But I'm here. . .
El sol brillaba sobre su oscura piel, en medio de las frías y blancas sábanas, y una suave corriente de aire le despertó.
Se acurrucó y estiró los brazos para abrazarla, pero ella no estaba allí, lo que le causó sobresalto, apenas había pasado una semana desde que volvieron del campo de batalla.
Se incorporó rápidamente, pero lo deslumbró el rayo de sol que entraba por la ventana.
Talló sus ojos y volvió a mirar hacia la ventana, y para su tranquilidad, la silueta de ella se vislumbraba en el balcón a través de las cortinas.
El joven se levantó, se puso los pantalones y cruzó la puerta de la habitación y salió al balcón del motel.
Allí estaba ella, solo tenía puesta la camisa blanca que seguía portando aunque ya no era necesario.
–No sé cómo logras dormir tan tranquilo.– dijo la mujer soltando una bocanada de humo sin voltear a verlo.
Él se recargó a su lado y la abrazó por la cintura.
–De hecho no encontrarte a mi lado me asustó demasiado.–respondió el
–Creo que es la última vez que voy contigo al bar de veteranos–Dijo con una voz monótona que no era común en ella.–No me gustaría meterme en problemas con Yelena por relaciones de una sola noche.
–Cuando me enlisté no leí nada sobre que mi superior controlara mi vida privada– río el chico aunque esas palabras le dolieran ¿solo era eso para ella?
–¿Tú y ella no....?
–No, claro que no– Negó rotundamente–oye, ella y yo somos los únicos voluntarios extranjeros de la misión, y yo soy el único negro del grupo, es normal que me sintiera mejor con ella, solo somos muy unidos es camaradería solamente, algo así como tú y Levi.
Ese nombre hizo que la castaña se rompiera en llanto.
Tal vez Levi si era algo más.
–¡Él es más que solo un camarada para mí!–Exclamó volteando hacia él.
Onyankopon solo esquivó su mirada en silencio.
–Él está allá afuera perdido con tu capitán y quién sabe que le podrá hacer, no creo que regrese con vida.
Ella estaba exasperada, molesta y quizás también triste.
–¡No es mi culpa que ese hombre esté loco!– respondió con molestía el de piel oscura.
Pero Hanji siguió con su discurso.
–Desde la muerte de Erwin, pareciera que no le importa nada, claro, desde que estaba con vida solo servía al Comandante Smith, "Para eso nací" decía. –solo miraba al horizonte y agitaba las manos con rabia– Y ahora, ahora parece que solo quisiera ser un kamikaze, como si ha nadie le importara su vida y ¡Carajo! a mi al menos si me importa.
–Hanji, tranquila–dijo el joven tratando abrazarla para calmarle–Nos enviaron a casa, no puedes hacer nada desde aquí, él tomó la desición de quedarse.
–¿Que me calme? ¡Si no muere en manos de ese maldito genocida, puede morir por uno de esos misiles Titán o de alguna infección con esa estúpida obsesión compulsiva que tiene por la asepsia. Y nunca me escucha, podría volver y ayudarme en el laboratorio con todo lo que sabe pero no, "Eres una friki de los misiles Titán, necesitas acción", "Hanji, prefiero cuidar a los demás en el campo"....
–¿De verdad te preocupa él, o te molesta que nunca te haya visto cómo algo más o al menos como a Smith?
–¡Claro que me preocupa!
–El Gran Levi Ackerman puede cuidarse solo, ¿acaso cuando te uniste al ejército no sabías lo que te esperaba? –El chico también se había alterado.
Si, al parecer no le importaba a ella, lo que para él había sido perfecto, estar con la mujer de quién estaba enamorado, paro ella pensaba en alguien más.
–Pero él, él está solo quién sabe en donde....
–¿Sabes que te amo?–Dijo él, pero ella siguió con su discurso.–Al parecer a él le importa más Zeke, que tú, pero....
Onyankopon le quitó el cigarrillo de la mano antes que lo acercara a su boca, lo apagó y lo lanzó a la calle, para luego besarla.
–Yo estoy aquí, estaré para ti cuando lo necesites–susurró junto a sus labios, y se dió media vuelta yendo a la habitación.
Un día Levi se daría cuenta de que ella lo amaba, pero sería demasiado tarde, sin embargo, alguien estaría allí para recordárselo.
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