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20 Buen Amor



"Te diré algo sobre mi buen nombre;

es mío y lo deshonro si quiero"



Los toques en su piel hacían que se olvidara de todo completamente. Quizá este día no empezó de la mejor manera, pero al menos espera que todo se sienta mejor. Si JungKook lo acaricia de ese modo, pues todo es posible.

Ahora no importaba mucho el hecho de que su padre Jackson le ha cerrado las puertas de la que alguna vez fue su casa. Ahora piensa que necesitaba esto para entender que ya no tenía una familia con él ni con HoSeok. Aunque a éste lo ama demasiado, no puede olvidar del todo que siempre se pone del lado de Jackson, que nunca hace nada y que sólo se queda observando.

Era lo que necesitaba... necesitaba este golpe para de una vez por todas cerrar esas puertas y continuar con las que ya estaban abiertas, mismas que los Jeon abrieron para él. No había podido conciliar la idea de crear una ruptura definitiva con la familia que lo crio por tantos años, pero si era lo correcto, entonces lo haría.

Así que lo único que le importaba era el hombre que estaba encima suyo en este momento y que empujaba su poderosa erección contra su trasero. Aún tienen la ropa puesta, pero incluso de ese modo pueden sentir el calor que sus pieles emanan.

Las manos de JungKook son hábiles a la hora de tocar, sobre todo en este momento que tiene que hacerle sentir a JiMin que todo estará bien.

No está contento consigo mismo por lo de hacía un rato. Cuando lo reflexionó rápidamente se dio cuenta de que no podía ponerse así de exigente con él, mucho menos sabiendo que aún está en el proceso de aceptación y adaptación.

Es verdad que tuvo días complicados en la clínica, sobre todo porque sólo puede pensar en él y que pasa mucho tiempo solo en su departamento. También es cierto que es un obsesivo de la limpieza y del orden extremo. Tiene un carácter un tanto difícil cuando está enojado y suele renegar de muchas cosas cuando algo no le parece. Claro que JiMin no sabía eso hasta que conoció el lado doméstico y de casa de JungKook, así como éste también estaba conociendo las manías que su novio tenía, y una de ellas es que suele ser desordenado. No puede culparlo, lo sabe, aunque le moleste. Es más grande el amor que siente por él que cualquier otra cosa.

Y también ama estar pegado a su cuerpo. Ama que use simplemente unas bragas y una de sus camisas. Le encanta que no le cubre lo suficiente el trasero pese a que es más grande la talla, porque eso le facilita meter las manos por donde tanto le gusta. La textura de su piel es increíble, es adictiva. Podría pasar horas acariciándolo y no se cansaría, aunque es seguro que su erección dolería justo como ahora.

Siente muchas cosas cuando puede tocarlo, pero quien más siente es JiMin. Sus suspiros prolongados y sus jadeos ansiosos lo ponen completamente en evidencia. Le satisface, le excita y le enamora.

Pese a que JungKook está cansado, aun así se toma el tiempo de disfrutar. Incluso en este momento ya ni siquiera importa el hecho de que hacía unos instantes tuvieron una pelea. Ya no lo recuerda, ya no tienen por qué.

Es bueno saber que pueden hablarse y comunicarse. Que nunca han perdido los estribos y que siempre encuentran una solución para todo. Y es aún más bueno poder hacer el amor después de haber obtenido la reconciliación.

Sus labios conectaban a través de emociones y de suspiros llenos de satisfacción. Sus lenguas también intervenían deliciosamente en una danza que provocaba muchos sonidos ensalivados. Y con ello la calentura subía rápidamente, aunque estaban en el disfrute de sus bocas y del toque en sus pieles.

JiMin comenzó a gemir con un poco más de volumen, sobre todo cuando JungKook abandonó su boca para besar las partes de su cuello. Pasó su lengua y mordió suavemente, aunque con mucho deseo de por medio. Alejó un poco su cuerpo para meter las manos y así desabotonar la camisa, lo más rápido que podía, pero en algún punto tuvo que abandonar sus acciones para hacerlo con más precisión.

Admirar el cuerpo de JiMin era todo un deleite y bastante excitante. Sus curvas se acentuaban, más porque lo estaba haciendo con toda la intensión de provocarlo. Desde ahí observó y se sacó su propia camisa para quedarse a la par, entonces el goce de la vista fue compartido.

Los tatuajes de JungKook seguían siendo un fetiche para el rubio. Suspiraba cada vez que sus ojos tenían acceso a ellos y, por supuesto, a su sexy rostro. Es el más guapo que haya existido en este mundo y lo mejor es que es completamente suyo.

Observa detenidamente hasta que lo tiene de nueva cuenta muy cerca de su rostro. Sus ojos se miran por varios segundos hasta que el deseo por sus labios no se inmuta en lo absoluto. Esta vez sus torsos se rozan y tal vez no hay mejor sensación que eso. Aun así las manos de JungKook no se detienen en tocar de nuevo. Acaricia los costados y luego se dirige a los pezones. Ahí se toma un tiempo considerable hasta que sus labios nuevamente descienden por la piel de su cuello y llegando rápidamente a sus clavículas. Siente tanto placer ahora que puede marcar su cuello y gran parte de su piel, sobre todo la que queda bastante visible. Ahora no hay nada que los detenga, ahora ya no habrá más disputas ni tratar de convencer a los opositores, porque ellos ya no son nadie y sólo ese par son responsables de sus nombres y lo deshonran si quieren. Qué mejor forma que haciendo el amor.

Las prendas de la parte inferior comenzaban a estorbar, sobre todo sus erecciones se rozaban no tan sutilmente. Entonces fue JungKook quien deslizó las manos para invadir la intimidad de JiMin; estaba duro y mojado. Disfrutó la viscosidad y el calor incesante que emanaba. Tocó tanto como quiso. Lo acarició con cuidado hasta que liberó la erección para darle más placer que sólo un roce.

Sus facciones son preciosas y sus gestos de placer son sexys y muy sensuales. Posee tal delicadeza sobre humana, de esas que es irrepetible. Y eso le encanta. A JungKook le vuelve loco observarlo cuando está tocando su intimidad o cualquier tipo de caricia que lo haga delirar.

Sus ojos se miran y JiMin nota las ligeras ojeras debajo de los ojos de JungKook y piensa que, aunque es sinónimo de cansancio, también se ve sexy, porque le da un toque oscuro, como de depredador.

Sus bragas son despojadas, como ya era costumbre, el mayor las tomó y las olfateó por varios segundos, al tiempo soltaba gruñidos de placer. Cuando terminó sonrió y entonces las bragas fueron a parar a algún lugar de la habitación.

Se baja de la cama para deshacerse de su pantalón de chándal, todo sin quitarle la mirada a JiMin que ha adoptado una pose bastante pecaminosa... irreal... tan como el infierno que seguramente lo quema y lo consume. Así le hace sentir. Le provoca tanto con tan sólo sonreírle y mirarle de ese modo, con las peticiones tácitas y todos los deseos que se desbordan en el brillo de sus ojos.

También se deshace de su ropa interior y masajea su polla para provocarlo de igual manera. Si se atreve a jugar, entonces él también puede hacerlo. Puede hacerlo mejor.

— ¿Estás listo para tu castigo? —preguntó mirándolo directamente a los ojos.

— ¿Me vas a dar con tu látigo, Kook? —inquirió y abrió las piernas.

Lentamente deslizó un dedo hacia su entrada para acariciar y para provocar. Y lo consiguió porque, aunque JungKook se quedó varios segundos mirando esa imagen tan obscena, casi enseguida reaccionó, tomó el bote de lubricante donde siempre lo dejaba a la vista y subió a la cama para detener sus fechorías.

—Yo hago eso—lo sujetó de la muñeca—Sabes que tienes que pedirme permiso para tocarte—habló muy cerca del rostro contrario.

—Es que eres muy lento—acusó y sonrió de lado—No puedes tardar demasiado cuando he estado dos días sin ti—dijo e hizo un puchero.

Habían encontrado mucha satisfacción en el hecho de que JiMin pidiera permiso para tocarse frente a él, aunque no siempre sucedía. Ha habido muchas ocasiones en las que el menor consigue dominar a su mayor a su completo antojo, sobre todo cuando tiene unas cuantas copas encima, pero hoy desea otra cosa. Hoy desea que haga lo que quiera. No va a oponerse.

—Este lento te va a castigar por no saber comportarte—amenazó con voz ronca.

—Si me da con este látigo, entonces no tengo ningún problema—sonrió seductor.

JiMin guio una mano hacia el miembro de JungKook y lo masajeó lentamente. Sabía que ese tipo de toques era su debilidad, sabía que podía ponerlo muy vulnerable y mansito. Aunque sólo lo hizo por cortos segundos y después dejó que tomara el control de su cuerpo, de su corazón y de su vida entera.

Se sometió ante él cuando lo tomó de ambas muñecas para aprisionarle las manos encima de la cabeza y disfrutó del beso rudo y prolongado que dio. Su lengua fue exquisita acariciando la suya, pero nada como sentir su miembro siendo rozado por el otro. Sus gemidos fueron amortiguados por el beso intenso, pero no la excitación ni mucho menos los sentimientos.

Dolía pelear, porque es verdad que se aman con el alma y por fortuna no pueden estar tanto tiempo enojados, por el deseo mutuo de sus cuerpos que los llamaban, pero más poderosa era la atracción de sus corazones.

Compartían un lazo sagrado y una conexión exquisita a la hora del sexo. Sabían lo que les gustaba y se lo daban gustosamente, con placer. El beso era la prueba más grande de eso, pero nada como lo siguiente.

Los besos de JungKook en su piel lo eran todo. No podría pasar ni un solo día sin eso. Acaricia su cabellera oscura para incitarlo a bajar ahora que lo liberó de las muñecas. Termina por despojarlo de la camisa que aun inútilmente llevaba puesta y, con mucha avidez, consigue sostenerlo en sus brazos y sentarse sobre la cama con él a horcajadas suyas.

Se encienden los sentidos cuando, en medio de ese acto, sus miembros se tocan y luego continúan con los besos llenos de lujuria y deseo. De sentimientos que no se atenúan y que sólo explotan como si sólo accionaran un botón.

Al sentir el calor de sus cuerpos es cuando todo sube de nivel. JungKook acaricia la espalda de JiMin con mucha delicadeza, aunque sólo al principio, porque después se encarga de apretar y de llegar más allá de la línea prohibida, aunque para él no lo es. Acaricia sus hoyuelos de venus mientras su lengua está jugando con la contraria. Después tantea la zona con una mano hasta que encuentra el lubricante. Lo abre más fácil de lo que cualquiera se puede imaginar y unta una cantidad considerable en los dedos de ambas manos. Lo siguiente que sucede hace que JiMin suelte un fuerte gemido lleno de satisfacción, tan alto que se ve obligado a abandonar el beso. Su cabeza se echa hacia atrás y cierra los ojos para disfrutar del tacto frío que rápidamente se vuelve cálido... ardiente.

Su hombre lo está preparando y al tiempo éste observa lo hermoso que se ve haciendo esos gestos y mordiendo su labio inferior. No se detiene ni un segundo, tampoco se toma el tiempo para pensar, sólo deja ir un segundo dedo que, acompañado con el otro, hacen tijeras en el interior del rubio.

El goce se puede percibir en cada uno de sus gemidos y disfruta mucho de escucharlo. Es satisfactorio saber que lo disfruta y que se excita mucho con sólo un par de dedos, sobre todo si le aprieta una nalga con ese deseo insaciable que, al contrario de menguar, crece considerablemente día con día.

Las caderas de JiMin se mueven y eso provoca que su miembro se frote un poco con el cuerpo del contrario. Hace también que el placer sea por doble ración. Pero definitivamente la respiración se le corta cuando siente tres dedos estimulando sus cavidades interinas. Se siente bien y sus gemidos agudos lo dicen.

Por un tiempo considerable es estimulado de esa forma hasta que JungKook siente que no puede controlar el dolor de su erección. Sonríe satisfecho y con un toque juguetón antes de abandonar su tarea actual para pasar a la siguiente.

Con mucha delicadeza toma el cuerpo de JiMin y lo pone sobre la cama. Besa sus labios mientras su mano se dirige a uno de los pezones para pellizcarlo. Como respuesta recibe un gemido ahogado. Hace lo mismo con el otro pezón y al tiempo se acomoda entre las piernas del chico. Pero antes se masturba un poco sin dejar de besarlo. Tiene que incorporarse para admirarlo y para ver cómo su miembro es engullido, abrazado y tomado por su interior cálido y viscoso gracias al mucho lubricante.

Siente cómo lo aprieta y por cortos segundos cierra los ojos. Se siente bien después de una pelea innecesaria. Para JiMin es el cielo después de haber rozado el infierno con la yema de los dedos.

Sus miradas se encuentran y ambos sonríen juguetones. Sienten que conectan mejor desde que dejaron el preservativo a un lado para dar un paso siguiente en su vida de pareja, porque es un hecho que ya no vivirán separados en el futuro.

JiMin decidió controlarse de otro modo y JungKook lo llevó con un médico de confianza que les sugirió un buen método anticonceptivo para evitar convertirse en padres en este momento. Aunque es algo que anhelan, quizá, desde el día en que se conocieron.

—Quiero hacerte un hijo—dijo JungKook cuando descendió para besar los labios de JiMin—Y que tenga tus ojos bonitos.

—Yo quiero que me hagas como cinco—se burló y lo abrazó—Quiero vivir el resto de mi vida contigo.

—Así será, corazón mío—aseguró con una sonrisa.

Terminó de enfundarse en el interior de JiMin y provocó un fuerte gemido debido a la sorpresa. De ahí no esperaron más tiempo, sólo siguieron a sus instintos, esos que les dicen que se entreguen sin condiciones ni prisas.

Las caderas de JungKook se mueven lentamente mientras observa de cerca las bellas facciones de su novio. Disfruta de este momento porque ya sabe que suele ser fugaz por más que intente prolongarlo.

Besa su cuello y deja más marcas.

Qué placer ha encontrado en eso.

Y baja por sus clavículas, es ahí donde aumenta los movimientos de sus caderas, incluso se puede escuchar que sus gemidos aumentan. Las emociones se elevan al igual que la excitación y el deseo de pertenecerse y de reconciliarse después de haber peleado por algo tan simple. Ahora lo veían de ese modo y no entendían el por qué. Pero valía más para ellos saber que lo solucionaron y que después estarán muy bien.

Mejor que nunca.

JungKook toma las manos de JiMin y las pone nuevamente sobre su cabeza, sólo que esta vez las entrelaza. Aumenta la velocidad de sus estocadas con avidez y con pasión. Puede sentir que está conectando con él de una manera que antes no había experimentado. No sabe si fue por la pelea, por el hecho de no convivir como antes debido a lo que ambos tienen que hacer o porque hubo algún cambio radical. No lo sabe, pero le encanta la forma en que lo siente y cómo su miembro está siendo apretado.

Los jadeos se convierten en gemidos altos y en peticiones por parte de JiMin. No se contiene a la hora de pedirle que lo joda duro, que le dé todo. Así como tampoco se inmuta en decirle que lo ama.

JungKook también se lo dice, de una manera sensual y marcada, esa que lo hace hiperventilar.

De pronto sus pensamientos no conectan del todo debido a que siente cómo las cosquillas se instauran en su interior. JungKook lo sabe y por eso incrementa la velocidad y es entonces que sus pieles comienzan a chocar.

Al poco rato un grito le informa que ha tocado la próstata de su chico y lo ve cómo echa la cabeza hacia atrás. Y entonces continúa de ese modo; adquiere un ritmo constante y no se detiene aunque quiera prolongar el momento.

Choca contra su piel, desciende para besarlo aun cuando lo tiene sujeto de ambas manos. A los pocos segundos explota en su interior y casi enseguida JiMin le sigue manchando sus pieles en el proceso.

JungKook continúa con las estocadas hasta que está seguro de que la última gota de su semen ha entrado en él, después sólo siente cómo su cuerpo se vuelve manso y pide una cercanía íntima. Por fin lo suelta y sale de su interior, aun jadeando y tratando de regular su respiración.

Se acuesta a un lado de él y alcanza las toallitas húmedas que también siempre tiene a la vista. Lo limpia con mucho cariño y él simplemente se deja hacer porque le encanta que lo consienta.

Al final se acuestan dentro de las sábanas con sus cuerpos muy juntos y en posición de cucharita, con sonrisas en sus rostros y con una enorme satisfacción en su interior. Ahora sí podían descansar un poco.

Pero JungKook no.

Todo este tiempo le ha servido para aprender a leer a su novio y a conocerlo. Cuando lo vio llorando se sintió culpable, pero se dio cuenta que el haber peleado no era lo único que le afectaba. Algo en su interior le decía que había algo más. Y no se quedaría con las ganas de saber.

—Me pude dar cuenta de que estabas un poco sensible—le dijo y se aferró a su cuerpo— ¿Pasó algo de lo que yo deba enterarme?

A veces no sabía si era bueno que JungKook lo conozca tan bien y que incluso haya aprendido a leerlo. No podía esperar menos. Tienen poco más de un año de relación y ha sido tiempo suficiente para conocerse en dos facetas de su vida. Así que eso implicaba también ser sincero con él sin importar de qué se trate.

—Hablé con mis papás—comenzó a contar con voz tenue—Y... mi padre Jackson... no quiere verme de nuevo... no quiere que vuelva.

Se hizo un silencio un poco tenso. Y si antes se sintió culpable, ahora JungKook se sentía peor.

—Mierda—masculló y lo giró para que quedara frente suyo—Corazón mío. Lo siento mucho. Seguramente querías contarme y yo... lo arruiné. No era mi intención...

—Sé que no lo era, está bien—le sonrió en pequeñito.

—No, no lo está—negó y subió una mano para acariciarle la mejilla—Esto no es bueno y sé que debes sentirte triste. Quizá en parte esto es culpa mía. Es que... debí llevar a mis padres para que ellos los conocieran.

—No creo que eso hubiera cambiado algo—también subió una mano para acariciar su mejilla—Hubiese sido una aceptación hipócrita de su parte y yo no quería eso. Así que no te culpes por algo que no estaba en tus manos.

—Pero yo no quería que te alejaras así de tu familia—insistió con un gesto melancólico—Permíteme... ir a tu casa para hablar con ellos. Esto no puede terminar así, porque sé que necesitas a tus padres...

—No—se negó y se mostró bastante determinado—Recibí mucho amor por parte de ellos durante casi toda mi vida, pero esos últimos meses con ellos fue... como estar enjaulado, como estar prisionero en mi propia casa. Nadie me apoyaba. Nadie me escuchaba. ¿Por qué regresaría? Estoy seguro de que papá no va a cambiar, al contrario, se volverá peor. Yo no quiero eso.

—Pero es tu papá—intentó persuadir—Debe estar contigo...

—Pero él ya no quiere estar conmigo—refutó con ojos cristalinos—Y ¿sabes?... Yo tampoco quiero estar con ellos.

—No digas eso—hizo una mueca—Siguen siendo tus padres. No tengas pensamientos de los que te puedas arrepentir después. Por favor...—lo miró suplicante—Déjame arreglar esto.

—No—se volvió a negar—Ya te lo dije; no quiero volver...

—Corazoncito...

—No insistas—lo miró con suplica y secó sus lágrimas—Él tomó su decisión, así que yo también lo hice.

Pero JungKook no estaba convencido. Podía ver el dolor en los ojos de JiMin y eso era algo que no quería para él. No es lo que quería para su vida, sobre todo porque, en unos años, estarán casándose en un altar y tanto Jackson como HoSeok deberán estar ahí. Sabe que le dolerá que no asistan, que no sepan de sus triunfos, que no estén cuando publique su primer libro o cuando su nieto o nieta llegue a este mundo.

Pero también sabe que debe respetar la decisión que tomó, porque quizá no puede existir nada más doloroso que tu propio padre te diga que ya no vuelvas a casa. Sobre todo lo que JiMin vivió ahí mismo. Así que ahora sólo quisiera confiar en que la vida lo acomodará todo en su lugar.

En verdad espera que las cosas se solucionen.

—Bien, no voy a insistir—se rindió, se acercó para besar su frente y luego lo rodeó con sus brazos para abrazarlo con fuerza—Si un día se presenta la oportunidad de hablar con ellos, por favor, hazlo. En verdad no quiero que te arrepientas de nada.

—Quizá algún día—respondió y deshizo el abrazo para mirarlo y darle un pico en los labios—Ahora sólo quiero ser feliz... contigo—sonrió en pequeñito.

—Así será—aseguró—Te voy a hacer muy feliz.

JiMin lo sabía porque su corazón latía por él y lo hacía con fuerza, así como sus labios pedían por besarlo. Entonces lo hizo y en ese beso pudo sentir la certeza de que todo estará bien y que este trago amargo podrá superarlo. Aunque a sus papás jamás dejará de quererlos.

No puede guardar rencor del todo y también espera sanar... espera que algún día todo se solucione.

— ¿Tienes hambre? —preguntó JungKook—¿Te preparo algo de comer?

—Yo debería ofrecerte eso—sonrió con pena—Seguramente estás cansado y deseas descansar. Yo me encargo.

—No, no—se negó y lo abrazó para detenerlo—No pasaste un buen momento y yo me quiero asegurar de que te sientas mejor. Además, yo también la cagué.

—No es así—se rio un poco—Tienes razón; debo ser más ordenado y dejar la gaseosa por un tiempo.

—Se aprende con el tiempo—lo consoló—Mi única justificación es que soy virgo—también se rio—Pero ya está bien. Creo que un poco de desorden no nos vendría mal... pero sólo un poco.

—Será mi toque personal—se burló.

—Puedes dejar tu ropa en el suelo... si se trata de tus bragas no tengo problema—lo tumbó sobre la cama y le sonrió—Yo las recojo por ti.

—Eso haré—sonrió y se acercó a él para besarlo cariñosamente—Ahora yo debo recoger mi desastre.

—Lo haremos juntos—nuevamente lo detuvo—Porque somos un equipo y nos apoyamos. De eso se trata, corazoncito.

Tal vez sólo se trataba de acostumbrarse a las manías que cada uno poseía y aprender a vivir así. Ninguno podía cambiar, pero sí podían mejorar y apoyarse mutuamente cuando así se requiera.

Así que ambos salieron de la cama para dividir las tareas. Mientras JungKook terminaba de limpiar la estancia, JiMin fregaba los trastes de la cocina y limpiaba las encimeras que había dejado sucias cuando cocinó.

Después de un rato, JungKook entró a la cocina con una enorme sonrisa y lo abrazó por la espalda mientras terminaba de fregar los platos. De pronto ese gesto fue muy íntimo y hogareño, provocó que la ilusión de llamarse esposo se implantara en sus mentes. No había nada mejor que tener su casa y hacer este tipo de cosas con mucha frecuencia.

— ¿Qué quieres comer? —preguntó el mayor—Lo prepararé para ti.

—No, yo lo hago—volvió a negarse—Se nota que vienes muy cansado y aun así me ayudaste a limpiar algo que yo ocasioné.

—Cuando se trata de ti no estoy cansado—besó su mejilla—No quiero que sigas pensando en eso, ¿de acuerdo? Yo entiendo que tenemos diferentes pensamientos, hábitos, además de la diferencia de edad y que tuvimos distinta crianza.

—No creo que sea suficiente justificación—hizo un puchero.

—Yo creo que sí—lo tomó de las caderas para girarlo y lo miró con cariño—Así que dejemos ese tema en el pasado y ahora déjame cocinarte algo. Quiero consentirte y que seas feliz conmigo todos los días.

JiMin lo miró con mucha devoción y se preguntó si esto era real. Si JungKook enserio estaba ahí frente a él. Y cuando lo besó supo que era así. Y que no podía ser más afortunado. Si él se quedaba y lo consentía de ese modo, entonces el asunto de sus padres dolía un poco menos.

Así que decidió disfrutar del momento y de la vida que estaba construyendo a lado de JungKook. Dejó que le cocinara, que le diera de comer en la boca, que lo llevara a la cama otra vez para tener una ronda sexo y amor y que lo llevara a la ducha para limpiarlo.

Cuando llegó la tarde volvieron a las sábanas para esta vez dormir y descansar de un día bastante cargado de emociones.

Para la mañana siguiente cuando despertaron, lo hicieron con el ímpetu de continuar con su vida y con la esperanza de que todos los días serán buenos para ellos.

Y esperan que para todos.




Quería publicarlo en la mañana perooooo, estoy viendo el kdrama de La Reina De Las Lágrimas y ya me piqué. Creo que loo acabo en esta madrugada jajaja

Con este capítulo concluimos el maratón maratonezco de esta semana :)

Mañana vuelvo a actulizar como programación normal. 

Van a pasar cosas interesantes.

¿No quieren saber qué pasó con TaeHyung? 

Se integra un personaje femeino :)

Yo creo que les va a encantar :)

Espero que les haya gustado. No se olviden de votar  y comentar. 

Las tkm!!


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