ᴄʜᴀᴘ. ғᴏᴜʀᴛᴇᴇɴ. "ʟᴏ sɪᴇɴᴛᴏ ᴍᴜᴄʜᴏ." 

𝔑𝔬 𝔰𝔞𝔟𝔦́𝔞 𝔭𝔬𝔯 𝔮𝔲𝔢́, 𝔭𝔢𝔯𝔬 𝔰𝔢 𝔰𝔢𝔫𝔱𝔦́𝔞 𝔢𝔫𝔣𝔢𝔯𝔪𝔞. Sintió como si su propio sistema inmunológico se volviera en su contra, y antes de darse cuenta, estaba en la sala de emergencias de la Instalación de los Vengadores escupiendo su propia sangre. La mujer no sabía qué era lo que estaba pasando mientras estaba acostada en una cama y miró hacia el techo, preguntándose qué era lo que había hecho. No sabía qué era lo que podía haber comido que la haría escupir sangre profusamente, pero no estaba bien. No importaba todas las cosas que ella comenzó a pensar mientras se acostaba en la cama, nada de eso importaba. Porque no importaba qué pruebas iban a realizar para determinar por qué estaba tosiendo sangre, y eso la asustaba.

Le habían arrancado el cabello de la cara mientras seguía escupiendo la sangre que se le tapaba la garganta, y cuando volvió la cabeza hacia un lado, vio a Tony parado fuera de la habitación. No sabía cuánto tiempo había estado allí, pero deseaba que no hubiera estado allí cuando empezó. No quería preocuparlo más de lo que ya lo había hecho, pero no había forma de detenerlo. No iba a haber manera de que ella evitara que él se preocupara por ella, y sabía que iba a necesitar mucho más que decirle que no se preocupara para que él la escuchara.

Un suspiro salió de sus labios durante unos segundos antes de que siguiera más sangre. Trató de empujar su cuerpo por el borde de la cama para que la sangre cayera al suelo, pero tan pronto como se inclinó, Andrea Valencia entró corriendo en la habitación y la empujó hacia la cama. Ella miró a su amiga por unos segundos mientras comenzaba a tener signos vitales de ella. Pero entonces Cassia vio como Andrea bajaba la mirada a su muñeca, viendo como sus ojos se abrían. Sabía que no era una buena expresión de ver, especialmente si eras alguien que estaba condenado a morir, pero no podía preguntar. Porque para cuando dejó de ahogarse con la sangre, Andrea salió corriendo de la habitación y se retorció por el pasillo.

Cassia dejó caer la cabeza sobre la almohada mientras la sangre comenzaba a secarse contra las comisuras de sus labios mientras miraba al techo. Había tantos pensamientos que pasaban por su cabeza y no quería nada más que poder calmarlos. Quería callarlos más que nada, pero no sabía qué era lo que podía hacer para calmarlos. No sabía qué era lo que podía haber hecho para que todo se detuviera, pero luego lo hizo.

Durante unas horas, Cassia se había desmayado por las drogas que le habían estado inyectando, y cuando se despertó, Andrea se sentó a su lado. Cassia frunció el ceño mientras miraba a la mujer frente a ella antes de darse cuenta de que la expresión había vuelto. El que se había puesto cuando se dio cuenta de que algo andaba mal en su muñeca y fue entonces cuando Cassia iba a tener que preguntar. ⠀⠀⠀⠀

- Miraste mi muñeca y tu rostro decayó - dijo Cassia mientras miraba a su amiga e inmediatamente vio como su rostro decaía aún más. Andrea miró sus manos durante unos segundos, antes de encontrarse con los ojos de Cassia nuevamente. - ¿Qué pasó?

- El número en tu muñeca bajó significativamente - le explicó Andrea mientras miraba a su mejor amiga, las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos. Inclinó la cabeza hacia un lado durante unos segundos, antes de continuar. - Esperábamos que el número volviera a subir a donde había estado, pero está resuelto y no sabemos qué podemos hacer.

Cassia apretó la mandíbula durante unos segundos mientras miraba hacia sus manos, viendo la sangre seca que estaba allí. Inclinó la cabeza hacia un lado durante unos segundos, antes de levantar la barbilla de nuevo.

- ¿Cuánto tiempo tengo ahora? - Pero Andrea dudó en responder, y eso fue una señal de que Cassia nunca vio tan bien. No sabía qué iba a hacer mientras miraba a su amiga, esperando que le diera la respuesta que quería saber, que ansiaba. Pero todo lo que pudo hacer fue intentar evitar romper a llorar. - ¿Cuánto tiempo me queda, Andrea?

- Lo siento mucho, Cassia - Andrea se atragantó cuando comenzó a llorar y negó con la cabeza mientras miraba a su amiga. Cassia comenzó a bajar la cabeza mientras sostenía la mano de su amiga. No quería escuchar más las palabras que su amiga tenía que decir, quería ignorarlo todo. Cassia quería poder fingir que iba a tener todo el tiempo del mundo para pasarlo con aquellos que le importaban, pero ahora no podía. Y eso fue grabado en piedra. - Te quedan nueve días y no sé si hay algo que podamos hacer para detenerlo.

No lo hubo.

Cassia sabía que no habría nada que pudieran hacer para salvarla, y lo había aceptado. No quería que supieran que había aceptado su destino cuando recibió el número inicialmente, pero lo hizo. A Cassia no le importaba lo que le sucediera, solo le importaba lo que le sucediera a quienes la rodeaban y habría hecho todo lo posible para salvarlos. Pero ahora que solo le quedaban nueve días, no sabía qué era lo que iba a hacer o podía hacer.

Y todo lo que tenía ganas de hacer era rendirse.