungkook mientras tomaba en brazos a nuestra pequeña hija, nuestra bendición y tal vez la única razón de que Jungkook siga conmigo, nos sentamos en el comedor y Hwasa se sentó en el regazo de Jungkook mientras esté la paladeaba.
Me quedé mirandolos fijamente mientras ambos charlaban animadamente y sentí un malestar en mi estomago, sentí celos de mi propia hija al ver como ella si recibía de tu amor y yo ni un poco de ello tenía, me quedé jugando con mi desayunó mientras escuchaba la suave risa de Hwasa y los ruidosos besos de Jungkook, sonreí inconsientemente mientras hacía un esfuerzo por no seguir llorando.
Jeon Jungkook el amor de mi vida con sus 37 años, multimillonario, maneja una empresa multinacional, uno de los empresarios más deseados y codiciados con su 1'87, cabello rubio, ojos cafés claros, nariz pronunciada y fina, labios pequeños y esponjosos, mandíbula estructurada, alto, musculoso y guapo esas palabras describían a la perfección a Jeon Jungkook. Siempre con sus trajes de Armani, con sus relojes Mulco y sus perforaciones en ambas orejas.
—Appi Jimin.—dijo la pequeña Hwasa. Quien tiene sólo 7 años con su 1'40, alta, cabello negro lacio, ojos cafés claros, nariz respingona, mandíbula estructurada y unos labios carnosos y esponjosos. La pequeña es muy parecida a mi y a Jungkook después de todo es el fruto de nuestro amor. Cuando quedé en embarazo de ella fue uno de los mejores días de mi vida, recuerdo muy bien que Jungkook lloró de la felicidad y me alzó mientras me daba vueltas.
—Dime, preciosa.—respondí mientras subía la mirada topandome con la mirada penetrante e impotente de Jungkook.
—¿No piensas comer, appi?.—preguntó y asentí.
—Claro que si.—respondí mientras tomaba una cucharada y me la llevaba a mi boca.
—muy bien, appi.—dijo sonriendo mientras Jungkook le seguía paladeando.
Mordí mi labio inferior, no tenía ganas de comer así tuviera hambre así que esperé a que Jungkook terminara de paladear a Hwasa quien corrió a cepillarse los dientes mientras Jungkook seguía en el comedor observándome en silenció, me levanté de la mesa y dejé mi desayunó en la nevera.
—Deberías comer.—dijo Jungkook y me gire a mirarle mientras le regalaba una cálida sonrisa.
—No tengo hambre.—mentí y Jungkook relamio sus labios mientras cerraba los ojos.
—Trae tu plato y ven aquí.—dijo mientras palmeaba sus piernas.—¿Qué esperas?
Me quedé en silenció y sentí mi corazón acelerarse con ese pequeño gestó, saqué el plato de la nevera y corrí para sentarme en su regazo, Jungkook sonrió levemente divertido y sonreí algo tímido.
Me sentí como un niño pequeño mientras Jungkook me paladeaba, mis latidos resonaban en mis oídos y la emoción recorría todo mi cuerpo, no dijiste absolutamente nada después de terminar de paladearme y no tenía ganas de quitarme de encima tuyo.
Era la primera vez que teníamos está cercanía después de meses, apoyaste tú mano en mi espalda y la acariciaste de arriba a abajo, cerré mis ojos e intenté tranquilizar los latidos de mi corazón.
—Deberías mirar si Hwasa ya termino se le hará tarde.—dijo mientras suspiraba pesadamente y de mala gana me quité de encima suyo.
—No te vayas aún, ¿Si?.—dije nervioso y Jungkook asintió.
Fui hasta el baño y Hwasa se encontraba sentada en el suelo.
—¿Qué haces ahí, princesa?.—pregunté mirándola y pude ver como su rostro se encontraba empapado de lágrimas mientras una sonrisa se encontraba plasma en su rostro.—¿Porqué lloras?.—le pregunté mientras sentía cómo mi corazón se oprimía al oírla llorar, me agaché y la tomé entre mis brazos.
—-h-hace much-o no veía tan-ta cercaní-a entre tú y mi appi jungkook.—dijo mientras moqueaba.—p-pense que se separarian como tío Tae y Tío Hoseok.
Mordí mi labio inferior y quise llorar con ella, la abracé con fuerza y bese su frente.
—Ellos se separaron porque tío Tae... tenía a otro.—dijo Hwasa mientras pasaba el dorso de su mano por su muñeca.—¿Appi Jungkook tiene a alguien más?
—No, no.—dije intentando convencerla.—dejá de llorar ¿Si? Me duele verte así, bebé.
Hwasa hizo un puchero y escondió su rostro entré mi cuello y mi hombro tranquilizandose.
—Mejor ve y dile a papi Jungkook que vaya a tu presentación de ballet ¿Si?.—dije sonriendo y la bajé mientras salía del baño y me deje caer contra la puerta del baño mientras llevaba mis manos a mi rostro.
¿Qué se siente amar y no ser amado? ¿Qué se siente saber que esa persona ya no te ama? ¿Qué se siente saber qué sus besos son vacíos al igual que sus caricias mientras tú alma se rompe en pedazos? Bien pues duele cómo los mil infiernos, es una de las peores experiencias de la vida, el amor tiene una fecha de caducidad y no todo es para siempre.
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