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F

Me miré en el espejo asombrado y llevé mis manitos a mi cabello emocionado.

-¿Te gusta?.-preguntó Tae sonriendo.

-Me encanta, Tata.-dje sonriendo.

Mi cabello ahora era de un hermoso azul claro acompañado con pequeñas ondas en todo el cabello y mordí mi labio inferior mientras sonreía.


-Si no fuera pasivo y si no estuviera con Yoongi, yo te daba.-dijo sonriendo y acarició mi mejilla.

-No digas bobadas, eres el mejor, Tata.-dije sonriendo y Tae volteó mi silla para quedar cara a cara conmigo.

-¿Cómo está la pequeña Hwasa?.-preguntó.

-Está muy bien, te extraña.-dije sonriendo.

-Pasare pronto a verla.-respondió.-esa niña es hermosa.

-Lo sé, es hija de jungkook.-dije sonriendo y Tae frunció levemente su seño.

-El es feo, tú eres el bonito, ella heredó tu belleza de ti no de ese.-dijo algo molestó y solté una pequeña carcajada.

-Esperó que hoy sea un buen día para ti.-dijo sonriendo y besó mi frente.-Siempre me dije a mi mismo que debías ser mi mejor amigo y no el de Jin.

-No quiere hablar de eso ahora.-dije mientras la sonrisa en mi rostro se borraba.

-Lo siento.-respondió.-quisiera poder aliviar tú dolor.

-Debo de irme.-dije y Tae me sonrió cálidamente.

-Si necesitas algo no dudes en buscarme.-respondió.

Tomé mis cosas y salí del loca de Tae mientras caminaba por las frías calles de Seúl, amaba la noche y sobre todo amaba salir y caminar un rato sin nadie que me moleste o interrumpa, las personas iban y venían con afanes y algunas tranquilas mientras los autos pasaban a una gran velocidad, el ruido de la ciudad me hacía sentir acompañado, me hacía sentir lleno aunque sea por unos momentos.

Caminé varias calles abajo hasta llegar a mi hermosa casa con Jungkook, sonreí tristemente y vi la luz de nuestra habitación encendida dando indicios de que Jungkook ya había llegado, suspiré algo emocionado y saqué las llaves de mi bolsa.

Aún me sigo aferrando a tu inexistente amor, sólo dime tus misterios por favor. Algo que aprendí es que si estás enamorado eres débil, todo cambia, cuándo el amor se acaba termina la esperanza.

Abrí la puerta y entré a nuestra casa, dejé mi abrigo colgado y las llaves sobré la mesa, me estiré un poco y caminé hasta la cocina, abrí la nevera y saqué una botella de agua, cerré mis ojos y abrí la botella mientras me la llevaba a la boca, me la bebí hasta el fondo y la deje encima de la mesa.

El lugar se encontraba en silenció hasta que escuché unos chasquidos bastantes morbosos, los gemidos resonaron por todo el lugar y sentí mi corazón encogerse mientras mi cuerpo empezaba a temblar, mis labios titubearon y subí las escaleras hasta llegar a nuestra habitación, mi corazón latía a una gran velocidad y mi cuerpo temblaba aún más, asustado de saber que me encontraría.

-Mghh....a-ahhh...s-siii....m-más.-dijo una voz bastante reconocida en medio de los gemidos.-T-te amo.

-Y yo a ti, Jinnie.-dijo Jungkook mientras escuchaba las palmas de Jungkook estamparse contra las nalgas de Jin mientras ambos gemidos.

Las lágrimas no tardaron en aparecer al igual que los sollozos, sentí mi corazón romperse por completo, me sentía desolado y destruido, me dejé caer contra la puerta de la habitación mientras escuchaba los gemidos por parte de ambos al igual que el sonido morboso.

Y así es como me di cuenta de la manera más cruel que el amor no existe que es algo momentáneo y que en un abrir y cerrar de ojos aquél amor te es arrebató de las manos, desapareciendo por completo. Arrasando con todo como un tsunami.

Me di cuenta que Jeon Jungkook no era como yo creía, el era igual que todos.

Para una infidelidad no hay un medicamento que cure el dolor del alma, sólo existe un analgésico llamado tiempo que te enseña a no sentir dolor aunque la herida perdure.

Cada lágrima era ocasionada por el dolor que sentía, por culpa de una traición, mi corazón dolía, sentía el nudo en mi garganta y un terrible malestar en mi estómago pero lo que más dolía era mi corazón, mi confianza, mi hogar, mi amor y mi felicidad me habían sido arrebatadas por Kim Seok Jin.

-Deberías irte.-dijo Jungkook detrás de la puerta y llevé mis manos a mi boca acallando los sollozos.

-¿porqué?.-preguntó Jin algo desilusionado.

-Mi esposo no demora en llegar.-respondió.

Escuché los pasos de Jin por toda su habitación al igual que los de Jungkook, ambos se encontraba vistiéndose, escuché el chasquido de un beso e intenté ponerme de pie pero me sentía tan débil, sin fuerzas.

La puerta de la habitación fue abierta y gire mi rostro hacia atrás.

-¿J-jimin....?.-Jungkook pronunció mi nombre con tanto temor mientras su rostro se encontraba pálido al igual que el de Jin.

Saqué fuerzas de dónde no tenía y me coloqué en pie, levanté mi mano contra Jin y la estampe contra su mejilla mientras las lágrimas nublaban mi vista.

Apesar de saber lo que ambos tenían dolía, dolía verlos, dolía escucharlos y verlo en persona.

-L-lo siento.-susurro Jin con el rostro volteado mientras las lágrimas descendían por su rostro.

-Vete.-dije con tanto enojo y dolor.

-Jimin...

-¡Qué te vayas, maldita sea!.-grite molestó, limpie mis lágrimas y apunte hacia afuera.-Largo.

-Perdón.-dijo nuevamente.

-Si lo sintieras no habrías continuado, hubieras parado.-dije mordiendo mi labio inferior.-Vete.

Jin pasó por mi lado mientras lo escuchaba sollozar, me quedé mirando hacia otra dirección y Jungkook sólo se quedó en silenció hasta que la puerta principal sonó dando indicios de que Jin ya se había marchado.

Caminé dentro de la habitación y saqué una maleta del closet mientras guardaba mis cosas.

-¿P-podriamos hablar?.-preguntó con la voz entré cortada.

-¿Qué hay que hablar? ¡Pensaste que nunca me daría cuenta! ¡Eres idiota! Tú mismo...te habías dado cuenta que ya me había enterado, me habías pedido perdón y aún así continuaste.-sentí las lágrimas descender nuevamente por mi rostro.-ni un poco de respeto me has dado.

-Jimin...entiende por favor.-dijo algo desesperado mientras me veía alistar las cosas.-Ya no éramos lo mismo.

-¿Esa va a ser tu puta excusa? Di algo mejor, eso ya está muy usado.-dije mordiendo mi labio inferior mientras terminaba de guardar la ropa, intenté cerrar la maleta desesperado y Jungkook me empujó provocando que me cayera al suelo, abrió la maleta y empezó a sacar todo mientras su cuerpo temblaba, sus ojos se encontraban rojizos y sentí la furia apoderarse de mi.

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