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Y aunque le dolería mucho ver a Jimin triste, su imagen era primero.
O eso era lo que pensaba, porque cuando ese mismo día abrió su casillero y vio la invitación del menor, mando su imagen a la mierda. Él no podría faltar a la fiesta de su pequeño con tan linda invitación.
El de lindas mejillas incluso había dibujado lo que en su mente e imaginación sería la boda de ambos. Y aunque no entendiera muy bien lo que decía en la tarjeta, distinguía un “Espero que vengas a mi fiesta, hyung! Eres mi invitado especial!” Yoongi estaba más que conmovido.
Todo lo que le quedo aquél día, después de salir del colegio, se mato pensando en qué regalarle a Jimin. Dando vueltas y vueltas en un centro comercial con un Hoseok que no dejaba de molestarlo; porque sí, Hoseok también iría a la fiesta, ya que Taehyung lo había invitado y para él Taetae era un niño muy lindo y divertido.
Hoseok termino comprándole a Jimin un pequeño juego de carritos, a pesar de que Yoongi le repetía que eso era un juguete de niño pequeño.
Y Yoongi al final de la tarde decidió llevarle a su niño un hermoso dulcero que venía a juego con un pequeño peluche. Era una vasija de porcelana, con preciosos tallados que formaban un carrusel con leves destellos en dorado. Para Yoongi era una pieza única y lo más bonito que había visto en su corta edad, así también como Jimin, único y bonito.
Claro que luego de comprarlo y decir que lo envolvieran para llevárselo tuvo que soportar a Hoseok el doble de molestoso, diciéndole cosas como que le gustaba un niño de 10 años, no era muy alejado de la realidad, pero Yoongi aún tenía una cuarta de imagen que defender, así que se excuso diciéndole un simple "No quería llevarle un juguete".
La verdad es que Yoongi tenía las razones por las cuales eligió ese regalo muy claras. Solo que no lo diría.
En la casa de Jimin, el pequeño esperaba ansioso el día siguiente ¡Por fin sería mayor! Y aunque hubiese querido quedarse despierto a esperar por su cumpleaños, a las 9:30pm era su hora de dormir y, nuevamente, Jimin era un niño muy obediente.
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En la habitación de Jimin se escucho de repente una leve canción y el pequeño pego un brinco despertándose.
Eran ambos papis, que con una grabadora habían ido a cantarle a su hijo por su cumpleaños. Jimin no cabía en tanta emoción y aunque no conocía la letra de aquella canción la intentaba cantar con ellos.
–¡Feliz cumpleaños, Jiminie! –Dijeron ambos padres al finalizar.
–¡Es mi cumpleaños! –Decía demasiado feliz, Jimin. –¡Gracias papis, por la canción!
–No agradezcas, tesoro, y cámbiate, –Dijo Jin, sentándose al lado de su pequeño. – te prepare tu desayuno favorito. –Acaricio leve la cabeza de Jimin. Y al segundo escucho un pequeño destello y vio un pequeño flash. –¡Nami!
–Es para el recuerdo.
–Al menos avísame que tomarás una foto, quizás salí mal. –Dijo Jin con tristeza finjida.
–Tú nunca sales mal, si eres precios-.
–¡Sí, sí! –Ignoro y corto la pequeña "discusión" de sus padres, eran muy cursis, y de otro salto, salió de la cama corriendo hacía su baño. –No tardaré~.
–O se enfría~. –Y con eso escucho la puerta de su habitación cerrándose y se alisto para su gran cumpleaños.
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Jimin amaba que su cumpleaños quedará un día sin escuela, así podría disfrutar las cosas de mayores todo el día.
Corrió dando brinquitos hasta llegar al comedor donde un gran desayuno lo esperaba. Dio gracias por la comida y arraso con todo. Necesitaba energías.
Cuando termino de comer sus padres lo esperaban en la sala y Jimin ansioso por ver que le tenían planeado corrió a verlos.
¡Eran sus regalos!
Dos cajas, una mas grande que la otra.
Y habiendo roto las envolturas rápidamente, se llevo tremenda sorpresa.
Jin le había regalado un Smartphone , de los que salían en la TV ¡Así Jimin podría hablar siempre con Yoongi!
Y Namjoon le había comprado la consola de juegos que tanto quería, su preciada PS4.
Jimin beso y abrazo a ambos padres. Estaba tan feliz que podría ponerse llorar pero ahora era una persona mayor. El no lloraria.
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La tarde se paso demasiado rápido y solo faltaba como una hora para que sus invitados llegaran.
Todo el patio estaba decorado de una manera muy linda, nada extravagante, incluso se veía elegante.
Jimin estaba vestido con una pequeña camisa en tono pastel, unos pantalones de mezclilla, sus zapatos a juego, sus calcetines de la suerte y su querido corbatín, él necesitaba uno porque ya era mayorcito.
Y con todo preparado Park se fue a sentar en uno de los sillones cerca a la puerta, tenía que recibir a todos sus invitados. A uno en especial.
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Las horas fueron pasando y el patio se Jimin ya estaba lleno de niños y padres que venían con ellos. Jimin se divertía con algunos niños pero no se movía de su sillón cerca a la puerta. Yoongi aún no llegaba.
El show que sus padres habían contratado estaba por comenzar. Los padres de Jimin habían contratado a una chica animadora. Hubiesen traído un payaso pero a Jimin no le gustaban.
El pequeño había visto en las noticias sobre unos payasos que estaban asustando gente y con esa imagen en la cabeza comenzó a temerles a todos los payasos.
Cuando los previos preparativos del show estaban listos y la animadora comenzó a presentar la fiesta y demás, Jimin, aunque no quería moverse de ahí hasta que llegará su “Prometido” tuvo que hacerlo. Todos debían saber que era su cumpleaños según la animadora.
Jimin corrió al centro del pequeño escenario que habían armado y se presentó. Lo típico, su nombre, qué quería ser de grande; presentar a sus padres, que tuvieron que bailar (Algo que divirtió mucho a todos, porque ver a esa pareja bailar era un caso) y finalmente decir la edad que cumplía ese día.
–¡Cumplo 10 años! –Dijo cerca al micrófono con una emoción que radiaba. –Ya soy mayor de edad. –Algunas pequeñas risitas se escucharon en el patio. Jimin se confundió un poco por esto pero decidió no prestarle importancia.
–¡Woh, Jimin! Si, ya estas grandecito. ¿Alguna razón de tanta emoción por ser mayor? ¿Quizás alguna princesa en tu corazón, Jiminie? –Pregunto con ternura la animadora.
Jimin planeaba decirle que el no estaba esperando a una princesa, más bien a un príncipe que estaba tardando mucho. Pero cuando estuvo a punto de decirlo pudo verlo entrar por aquella puerta.
Esa camisa negra en verdad lo hacia ver como a un príncipe. Su príncipe.
El pálido llegaba en silencio, queriendo pasar desapercibido, cosa que falló en totalidad.
–¡Yoongi hyung! –Se escuchó la voz de Jimin en los parlantes y Min solo atino a cerrar los ojos, pensando que así nadie lo vería. Pobre Yoongi, cuando decidió abrir sus pequeños ojos gatunos, todas las miradas estaban fijas a él, y es que, según la pregunta de la animadora minutos antes, todos creían que se encontrarían con una pequeña niña. No con un malhumorado pelinegro. En fin, Jimin era un niño, y no sabía lo que decía según todos los adultos presentes. –¡Yoongi hyung, aquí! –Seguía diciendo con entusiasmo el pequeño, alzando una de sus manitos para que el mayor lo notará.
Yoongi solo hizo un pequeño saludo, Sonrió avergonzado a los que aún seguían viéndolo y se fue a un asiento alejado.
Cuando estaría a solas con Jimin se las vería con él.
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//es un bebéeeeeee
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