19 Sonrisas Falsas
"Hay mucha gente en el pueblo
a la que le concedo mis sonrisas más falsas"
El tiempo seguía su curso y con él surgían millones de dudas.
En cinco meses no ocurrieron demasiadas cosas, pero sí otros asuntos. JiMin se enfrentaba al reto de intentar ser más independiente debido a que estaba un poco, casi nada, acostumbrado a que su padre HoSeok hacía muchas cosas por él.
A veces dejaba su cama deshecha y él la acomodaba. No echaba la ropa sucia en el cesto y, cuando volvía de la universidad, ya se encontraba doblada, limpia y planchada en su guarda ropa. En ocasiones quería ayudarle en los quehaceres de la casa, pero él le decía que ya hacía mucho con estudiar. Así que, básicamente, JiMin aún estaba en el proceso de aceptación y adaptación, pese a que ha pasado medio año viviendo con JungKook.
Hace unos días él habló sobre que tiene que ser más ordenado con sus cosas y que a él le gusta mucho que todo esté en su lugar. JiMin piensa que es un poco exagerado, pero después llega a la conclusión de que está en todo su derecho de exigir que las cosas se hagan de ese modo por la simple razón de que es su departamento.
Está aprendiendo a vivir con él, y JungKook también está haciendo lo mismo. Aunque el cariño no falta, tampoco los malos entendidos o momentos de tensión, sobre todo por diferencias pequeñas.
Son esos detalles los que han tenido un poco melancólico a JiMin. Sobre todo ahora que JungKook está de practicante. Logró graduarse de la facultad con honores y fue uno de los mejores promedios. Era el orgullo de los señores Jeon y también el suyo. Y aunque ese fue un gran momento en su relación ahora que ya vivían como pareja, justo en este instante no se siente muy bien. Principalmente porque su cumpleaños es en unos días.
Será el primero que pasa alejado de sus padres y no ha podido evitar extrañarlos. A los dos. Esta vez no hay distinción. Unas cuantas veces HoSeok ha ido a la universidad a buscarlo, pero Jackson aparece y siente que las cosas se vuelven imposibles. Desde hacía mucho que no los ve, pero HoSeok sí, aunque todo lo hace a las sombras, porque ya sabe que su esposo es el problema.
Las cosas entre ellos no están bien. La mayor parte del tiempo discuten o simplemente no se dirigen la palabra. Jackson piensa que si deja en paz el tema después se olvida. Pero HoSeok piensa todo lo contrario. A veces cree que su papá tiene mucha razón en no aceptar a Jackson, pero otras veces se siente culpable, porque no todo ha sido malo con él.
Es el hecho de extrañar tanto a JiMin que lo tiene demasiado triste e iracundo en algunas veces. Y siente peor aún el rechazo que recibe de su parte. Aunque no puede culparlo, porque sabe que debió apoyarlo cuando se lo pedía implícitamente con la mirada. Debió escucharlo cuando lo necesitaba. Por eso decidió darle su espacio y esperar un tiempo a que él se acercara.
Tal vez no era lo mejor, pero creía que sí. Que un día JiMin llamaría.
Y eso estaba punto de hacer.
En vísperas de su cumpleaños y después de pasar dos días sin haber visto a JungKook debido a que está de guardia en el hospital, se despertó con la tristeza aplastante que se acentúa en su pecho. Ha pasado casi toda la mañana acostado en la cama y se ha olvidado por completo de que no ha recogido su desastre de la estancia. Cuando JungKook no está aprovecha para ver romcoms, series o lo que sea en netflix, y también come demasiada chuchería que no limpia enseguida porque sabe que su novio no llegará.
Por ahora eso no le preocupa, porque sólo piensa en sus padres y en que necesita escucharlos.
Se levantó y cubrió su desnudez con una braga y una de las camisas de JungKook que tanto le gusta usar. Tomó su celular y marcó el número de casa de sus padres.
Los sonidos de la llamada lo mantenían en suspenso. Tal vez no había pasado tanto tiempo y aun así sentía que transcurrieron horas pegado a su celular. Pero de pronto una voz dulce y un tanto apagada hizo que su corazón se acelerara en demasía.
—Hola. ¿Quién llama?
Era su padre HoSeok quien mayormente responde las llamadas y tuvo ganas de chillar de la emoción. Su voz, había extrañado mucho su voz, pero sobre todo, extraña sus abrazos, sus cuidados y sus atenciones.
—Papi—le dijo en susurro—Hola, papi... soy yo.
El otro lado de la línea se quedó en silencio por varios segundos hasta que HoSeok logró recuperar el aliento.
— ¿JiMin? —su voz se quebró un poco—Mi amor ¿eres tú?
—Sí, papi—respondió y una lágrima se deslizó por su mejilla— ¿Cómo estás?
—Eso debería preguntarte a ti—habló también con lágrimas en sus ojos— ¿Estás comiendo bien? Por favor, dime que no te ha pasado nada malo.
—Estoy muy bien—aseguró y sonrió un poco—Tengo un lugar donde quedarme y como bien todos los días. No me falta nada.
"Me faltan ustedes"
—Es un verdadero alivio, mi amor—suspiró y también sonrió—Por favor, dime dónde estás. Quiero verte. Quiero que... hablemos.
—Yo también quiero hablar... con los dos—dijo con ilusión.
—Claro que sí, mi amor—asintió emocionado—Sólo dime dónde estás y...
—JiMin.
De pronto la voz al otro lado de la línea cambió drásticamente y el aludido no tuvo que pensar demasiado para saber que se trataba de su padre Jackson. El tono que empleó y con que lo llamó no le dio buena espina, pero al menos quiso aferrarse a la idea de que todo estaba bien ahora y que quizá podrían arreglar las cosas.
—Hola, papá—saludó con cautela— ¿Cómo has estado?
—¿Estás viviendo con él? —preguntó Jackson con el mismo tono frío y distante.
JiMin apretó los ojos y trató de contener las lágrimas. No esperaba que le preguntara algo así. ¿No podía preguntarle cómo estaba? ¿No se preocupaba por saber que ha hecho durante estos meses? Otra decepción ya no podría soportarla.
—Sí—respondió un poco inseguro—Vivo con él, pero...
—Bien—lo interrumpió—Escúchame atentamente, Park JiMin. Si has tenido el valor suficiente y la insensatez de largarte con el idiota ese, entonces también ten las mismas agallas para jamás volver con nosotros—dijo sin mostrar ningún ápice de inseguridad—No quiero que vuelvas a poner ni un pie en esta casa... no después de haber estado con él durante este tiempo.
Y colgó.
Y el corazón de JiMin se rompió.
Las lágrimas rodaron por sus mejillas mientras pensaba y pensaba en esas palabras tan despiadadas. ¿Es que enserio nunca lo va a entender? Tal parecía que no. Y dolía... le dolía en el alma saber que había perdido a sus padres de esa manera. Y como siempre, HoSeok no hacía nada. O eso es lo que pensaba.
Miraba por la gran ventana del dormitorio mientras se prometía a sí mismo que jamás volvería a buscarlos, que esta vez se había terminado. Estuvo a punto de coger su celular para llamar a JungKook, pero alcanzó a escuchar que la puerta del departamento fue abierta, así que enseguida corrió hacia allá para pedirle un abrazo fuerte y muchos mimos, porque de verdad lo necesitaba. Sin embargo, cuando llegó a la estancia lo vio recogiendo el desastre de los últimos dos días y no estaba muy contento.
—Hola, Kook—saludó con timidez.
—Hola, JiMin—también saludó.
Si no usaba su mote cariñoso, entonces significaba que de verdad estaba molesto.
— ¿Me quieres explicar esto? —el mayor lo miró con severidad.
—Es que yo... tuve noche de pijamas conmigo mismo—respondió con una risita para intentar suavizar la situación, pero no funcionó.
—Esto no es cosa de la noche anterior—negó con la cabeza y continuó recogiendo la basura y los restos de comida para echarlos en la bolsa de basura que llevaba en la mano.
El rubio se quedó en silencio observando cómo JungKook recogía todo de mala gana y cómo maldijo cuando sin querer derramó gaseosa en el suelo. A estas alturas lo conoce muy bien y sabe que odia la suciedad y el desorden. Pero es que con tanto que ha tenido en la cabeza y con el reciente enfrentamiento que tuvo con sus padres, se olvidó por completo de que la estancia y la cocina estaban en un desastre total. En este tipo de situaciones es cuando extrañaba a su padre HoSeok.
—Llevo alrededor de treinta y seis horas sin dormir y para mí no es grato volver y encontrar este desastre, pero sobre todo, tener que limpiarlo cuando yo ni siquiera lo causé—reclamó sin dejar de hacer lo suyo—Te lo he dicho muchas veces; no me gusta esto. Te he pedido que seas más ordenado, pero no te lo digo por molestar, de verdad. Así que quisiera que fueses más comprometido.
Cada palabra que JungKook le decía le dolía más y no sabía cómo manejarlo. No estaba bien emocionalmente y ahora cualquier ataque, por más mínimo que fuese, le dolía y le afectaba demasiado. También le molestaba.
—Déjalo ahí—le dijo con voz apagada—Yo lo hago. Tú ve a descansar.
—No, ya lo estoy haciendo yo—respondió de mala gana.
—Si estás estresado después de pasar dos días encerrado en el hospital, no vengas a desquitarte conmigo—reclamó.
—No se trata de eso, JiMin—lo miró molesto—Te estoy pidiendo compromiso con algo tan simple, ¿por qué no puedes llevarlo a cabo?—reclamó con severidad.
—Lo siento, ¿okay? —alzó un poco la voz—No estoy acostumbrado a ciertas cosas. Todavía me estoy adaptando a esto. No está siendo fácil.
—Yo sé que no es fácil—respondió y continuó recogiendo—Pero ha pasado medio año desde que vivimos juntos. Las primeras veces te las pasé, pero a estas alturas ya debiste haberlo digerido—hizo una pausa y luego agregó—No me gusta el desorden, JiMin, y espero que ya te quede claro... ¡Ah! ¡Carajo! —derramó más gaseosa en el suelo—No bebas tanta gaseosa. No puedes continuar así. Debes reflexionar sobre esto.
Ahora no sabía qué hacer ni qué decir. No se sentía bien. Ha estado pensando y pensando. En cierta parte le da razón a JungKook, pero por otra no, porque siente que está desquitando su estrés. No puede culparlo por haber tenido una mala guardia, así como tampoco puede culparlo a él de lo que acaba de suceder con sus padres. No tiene otra opción más que ceder, sólo porque no quiere pelear con él.
Tuvo que mostrar su sonrisa más falsa y luego decir:
—Está bien—dijo con voz más apagada—No volverá a pasar. Voy a reflexionar sobre esto, JungKook.
Se dio la media vuelta y se marchó de vuelta al dormitorio. Estaba seguro de que no entraría en un buen rato, al menos hasta que limpiara el desastre, así que le daba tiempo suficiente para llorar y arreglar lo que estaba descompuesto en su interior. Después de esto quizá sólo tenga que continuar con las sonrisas falsas.
Pero JungKook lo notó y quizá un poco tarde después de haber dicho todo eso. Lo vio irse corriendo y descalzo hacia el dormitorio y eso provocó mucha culpa en su interior. Enseguida dejó lo que estaba haciendo y fue directo al dormitorio donde se encontró con una imagen que dolió bastante; JiMin estaba de espaldas y sentado en el borde de la cama, llorando en silencio y apretando las sabanas con sus manos.
De acuerdo. La cagó.
Y tiene que arreglarlo ahora mismo.
JiMin sólo debe derramar lágrimas de felicidad.
Se lo juró.
—Corazón—le habló con voz aterciopelada.
—Déjame solo—pidió y volteó el rostro para el lado contrario— ¿O quieres que vaya a limpiar?
—No, no vine a eso—respondió y se sentó a su lado—Ven aquí.
—No—se negó y se deslizó más allá para alejarse, pero él insistió tomándolo de la cintura— ¡No me toques, JungKook!
Pero él era fuerte y supo cómo sostenerlo para terminar sentándolo a horcajadas sobre sus piernas. No iba a permitir que derramara ni una lágrima más. No de tristeza.
—Perdón perdón perdón—dijo con voz apresurada—Tienes toda la razón, corazoncito. No tengo ningún derecho a desquitarme contigo... No tengo justificación.
—No, no la tienes—habló con voz acuosa—Yo sé que soy desordenado. No tienes que recordármelo todo el tiempo.
Esta era la primera discusión "fuerte" que tenían. JiMin jamás había llorado por algo así, mucho menos por causa de JungKook, y eso le dolía, sumando lo de sus padres y que, básicamente, Jackson lo ha negado como su hijo, pues todo era una bomba de tiempo en su interior. Lo único que quería de su novio era que lo abrazara, justo como ahora está haciendo.
—Ya, está bien—lo consoló como si fuese un niño pequeño—Me pasé de estricto contigo. Y sí, tuve dos días duros en la clínica, pero sé que tú no tienes culpa de nada. Está bien, tranquilo—lo abrazó más fuerte y depositó varios besos en su mejilla—Ya no llores, por favor. Sabes que tu dolor es mi dolor y ahora mismo me partes el alma.
—Entonces no me hagas llorar, tonto—pidió y escondió su rostro en el cuello ajeno.
—No lo haré—aseguró y acarició su espalda—Hoy tomo la responsabilidad de todo, ¿de acuerdo? Cometí un gran error al hablarte de ese modo.
—Sí tienes razón—le dijo ya con voz más calmada—Debí haber limpiado y te juro que iba a hacerlo pero... no lo sé. Pensé que llegarías más tarde y yo... no quería levantarme de la cama.
— ¿Por qué? —preguntó con evidente interés—¿Qué pasa? Dime todo lo que sientes. No te quedes con nada. Para eso estoy, para escucharte, corazón mío.
No podía contar lo que sucedió sin echarse a llorar de nuevo, pero igual tenía ganas de hacerlo, sólo que no ahora. Pelear con JungKook no le ayudaba a su sentimentalismo, pero ahora que pudo escuchar sus disculpas, y sabía perfectamente que eran sinceras, se sentía un poco mejor.
Aunque un poco culpable, porque sabe que su profesión no es fácil y seguramente quería tumbarse en la cama a dormir en cuanto llegara. Contrario a eso, tuvieron una pequeña discusión por algo que justo ahora parece demasiado simple.
—Perdón—habló el rubio con un hilo de voz—Probablemente tienes mucho sueño. Mejor te dejo dormir. Yo me encargo de limpiar.
Quiso levantarse, pero JungKook no se lo permitió. Lo sujetó fuerte contra él y deslizó las manos sobre sus muslos. Hasta ese momento fue consciente de que estaba en paños menores y usando una de sus camisas. Pudo llegar y tomar ese bello cuerpo, pero gracias a que llegó con un humor de mierda, lo ha arruinado todo.
—No, está bien—respondió con voz aterciopelada—No pensemos en eso ahora, ¿de acuerdo? He exagerado las cosas y de verdad quiero pedirte perdón. Enserio lo siento mucho, corazoncito—dijo y se despegó un poco para levantar el rostro del chico—Pero estoy seguro de que algo más sucede, así que quiero que me cuentes o, ¿qué necesito hacer para que te sientas mejor? Pídeme lo que quieras.
Había tantas cosas que JiMin quería en ese momento. Pero sólo una simple acción era la correcta, lo único que podía darle consuelo a su alma. Con la presencia de JungKook bastaba y sobraba, pero sentirlo tan cerca y ahora tan vulnerable era lo mejor. Era lo que le devolvía un poco de la buena esperanza. Además, el hecho de haber pasado dos días sin él ya le estaba pasando factura.
No ayudaba mucho que le acariciara el muslo o que incluso pasara peligrosamente su mano por debajo de la camisa, justo donde está el elástico de su ropa interior. Había olvidado que estaba semi desnudo y eso de pronto lo hizo sentirse un poco tímido.
— ¿Quieres que yo lo sugiera por ti? —preguntó JungKook con voz seductora.
—Pues deberías—ladeó la cabeza y mostró un puchero—Después de regañarme así...
—Lo hice porque te portaste mal, corazoncito—bromeó y le sonrió coqueto.
—Oh, sí. Me he portado muy mal—sonrió de la misma forma— ¿Vas a castigarme, JungKookie? —pestañeó.
— ¿Debería? —le mostró una mirada oscura y muy penetrante.
—Pues...—pasó sus manos por el cuello contrario—Hice algo que te hizo enfadar. ¿No crees que merezco una lección para que aprenda?
— ¿Cuántas más? Nunca aprendes—dijo y se acercó peligrosamente a los labios de JiMin.
—Las que sean necesarias hasta que aprenda—se acercó también.
—Pues espero que nunca aprendas.
Fue lo último que dijo, porque casi enseguida tomó posesión de los labios ajenos. De pronto esa tensión de mal humor desapareció y en su lugar se instauró la tensión sexual que casi siempre los rodea.
JiMin quería dejarse llevar para olvidar. Quería que JungKook llenara todos los espacios en su interior. Y qué bien lo hacía, porque siempre sabía cómo tocarlo y cómo besarlo. Sabía que de verdad lo necesitaba y por eso se dejaba llevar, se dejaba ir con él y todo lo que le hacía sentir.
— ¿Ya no estás triste, corazón mío? —preguntó JungKook en medio del beso que comenzaba a tomar fuerza.
—No—respondió y suspiró—Ahora estoy caliente... ¿y tú? ¿Ya no tienes sueño? —se burló y comenzó a balancear las caderas.
—No—gruñó—Ya se me paró.
JiMin lo sabía porque estaba frotándose contra la erección, y aun así sonrió de lado. El buen sexo no podía faltar después de haberse reconciliado, aunque realmente las pocas peleas que han tenido fueron muy cortas.
Ahora que se besaban, pensaban que no podían estar separados. Era una necesidad sentirse, tocarse, besarse. Provocarse. JiMin quería todo eso en ese preciso momento. Y no va a dudar en decirlo o exigirlo... va a exigirlo.
—Hazme el amor, JungKookie—suplicó con voz melosa—Te necesito.
—Yo también te necesito, corazoncito—respondió y se deshizo de su camisa para quedar a la par de su chico—Prometo que te haré sentir bien.
JiMin sonrió en grande y lo siguiente que pasó fue su espalda tocando la cama y JungKook montándose encima suyo para besarlo con fogosidad.
En las relaciones no todo es color de rosa.
Mi mamá siempre dice que la vida de novios es muy diferente a la vida de casados. Y tiene razón. Yo lo viví jajaja, por tres meses, no soporté y me largué.
En fin.
Yo sé que quieren detalles de su reconciliación en la cama :) Y los van a tener en el siguiente cap.
Espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar.
Las tkm!!!
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